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domingo, enero 13, 2019

RADDAR - COLOMBIA - El gasto de los hogares en Colombia tuvo un buen año y una mala navidad

El gasto de los hogares en Colombia tuvo un buen año y una mala navidad

1.El crecimiento el gasto en navidad fue muy bajo (1,24%), impactado por la baja confianza del consumidor, la incertidumbre de la ley de financiamiento y las precompras de noviembre.

2.El crecimiento en diciembre del gasto de los hogares (2,45%), moderó su dinámica, como consecuencia de la incertidumbre del mercado y el menor crecimiento de Bogotá.

3.El crecimiento del gasto de los hogares en 2018 fue positivo (3,33%), logrando acercarse al promedio histórico y mejorando el gasto per cápita, rompiendo la tendencia de congelamiento.

El vídeo anexo es más largo de lo acostumbrado, para poder cubrir las tres mediciones.

Para tener el link del vídeo, verlo en raddar.net/video/


sábado, febrero 10, 2018

Gasto de hogares en Colombia creció 7,2% en enero de 2018 en términos reales frente al mismo mes de 2017.



Gasto de hogares en Colombia creció 7,2% en enero de 2018 en términos reales frente al mismo mes de 2017.
 
Este dato es “alto”, por el mal dato de enero de 2017, que fue de -3,6%, y por eso estamos viendo un ajuste estadístico.
 
Como lo habíamos anticipado, el dato de crecimiento del gasto en enero de 2018 fue positivo, mas es prudente interpretarlo a la luz de la caída de enero de 2017.
 
la inflación, la creación de empleo y el aumento de salarios colaboró de manera importante en el proceso; si bien el salario mínimo creció 5,9%, los otros salarios, están creciendo por encima del 5%.
 
El clima colaboró de manera importante, ya que en enero de 2018 llovió menos que hace 12 meses.
 
¿Qué esperamos en febrero?, un crecimiento cercano al 4% en término reales, y cerca de 7.5% en valor, dato muy inferior a enero, pero esto no es negativo, sino es consecuencia del mal dato de enero de 2017, generado mayormente por la implementación del IVA.

martes, noviembre 14, 2017

Hoy queremos Bueno, Cerquita y Barato | Colombiador

Hoy queremos Bueno, Cerquita y Barato | Colombiador






Colombia Economía Opinión14 de Noviembre de 2017

Hoy queremos Bueno, Cerquita y Barato

Por: Camilo HerreraPublicado en: Colombiador
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El consumidor y el comprador colombiano han cambiado mucho en los últimos dos años; fácilmente se puede apreciar que el comprador vivió en solo dos años 3 fenómenos que lo afectaron profundamente: la caída de los precios del petróleo y su consecuente devaluación, la inflación de 2016 y el aumento de la tasa general de IVA.

Estos fenómenos han generado que el comprador colombiano cambie de fase de convergencia. Entre 2010 y 2014, todos los factores llevaban a que como compradores comenzáramos a reconocer el valor de los productos premium y el aumento de la capacidad de compra colaboró mucho en este proceso; pero, entre 2015 y 2017, la tendencia se invirtió, llevando al comprador a buscar el mejor producto pagando mejores precios, a la lógica de “comprar barato, es más inteligente”.

Este fenómeno no solo se puede apreciar en las nuevas tiendas de descuento, sino en las aerolíneas de bajo costo, marcas de pronta moda, e incluso en los descuentos ofrecidos por las plataformas de domicilios y mensajería.




Ya paso la tormenta trend shopper exma – noviembre de 2017 from Camilo Herrera

Detrás de esto subyacen dos fenómenos muy importantes que modificaron al consumidor fuertemente. El primero se refiere a la pérdida de la confianza y el segundo a la actitud frente a los volúmenes y frecuencias de consumo.

La confianza del consumidor se vio muy lastimada entre 2015 y 2016, por tres frentes fundamentales: el gobierno se había comprometido a firmar la paz con las Farc el 23 de marzo de 2016 y no cumplió, lo cual fue el golpe final a la percepción del gobierno ante la gente y esto tuvo su momento culmen en la votación del referendo; la segunda, el enorme reto que enfrentaron las cadenas al tener que subir de precios por el ajuste de la devaluación, causando serios problemas de imagen, cuando ajustaron precios un día e hicieron descuentos el día siguiente. Finalmente, en 2015 y 2016, las noticias sobre carteles de precios y sanciones de la SIC a varias marcas, terminaron de minar el escenario: se golpeó muy duro la confianza en el gobierno, el comercio y las marcas en el mismo tiempo.

A esta situación se sumaron dos situaciones que ya no se pueden ver de manera aislada: en marzo del año pasado, el gobierno le pidió a los consumidores que gastarán menos agua y energía para evitar un apagón por la falta de lluvias para soportar la generación de energía. Ese fue un momento de inflexión fundamental para el mercado, porque fue quizá la primera vez que el cambio climático le pego al bolsillo de los hogares y le exigió un cambio comportamental, que se vio profundizado con la aparición de un vídeo en redes sociales, donde le sacan un pitillo de la nariz a una tortuga, sensibilizando el debate sobre la forma en que consumimos, la generación de basuras y nuestros hábitos, particularmente en los llamados millennials.

En el mismo sentido, el gobierno aprobó una norma que pone un impuesto al uso de bolsas plásticas y a final de año impulso fuertemente un impuesto a las bebidas azucaradas, afirmando que estás colaboran con el aumento de la obesidad en la población.

Así, el escenario de cambio del consumidor se consolidó: ahora, el consumidor es mucho más reflexivo en sus consumos y comenzó a revisar los volúmenes de consumo y cada cuanto lo hacía, transformando su canasta de gasto y de consumo, premiando el gasto y el tiempo en entretenimiento sobre las cosas que hacía y compraba anteriormente.

El cambio en el comprador, hacia cosas más baratas, y el cambio del consumidor hacia una mayor conciencia de sus hábitos y con sus debidos ajustes, nos ponen en un nuevo entorno, en un nuevo escenario y en una reglas de juego que conocíamos y que son completamente diferentes a las de hace solo dos años.

Esto nos recuerda que la velocidad de cambio del mercado es cada vez más rápida que el cambio de la industria y el comercio, y su capacidad de adaptarse.

