lunes, octubre 26, 2009

Andrés Carne de Res llega a las aulas; la experiencia de este negocio sirve de análisis en una universidad


La gestión del perfeccionamiento directivo ha evolucionado notablemente en los últimos años. Es el caso de este restaurante que cumple 27 años en el mercado.
Si hoy un empresario asiste a algún programa de formación son pocas las clases magistrales o conferencias que recibe, toda vez que las mejores escuelas de negocios del mundo han innovado al utilizar una gran cantidad de herramientas y metodologías que han transformado la forma de enseñar a hacer negocios.
Los casos empresariales, las sesiones outdoor e indoor, las simulaciones y juegos de empresa, son parte del poderoso arsenal de metodologías que manejan las escuelas de perfeccionamiento directivo.
Una marcada tendencia de los últimos años ha sido recurrir a la observación de otros sectores, distintos al empresarial, para aprender nuevas alternativas de gestionar situaciones organizativas complejas.
Por ejemplo, del montañismo se han extraído valiosas enseñanzas para los emprendimientos; de la vida animal para el diseño de nuevos productos, mecanismos y procesos, y de la actividad deportiva para la superación personal y el trabajo en grupo. En estos días Inalde estrenó el caso del restaurante, bar y bailadero, Andrés Carne de Res, como un ejemplo de una organización que puede servir para el estudio de temas sobre creatividad, servicio y expansión.
Seguramente este es el restaurante más admirado de Colombia. Su sede de Chía tiene capacidad para más 1.500 personas, pero en un sábado en la noche pueden estar de rumba más de 2.500.
  El caso, en su parte medular, se escribió para estudiar las implicaciones de la reciente decisión de la junta directiva de abrir un nuevo restaurante en la zona urbana de Bogotá, Andrés DC. Su texto narra el avance de la empresa desde que inició operaciones en el solsticio de verano de 1982, hasta nuestros días. Incluye la descripción de sus hitos, los vericuetos de sus finanzas, la complejidad de sus procesos y, finalmente, presenta la decisión a la que se vieron enfrentados Andrés y sus socios y los argumentos de algunos expertos, respecto a si el nuevo local podrá tener el mismo éxito que el restaurante de Chía o, por el contrario, deberá introducir profusos cambios si quiere convertirse en el mismo ícono que el original.
En el último mes este caso se ha dado varias veces en Colombia y, próximamente, se estrenará en México y España; en los diferentes análisis que se han sostenido en el salón de clases, siempre se han generado interesantes discusiones sobre el modelo de negocio, su estilo de dirección, sus metas y propósitos, su estructura accionaria, el desempeño financiero y los desafíos que debe enfrentar.
Son polémicas ciertamente intensas, en donde participan empresarios de los más variados sectores económicos y, al final, entre los asistentes, queda la grata sensación de haber obtenido valiosas enseñanzas, que se descubren mediante el análisis que hacen entre todos los participantes, de un modelo organizacional como el de ACR. Veamos algunos de los conceptos clave que han surgido en estas sesiones de perfeccionamiento directivo:
1. La creatividad y la imaginación: Son pilares fundamentales del sano y sostenido desarrollo de cualquier tipo de organización. En este restaurante siempre hay una forma de sorprender al cliente cada fin de semana, aun a los más frecuentes. Andrés sabe que sólo mediante la innovación, una compañía puede persistir a través de los años; su empresa es un ejemplo vivo: 27 años de historia y muchos más por delante en un negocio que suele tener un ciclo de vida aterradoramente corto.
2. El cliente como razón de ser de las empresas: La longevidad de las organizaciones exitosas es producto de su perseverancia por llenar las necesidades, expresas y ocultas de los clientes, y no del afán de generar lucro a toda costa. ACR, en particular, no es una compañía que se identifica por ser muy rentable, pero sí con el altísimo nivel de servicio que ofrece a sus comensales. En resumen, podríamos señalar que el dinero, los beneficios y la rentabilidad no deben ser el fin de una empresa, sino una sana consecuencia de hacer las cosas bien.
3. Aprendizaje perpetuo: Ser empresario significa estar inmerso en un proceso de constante aprendizaje, tener voluntad abierta para cambiar, mente generosa para reconocer los errores e inteligencia aguda para aprender de ellos. La empresa del nuevo siglo es un organismo que vive en continuo cambio; por eso, el directivo que se queda anclado a sus viejas creencias, seguramente en poco tiempo se tendrá que declarar obsoleto. ACR es una empresa que cambia todos los días y de este hecho son testigos sus clientes, empleados, proveedores y accionistas. Una dirección corporativa eficaz sabe que todos los días hay algo nuevo que aprender y algo viejo que olvidar y archivar.
4. El valor agregado es la clave: El área geográfica en donde se ubica ACR es la que más densidad de restaurantes presenta en la sabana de Bogotá y, probablemente, en Colombia. Todos los establecimientos competidores tienen un menú similar: carne asada, papa criolla, chorizos, etc., y ofrecen precios más bajos. Pero mientras que ACR está lleno, con más de 2.000 personas adentro, los otros tienen que contratar al muchachón con el trapo rojo para que lo agite y atraiga gente. Y es que ACR es mucho más que un restaurante, que un bar, que un bailadero.
Es una experiencia, una forma distinta de diversión. Andrés Carne de Res vende magia, locura... Y por eso el cliente está dispuesto no solo a pagar más, sino a llenar el establecimiento. Para 'fabricar' este producto/servicio que vende el restaurante, el trabajo de sus meseros y actores es fundamental, la abigarrada decoración indispensable, la presencia de Andrés insustituible y el efecto son esos recuerdos que perduran en la mente y en el corazón de sus comensales. Un ejemplo: alguna vez alguien en las lejanas Islas Canarias me dijo: "Hace ya bastante años que no voy a Bogotá, pero aún recuerdo esa noche que pasé en Andrés ..."
5. Pasión por lo que se hace: Un concepto empresarial puede ser muy llamativo, su ejecución muy profesional, pero en un mundo globalizado y competitivo si no hay pasión por lo que se hace, poca probabilidad habrá de triunfar. Si con algo se puede definir la gestión en ACR es con la pasión: por el cliente, por los detalles, por la experiencia, etc. En definitiva, solo aquellos empresarios que saben poner pasión en lo que hacen y se empeñan en inyectarla entre sus colaboradores, son los que sobrevivirán al siglo XXI.
Las respuestas a los interrogantes respecto del éxito de la operación de Andrés DC siempre generan agudas controversias. Hasta ahora el volumen de operaciones y los ingresos del restaurante de Bogotá responden a las expectativas de sus directivos y accionistas. El gran interrogante es si esta situación es apenas una muestra del 'efecto champán' tan frecuente en los nuevos negocios que se abren al público o, si por el contrario, se podrá mantener y desarrollar aún más en el futuro. El tiempo será quien decida.

FABIO NAVIA / Director Área de Operaciones


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