domingo, julio 20, 2008

Regreso a la tienda de barrio

Regreso a la tienda de barrio :: Diario Occidente :: Cali, Colombia.

en Sábado, 04 Junio, 2005 - 03:57
La crisis económica se evidencia notablemente en el modo de vida de las personas. En el presente, los hogares de la ciudad tienen grandes restricciones a la hora de realizar las compras de la canasta familiar

Iván Zuluaga N.
Redacción Diario Occidente
Fotos Julio César Romero

�Religiosamente todos los días vengo a la tienda a comprar lo del diario; mi esposo me da a veces $4.500 otras $5.500, pero no me puedo pasar de ese presupuesto porque la plata hay que hacerla rendir, más que nosotros tenemos un niño y uno debe pensar que el niño coma bien pero a la vez ahorrando. Lastimosamente yo no le puedo ayudar a mi marido porque hace como dos años y medio quedé sin empleo y no he podido conseguir, entonces son como un mundo de cosas por las que uno se ve obligada a hacer economía a la fuerza, y así nos toca a muchos llevar lo mínimo en cada cosa�; de esta forma Amparo Abadía explica como realiza las compras para su hogar.

Ella, al igual que muchas amas de casa, hace maromas para que en su casa no falte lo indispensable, porque se debe tener en cuenta que la economía de las familias caleñas es
duramente golpeada por la crisis y el desempleo que actualmente se presenta en la ciudad.

Esto repercute notablemente en los hábitos de consumo de algunos sectores poblacionales que se ven obligados a realizar compras racionadas en las tiendas de barrio, y que van acordes a sus exiguos ingresos.

Los dueños de tiendas
Aquellas personas propietarias de establecimientos comerciales que se localizan en los barrios se vieron obligados a diversificar la manera de comerciar sus productos para lograr un punto de equilibrio en el que se favorezcan los usuarios y ellos como negociantes.

A nosotros prácticamente nos tocó acomodarnos a lo que la gente puede comprar; yo por ejemplo, para facilitarle las cosas a la gente, tengo como una especie de mercaditos que van desde $4.000 hasta $10.000 y la gente puede llevar las verduras, granos, elementos de aseo. Son muy variados, eso me ha dado resultado porque la gente ve cual puede llevar y ya todo viene listo; es que toca buscarle la comba al palo para bien de la gente y de uno como dueño�, manifestó Maritza Perdomo, propietaria de una tienda en el barrio los Guayacanes.

De acuerdo a lo que expresan los dueños de los expendios, sus establecimientos se convirtieron en una solución para que la comunidad tenga la posibilidad de acceder a precios módicos a los productos que hacen parte de la canasta familiar. �La gente compra más o menos, la verdad no mucho. Ellos compran lo del diario siempre.

Llevan medía libra de varios artículos como la papa, el tomate de árbol, el frasquito pequeño de cocina, los que vienen a comprar gastan entre $3.000 y $5.000", señaló Javier Giraldo quien tiene una tienda en el sector de Chiminangos. Conforme a estas dinámicas que se presentan en los barrios, sobre todo en los estratos 1, 2 y 3, los tenderos emplean mecanismos que les permiten hacer frente a la crisis económica, para ellos lo más importante es que sus ventas continúen, y para lograrlo deben ofrecer a sus clientes la posibilidad de comprar pero sin que se superen los límites de sus recursos. Uno debe ser conciente que la situación es muy dura y eso se refleja como, de cierto modo, en lo que la gente lleva. Lo más común que se vende es medía libra de papa, el cuarto de arroz, el frasquito de aceite de cocina, en productos de aseo, el papel higiénico pequeño, las servilletas las vendo cortadas y muchas otras cosas. Eso sí yo trato de no fiar porque muchas personas dejan cuentas altas y después quién les cobra, acotó Néstor Andrés Gómez dueño de un expendio.