Estamos en una época donde donde comprador y consumidor prefieren lo nuevo, lo barato, lo cercano, lo natural y están muy sensibles a cualquier mensaje que les diga que ellos consumen mal, porque ese es el continuo flujo de información de las redes e incluso por parte del gobierno.

Las cosas cambiaron y los que no cambien serán dinosaurios que se niegan a extinguirse.

@consumiendo

@consumiendobien

www.camiloherreramora.com

jueves, agosto 31, 2017

¿La historia de su marca está muriendo? - Revista PyM

¿La historia de su marca está muriendo? - Revista PyM




COMUNICACIÓN
¿La historia de su marca está muriendo?

AGOSTO 28, 2017 por LEANDRO ARENAS



Por Camilo Herrera Mora. Por años, he trabajado con muchas marcas y una cosa me tiene sorprendido: cómo empresas de muchos años, con marcas muy potentes y de alta recordación, se están quedando sin historia.

Y no me refiero a historias por contar, sino a la autodestrucción de su propia historia. Esto está pasando por la enorme rotación de empleados, en particular en los puestos de dirección de marca, donde los recién nombrados no tienen casi ningún conocimiento de lo que la marca hizo en los últimos 5 años.

Este proceso tiene a muchas empresas perdiendo dinero y volviendo a hacer cosas que saben que no funcionan, o dejando de hacer lo que tiene resultado para ellas.
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No sé bien cómo escogen a los nuevos empleados, pero deberían hacerles un examen sobre qué saben de la historia de la marca, y para esto es inevitablemente necesario tenerla, pero la mayoría de las empresas no ha documentado esto. He visto cómo muchas investigaciones que se hicieron hace solo 3 años, que podían ser la respuesta a muchas de las preguntas de hoy, son completamente desconocidas por los empleados, porque la persona que pidió eso ya no está en la empresa.

En un mundo de big data, inteligencia artificial e insights es simplemente increíble, inconcebible e imperdonable que las empresas no tengan un esquema sistémico de la historia de su marca: sus campañas, investigaciones, productos, precios, canales, ejecuciones, quejas y reclamos e, incluso, lo que ha hecho la competencia.

Debido a la rotación de millennials (verdes, para Colombia), las empresas están ganando en capacidades tecnológicas y nuevos conceptos, pero por no llevar una recolección de su historia, están dejando ir su memoria y se están condenando inocentemente.

Mucho de lo que las empresas están viviendo hoy, lo vivimos en 2008 y 2009, y lo que hicieron en esos tiempos, bueno o malo, es fundamental para saber cómo afrontar el mercado hoy; lo mismo pasará en 2018, pues las empresas no se acuerdan de qué hicieron para el Mundial de Fútbol de Brasil, y si Colombia no clasifica por algún motivo, mucho menos se van a acordar qué hicieron para Sudáfrica o Alemania, y buscarán “innovar” con diversas propuestas que, al estar en el mercado, simplemente serán una mala copia de algo que ya se había hecho.

Respetar la marca incluye inevitablemente conocer su historia. Si usted es gerente de marca o lo ha sido, puede contestar las siguientes preguntas:

– ¿Cuándo se creó la marca?
– ¿Por qué se llama así?
– ¿En dónde se creó?
– ¿Quién la creo?
– ¿Dónde comenzó?
– ¿Cuál fue el precio hace 5 años?
– ¿Cuántos desarrollos ha tenido el producto?
– ¿Cuál fue el peor mes de ventas y por qué?
– ¿Cuál fue el mejor mes de ventas y por qué?
– ¿Cuál es el ciclo de venta del producto?
– ¿Qué piensan los boomers (cafés) de él?
– ¿Qué piensan los millennials de él?

Y la lista de preguntas podría seguir, incluyendo momentos coyunturales de la marca, como su sensibilidad al fenómeno de El Niño o a las elecciones presidenciales. Lo triste de esto es que no todos los gerentes de marca pueden contestar estas simples preguntas y lo peor, no les importa, porque creen que el pasado ya pasó, y por su juventud y arrogancia, consideran que pueden hacer las cosas mejor y de una manera innovadora.
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Es urgente que las marcas levanten su historia, tengan archivos de sus campañas, de sus investigaciones de mercado, de los focus group, que midan todo lo que hacen –en particular, las activaciones y promociones–, para saber qué se ha hecho, cómo ha funcionado, dejando ver qué se aprendió en el camino; pero hoy, nos puede la pereza como funcionarios y la urgencia como directivos.

Se dice que el que no conoce su historia está condenado a repetirla, pero lo que no se dice es que se repite y los responsables no se dan cuenta, pero el consumidor sí, y mira sorprendido y afectado los errores que se cometen.

jueves, agosto 03, 2017

¡El mercadeo nos está incumpliendo! | Colombiador

¡El mercadeo nos está incumpliendo! | Colombiador




¡El mercadeo nos está incumpliendo!

Por: Camilo HerreraPublicado en: Colombiador
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La publicidad y el mercadeo en Colombia son cada vez más mediocres. Así de tajante y de claro.

En los últimos años, las marcas no han tenido la capacidad de defender su valor agregado, ni de comunicarlo, o de explicarlo, y han terminado en una guerra de precios, descuentos y promociones sin cuartel, que parecen rogándole a la gente el favor de comprarlos.

Desde 2008, hemos visto como la calidad de la publicidad y las acciones estratégicas y tácticas del mercadeo, se quedan en informar precios y atributos, al punto de “mentirle” descaradamente a los consumidores, sobre las características de sus productos.



Hemos llegado al punto, que mucho del mercadeo está siendo tercerizado, y son agencias externas las que dicen que se debe hacer con los productos pero sin ninguna capacidad de ejecución, dejando en los computadores miles de megas llenos de brillantes ideas, muriéndose por la falta de capacidad ejecutiva de las empresas; la llegada de los hard discount es una consecuencia de todo esto.

Se nos olvidó nuestro rol y nuestra responsabilidad. Ser marketeros y publicistas, no es solo ser los custodios de la marca, sino ser los custodios de la ingenuidad de la gente.

