domingo, julio 28, 2013

Seis empresarios de bajo perfil que ponen de moda a Medellín (Colombia)

De izquierda a derecha: Yanet Londoño, Luis Javier Zuluaga, Andrés Posada Londoño, Alberto Trejos, Jaime Velásquez, Enrique Gómez. Fotografías: El Colombiano
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Seis empresarios de bajo perfil que ponen de moda a Medellín

Lideran grandes negocios y son protagonistas de categorías que visten a Colombia y el mundo.

ElColombiano.com

Por Juan Fernando Rojas | Medellín | Publicado el 27 de julio de 2013
De ellos se sabe poco, pero son nombres que salen a flote al indagar entre los que saben y han vivido de la cadena de la moda y coincidieron en la feria Colombiamoda que se realizó   esta semana en Medellín.
 
Ajenos a los reflectores de los medios, silenciosos pero efectivos en sus negocios, se les encuentra más fácil en sus oficinas o plantas de producción o hablando con compradores nacionales y extranjeros  que en medio de las pasarelas.
 
Pero son los protagonistas detrás de marcas que se han ganado un mercado en distintos segmentos, son los que lideran empresas intensivas en generación de empleo, son los que han sabido reponerse y responder con valor agregado a la crecientes importaciones.
 
Así surge la lado o como proveedores de otras compañìas de origen antioqueño que se han consolidado como lìderes en sus categorías como el Grupo Uribe, Cueros Vélez, Crystal-Vestimundo, Estudio de Moda, Tennis, Bosi, OndadeMar, C.I. Jeans, Leonisa, y la lista sigue en un amplio universo de empresas que conforman el clúster textil-confección-diseño-moda de Antioquia.
 
El Colombiano recoge las historias de seis de esos “otros” empresarios hechos a pulso en distintos eslabones de la cadena que proyectan a Medellín para ser la capital latinoamericana de la moda.

Desde Hermeco, una mujer vive entre el mundo de los ‘niños offcorss’
La empresa que nació en 1979 como la idea de una pareja antioqueña por vestir a su primer hijo por fuera del típico azul de los niños y el rosado de las niñas, que arrancó confeccionado unos cuantos overoles de colores, hoy es una empresa líder del país en la categoría infantil (de cero a 14 años) que lanza al año 2.700 referencias, produce 7 millones de unidades y genera 7.000 empleos, entre directos (700) e indirectos.
 
Detrás de la reconocida marca Offcorss está Hermeco, una compañía de dos familias, que lidera Yanet Londoño Diosa, una joven ingeniera Administrativa vinculada hace 12 años en el área de costos y que hoy es doctora en Economía y una vicepresidente Ejecutiva que goza con lo que hace, como repite.
 
Con una hija de 15 años que creció vestida de Offcorss de pies a cabeza, Londoño ha sido responsable de la expansión reciente de Hermeco con más canales de ventas y 72 tiendas, entre propias y franquicias.  
 
Los puntos de venta fueron reinventados desde hace un año como un almacén de diversiones para los niños, mientras sus padres compran lo que sumó en 2012 $146.567 millones y una utilidad operacional de $5.599 millones, según el reporte a la Superintendencia de Sociedades.
 
“Como los niños, no nos quedamos quietos y sacamos colecciones mensuales, diferenciadas para las tiendas propias y para otros comercializadores, en cuatro mundos: bebé niño, bebé niña, niño y niña”, cuenta la ejecutiva, que este año espera crecer las ventas en 13%.
 
Pero el éxito de Hermeco también ha sido su padrinazgo con proveedores (maquiladores, lavanderías y otros) para que tengan la maquinaria, tecnología y mano de obra requerida para asegurar la calidad de las prendas que se venden en el país o en México, Costa Rica, Ecuador o El Caribe, a donde exportan el 6% de la producción.
 
¿Cuál es su secreto para que se mantenga vigente la marca?
“El secreto es la pasión y la vigencia es con innovación. Siempre hay otra opción para hacer las cosas. Todo eso viene de identidad de la compañía de hacer felices los niños de hoy, que son distintos a los de ayer o los de hace 10 años”. 
 
¿Cuál es su mayor objetivo al frente de Hermeco?
“Cumplir con nuestra Mega (Meta Grande y Ambiciosa) a 2017 de que la marca penetre y sea referente en otros países objetivo como ya lo es en Colombia”. 
 
¿Qué ha aprendido de Offcorss?
“Que tenemos que desaprender lo aprendido para poder sorprendernos, como lo haría un niño. Es aprender a dejar atrás lo que ya se hizo para dar el siguiente paso”.
 
