martes, marzo 20, 2007

Necesitamos más empresarios en el país: Gonzalo Restrepo

Ricardo Santamaría Daza/ rsantamaria@larepublica.com.co/ Bogotá

En un reconocimiento de este diario al “Empresario del Año”, Gonzalo Restrepo López, presidente de Almacenes Exito se refirió a lo que para él representó el galardón que contó con el concurso de los presidentes, vicepresidentes y gerentes de varias de las empresas más importantes del país.

A continuación se publica el discurso del principal ejecutivo de la cadena de comercio, leído el jueves de la semana pasada en el Club Metropolitan de Bogotá:
“En diciembre, en un momento de esos difíciles en que todo se junta, pues nos encontrábamos en medio de las ventas de fin de año, tramitando la autorización de la SIC para la compra de Carulla Vivero, estructurando un crédito sindicado de 300 millones de dólares, planeando un Reit, una emisión y otras cositas más, recibí una llamada de LA REPUBLICA anunciando esta ocasión.

Pensé en todas las personas, en todos los empresarios de Colombia (y muy especialmente en los aquí reunidos), que se merecen este honor mucho más, pero, como miembro de un equipo humano ejemplar (que es el que al fin logra los resultados) y en su nombre lo acepté, como lo hago hoy, entendiéndolo no como una distinción personal sino más bien como un reconocimiento a lo que significa ser empresario en este país.

A veces, con propósitos políticos, por desinformación o simplemente por acentuar nuestras contradicciones se mira al empresario como un ser ambicioso, ajeno a la problemática social y motivado por principios y valores egoístas y personales.

Y nada más equivocado. El empresario colombiano, desde el más pequeño, aquél que se lanza a la aventura con pocos recursos pero acompañado de un sueño, hasta aquél que ha logrado empresas de talla internacional o que trascienden las fronteras es un pilar fundamental para el sostén de nuestra economía y de nuestra sociedad.

Gracias a él, se ha modernizado el país, generando bienestar para todos sus habitantes, en buena parte gracias a él nuestra economía crece y ello conlleva mayores ingresos a la Nación, lo que le permite a ésta hacer énfasis en la educación y progreso de los menos favorecidos y gracias a él se crea empleo digno y con todas las protecciones.

En la mayoría de los casos y muchas veces de una forma silenciosa el empresario que trabaja legalmente, labora día y noche sometido a inmensas presiones y a amenazas y peligros de todo tipo en su lucha por lograr las metas sin que nadie se percate de ello. Aplica rigurosamente sus conocimientos, ensambla equipos de trabajo, mejora sus operaciones para hacerse más eficiente y al fin, frecuentemente en medio de su soledad toma dificilísimas decisiones, acompañado únicamente de su experiencia, de sus conocimientos o solo de su instinto.

No necesitamos menos empresarios. Al contrario necesitamos más. Bien sea dueños de sus propias empresas o managers profesionales para poner a producir el campo, para desarrollar nuestra infraestructura, para exportar nuestro trabajo e ingenio y para fortificar el tejido social de una manera constructiva y que más que ninguna otra genera valor para todos los colombianos. El empresario arma todos los días un rompecabezas para convertir el capital en crecimiento apoyado en el conocimiento y en el recurso humano. Y ello no es tarea sencilla. Pero para que puedan lograrlo debemos empeñarnos en su formación, en proporcionarles los medios, en incentivar su libertad de iniciativa y de pensamiento y por supuesto en garantizarles estabilidad jurídica y de reglas del juego.

Pasando a una nota un poco más personal y consciente de que no puedo expresarles todo lo que siento y quisiera, me gustaría transmitirles el sentimiento de bienestar interior que experimento en esta ocasión y que va un poco más allá del placer o la satisfacción que pueden proporcionar el cumplimiento de metas puntuales o logros inmediatos. Un sentimiento que creo debe hacer parte esencial de ser un empresario.

Este bienestar que pido a Dios me permita conservar y que confieso me falta en momentos de debilidad, viene de comprender mis defectos y de aceptar mis muchos errores. De saber que soy un ser humano que debe estar en paz consigo mismo para poco a poco derrotar la ansiedad por el logro, el miedo al fracaso o la tristeza que produce la derrota en forma tal que pueda así volverme a parar y seguir luchando pero sereno para poder ejercer el poder con buen criterio y de una manera sabia y sin abusos.

Este bienestar se deriva del deber cumplido y es hermano tanto de los fracasos como de los éxitos y va más allá de menciones o reconocimientos que como picos en nuestras vidas son siempre pasajeros.