Circula ya desde hace varios años un video de una conferencista (Kate Coope), donde de manera irresponsable dice que la ingenuidad del consumidor es una de las armas más poderosas del mercadeo hoy en día; porque los publicistas y los marketeros, mienten descaradamente a sus clientes, haciéndoles creer cosas que no son, jugando con la confianza que se deposita en las marcas.

La mentira no es un arma del mercadeo, y los precios bajos no son el mecanismo para vender más.

No podemos seguir cayendo en sofismas para autojustificar nuestra mediocridad. 2016 y 2017 fueron años muy retadores para la industria, las marcas y el comercio, no por las condiciones de la economía, sino por nuestra incapacidad de decirles a nuestros consumidores, porque nuestros valores y nuestra propuesta de valor son lo que son, y que por eso nuestros precios son como son, y por esto el mercado se ha comoditizado en muchas categorías.

Pero lo que es imperdonable, es que un entorno de incertidumbre, donde nuestros compradores están asustados por la inflación, la paz, El Niño, la reforma tributaria, la devaluación y el precio del petróleo, no hagamos nada. Dejamos abandonados a nuestros clientes, a esos que están bajo nuestra responsabilidad; esos que nos dieron la confianza para solucionar sus necesidades, y los hemos llevado a bajar sus expectativas, y a buscar lo más barato y no lo que necesitan.

¡No salimos a darles confianza, a ayudarlos, a solucionarle sus nuevas necesidades!, nos quedamos mirando como la calidad de vida de nuestros clientes, se frenaba y se convertía lentamente en un triste conformismo, cuando debíamos haber salido a decirles que ahí estábamos, que teníamos ideas, que les proponíamos cosas, que estábamos para ellos; pero preferimos quedarnos sentados en el pasado, en el ego, en la ansiedad de las metas, y esperar que ellos fueran los que nos salvarán, nos compraran y nos sacaran del hueco.

Debemos reaccionar y recordar quienes somos y para que estamos. El mercadeo es el responsable de mejorar la calidad de vida de las personas, y la publicidad tiene el deber de ayudar a transformar los comportamientos de los consumidores para mejorar su vida. No somos una industria light, somos los guardianes del bienestar de las personas, y por miedo, nos comportamos como mendigos, pidiéndole al comprador que nos elija, cuando debíamos ser los que le devolvamos la confianza y el bienestar a los consumidores.

En los últimos años, la publicidad y el mercadeo fracasaron en Colombia, no podemos darnos el lujo, que los próximos años sean igual: reaccionemos.



Nota al pie: En julio salió mi libro “Pobreza & Prejuicio”, donde hablo de los fantasmas de la economía colombiana y por qué no estamos tan mal como creemos; ese libro puede ser muy útil para comprender lo que está pasando. Muy útil para saber cómo jugar en 2018, y dejar de estar asustados y recordar quienes somos.

martes, febrero 14, 2017

Manual para sobrevivir 2017 en Colombia | Colombiador

Manual para sobrevivir 2017 en Colombia | Colombiador


Manual para sobrevivir 2017 en Colombia

Por: Camilo HerreraPublicado en: Colombiador

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Entre el IVA del 19%, el escándalo de corrupción de Odebrech y los procesos de paz, el crecimiento de la economía de 2017 se podría embolatar. La economía, entendida como el PIB, es la suma ponderada de las decisiones emocionales de las personas, que al comprar, endeudarse, invertir y ahorrar, nos cuentan cómo se sintieron en un momento de tiempo, y en 2017 esta emotividad puede ser negativa.

La gente compra cosa basas en tres situaciones: que tenga el dinero y el tiempo para hacerlo, que les vendan el producto y que sientan que esas inversiones que hacen hoy, no harán que su futuro sea incierto. Un buen ejemplo es Venezuela hoy, donde la hiperinflación hace que la gente no pueda comprar todo lo que quiere, no hay productos para comprar y la gente teme invertir, porque no sabe si lo que compre, se lo van a quitar. Afortunadamente, estamos muy lejos de ese escenario pero hay cosas que llaman la atención y a las cuales debemos estar alertas.

Hemos encontrado por lo menos 12 dolores del mercado colombiano que afectaron el ambiente en 2016 y podría continuar en 2017 si no hacemos algo. Estos dolores se han divido en 4 grandes grupos: los de mercado, los del mercadeo, los del comprador y los del consumidor, con el fin de poder hacer un mejor diagnóstico y foco en las acciones para reducirlos.


(Nota: en este vídeo pueden ver la explicación de lo acá expuesto, presentado en Colombiatex 2017, en el pabellón del conocimiento de Inexmoda, con un foco más en moda y confecciones, pero con una visión fresca de lo que ocurre)

Adicionalmente puede bajar la presentación en PDF de Slideshare


En 20071 el mercado de la moda depende colombiatex 2017 – enero de 2017 from Camilo Herrera

Los dolores del mercado, se refieren a esos en los que cada persona y empresa no pude hacer mucho, ya que son efecto de la suma de múltiples decisiones al mismo tiempo y terminan siendo leyes de mercado, porque al ser un efecto colectivo, es muy difícil cambiarlas con esfuerzo particulares; algunos podrían decir que son efectos macro o microeconómicos puros, y quizá tengan razón:

Dolor 1 – La inflación: en 2016 se dio la inflación más alta de los últimos 16 años. Lo que significa que como las personas comienzan a ser compradores frecuentes desde los 20 años, las personas entre 21 y 36 años, nunca habían vivido este entorno de cambios de precios, lo que modificó de manera profunda su comportamiento de compra y causó que vieran cada vez más los precios, sus cambios y redefinieran su capacidad de compra. Esto, cambió radicalmente el mercado en Colombia y la forma de comprar, y por lo tanto de consumir, de muchos hogares colombianos.

Dolor 2 – El empleo: 2016 es uno de los años en que menos empleo se ha creado en Colombia. Esto lo causó la menor demanda de productos, el bajo crecimiento del gasto público y el temor de los empresarios de contratar más personas en un entorno de incertidumbre.

Dolor 3 – Freno del Gasto: en un escenario, donde la cantidad de personas con ingreso crece más despacio de lo esperado y los precios de los productos hacen que las personas compren menos cosas, era inevitable que el gasto de los hogares se frenará. No compraron todas las cosas que acostumbran comprar, al punto que en 2016 un colombiano promedio compro 0,5% menos cosas que en 2015.