¿Qué decirle a los que están arrancando en este negocio de la moda?
“Creer que todo es posible, no permitir que gane esa voz que dice ‘es difícil, no se puede’ Y al tiempo ser ellos, generar su propia identidad, hacer su propio camino. Que piensen que no están solos, hay que saber pedir ayuda y salir a buscarla cuando sea necesario”.

El hombre detrás de la exclusiva marca femenina Touché
Detrás de la exclusiva lencería y ropa de playa de la marca Touché está la inspiración creativa de una mujer, la publicista María Cecilia Arango. Pero en esa aventura de producir y vender 600.000 unidades al año, exportar a 25 destinos y contar con 66 tiendas en Colombia y otros 7 países de América, está un hombre: Luis Javier Zuluaga.
 
“Ella es la genio del negocio”, dice él, como gerente y cerebro financiero, al referirse a su esposa y socia en Alternativa de Moda. Esa fue la empresa que montaron hace 25 años en Medellín con otra pareja, que luego se retiró, con la idea de que “ellas” tuvieran “un negocito”, mientras Zuluaga trabajaba en una fábrica de plásticos.
 
Pero el “negocito” se creció, pasó de maquilar cinco conjuntos de ropa, en los inicios, y ya produce al año 800 referencias en su propia planta. Allí trabajan 220 personas, la mayoría mujeres cabezas de hogar, sin contar los 110 más empleados del área administrativa y de los Touché Store con que esta compañía comenzó su expansión hace 10 años: la meta es 120 tiendas para 2015, entre propias y franquiciadas.
 
Después de elogiar lo alcanzado por otras marcas premium de ropa interior y de baño femeninas, este administrador de Negocios de Eafit señala que el mayor logro de Touché es el posicionamiento de marca que les ha permitido por tantos años mantenerse con propuestas frescas en un exigente mercado de compradoras nacionales e internacionales que buscan exclusividad, diseño y calidad.
 
Por eso, el 48% de las telas que alimentan la producción de Touché en sus líneas de ropa interior, piyamas y vestidos de baño es importado, especialmente de Europa, Pero no todo ha sido fácil para esta pareja de empresarios. Hace 14 años, cuando sus socios se retiraron del negocio, debieron recurrir a un alto endeudamiento para comprar su participación.
 
En ese tiempo, las más de 400 boutiques y almacenes multimarca que vendían Touché comenzaban a sentir los estragos de la “canibalización”, como llama el gerente de Alternativa de Moda a la llegada de tiendas por departamento y de grandes superficies al segmento. 
 
A pesar de las restricciones financieras y la responsabilidad de un gran número de empleados, “lanzamos las tiendas Touché Store como estrategia de defensa y supervivencia y nos dio resultado”, comenta Zuluaga con satisfacción.
 
¿En qué está la clave para que una misma marca se mantenga vigente después de tanto tiempo?
“Es una mezcla de cosas, entre diseño, comunicación, ser muy estrictos en la calidad del producto y nuestras consumidoras lo agradecen”.
 
¿Le han coqueteado para invertir o comprarle la empresa?
“En los últimos tres años han aparecido pretendientes. No estamos cerrados, pero si uno se quiere volver a casar, tiene que hacerlo bien. Pero la idea no es vender la compañía, posiblemente sí unir sinergias para lograr economías de escala y penetración en nuevos países”.
 
¿Sus hijos le han seguido los pasos en el negocio?
“Mi hijo, se acaba de graduar y trabaja en banca de inversión. La segunda hija acabó de concluir sus estudios en diseño de modas. Ambos saben del negocio, pero tenemos un protocolo de que los primeros años profesionales de los hijos deben ser por fuera”.
 
El alma de zapatero detrás de los famosos Zodiak
Por puro instinto de negociante y sin precendentes en su familia, su papá es farmaceuta, Juan Andrés Posada Londoño se juntó con tres amigos hace 25 años para comenzar a producir una versión criolla de unos zapatos cómodos, casuales, que  se usan sin medias y que hacían furor a principio de la década del noventa en el mercado americano.
 
Así nació Gaussi, la empresa, y Zodiak, la marca, con que Posada, de 48 años, ha cultivado su declarada alma de zapatero, creando y produciendo estilos que empezaron con cuatro referencias y ya se suman más de 1.200. 
 
También vende anualmente 40.000 pares de zapatos que fabrican 60 trabajadores en una planta en el sector industrial de Guayabal, la última sede de la fábrica que comenzó en una casa alquilada, en 1988.
 
