En esta vuelta de vacaciones, en la que la economía sigue igual o más incierta que los meses y años anteriores, me gustaría empezar una serie de posts que llevan tiempo rondándome en la cabeza. Creo que ha llegado el momento de ir más allá de la mera shopping experience en nuestros puntos de venta.  El momento actual parece que pide cambios más drásticos y esos pasan por crear conceptos retail realmente al servicio de la compra, a los que he llamado Shopping Concepts.
Se trata de plantearse desde cero la manera de comprar e incluso consumir de los shoppers de hoy en día y dar con conceptos innovadores pero más adecuados a la realidad actual. Es importante ofrecer espacios y experiencias a los compradores que satisfagan todas esas tendencias que han ido apareciendo los últimos años y que hasta ahora hemos intentando incorporar en rincones perdidos como novedad. Sugiero que dejemos la timidez y la innovación periférica para crear conceptos desde cero, pensando en nuestros clientes, en las nuevas maneras de comprar. Así daríamos con conceptos que realmente responden a las tendencias o necesidades actuales como la compra social, la copra por internet, la compra conjunta, la compra de gangas temporales etc.
A mi se me ocurren varios shopping concepts basados en estas tendencias y que durante los próximos posts compartiré con vosotros como una mirada al futuro, o una utopía retail. En resumen, se trata de remover un poco los mismos cimientos del comercio y abrirse a nuevas maneras de vender. Olly Wright en su blog me ha sorprendido gratamente con su reflexión humorística de cómo el retail debería adaptarse a los hombres. Según él, la compra es odiosa para el hombre-cazador porque mimetiza la realidad de la mujer-recolectora: mirar, escoger, poner en el cesto… Un punto de venta realmente varonil sería algo así, según Wright:
El hombre entra en la tienda, va al mostrador y dice: “Quiero una camisa azul” . La camisa azul (no le importa cuál) está enganchada en el lomo de un animal ràpido al que sueltan sobre un prado. El hombre persigue al animal, con una lanza, y habiéndolo derribado, recoge su selección y la lleva al mostrador para pagar.