Los dolores de mercadeo, son más profundos, porque provienen de las decisiones de las empresas, el gobierno y las marcas, que buscando vender más ante estas situaciones, afectaron el mercado de manera profunda:

Dolor 4 – Descuentos. A los compradores les encantan los descuentos, porque siempre es mejor comprar algo a un menor precio. Más, esta lógica tiene serios problemas para los hogares, empresas y comercio: siempre que se hace un descuento alguien pierde. Si la empresa baja de precios para vender más, porque siente que no está vendiendo lo que debe vender, tendrá menos utilidades, poniendo en riesgo su rentabilidad y existencia; el comercio, al hacer descuentos genera que mucha gente vaya a sus tiendas, pero al vender más barato, gana menos y eso lo pone en aprietos, no solo por sus utilidades y sostenibilidad, sino porque maleducan al comprador a solo comprar en rebajas. El comprador pierde más de lo que cree, porque en la mayoría de los casos, al comprar en descuento pierde muchos de sus derechos como el cambio de producto e incluso algunas condiciones de la garantía y el derecho de retracto. Desafortunadamente, nuestro mercado está en una guerra de descuentos sin lógica desde octubre de 2008, donde al final, casi nadie ha salido ganando lo que esperaba.

Dolor 5 – Diferenciación. En sus funciones básicas, muchos productos y servicios son iguales, y cuando el motivador de compra es el precio más bajo, el comprador solo busca que el producto cumpla con sus condiciones básicas y esto hace que el mercado todo parezca igual, causando que para una persona no hayan grandes diferencias en los productos, pese a que estas sean notorias.

Dolor 6 – Menor valor de las marcas. Si las cosas están en descuento y para el comprador todo es “igual”, las marcas pierden valor frente a las personas, porque dejan de ser percibidas como un valor adicional, a ser simplemente una etiqueta cara, causando un menor utilidad percibida por el consumidor, y reduciendo completamente su nivel de satisfacción.

La inflación ha sido uno de los motores fundamentales de los dolores de mercadeo y mercadeo, ya que causaron que el comprador y las empresas debieran afectar el precio de los productos, sus marcas y calidades para poder estar en el mercado a toda costa; esto causó que el comprador cambiara profundamente, dejándole por lo menos estos tres dolores:

Dolor 7 – Menor capacidad de compra: el aumento de la inflación, le quitó capacidad de compra a los hogares, porque cuando el salario solo aumentó el 7% y la inflación promedio del año fue más alta que eso, la gente no pudo comprar la misma cantidad de cosas que el año anterior; esto causó que los hogares redefinieran su gasto y dejaran de comprar ciertas cosas como carros nuevos, muebles y televisores, y comenzará a usar cosas que tenían en sus casas, y a darse cuenta que muchas de las cosas que querían comprar, no eran tan necesarias o que bien podrían esperar un tiempo.

Dolor 8 – Cambio de canales. Mientras los precios subían en muchas categorías, los canales de descuentos y conveniencia como D1, Justo y Bueno, y Ara, crecían por el país, acompañados de la profundización de Rappi, Domicilios.com y otra cantidad de nuevos formatos y plataformas para compras, que modificaron la preferencia de donde muchos de los colombianos hacen su compras, no solo buscando descuentos, sino atención, servicio y tiempo de servicio.

Dolor 9 – Desconfianza. La confianza del consumidor se cayó al suelo, y no me refiero a las mediciones que hay sobre esto, sino a que ya no tienen en quien confiar. El gobierno prometió la paz en marzo y no cumplió, muchas cadenas debieron reetiquetar sus precios y al hacer descuentos, parecía que estaban engañando al comprador, y muchas empresas y marcas son acusadas por ser parte de carteles de precios. En solo unos pocos meses, las instituciones que le daban confianza al consumidor, perdieron su credibilidad frente a él, y esto generó una fuerte contención de gasto.

Estas condiciones de mercado, que buscan compras rápidas, más baratas y más sencillas, con menor valor y sin un vínculo emocional fuerte, causaron que los colombianos como consumidores debieran manejar ciertos cambios en su cotidianidad:

Dolor 10 – Perversión del consumidor. Durante todo el año, el consumidor recibió continua presión sobre su forma de consumir, donde se le decía continuamente hacía las cosas mal, que se hacía daño y que afectaba al planeta: las bebidas azucaradas, el gluten, el sodio, los pitillos, las bolsas plásticas, los combustibles, la disposición de residuos y muchas más cosas, han hecho que los colombianos sientan que están haciendo las cosas como no debe ser y que tienen que cambiar, incluso con acciones socialmente violentas como en el caso de los pitillos desechables, donde algunos restaurantes los han prohibido.

Dolor 11 – Insatisfacción. Las sensación de problemas en el mercado y de hacer las cosas mal, ha causado que la gente se pregunte si lo que hace está bien y si lo que tiene es lo que necesita o no. Esto ha llevado a que muchas personas, estén reparando sus cosas, renovándolas como Pinterest se los recomienda, vendiendo cosas usadas e incluso dejando de comprar ciertas categorías porque consideran que ya no los satisfacen, como en el caso de las toallas higiénicas femeninas y la nueva tendencia de recoger la luna.

Dolor 12 – Incertidumbre. Finalmente, el temor. No hay nada peor que tener la intranquilidad de no saber qué va a pasar, y 2016 fue un año de enorme incertidumbre para los consumidores colombianos.

Considerando lo anterior, comprendido no como un listado de dolores, sino como un posible listado de problemas, con sus respectivas soluciones y que permiten definir un plan de acción, es prudente llamar la atención al primer párrafo de este texto, donde se advierte de tres nuevos dolores en 2017: IVA, Odebrech y Paz.

En enero se vio que el impacto del IVA es importante, no solo porque aumento el precio de algunos productos en un 3%, sino porque causó un efecto emocional importante, ya que mucha gente cree que el IVA es ahora del 19%, como si desde enero muchos productos subieran su precio en esa magnitud. Claramente esto no es así, pero la sensación que queda en el mercado es otra y esto causa un freno emocional en las compras, porque un aumento del 3% en el precio de un producto, no es lo suficientemente grande para que la gente se sienta afecta, con un aumento de salarios del 7%; pero si creen que lo que pasa es que muchas cosas aumentaron un 19%, la sensación es diferente. Es casi imposible luchar contra una creencia, y mucho menos desde la razón.

