viernes, julio 15, 2005

mercados para todo

TOMADO DEL "BLOG" ESTRATEGA




Curioso cartel que anuncia una fiesta en una discoteca brasileña, que he visto gracias al estupendo blog Marginal Revolution. El hombre acompañado de varias mujeres va obteniendo progresivos descuentos, llegando incluso a recibir dos reales (“reais”) brasileños (aprox. 70 céntimos de euro) si llega a entrar con cinco mujeres, como si retornara cascos de botella.

Lo primero que llama la atención del cartel es que sólo se dirige a los hombres. Da por hecho que “as mulheres” no pagan por entrar. Esto, que puede parecer galante o discriminación positiva, suena más a que en ese pueblo o barrio, las chicas no salen de casa sin un varón de confianza... En cualquier caso es obvio es que no son el target de esta publicidad.

Así que parece razonable establecer algunas hipótesis de entorno:

Generalmente hay un chico o pareja que acompaña, al menos inicialmente, a las chicas que quieren salir.
Se sobreentiende que él decide en qué discoteca se entra.
Él paga.
Pero el cartel también permite deducir que:

La discoteca quiere incentivar el entrar antes de las 21h (por eso regala cerveza)
En el área hay un déficit de chicas en los locales (posiblemente por la exigencia social de ir acompañadas de pastor, o porque el sistema genera lobos)
Los chicos tienden a elegir los locales con más chicas.
Las chicas generan las siguientes externalidades positivas: consumen (posiblemente sólo invitadas) y las expectativas de abundancia de chicas atrae a los chicos.
La disco, por tanto, no sólo vende, sino que ofrece una compraventa: vende la fiesta, y ofrece una recompensa por la captura de chicas. Ahora un poco de "economics" a partir del cartel:

Los chicos que entran sin chicas pagan un premium.
Un varón “sozinho” (sólo) paga 7 reais, acompañado de una mujer 5, y a partir de un volumen (4 mujeres) cada mujer extra se valora en 2 reais.
La conclusión es que por cada mujer extra, el local espera ganar al menos dos reais.
Sin embargo, la “curva” con la que el cartel gratifica con descuentos a los aportadores de chicas no es lineal. La segunda chica se valora sólo en un euro, igual que la tercera, pero la cuarta ya vale tres y la quinta dos. La gratificación por chica varía entre los dos euros de la que viene en pareja, hasta el 1,33 que se ahorra por cada una de ellas si se traen tres. Las desviaciones de la curva se pueden explicar por dos efectos:

incentivar el desempeño excelente en la captura de chicas
la constatación de que un varón pierde capacidad de defensa del rebaño cuando conduce un número excesivo de chicas. Eso hace más atractiva a la cuarta o quinta chica que a la primera o segunda, que pueden ser pareja o acompañante de pareja, y por tanto más difíciles de abordar.
Un incentivo sutil puede ser el siguiente: el modelo prima la formación de parejas incluso antes de entrar en el local. Si por ejemplo está un chico, llamémosle Carlinhos, con dos chicas esperando la cola en la entrada, João (entiendo que conocido) puede acercarse y “comprarle” a una chica por real y medio. El primero puede aceptar, ya que él sólo se ahorraría un real más (pagaría cuatro en vez de cinco) por entrar con ella. Y el segundo obtiene, aparte de la chica, un descuento de dos en la entrada, con lo que también gana medio real.

La discoteca pierde un real (cobra en total 10 en lugar de 11), pero tiene una pareja ya formada. Presumiblemente, lo primero que pagará el comprador serán dos copas, y no una. Se reduce el tiempo de caza y se extiende el negocio fuera del local. Y además puede constituir una forma de equilibrar el porcentaje de cada sexo en el interior del local.

El efecto ocurre también si una nueva chica, acompaña Carlinhos. Esa tercera chica sigue suponiendo un ahorro si acompaña a otro de pareja. Pero quizá Carlinhos pudiera tener más incentivos en intentar comprar otra chica a otro grupo, ya con ella él entraría gratis (pagaría un máximo de tres reales). En fin, que se puede instalar un curioso mercadillo de esclavas tipo Zanzíbar en la puerta de la disco.



Esta tabla muestra los posibles intercambios de unidades femeninas en verde. Los intercambios que no tienen margen están en blanco, y también se señalan los que se realizarían a precios en que ninguno de los hombres ganaría nada por hacerlos, al menos económicamente. Estos últimos sólo tendrían sentido si conocieras, por ejemplo, que va a venir un grupo con el que hacer un trato, y te estés aprovisionando de mercancía. Información privilegiada, que se dice.

La primera impresión es que los intercambios se realizarían al precio en que ambos hombres ganan la mitad de lo que pierde la discoteca por la redistribución de chicas. Pero la presumible abundancia de hombres solos hace que la primera columna de esta tabla tenga un menor potencial negociación. En sus posibles compras a chicos que llevan dos o tres mujeres, seguramente el precio esté más cerca de dos que de un real. Y no sólo por eso, sino porque éstos podrían plantearse preferentemente vender a hombres con tres mujeres, ya que se moverían los precios en el margen de 1 a 3 y no de 1 a 2. Ley de la oferta y la demanda, que se dice.

Como decía, quizá la discoteca favorezca este zoco por sus efectos laterales, pero puede que no sea así. De hecho, el escenario peor para la disco sería que todas las chicas se distribuyeran en parejas. Así, cada una implica una reducción de dos reales en la entrada de algún chico. Incluso cuando un chico “bendito tú entre las cinco mujeres” recibe el “premio” de dos reales, cada chica sólo ha descontado 1,8 reales de su entrada. Habría margen para llegar a un acuerdo con otros cuatro chicos sozinhos, el problema es que venderlas una a una es arriesgado, pues pasa por las imperfectas situaciones de estar con dos y tres.

Si se retrasan en abrir las puertas de la disco, quizá asistamos a la aparición de un mercado de futuros sobre asistencia de chicas, de sociedades de “arbitraje” entre puertas de discotecas o de vendedores mayoristas a camello. Menos mal que en muchas discos ya se ha logrado la desintermediación masculina y superado estas imperfecciones en el mercado.

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