miércoles, diciembre 24, 2008

Bazurto, otra vez (Cartagena . Colombia)

Cartagena - Editorial -> Bazurto, otra vez - El Universal



Esta Administración ha comenzado a hacer una buena labor de liberación del espacio público, especialmente en la avenida Venezuela, de donde sacó de buenas maneras a unos invasores con “confianza legítima”, una figura jurídica que le otorga a los ocupantes ilegales de lo público permiso para serlo, bajo la premisa de que su presencia en el sitio ocupado fue consentida por las autoridades.

Pero el descaro de los ocupantes ilegales de lo público no se limita a las aceras de ciertas calles, sino a las vías mismas. El caso de la avenida Pedro de Heredia a la altura del mercado de Bazurto es un ejemplo de lo anterior, en donde los invasores no se conforman con ocupar el carril de “solo bus”, sino que ya ocupan dos carriles y casi medio más de una vía que apenas tiene cuatro.

El pretexto –y para algunos la razón– es que es Navidad y es la época mejor para lo que los cubanos le llaman “resolver” y nosotros “rebuscarse”, y el paternalismo y populismo subyacente de nuestra incultura tienen como paradigma que el derecho individual al rebusque prima sobre cualquier derecho colectivo.

Este paradigma les permite a los invasores invadir, y a los conductores de vehículos públicos hacer lo que se les venga en gana: los taxistas salen a “cazar” pasajeros y consideran lícito ratonear como los buses, frenar sin aviso, cambiar de carril sin poner las direccionales, subir y bajar pasajeros en cualquier lugar, entre otras anomalías.

Cosa parecida hacen los conductores de bus, pero con el agravante de que usan su vehículo como un arma de intimidación contra todos los más pequeños, y nadie puede protestar: pasajeros, peatones ni los demás conductores con quienes comparten la vía.

Las mototaxis son capítulo aparte, ya que diseñaron nuevas reglas de tránsito, especialmente la de girar pegados al andén en cualquier esquina, con o sin semáforo, y si lo hubiere, tampoco les importa cuál de sus señales está encendida. Es una regla propia, y cuestionarla es inútil, ya que hasta algunos motociclistas uniformados la implementan. Andar en vía contraria tampoco es una rareza para los mototaxistas, que utilizan las aceras y demás espacios peatonales para tomar un atajo o evadir una señal de tránsito.

Pues bien, ahora se combinaron todas las formas anteriores del paradigma ilegal e informal en la avenida Pedro de Heredia y los vehículos andan muy poco en un trancón permanente en donde no se ve un Policía, y si lo hay, no logra hacer algo por remediar la situación.

Mientras este festival de la informalidad e ilegalidad adquiere mil cabezas, los comerciantes formales y legales a lado y lado de la calzada no solo no pueden vender, sino que no pueden casi entrar ni salir a sus negocios, que sí les pagan impuestos al Distrito y sí venden mercancías importadas legalmente, o nacionales. En su propia puerta medra el paraíso de los productos de contrabando, como una burla contra quienes cumplen con sus deberes ciudadanos.

Las autoridades harían bien en “tomarse” esta área desde temprano para ponerle orden, ya que como van las cosas, seguirán premiando a quienes se burlan del Estado y castigando a quienes lo respetan.

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