A esto se suma Odebrech que realmente puede ser un problema complejo. Mucho del bajo crecimiento de la economía en 2016 se debió a la poca dinámica del gasto público, causada por la entrada de los alcaldes y gobernadores, y la demora en los ajustes de las obras de infraestructura 4G, que debieron cambiar sus modelos financieros por la devaluación del peso. El escándalo de corrupción en el que estamos, tendrá grandes costos políticos para muchos y las redes sociales serán muy intensas con esto, pero la gran preocupación es relativa al gasto público: si las investigaciones judiciales congelan, demoran, limitan y obstaculizan la entrada de las nuevas obras de infraestructura, por motivos legales, el gobierno no podrá inyectar dinero a la economía por este lado, y ese si es un problema sería, porque no se generaría empleo por esta vía, como paso el año anterior.

Finalmente, está y estará el tema de la paz con las FARC y el ELN, que más allá de tener generar problemas de ingreso, causan problemas emocionales, porque como era de esperarse que colombianos, no estén de acuerdo con el proceso y su forma, lo que afecta la credibilidad y confianza del gobierno con la población, reduciendo su capacidad la capacidad de acción del mandatario en plena campaña presidencial.

Los doce dolores de 2016 y estas 3 nuevas complicaciones nos podrían hacer pensar que 2017 podría ser el peor de los años que hemos tenido en nuestra historia, y eso no es verdad. Ya hemos tenido años en que se ha aumentado el IVA, campañas presidenciales y procesos de paz, y hemos salido abantes y muy fortalecidos.

Se ha dicho que Colombia perdió la década del precio alto del petróleo y esto no es cierto. En ese periodo la industria y los hogares aumentaron sus patrimonios e ingresos de manera importante, y nuestra economía creció a un buen ritmo. Se pudo haber hecho mucho más en infraestructura nacional, pero este tema es siempre muy complicado en el país. Por esto creemos, que 2017, si bien puede tener momentos difíciles, tiene por lo menos una enorme oportunidad para mejorar.

2016 fue el país del “No sé”, porque casi todas las preguntas tenían esta respuesta: ¿cuándo se firma la paz?, ¿cuándo se acaba el fenómeno de El Niño?, ¿cuándo se presenta la reforma tributaria?, ¿Qué va a aumentar de IVA?, ¿cuándo juega Falcao?

2017, será un año inclusive con más incertidumbre, porque dependemos de la renuncia del vicepresidente, de quienes serán los precandidatos presidenciales, del impacto del IVA en los hogares, de la llegada del fenómeno de La Niña (aunque la probabilidad de que pase es muy baja), de las consecuencias de Odebrech, de los paros camionero, agrícola, de salud, educación, judicial, de movimientos sociales e Indígenas. 2017 será el país del “depende”.

Ante todo esto, solo queda una salida: niños, jóvenes, adultos, personas mayores, madres, padres, empresarios y empleados debemos comprender que no debemos depender de lo que pase en lo político, sino que depende de nosotros mejorar nuestra calidad de vida, crear empleo, producir más y mejorar las condiciones del mercado. Por esto, los 12 dolores que se han expuesto, se convierten, en el mejor plan de mercadeo para los hogares y las empresas para afrontar este año:

Solución 1 – Crear valor. Las empresas, las marcas y el comercio saben que deben subir de precios en 2017, y eso es una buena oportunidad para cambiar las apuestas. Los precios deben subir porque los salarios aumentaron un 7%, los costos fijos cerca de un 6% y en algunos casos el IVA hará que el precio suba un 3% adicional. Ante esto, la solución es simple: no le vendan a mi mamá el mismo shampoo un 10% más caro, vendan una nueva presentación del producto, más grande o más pequeña, un nuevo olor o incluso un mejor empaque para hacer que el uso del producto sea más fácil. Para los hogares el tema no será fácil, pero deben tomar las decisiones correctas y no las que la falsa racionalidad les dicta: deben comprar cosas que le satisfagan, y no solo que cumplan con lo minino esperado. Si bien se verán más caras en la tienda, no lo son por la terquedad de una etiqueta, sino porque tienen más trabajo detrás y seguramente mejores condiciones, y si bien debemos esforzarnos más al comprarlas, estas nos darán mejores resultados. Claro está, que en muchos casos, los productos más baratos, pueden ser mejores.

Solución 2 – Crear y defender el empleo. Suena fácil decirlo, pero sí de las más de 900.000 empresas que tiene Colombia, cada una genera un empleo más, las cosas cambian radicalmente. Esto no es fácil para las medianas, pequeñas y micro, pero si hacen el esfuerzo, y las grandes ayudan más, es posible que se creen más empleo en el país, fomentando una mayor capacidad de compra. Por el lado de los hogares, la misión es simple: debemos cuidar nuestros empleos haciendo las cosas bien, aportando a la empresa que trabajamos más de lo que se nos pide, y debemos hacer un cambio muy grande: comenzar a cuidar lo legal y lo formal. Si compramos cosas en sitios legales y formales, generaremos más empleo, sin por el contrario compramos cosas ilegales, informales, contrabando e imitaciones, destruiremos empleo, bajo la idea de comprar más barato.

Solución 3 – Lanzamientos. Para dinamizar las compras de las personas no solo hay que darles dinero y tiempo, sino cosas para comprar. 2016 fue uno de los años de menor cantidad de lanzamiento de productos, y eso hace que la gente no se vea motivada a comprar cosas, o bien porque ya las tiene o porque siente que lo que de siempre ya no le sirve igual. Por el lado de los hogares, es momento de salir de la zona de confort, de comprar siempre lo mismo, debemos probar nuevas cosas, como lo hicimos con Netflix, Uber, Domicilios.com o la llegada de marcas internacionales. No debemos cambiar nuestra vida, pero si dejar que lleguen nuevas cosas a ella, que nos permitan tener una mayor y mejor satisfacción de nuestras necesidades. Es momento de arriesgarnos.

