martes, abril 29, 2014

Medellín es donde más se prefiere la tienda de barrio



Medellín es donde más se prefiere la tienda de barrio

Así lo arroja una investigación de mercados de la firma Brandstrat y que confirma el arraigo local por este formato de ventas en estratos bajos.
Por GERMÁN CORCHO TRÓCHEZ | Publicado el 29 de abril de 2014

ElColombiano.com
Las tiendas de barrio en Medellín no solo se han mantenido sino que en los últimos tres años aumentaron su ventaja frente a los grandes almacenes de cadena, en la preferencia de los consumidores para adquirir los productos para su hogar. Así lo indica un reciente estudio de la firma Brandstrat, que además incluyó a Bogotá, Cali y Barranquilla. 

La investigación indica que en la capital paisa, las personas que en 2010 elegían a una tienda representaban 27 por ciento del total de encuestadas, mientras que el año pasado se incrementaron a 51 por ciento. De las otras capitales, la única en la que también los tenderos elevaron su penetración fue Bogotá: de 17 por ciento subió a 23 por ciento. 

Juan Ernesto Parra, director nacional del programa Fenaltiendas, de Fenalco, asegura que los establecimientos de ventas al menudeo es un fenómenos muy arraigado en Medellín. 

"Los estratos uno, dos y tres dependen de la tienda por la capacidad de desembolso, y en esta ciudad es un fenómeno muy arraigado", explicó Parra al diario La República. Y agrega que en el país se identifican tres clases de tenderos, de los cuales 70 por ciento es tradicional porque tienen un negocio estable y no "sienten la necesidad" de buscar cambios.

Otro 20 por ciento es denominado empírico, que constantemente prueban distintos modelos porque no ha encontrado un rendimiento ideal. Y los ilustrados, 12 por ciento, quienes son en gran medida nuevas generaciones que buscan apoyo, capacitación e implementar tecnologías en su establecimiento. 

En Cali y Barranquilla la tendencia no tuvo el mismo comportamiento. De acuerdo con el análisis de Brandstrat, en la capital vallecaucana las tiendas registraron el mayor descenso, al caer de 29 a 3 por ciento. Y en la principal ciudad del Caribe colombiano perdieron tres puntos, ya que 27 por ciento de los encuestados prefería hace tres años mercar en una tienda. Hoy son 24 por ciento.

Almacenes de barrio, en alza 
Los resultados de la investigación muestran una tendencia acorde al actual desarrollo económico nacional, cuyo principal indicador es un mayor poder de compra de la clase media. Eso ha derivado, como ha informado el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, (Dane), en que parte de la población que era estratos tres y cuatro, ya es cinco o hasta seis. 

Coincide además con que los supermercados de cadena son en su mayoría frecuentados por clientes con edades entre 35 y 45 años, el grupo que más concentra a la generación que logró mejorar su nivel de vida, según cifras del Gobierno. "El grueso de la clientela en centros comerciales son los adultos-jóvenes", lo confirma Carlos Betancourt, presidente Asociación de Centros Comerciales de Colombia (Acecolombia). 

Los clientes de supermercados de cadena en los estratos bajos son más hoy por igual. En 2010, el estrato uno marcaba 10 por ciento en la preferencia por hacer compras en dichos establecimientos, y en 2013 ya eran 14 por ciento. Y en el dos, varió de 23 a 27 por ciento. De hecho, fueron los únicos en mostrar una mejoría tan evidente.

Según la investigación de Brandstrat, los supermercados de barrio también han ganado espacio en la preferencia de los colombianos. Se trata de los pequeños formatos que solo tienen un punto de venta o máximo dos o tres sucursales, y están relacionados con negocios familiares. "Hoy el mercado del menudeo ha tomado mucha fuerza, y lo demuestran esos formatos pequeños, de 800 a 900 metros cuadrados", sostuvo Betancourt. "Por dos o cuatro cosas no se va a un hipermercado; la gente busca espacios así"

Las tiendas de barrio en Medellín no solo se han mantenido sino que en los últimos tres años aumentaron su ventaja frente a los grandes almacenes de cadena, en la preferencia de los consumidores para adquirir los productos para su hogar. Así lo indica un reciente estudio de la firma Brandstrat, que además incluyó a Bogotá, Cali y Barranquilla. 