“Pero hubo épocas de bonanza mucho mejores, tanto para la empresa como para el sector. En otros años se decía en las calles de Medellín que quien no tenía Zodiak no estaba en la moda”, comenta Posada, quien llegó a producir 120.000 pares de zapatos anuales y emplear a 120 personas.
 
También los zapatos tipo “apache” de Zodiak se exportaron a países como Estados Unidos, Costa Rica, Ecuador y Venezuela. “Preferí dejar de hacer ‘donaciones’ al exterior, porque varias veces no me pagaron”.
 
Ahora él está centrado en el mercado de nacional, renueva su oferta y abre nichos en ciudades intermedias, mientras Posada difunde como artilugio contra las altas importaciones de calzado chino: “Compre colombiano, trabajamos en Colombia y por Colombia”.
 
¿Llama la atención su campaña de defensa del producto nacional?
“Siempre ha sido mi interés llevar el mensaje a los clientes de que colombiano compre colombiano. Cada vez más vemos a grandes comercializadores comprando menos producto nacional. Quien compra colombiano está siendo responsable con el desarrollo del país, así pague un poco más, pero eso significa más empleo y poder adquisitivo, de lo contrario, no habrá ni con qué comprar zapatos chinos”.
 
¿Cómo logran sobreponerse al “tsunami chino” de calzado?
“Tratamos de siempre de ser competitivos en el valor, pero no por eso sacrificar calidad o dejar de cumplir con las obligaciones laborales y de producción. Otra forma de responder es variando diseños, cueros, para poder mantener nuestro mercado”.
 
¿Por qué no decidió abrir más puntos de venta?
“Zapatero a tus zapatos. Mi intención en este negocio no ha sido la comercialización en almacenes, disfruto es haciendo mis zapatos. Ahora bien, admiro mucho a la gente de Cueros Vélez y de Bosi que han tenido la capacidad de manejar producción y almacenes”. 

Prenco, la megacostura detrás de tennis
Alberto Trejos Grajales comenzó a trabajar en bluyinería a los 15 años como repartidor de trabajo en Industrias El Cid. Hoy, a sus 62, gerencia su propia empresa, Prenco, que comenzó en 1984 y tiene hoy una tarea nada sencilla: confeccionar a la perfección todos los yines que vende la reconocida marca Tennis. 
 
Para este año la cuenta va en 260.000 unidades, en 2012 fueron 470.000 y tres años atrás alcanzó el récord de 633.000 prendas confeccionadas en la planta de producción de 1.400 metros cuadrados, en San Benito, en el centro de Medellín.  
 
Esa responsabilidad se la entregó hace cinco años una de las marcas más grandes del país, después de varios años de haberle dado forma a los pantalones de denim de marcas como Chevignon, Rifle, Americanino y Lee.
 
Pero Trejos, quien conoce desde abajo el negocio y pasó por todos los cargos de operario y supervisor hasta ser administrador de planta, ahora gerencia a un ejército de 150 trabajadores, la mayoría mujeres, que en 110 máquinas elaboran 250 yines por hora y unos 60.000 mensuales.
 
“Pero ahora queremos ampliar nuestra capacidad a 100 mil unidades mensuales, por eso estamos buscando a otros clientes para ofrecerles paquete completo, obviamente manteniendo toda la responsabilidad con la misión que nos encomendó Tennis”, comenta el empresario. 
 
¿En qué radica el éxito de Prenco?
“Creo que tengo los mejores trabajadores del mundo, yo los adoro. Todos son muy comprometidos, disciplinados, a ellos se debe el crecimiento de la empresa durante estos años”.
 
¿Le inquieta que varias empresas colombianas estén confeccionando en Asia? 
“Uno tiene que enfocarse en lo que sabe hacer y producir prendas de alta confección y que al empleado se le reconozca y remunere bien su trabajo. Tuve patrones muy buenos y por eso quiero seguir siempre su ejemplo”.
 
¿A dónde quiere llevar la empresa?
“Me sueño con que no solo produzca bluyines, sino tener otras líneas de camisetas, chaquetas, tejido plano, lo sabemos hacer. Ahora le estamos apostando a generar propios diseños para entregarles a los clientes una producción completa (full package)”.

Para la muestra, un botón… y dos apellidos: Estrada & Velásquez
“De un botón o un broche puede depender hasta la vida de un bebé”, afirma Jaime Velásquez Lemos, el gerente Técnico de Estrada & Velásquez, una comercializadora internacional de botones, ojaletes, remaches, pines, herrajes y todos los aplicativos en serie o a mano que se les ocurra a sus clientes para llevar en prendas que venden en Colombia y todo el mundo.
 