Solución 4 – Precios justos. La industria y el comercio ha comenzado a sincerar sus precios, ya que la continuidad de descuentos hacen que la gente no sepa realmente cual es el precio de un producto; en la industria de moda esto es contundente, ya que la mayoría de las personas no saben si la prenda que quieren comprar esta barata o no, porque nunca la han comprado y por esto el mensaje de los descuentos y promociones es tan usado en este segmento de productos. Mostrar el precio del producto permite decirle al comprador que es lo que está comprando, decirle a un comprador que compre por descuento, es decirle que compre porque eso está barato. Los hogares deben ser muy eficientes para hacer rendir su dinero este año, pero comprar todo en descuento no es la solución, ya que muchos de los productos que están en esta situación, lo están porque la gente no los quiere comprar, y por algo será.

Solución 5 – Segmentar bien. Cada vez más el mercado requiere más eficiencia en venderle las cosas que son a los que son; las empresa en su afán de vender, han masificado muchos productos y los han puesto en muchos canales, causando un pérdida de eficiencia enorme. Esto llega al punto a que pese a saber que un hombre y una mujer son diferentes, o que un cachaco no es un costeño, les venden las mismas cosas, en los mismos canales, con el mismo tono de comunicación. Una buena segmentación (por producto georeferenciación, ingreso, género, cultura o tipos de mindsets) aumenta las ventas y los márgenes. Los hogares y en particular algunos compradores, deben estar atentos, porque no todo lo que las marcas venden son para ellos, y si bien por haberlo puesto en la tienda equivocada o haber hecho una publicación mal direccionada, puede caer en la tentación de comprar algo que no tienen ningún sentido en sus hábitos de consumo, lo que causa frustración, insatisfacción y pérdida de dinero. Para esto, siempre es bueno hacerse las tres preguntas: Esto que voy a comprar, (1) ¿si lo compro, lo voy a usar mañana?, (2) ¿si no lo compro, que otra cosa compraría que hiciera lo mismo?, (3) ¿si no lo compro, que compraría que me sirviera para otra cosa?

Solución 6 – Volver a ser distintivo. Los productos que la gente usa pueden ser comunes o distintivos, porque todos son diferentes, pero muy pocos logran sobresalir en el momento de la compra y del uso. Un producto distintivo es aquel que tiene una oferta de valor clara y que la comunica claramente, como puede ser el caso de los capuchinos de Dunkin Donuts en los aeropuertos o bien el tarrito rojo de JGB. Para los hogares, los productos logran ser distintivos sin sobresalen sobre los demás, pero sobre todo, si aportan un valor claro, porque en la casa dejan de ser distintivos y son un pequeño monopolio en el consumo, que si no cumple la promesa, no logra la recompra.

Solución 7 – Crear nuevos y mejores medios de pago. Ante una caída en la capacidad de compra del mercado, los canales y los productos han creado formas de pago personalizadas para ayudar y fidelizar a sus clientes. Esto no es un ejercicio nuevo en el mercado, y esfuerzo como el de Flamingo, la tarjeta CMR, Éxito o el fiado del tendero, son claves en el mercado. A los hogares no les gusta endeudarse, pero en muchos casos es mejor hacerlo para poder acceder a lo que se necesita o bien para no perder una oportunidad. Para esto se debe entender muy bien las condiciones el crédito, y en eso fallamos mucho los colombianos que no entendemos bien del tema y al final nos quejamos porque pagamos más por el producto final, al olvidarnos que la marca o la tienda asumió los costos financieros de ese dinero que nos prestó.

Solución 8 – Adaptación a los nuevos canales. No se puede pelear con un cambio de tendencia, se debe aprovechar. La entrada de las nuevas plataformas tecnológicas como Uber, Rappi o Domicilios.com, sumados a D1, Ara y Justo y Bueno, han modificado el ecosistema del comercio en Colombia; las marcas deben adecuarse a esto, bien sea preparándose para tener tiendas que funcionen más como Showrooms, donde la gente entra y no compra, y tener la capacidad de atender por internet o teléfono los pedidos de los clientes, hasta crear marcas blancas para las nuevas cadenas de descuentos. Todo esto ha sorprendido a los hogares, que se ha adaptado mucho más rápido a estas nuevas plataformas, al punto de pedir domicilios a la tienda de barrio por whatsapp, pero es clave ir al punto de venta, porque es allí donde las marcas y el comercio pone nuevos productos, promociones y descuentos que pueden ser funcionales, y no se ven en estas plataformas. Ni mucho que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.

Solución 9 – Plantear una promesa. Ante la desconfianza del mercado por los múltiples errores que hemos cometido, es necesario dar un paso valiente: volver a hacer una promesa y cumplirla. Más allá de los errores y las equivocaciones, debemos aceptar que eso ya paso, y transformar el momento en una oportunidad, dándole al mercado un nuevo mensaje; decir por ejemplo que como meta en este año, nuestra marca hará que la eficiencia del producto de limpieza es mejor que la del año pasado, o que nuestros productos son más saludables, o que en cada compra, les daremos una forma alternativa de usar el producto. Esto lo recibirán bien los hogares, que han llegado a esa desconfianza porque les hemos hecho promesas y no les hemos cumplido, pero si las promesas propuestas, mejorar la calidad de vida de ellos, seguramente lo probarán y darán una segunda oportunidad. Decía la profesora Ester Perel, “Antes monogamia, era una pareja toda la vida; hoy monogamia, es una pareja a la vez”, lo que deja ver que la fidelidad está en función del tiempo y de la satisfacción de las promesas planteadas.

Solución 10 – Educar al consumidor. El gran reto del mercadeo y su innegable oportunidad, es educar al consumidor; por años les hemos vendido a las personas, productos sin contarles cómo se usan bien, concentrándonos en sus atributos y beneficios, dejando solo al consumidor y el usuario, sin un mínimo manual de instrucciones, causando que la satisfacción de la promesa quede en función de la lógica y la intuición de quién usa nuestros productos; este riesgo es enorme, y lo podemos minimizar contando historias de cómo se usan las cosas, como las usan otros, como se deben usar y que chascos ha causado usarla de maneras inesperada. Los hogares saben esto y ya mucho en Google, Youtube, Facebook, Pinterest e Instagram comienzan a buscar “cómo hacer las cosas”, no solo por los consejos de las marcas, sino de usuarios que han sabido aprovecharlas de maneras novedosas y eficientes.