La investigación indica que en la capital paisa, las personas que en 2010 elegían a una tienda representaban 27 por ciento del total de encuestadas, mientras que el año pasado se incrementaron a 51 por ciento. De las otras capitales, la única en la que también los tenderos elevaron su penetración fue Bogotá: de 17 por ciento subió a 23 por ciento. 

Juan Ernesto Parra, director nacional del programa Fenaltiendas, de Fenalco, asegura que los establecimientos de ventas al menudeo es un fenómenos muy arraigado en Medellín. 

"Los estratos uno, dos y tres dependen de la tienda por la capacidad de desembolso, y en esta ciudad es un fenómeno muy arraigado", explica Parra. Y agrega que en el país se han identificado a tres clases de tenderos, de los cuales 70 por ciento es tradicional porque tienen un negocio estable y no "sienten la necesidad" de buscar cambios.

Otro 20 por ciento es denominado empírico, que constantemente prueban distintos modelos porque no ha encontrado un rendimiento ideal. Y los ilustrados, 12 por ciento, quienes son en gran medida nuevas generaciones que buscan apoyo, capacitación e implementar tecnologías en su establecimiento. 

En Cali y Barranquilla la tendencia no tuvo el mismo comportamiento. De acuerdo con el análisis de Brandstrat, en la capital vallecaucana las tiendas registraron el mayor descenso, al caer de 29 a 3 por ciento. Y en la principal ciudad del Caribe colombiano perdieron tres puntos, ya que 27 por ciento de los encuestados prefería hace tres años mercar en una tienda. Hoy son 24 por ciento.

Almacenes de barrio, en alza 
Los resultados de la investigación muestran una tendencia acorde al actual desarrollo económico nacional, cuyo principal indicador es un mayor poder de compra de la clase media. Eso ha derivado, como ha informado el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, (Dane), en que parte de la población que era estratos tres y cuatro, ya es cinco o hasta seis. 

Coincide además con que los supermercados de cadena son en su mayoría frecuentados por clientes con edades entre 35 y 45 años, el grupo que más concentra a la generación que logró mejorar su nivel de vida, según cifras del Gobierno. "El grueso de la clientela en centros comerciales son los adultos-jóvenes", lo confirma Carlos Betancourt, presidente Asociación de Centros Comerciales de Colombia (Acecolombia). 

Los clientes de supermercados de cadena en los estratos bajos son más hoy por igual. En 2010, el estrato uno marcaba 10 por ciento en la preferencia por hacer compras en dichos establecimientos, y en 2013 ya eran 14 por ciento. Y en el dos, varió de 23 a 27 por ciento. De hecho, fueron los únicos en mostrar una mejoría tan evidente.

Según la investigación de Brandstrat, los supermercados de barrio también han ganado espacio en la preferencia de los colombianos. Se trata de los pequeños formatos que solo tienen un punto de venta o máximo dos o tres sucursales, y están relacionados con negocios familiares. "Hoy el mercado del menudeo ha tomado mucha fuerza, y lo demuestran esos formatos pequeños, de 800 a 900 metros cuadrados", sostiene Betancourt. "Por dos o cuatro cosas no se va a un hipermercado; la gente busca espacios así".

COMERCIO NOTICIA

ASÍ ES LA COMPRA DE PRODUCTOS

El comportamiento frente a los formatos es variado por ciudad, destacando el comportamiento tradicionalista de Medellín frente a las tiendas de barrio. En términos de edad, es más clara la vinculación a estos formatos en edades de 25 años en adelante y esto se explica por la directa relación del momento de vida con la compra de productos para el hogar. Los niveles bajos tienden a ser más afines a formatos como supermercado y tienda de barrio, lo cual se asocia a las dinámicas de compra de bajas cantidades y a la posibilidad de realizar bajos desembolsos.

EN DEFINITIVA

Medellín es la capital donde más crece el fenómeno de las tiendas de barrio por el arraigo cultural de la gente y por la facilidad de pago que le ofrece a los estratos más bajos.

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