“Piènselo bien, un bebé se lanza al vacío y lo alcanza de las cargaderas, ahí está el cuento, en cumplir normas internacionales de resistencia, calidad y contaminación”, agrega Velásquez, con clientes que van desde grandes marcas de moda del país hasta fabricantes de equipos de salud.
 
De 57 años, este zootecnista, solo de profesión, se metió hace 30 años a la sociedad que hoy tiene con un hermano, y con Gonzalo y Antonio Estrada.
 
Lo que empezó como una pequeña comercializadora en la zona industrial de Belén, pasó a producir, 26 años atrás, botones para bluyines, luego troquelados y demás para clientes labrados con la “amistad que da la confianza de un producto de buena calidad”, insiste Velásquez.
 
Esta compañía también pasó de tener dos operarios a generar 240 empleos directos, 320 más indirectos y exportar el 24% de su producción, de forma directa a 10 países y a muchos màs mediante comercializadoras internacionales. 
 
Incluso, en temporada alta, C.I. Estrada & Velásquez puede llegar a fabricar 100 millones de piezas mensuales de un universo de 8.000 referencias y procesar 40 toneladas metales y aleaciones.
 
“La gran mayoría no vale más que un confite”, dice con gracia el empresario mostrado remache de bluyín. Lo cierto es que esta compañía vendió $15.599 millones, en 2012 (Supersociedades).
 
“Puede que no seamos los más grandes, pero sí los más cuidadosos y líderes en automatización de procesos”, explica Velásquez en su recorrido al mostrar una máquina electroneumática que desarrollaron de puertas para adentro,  que evita accidentes a los operarios y que ganó el año pasado un premio Innova.
 
¿Cómo se diferencia de la competencia china?
“En el valor agregado”.
 
¿En qué mercado está hoy la empresa?
“Chile, Perú, Ecuador, Venezuela, Costa Rica, Guatemala, El Salvador,  Honduras, República Dominicana, Puerto Rico y a través de comercializadoras atendemos clientes en Estados Unidos y en el resto del mundo a donde ellos vendan. Alguna vez supimos que alguno de nuestros productos entró a Taiwán”. 
 
¿Le quedaron debiendo plata desde Venezuela, después de la crisis?
“Me deben completica la plata de esas facturas y eso nos puso a tambalear porque nos dejó ilíquidos”. 
 
¿Qué sigue de aquí en adelante?
“Todos los días nos reinventamos. A raíz de las necesidades de los clientes, vemos la oportunidad de automatizar, de responder a tiempo y a la medida”.

De desplazado por la violencia a exportador de su marca Tarrao

El conflicto armado que azotó al Oriente antioqueño a principios de los noventa, llevó a Enrique Gómez Giraldo a dejar el campo y comenzar a sobrevivir en Medellín. Recuerda que como ventero ambulante hizo su “universidad” para conocer el comercio y consumo local. 
 
Con varios amigos se asoció y hace 22 años creó la marca Tarrao que le puso con mucho éxito moda a la ropa interior masculina de estratos medios y bajos de Medellín. “Incluso hay gente de clase alta que nos compra, por diseño y precio”, agrega.
 
Comenzó a confeccionar con dos personas, ahora emplea a 180 de forma directa y genera otros 1.600 indirectos, incluyendo a madres cabezas de hogar  de 70 talleres de barrios periféricos.
“Desde hace cuatro años exportamos y ya estamos en Estados Unidos, México, Panamá y Chile. Son unas 150 mil prendas anuales”, comenta Gómez, en medio de su reserva sobre las cifras del negocio.
 
¿Cuáles han sido las claves para el crecimiento  de Tarrao?
“Mucha creatividad, invertir en publicidad, conocer muy bien el mercado objetivo, tener una atención personalizada con el cliente, corregir oportunamente los errores. Por mucho tiempo, el mundo la moda se restringió solo a la ropa interior femenina, pero creímos en que los hombres también se podían ver sexys y llevarle propuestas atrevidas”. 
 
Pero además entraron en el mercado de la base de la pirámide…
“Lastimosamente, la gran parte de los colombianos están en estratos medios y bajos y ahí está nuestro consumidor potencial que eligen a Tarrao por diseño, calidad y buenos precios”.
 
¿Por qué no ha concentrado la producción en una planta?
“Tenemos  talleres satélites tercerizados, porque soy un convencido de la necesidad de redistribución de riqueza. Sé que con la integración podríamos ser más rentables, pero también queremos dar la oportunidad a pequeñas famiempresas para que crezcan, tengan desarrollo económico y generen más mano de obra”. 

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