La tranquilidad que hoy experimento y que quisiera merecer es esa que no debe venir del ejercicio de la autoridad como un poder que alimenta ambiciones agresivas. Tampoco se deriva de un infantil orgullo que podría darme el saber que tuve largos tiempos de workholico, ni de todas las veces que tomé las cosas demasiado en serio pensando que ocurriría lo que jamás ocurrió, o de los fines de semana robados a la familia (que tontería) y, por supuesto, mucho menos de la vanidad que puede producir el generoso reconocimiento que me hacen LA REPUBLICA y mis colegas empresarios y que en justicia todos sabemos pertenece a tantos héroes anónimos que hay en nuestras empresas y que son los que nos hacen quedar bien pues son ellos los artesanos de nuestro progreso.

El bienestar del que les hablo viene entre otros de esos especiales momentos en los que a pesar de haberme sentido agredido por otros seres humanos, me he dado la oportunidad de suprimir la cólera y de no responder. La guerra, me enseño un gran amigo, viene en buena parte de nuestra incapacidad de controlar la ira en ocasiones como esas.

Al decirles todo esto me doy cuenta que lo que estoy haciendo es tratar de transmitirles que pienso que no solo con seriedad, con trabajo arduo o con buenas notas académicas en finanzas o estrategia se forja un empresario que contribuya positivamente a una sociedad. Necesitamos empresarios que tengan la suficiente fuerza y carácter para apoyar nuestro sistema libre y democrático no obstante las grandes vicisitudes por las que muchas veces atraviesa nuestra querida y joven patria.

Se requiere también de empresarios con una buena dosis de comprensión, de humanidad, de abrazos, de risas, de interés por los niños y los jóvenes, de conversación amena y civilizada, de sentimientos sinceros hacia los excluidos, hacia los marginados y siempre, siempre de respeto por las ideas de los demás.
Y, es esta formación del “carácter” la que creo debemos inculcar a los futuros empresarios desde sus primeros años como ciudadanos. Para que más tarde no prime en ellos la ambición individual sino el deseo de experimentar el vivir y hacer parte de una nación con oportunidades para todos. Un ejecutivo sin humanidad puede hacerle un daño inmenso a la comunidad.

Tengo poco mas que decir a todos ustedes, excepto que sé muy bien que la historia de lo bueno y de lo malo, de lo fácil y difícil, de los éxitos y de los fracasos volverá a repetirse en mi vida profesional, pero espero tener el valor y la sensatez de encontrar esta paz, entendiendo que ser empresario en un país como Colombia hoy implica, además de sacar adelante la empresa que nos fue encomendada, entregarse a toda la sociedad de manera íntegra para contribuir a eliminar, el hambre y la miseria de la mano de nuestro gobierno que esta haciendo un esfuerzo enorme para que nosotros y nuestros hijos podamos disfrutar de un mundo más justo, más equilibrado y con más oportunidades.

Y ahora para terminar permítanme dar algunos agradecimientos aunque sé muy bien que siempre faltaran personas e instituciones con los que debería hacerlo: En primer lugar a mi familia por un legado que no se aprende en las aulas y que desarrolló mi curiosidad por saber como era el mundo mas allá de las montañas, por inculcarme la vocación de servir y por enseñarme el valor de la constancia.

A Elisa, mi hija, por su sentido del humor y hacerme reír al decirme: ‘que va papi, andá al cocktail que eso no es maluco. Te tomas unos whiskisitos con los amigos, les hechas unas palabritas y eso si, al otro día te jubilás ahora que estas en la cúspide de tu carrera’.

A mi padre, que partió hace ya un año y que me mostró que en la naturaleza y en la belleza de todas las cosas simples están trazados todos los caminos y se encuentran todas las respuestas. Doctor Jorge Hernández: Gracias por mencionarlo.

A los más de 50.000 compañeros del Éxito, incluidos quienes han sido miembros de su junta directiva por sus enseñanzas, por su apoyo, por su dedicación y sobre todas las cosas por su gran lealtad. A ellos quisiera pedir excusas por mis desatinos, por mis excesos y por mis equivocaciones.

Y, a LA REPUBLICA por esta designación y por el trabajo riguroso y juicioso que hacen de seguimiento a la economía del país, al contexto de los negocios y a un entorno mundial cada vez más complejo, cambiante y exigente.

A su director, Jorge Emilio Sierra, a su presidente, Jorge Hernández Restrepo y a todas las personas del periódico que cada día nos traen ese menú variado, confiable y veraz.

A ellos y a todos ustedes, muchas gracias por acompañarme esta noche aunque sinceramente lo que hago con mi equipo todos los días no se sale de lo común y corriente. Al final, seriamente, no era para tanto!. Gracias.

Gonzalo Restrepo López, Bogotá, 15 de marzo de 2007.



LE INVITO A LEER http://igomeze-retail.blogspot.com/

Ignacio Gómez Escobar
CONSULTOR EN VENTAS AL POR MENOR
INICIATIVAS EN RETAIL
CADENA DE SUMINISTROS - LOGÍSTICA
INVESTIGADOR DE MERCADOS
igomeze@geo.net.co
www.igomeze.blogspot.com
Móvil
COLOMBIA - SURAMERICA

CONTACTENOS

No hay comentarios.: