viernes, julio 01, 2005

Oleada oriental


TOMADO DE LA REVISTA CAMBIO - COLOMBIA -

Las importaciones que vienen de China, que hasta abril habían crecido 57%, ya comenzaron a producir estragos en la industria nacional.

La noticia les cayó como un baldado de agua fría a las más de 800 trabajadoras de la planta de textiles y confecciones de propiedad de la firma C.I Nicole en Manizales. Según el anuncio, la fábrica se cerraría por cuenta del aumento de productos provenientes de China, que ha inundado el mercado colombiano.

Y es que el incremento que han registrado las importaciones desde el país asiático tiene preocupado a más de uno. Las compras a China aumentaron 57% durante los primeros meses del año, hasta llegar a 430 millones de dólares, representadas especialmente en juguetes, artículos para el hogar, confecciones, textiles, calzado y teléfonos celulares. Algunos observadores sostienen que, si la tendencia se mantiene, China pasaría a ser el segundo proveedor de Colombia, después de Estados Unidos, antes de finalizar el año.

Quienes más han sentido los efectos del ‘tsunami chino’ han sido los empresarios de textiles y confecciones. Según cifras de la Asociación Colombiana de Productores de Textiles, Ascoltex, entre 2001 y marzo de 2005, se ha registrado un incremento del 706% en las importaciones de tejidos (medidos en metros cuadrados) mientras que las prendas por unidades han aumentando 636%. La mayor proporción son telas, calcetines, pantimedias y sostenes. "Cada vez la brecha de la balanza comercial es más grande – afirma Paula Cardona, directora del departamento técnico de Ascoltex–. Mientras las exportaciones no alcanzan el millón de dólares, en textiles importamos cerca de 72 millones de dólares y en confecciones, 15 millones de dólares".

La amplia capacidad de los chinos de producir grandes volúmenes los ha llevado a ofrecer sus productos a precios irrisorios contra los cuales, según los empresarios colombianos, es imposible competir. "No hay derecho a que una prenda entre a 20 centavos de dólar"–dice Álvaro Lafaurie, vicepresidente de comercio exterior de Coltejer.

Y es que si bien mucho se ha hablado del poderío chino y de su acelerado crecimiento en los últimos años, algunos no esperaban que sus efectos se sintieran en tan poco tiempo en Colombia. "Sin duda la eliminación de las cuotas textiles por parte de la OMC a China cambió las reglas del comercio internacional y eso nos ha afectado sensiblemente", sostiene Clara Echeverri, directora de Comercio Internacional de Inexmoda.

Pero los confeccionistas y textileros no han sido los únicos que han sentido la fuerza del gigante asiático. Los empresarios de calzado, cuero y marroquinería también han visto como los productos chinos llegaron para quedarse. Según Luis Gustavo Flórez, presidente de Acicam, gremio que reúne a los industriales del sector, durante los primeros meses del año las importaciones de marroquinería se han incrementado 61% mientras que las de calzado han crecido 108%. "La mayoría de estas importaciones aunque son originarias de China provienen de Panamá –agrega Flórez–. Esa es su puerta de entrada al mercado colombiano". Aunque en este sector no se ha registrado el cierre de plantas, si se ha presentado una reducción de actividad de las empresas. "Las fábricas están utilizando sólo el 60% y 70% de su capacidad, lo que tarde o temprano tendrá efectos sobre la producción y el empleo".

Si la tendencia se mantiene, China pasaría a ser el segundo proveedor de Colombia.

Claro que mientras unos pierden, otros ganan, como los productores nacionales que han encontrado en los bajos precios de los chinos, una alternativa para conseguir materias primas a un costo más bajo. Es el caso de la compañía Socoda, que fabrica muebles y accesorios para cocinas y que hace dos años comenzó a comprarle al país asiático. "Uno de los accesorios que traemos de China son las tiraderas para las puertas de cocinas. En el mercado nacional se consiguen a un precio promedio de 7.000 pesos mientras que allá las adquirimos a 2.000 pesos promedio", indica Jaime Restrepo, director de compras de Socoda. Algo similar sucede con la firma Newell Sanford cuyas compras a China ascendieron a 460.000 dólares durante el primer semestre del año, representadas especialmente en productos terminados y materias primas de artículos para oficina. "Por el precio hemos preferido proveedores chinos a los nacionales", sostiene un representante de comercio internacional de la firma.

Para intentar frenar el fenómeno, las autoridades colombianas tomaron cartas en el asunto. El Ministerio de Comercio expidió en mayo un decreto que busca facilitar la aplicación de eventuales salvaguardias contra los productos chinos. De tal manera los productores nacionales que se sientan afectados por la entrada de determinados artículos puedan solicitar la apertura de investigaciones por prácticas de competencia desleal. Según el viceministro de Comercio, Eduardo Muñoz, la entidad ha recibido peticiones de empresarios de textiles y calzado por supuestas prácticas de dumping. "Nos preocupan las importaciones por la vía del contrabando y por eso hemos pedido mayores controles a la DIAN para su ingreso", agrega Muñoz.

Con una tasa de cambio revaluada que ha favorecido en general el aumento de las importaciones, sumada a la alta competitividad de los chinos, se prevé que éste no será un fenómeno pasajero. Así las cosas, los empresarios deben prepararse, mejorar sus niveles de competitividad y aprovechar las ventajas que pueda traer la firma del TLC con Estados Unidos, para hacer frente a un gigante nada fácil de vencer.

Fenómeno mundial

Estados Unidos y la Unión Europea también han sentido los efectos de la oleada china. La más afectada ha sido la industria de textiles y confecciones, tras la terminación el primero de enero de este año del acuerdo multifibras que establecía unas cuotas para el ingreso de estos productos. Se calcula que en los cuatro primeros meses del año, las importaciones de calzado de la Unión Europea crecieron 700%, mientras las de camisetas lo hicieron en 157%. Hace algunas semanas Europa suscribió un acuerdo con los chinos con el fin de frenar el ingreso de las importaciones de ese país. En el caso de Estados Unidos se calcula que la competencia china podría afectar a cerca de 600.000 trabajadores y las autoridades económicas han solicitado que Beijing deje flotar libremente la moneda nacional, el yuang, que hoy tiene un tipo de cambio fijo. En otras regiones como Argentina, las importaciones chinas crecieron 78% en el primer bimestre de 2005, mientras que en Guatemala, catorce empresas maquiladoras dejaron de operar, la mayoría de ellas para trasladar sus operaciones a China, dejando sin empleo a 3.426 personas.

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