Solución 11 – Hay que volver a sorprender. Solo por un momento piense en la marca que más le gusta y pregúntese si esa marca lo ha sorprendido recientemente; ahora bien, como empresario, pregúntese si ha sorprendido a su comprador y consumidor en los últimos tiempos. El gran secreto de esto radica en comprender que “toda tradición, algún día fue una innovación”, y por cuidar el éxito de lo logrado, paso de ser novedoso a ser lo mismo de siempre; Un buen ejemplo en esto fueron los nombres en las botellas de Coca-Cola, que cambiaron por un momento el hábito de compra y convirtieron un producto homogéneo, en algo casi personalizado. Los hogares también lo pueden hacer, pero haciendo un enorme sacrificio: cambiando su comportamiento de consumo, probando cosas nuevas, intentando otras maneras de hacer las cosas; no es fácil, pero no imposible, o de lo contrario seguiríamos alquilando películas en Betatonio.

Solución 12 – Generar confianza. El mercado está asustado y las empresas deben trasmitir una voz de calma a sus clientes; si bien el rol de las marcas está en función de lo que sus productos hacen en la vida de las personas, un mensaje positivo de esos productos que me acompañan todo el día, pueden causar en sus clientes sensaciones positivas; el mercado, la economía y el PIB no son racionales, son emocionales y por eso debemos volver a creer, a divertirnos, a estar tranquilos. Los hogares son parte fundamental de este proceso, porque son ellos los que pueden transmitir en sus comunidades esta calma, realizando acciones simples como actividades de vecinos en los parques, o simplemente caminando bajo la lluvia, diciéndole a todos que lo que parece un problema, fácilmente es una bella oportunidad.

Colombia ha cambiado mucho, ha mejorado mucho, se ha trasformado enormemente, gracias a lo que hace el gobierno, el empresario, el comercio, el ama de casa y cada uno de los niños que viven en el país. Para que esta dinámica continúe debemos ver los problemas, pero no para señalarlos continuamente, sino para encontrar soluciones que nos ayuden a todos. Por eso le pregunto: ¿Qué cree que debemos hacer para que 2017 sea mejor?

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miércoles, septiembre 14, 2016

Las nuevas grandes empresas | Opinión | Portafolio

Las nuevas grandes empresas | Opinión | Portafolio

Las nuevas grandes empresas

Se ha generado el surgimiento de nuevas empresas, que redefinirán el ecosistema empresarial colombiano en los próximos años.
Camilo Herrera Mora

POR:
CAMILO HERRERA MORA
SEPTIEMBRE 13 DE 2016 08:36 P.M.


Seguramente, usted no conoce marcas como Homeaditos, Rendy, Bonaropa, Latti, Brilla King o Viande, pero, según Kantar, son las que más crecen en el gasto de los hogares y tienen un factor común: las está moviendo D1.

El crecimiento de cadenas de comercio de bajo precio, como D1, Justo y Bueno y Ara, no solo han redefinido el ecosistema comercial, sino el empresarial, porque han fomentado la aparición de nuevas grandes empresas en el mercado, que compiten de par a par con marcas tradicionales, al ser propias de estas nuevas cadenas, o bien privadas, apalancando su crecimiento en estas tiendas.

En pocos meses, marcas como Latti (Leche) tienen una importante cuota de mercado a nivel nacional, pues han logrado capturar clientes de tienda de barrio y supermercados. La estrategia de las tiendas de bajo precio (que algunos llaman de descuento, una hábil táctica de comunicación) es simple: vender pocas categorías, con pocas marcas y productos por cada una, haciendo que la elección de compra sea mucho más sencilla para el comprador, reduciendo el tiempo que se demora comprando, y pagando menos.

Si bien es claro que uno tiene que elegir entre tres productos y no entre 30, es fácil y rápido tomar una decisión, pero eso no asegura que compre más barato. Entonces, ¿cómo se logra eso? La respuesta es simple: desde la logística, manejar menos productos es más barato, lo cual baja los precios finales; desde el producto, se venden marcas más baratas, reduciendo la capacidad de elección del comprador, que en ciertas categorías ha perdido la lealtad por las marcas tradicionales, y considera que un producto básico no tiene que tener un rótulo que lo respalde.

Así, el comprador tiene tiempo y dinero, y eso asegura el éxito en ventas, con la tranquilidad de que sabe que adquirió algo barato, pero no necesariamente obtendrá lo mejor, ni mucho menos lo que siempre ha comprado.

Esto ha llevado a que en ciertas categorías, D1 supere al Éxito en volumen de ventas, y la leche es un buen ejemplo. Cabe anotar que los grandes supermercados no son los mejores jugadores en la venta de algunos productos como la leche, gaseosas o pan, en los cuales no llegan a vender el 20 por ciento de lo que compran los colombianos; es la tienda de barrio la que hace esa tarea. Por lo anterior, aunque estas nuevas cadenas le están quitando clientes a los supermercados, lo hacen en mayor proporción a tiendas.

Bajo esta premisa, en poco tiempo veremos cómo la empresa que le hace los lácteos a Koba Colombia, se convierte en líder, por encima de Alpina, Colanta y Alquería, quienes han desarrollado el mercado por años, pero les llegó el momento de enfrentarse a la comoditización de la categoría; y lo mismo pasará con otras cosas.

Más allá de si esto es bueno o malo para las cadenas y marcas tradicionales, es claro que ha generado el surgimiento de nuevas empresas, que redefinirán el ecosistema empresarial colombiano en los próximos años. Sin duda, será un escenario muy interesante.

Camilo Herrera M.
Presidente de Raddar
camiloherreraraddar@gmail.com

viernes, agosto 05, 2016

El valor de la marca en los consumidores | Colombiador

El valor de la marca en los consumidores | Colombiador


El valor de la marca en los consumidores

Por: Camilo HerreraPublicado en: Colombiador
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“La verdad me parece muy bobo pagar $300 pesos de más por una etiqueta”, nos decía una señora a la que acompañamos a hacer compras, con el fin de comprender cómo lo hacía. Para ella, las marcas, no son otra cosa que logos de colores que se ponen en los productos, para hacerlos ver más bonitos, pero al final, para ella, los productos son básicamente iguales.