Más alternativas
Además de las tiendas, en los barrios surgen otro tipo de negocios de economía informal que permiten a las personas generar ingresos y brindar la posibilidad que sus vecinos puedan adquirir productos más baratos de lo que se consiguen en el mercado; un ejemplo de esto es Ángela María Pérez, quien vende ro-pa en un pequeño garaje ubicado en Chiminangos.

Ella dice que cuando no hay trabajo toca buscar algo que hacer porque uno no se puede dejar morir de hambre y fuera de eso, la gente de por aquí puede comprar las camisas, ropa para niños, relojes y tenis a buenos precios. Las ventas son relativas; a veces se vende a veces no, aunque obviamente nosotros tenemos mejores precios que en los centros comerciales, más en un sitio como este, que la gente pide que todo le salga barato. La gente pide rebaja por todo y a nosotros para poder vender nos toca hacerles el descuento; por ejemplo tenemos blusas de $12.000 y la gente le dice a uno no, déjemela en $10.000 y a uno le toca para poder vender porque los precios que manejamos aquí son mucho más favorables.

Con un pensamiento similar al de Ángela María Pérez, pero con una actividad diferente, la señora Ana Milena Erazo se gana la vida. Esta emprendedora mujer colocó en uno de los andenes de Chiminangos una venta de variados alimentos con valores asequibles. Ella desde muy temprano atiende a su clientela y asevera que las ventas bien porque yo vendo barato; la gente aquí desayuna con poquita plata un buñuelo, una arepa o un pandebono con café antes de salir a trabajar, o lleva para la casa. Yo aquí vendo a $300 el pandebono, el buñuelo y la arepa, el café a $600 y tinto a $300, así la gente ahorra plata.

Los compradores hablan
Luz Helena Rosales
Yo siempre vengo a la tienda porque eso de ir a un supermercado es un crimen contra el bolsillo. En la tienda yo me gasto diario $2.800, máximo $4.000 y de eso comemos mi marido y los dos hijos.

Beatriz Eugenia Mina
En la tienda yo gasto unos $5.000 todos los días y puedo llevar arroz, media libra de papa y carne si poquitica, pero gracias a Dios no falta la comida y la familia queda llena.

Yolanda Lugo
Desde hace como 3 años que no piso un supermercado ni para remedio, no ve que todo lo que vende esa gente es a precio de oro. Sale mejor ir a la tienda uno: compra mucho más económico y le dan crédito.

Alexánder Vélez
Con la situación del país, sin trabajo y todo cada día más caro, es muy berraco que uno pueda hacer una buena remesa. Toca conformarse con lo que se compra en la tienda, que no es malo pero nos vemos obligados a comprar todo medido: el aceite, la verdura, la fruta, los granos hasta lo de aseo.

Alfonso de Jesús Arce
Yo vivo asustado porque todos los días toca reventar para comprar la comida y las cosas de la casa, y eso no da espera. Cuando no tengo plata me pongo muy mal porque sé que me toca venir y pedir fiado; por eso trato de dejar aparte la plata de lo que compramos en la tienda. Yo sí digo que la tienda es una bendición; aquí todo es más barato y uno lleva lo que necesita.

Las tiendas en Colombia
Según investigaciones sobre la estructura y la dinámica del pequeño comercio nacional, las tiendas de barrio abastecen cerca del 68% de la población colombiana en su papel de eslabón final de la cadena productiva de alimentos y productos de primera necesidad de la canasta familiar.

En nuestro país, la tienda de barrio como sector informal, provee el 47.5% del empleo nacional, y se reconoce esta labor como la mayor opción de autoempleo a la que recurren los colombianos como resultado de una situación de desempleo, desplazamiento forzado o escasa formación académica, técnica o profesional.

Socialmente las tiendas son consideradas puntos de encuentro para jóvenes y vecinos y en la mayoría de los casos, los tenderos de barrio se destacan como personas reconocidas en su comunidad.

Los resultados de las encuestas confirman que los colombianos prefieren abastecerse en las tiendas por los precios bajos, la atención especial del propietario de la tienda, el crédito fácil, la posibilidad de comprar por unidades y empaques individuales, el fiado y la familiaridad y cercanía con el tendero.

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