miércoles, julio 13, 2005

¿Quién fue su mejor maestro?*

ESTE ARTÍCULO LO HE TOMADO PRESTADO PARA COLOCARLO EN EL "BLOG" POR SU INTERES PARA QUIENES NOS CONSIDERAMOS MAESTROS.

Tomado de:
Revista Universidad de Medellín
Vol. 40, N° 79, Enero - Junio de 2005

RAFAEL CAMPO VÁSQUEZ
PROFESOR-INVESTIGADOR
FACULTAD DE EDUCACIÓN
PONTIFIClA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Resumen
El presente artículo expone los resultados de la investigación realizada en la Pontifica Universidad Javeriana acerca de los atributos que caracterizan los mejores maestros a juicio de los estudiantes. La investigación se realizó mediante encuesta a estudiantes y entrevista a profundidad a los docentes seleccionados por los estudiantes.


Introducción

Esta fue la pregunta que le hicimos a 952 estudiantes, de los 1240, que estaban a punto de graduarse, en las 33 carreras que en ese momento otorgaban títulos profesionales, en la Universidad Javeriana, de Bogotá, Colombia. Adicionalmente, les pedimos que nos dieran las razones de su elección. En las líneas que siguen, compartimos con ustedes los resultados de esta investiga-ción, los cuales nos ayudan a tener una mejor idea, de cómo son y qué hacen los profesores universitarios considerados por sus estu-diantes como excelentes.

Las características que los es-tudiantes reconocieron en ellos, se organizaron en: cua-lidades referidas a su ser, a su saber y a sus acciones como docentes, como describimos a continuación:

1. Las maneras de ser del maestro-

- Ser maestro es ser modelo. Ser maestro significa ante todo ser persona a cabalidad: "verdaderos maestros, completos, íntegros, consis-tentes, comprometidos, que viven lo que predican..." Ello se reflejó de manera muy significativa en los calificati-vos que los estudiantes utilizaron para distinguir a sus maestros como "res-petuosos, responsables, honestos, justos, disciplina-dos, serios...". Sobretodo, la coincidencia entre lo que dicen los maestros y lo que de hecho viven, es uno de los rasgos más distintivos de su práctica docente.

- Diversidad de maneras de ser. Sin embargo, no se trata de tener una sola manera de ser. Al contrario, lo que los estu-diantes expresaron, fue que su 'integralidad' como mae-stros se expresa a través de muy variadas personalidades. Entre los maestros recono-cieron los más diversos rasgos de personalidad, por ejemplo, la timidez, la extroversión, la sencillez, la seguridad de sí mismo, la tranquilidad, la alegría, la seriedad, la locuacidad y la economía de palabra...

y aunque expresadas de múltiples maneras de acuerdo con la personalidad y modo de ser de cada mae-stro, los estudiantes sí re-conocieron unas cualidades docentes que se destacan en ellos especialmente: la dedicación, la preocupación por ellos y el humor.

- Exigencia consigo mismo para exigir en el otro. Este rasgo fue uno de los que con mayor insistencia valoraron los alumnos al cualificar a sus mejores maestros: «bastante exigente, buena exigencia, exige muchísimo» y a la vez, lo aceptan diciendo que «exige porque dá». Los estu-diantes parecían saber que al maestro le corresponde cumplir y hacer cumplir unas reglas de juego, para «sacar lo mejor de ellos» y lo puede hacer porque «dá lo mejor de sí», porque «se entrega, se interesa porque el estudiante aprenda, dá su experiencia y sus conocimientos, cumple siempre...»

- Buen profesional e investigador. El ser excelente profesional se refleja en el amor que, el maestro, transmite por la profesión, en su perspectiva frente a ella, que comunica a los alumnos. Ser ejemplo de buen profesional es algo que los estudiantes admiraron y tomaron como ejemplo para su vida futura por «sus apti-tudes profesionales, su capacidad laboral, su amor y orgullo por la profesión, por su éxito laboral…» Y la practicidad a la que se refirieron seguramente tiene relación con que los profeso-res no sólo dicen sino que dan muestra de ejercer lo que enseñan. De ahí que el profesionalismo, los alumnos lo reconocieron en la práctica docente, en tanto que «aterriza» sus conocimientos a situaciones que ellos con-sideraron reales y aplicables a su profesión.

2. Las relaciones del maestro con el conocimiento-

Conocimiento doblemente apropiado. Si hubo algo reiterado de manera insisten-te, por los alumnos, fue el "dominio", "manejo" y "uso" del conocimiento por parte de sus mejores maestros. No se trata solamente de poseer información, ni de seguir un texto, ni de tener buena me-moria, sino, justamente, del sentido que los maestros le dan al conocimiento, porque lo han hecho parte de sí mismos. Los estudiantes des-tacaron "conocimientos profundos, rigurosos y bien fundamentados, que sean novedosos, actuales, apli-cables y relacionados con el entorno..." y calificaron a sus maestros como "eminencia, duro, experto, versado, autoridad, sabio..." En otras palabras, sus maestros no sólo conocen las reglas de juego del conocimiento, sino que las asumen.

- Pensamiento analítico-sintético--crítico. Las operaciones men-tales que privilegiaron los es-tudiantes fueron la capacidad analítica y la crítica. Ellos des-tacaron el pensamiento lógico de sus maestros, la facultad de hacer distinciones, analogías y síntesis, su pensamiento profundo, estructurado, con-textualizado y metódico. Tam-bién, insistieron en su capacidad reflexiva, cuestiona-dora, que no pasa nada inadvertido, en permanente relación con la realidad de la profesión, del país, del mundo.

- Explicaciones con sentido. Aquí radica uno de los aspectos más fundamentales de las prácticas docentes de los mejores maes-tros. Los estudiantes califica-ron sus explicaciones como ordenadas y claras dirigidas a ellos para su aprendizaje. Ordenadas en tanto que, les re-conocieron una organización y que siguen unos parámetros definidos; claras porque, "se distinguen bien". Son explica-ciones comprendidas por los estudiantes; es decir, a ellos les son significativas, "hacen sentido". Y para lograr ese orden y claridad, los estudian-tes consideraron que los maes-tros se expresan bien, y que en muchas ocasiones utilizan variados recursos. Diríamos que la buena expresión y el uso de medios audiovisuales y otras ayudas, sólo son valiosos en cuanto que contribuyen efectivamente a las buenas ex-plicaciones. En este sentido, nos llamó la atención el uso ponderado que los mejores profesores hacen de aparatos en clase, a no ser en los laboratorios y talleres.

3. Las acciones de enseñanza del maestro-

- Variadas puestas en escena. No existe una sola manera privilegiada de desarrollar las acciones docentes. Los estu-diantes señalaron una gran diversidad de métodos y procedimientos que los mejores maestros utilizan. Sin embargo, subrayaron con insis-tencia, que estos van cambiando, y que se inventan formas diferentes y creativas. Así también, resaltaron los modos en que ellos pueden participar en las clases, las múltiples maneras en que los maestros los involucran en las actividades para su aprendizaje.

Las clases de los mejores maestros son amenas, participativas, organizadas, novedosas, divertidas, a las que "da gusto ir". Ellos mantienen el control de la clase, son rigurosos, imprimen entusiasmo y generan interés y agrado en sus alumnos.

Las normas formales que establecen son mínimas, prin-cipalmente en relación con las actitudes esperadas de los es-tudiantes y con procesos operativos para el buen desarrollo del curso. Rara vez existen problemas discipli-narios. El estado de ánimo de los mejores maestros se transforma notoriamente al estar en clase, se sienten entusiasmados, felices, se olvidan de los problemas "de afuera", aprecian muchísimo las relaciones 'positivas' con los estudiantes y lo que más les desagrada es que no les presten atención.

- Metodología que muestra, induce y acompaña. Los estudiantes manifestaron en sus aprecia-ciones que la mejor práctica docente consiste no solo en hacer, sino en hacer-hacer. Podemos clasificar en tres las acciones que caracterizan a los mejores maestros en este sentido: mostrar con sus muchas variaciones como explicar, dar, entregar, pro-poner, permitir; acompañar como apoyar, ayudar, aconse-jar... ; e inducir también con muchos sinónimos que lo enriquecen como generar, motivar, despertar, invitar, estimular, promover, inspirar...

- Evaluación, posibilitadora de nuevos aprendizajes. Si bien es cierto que los estudiantes expresaron que las califica-ciones son poco importantes en sí mismas, las evaluacio-nes sí las destacaron cuando son formativas. Los estudian-tes las valoraron por «permitir el desarrollo de las capacidades del alumno, porque hacen pensar, crear y posibilitan seguir apren-diendo». Y en este mismo sentido juzgaron a sus mejores maestros como objetivos, justos e impar-ciales en la aplicación de las reglas, porque «lo que importa es el proceso, no la nota» y porque "evalúa de acuerdo con lo enseñado».

- Preocupación por los estudiantes. Que el maestro los valore y crea en ellos, fue uno de los aspectos más importantes para los estudiantes: esto significa que el maestro los reconoce, los tiene en cuenta como personas y se interesa por su aprendizaje. Diremos que el maestro demuestra una constante preocu-pación por sus alumnos, por tener en cuenta sus intereses, porque entiendan, por su ' rendimiento, por su desarrollo personal y por incentivarlos. Lo anterior, es verdaderamente una "pre-ocupación"; es decir que, se ocupa anticipadamente de ellos, los tiene en cuenta res-petándolos en el desarrollo de sus acciones.

- Promoción de la formación inte-gral en los estudiantes: Según lo expresaron los estudiantes, a través de estas prácticas do-centes de sus mejores mae-stros, desarrollan valores, ha-bilidades y aptitudes, amplían sus horizontes, se cuestionan y reflexionan, profundizan, analizan, se vuelven críticos, aprenden a expresarse y sobre todo aprenden a aprender... se valoran a sí mismos y llegan a ser mejores personas; en otras palabras, se forman y transforman para otros estudios, para el trabajo y para la vida.

Creemos que vale la pena, compartir con ustedes, esta caracterización de los mejores maestros universitarios, por los siguientes motivos:

  Ante el problema de cómo mejorar la calidad de la docencia universitaria, estos resultados pueden ayudamos a centrar la atención, en lo que sí puede hacerse bien, a pesar de todas las dificultades que tenemos en nuestras universidades, y aleja la discusión de las polémicas basadas sola-mente en lo anecdótico o en lo normativo - ideal.

  Estas apreciaciones sobre qué caracteriza a un verdadero maestro univer-sitario, fueron hechas por quienes -de acuerdo a su experiencia- como estu-diantes, tienen más autoridad para juzgar quién tuvo en su proceso de formación profesional esta 'dignidad'.

  Así mismo, orientan nuestros esfuerzos por promover la profesio-nalización de la docencia universitaria.

  Por último, nos da un punto de referencia para continuar el diálogo en nuestro proceso de constituimos en comunidades académicas interactuantes.


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