Esto suena extraño en el mundo de hoy, donde las marcas son muy relevantes en la toma de decisiones del consumidor, pero va en el mismo sentido de lo hallado por Sheena Isengar, una brillante investigadora hindú de consumo, cuando les preguntó a unos ciudadanos de una república exsoviética, sobre qué gaseosas preferían, y la respuesta más común fue: “cualquiera”. A ellos les daba igual tomar una Coca-Cola o una 7up, porque al final son la misma cosa.

Esto es sorprendente, porque para cualquiera de nosotros, la diferencia en los sabores es evidente y eso nos causa fácilmente unas preferencias claras, pero para ellos no, como para la señora que acompañamos, es lo mismo comprar un arroz u otro.

¿Por qué la gente valora las marcas? Es una de las preguntas más complejas de hoy, no solo en el mundo del mercadeo, sino en el mismo mundo financiero. Ya existen modelos que dejan ver cómo la marca permite generar valor en la empresa, asegurar ventas y aumenta las utilidades, y cada año se publican diversos listados diciendo cuál es la marca más valiosa del mundo, en función a la cantidad de dinero que genera; pero esto no le importa ni a la señora, ni a los exsoviéticos, porque para ellos todo es igual, y quizá por eso escogen el producto más barato.

Para la gente es irrelevante cuánto dinero le genere la marca a la empresa, porque lo que le importa es cuánta satisfacción les genere a ellos mismos. Por esto, al pensar en el valor de la marca para el consumidor, se deben tener en cuenta varios factores que nos explican por qué son valiosas o no.

El primero es el precio. Las personas compran productos en función de su capacidad de compra y disposición a pagar y no por el precio del producto: no es lo mismo comprar una cerveza Águila en una tienda de barrio en la tarde, que en un bar a las 3:00 a.m.; el precio no es dato numérico, sino la representación del esfuerzo que la persona está dispuesto a hacer por tener el producto, y una buena forma de comprenderlo, es pasar ese precio a cuántas horas de trabajo debe trabajar para comprarlo, y es allí donde la persona realmente comprende el valor de lo que compra. Parece increíble que la gente trabaje por más de 8 horas para pagar un almuerzo en un restaurante elegante, que le dará placer por solo una hora.

El segundo es la identidad. Las personas necesitamos ser parte de algo, de algo bueno, de algo con sentido, y las marcas nos ayudan con eso; no solo las marcas de los productos, sino de los equipos de futbol o de partidos políticos, porque nos hacen sentir parte de un colectivo diferente a nuestra familia y que escogimos nosotros mismos. No es que las marcas nos digan cómo debemos ser, sino que nos dan un espacio donde podemos reconocer conceptos comunes con los que estamos de acuerdo, nos identificamos y los apoyamos. Por eso Coca-Cola tiene el poder que tiene, porque la gente quiere ser feliz.

La tercera, es que la marca es la representación abstracta de la promesa de satisfacción que le hacemos al consumidor. Esto significa que la marca le debe prometer a su cliente que le va satisfacer por lo menos una necesidad y que va a cumplir con su promesa. Chocoramo, es el ejemplo viviente de esto, porque siempre nos ha prometido una indulgencia balanceada entre el dulce sabor del chocolate y la suavidad del ponqué, al punto que ante los cambios del consumidor, se relanzó como “mini” y continúa cumpliendo su promesa.

Así, las marcas son valiosas para el consumidor porque le cumplen lo prometido y le dan identidad, y como contraprestación, las personas compran sus productos, con dinero logrado con horas de trabajo, intercambiando esfuerzo por satisfacción.

Desafortunadamente, estamos en un momento donde este valor del consumidor por las marcas se ha deteriorado, porque han pasado de prometer cosas a “venderse barato”. La guerra de promociones en la que vive el mercado mundial, ha hecho que las personas busquen sistemáticamente el precio más bajo, y no la mejor promesa, esperando en el menor desembolso tener la mejor satisfacción, lo cual es casi siempre imposible, causando una enorme insatisfacción al consumidor, y afectando profundamente el valor de la marcas y su sentido mismo, que cada vez más se parece a la etiqueta de la que hablaba la señora.

Cuando uno va a ver a Pelé, Maradona o Messi, son sus marcas los que hacen que vayamos al estadio o nos sentemos por dos horas frente al televisor, porque sabemos que si ellos juegan o jugaban, el espectáculo estaba asegurado y valía la pena pagar por ello. Lo mismo pasa con gran cantidad de escritores, cantantes, políticos, comediantes, artistas y demás personas que se han convertido en marcas en sí mismos, siendo enormemente valorados por los consumidores, logrando pasar la frontera del tiempo como Los Beatles.

En un trabajo realizado con Wharton, se establecieron que hay por lo menos 24 marcas que dan tanto valor a los consumidores colombianos que son eternas para ellos. Marcas como Piel Roja, Jet, Colombiana, Coca-Cola o Aspirina, transformaron nuestra cotidianidad, logrando estar cerca, solucionando las cosas y llenando de alegría a la gente. Esto no se logra de la noche a la mañana, porque las grandes marcas no son grandes porque se les invierte mucho en publicidad, sino porque invierten mucho en cumplirle a sus consumidores. Estas marcas se demoraron años generando confianza, canales, precios, productos, campañas, recordación y sobretodo se dedicaron a transformar segundos en momentos para las personas.

Esto fue rentable para ellas y las compañías a las que pertenecen se vieron beneficiadas por buenas ventas, pero los consumidores recibieron más, porque sabían que “mejor mejora Mejoral”, que podían comprar “bueno, bonito y barato”, logrando del sueño de tener “Carro, Casa y Beca”, porque alguien por ahí les decía que era “su amigo fiel”. Estos slogans, que se suman a muchos otros que los colombianos tenemos en la cabeza y sobretodo en el corazón, se quedaron allí porque son la representación de sueños cumplidos, sonrisas generadas y plenas satisfacciones, aunque como algún día les dije en la Junta de Nutresa, al pararme con mis 165 centímetros de altura, y mirarlos fijamente y en un tono serio, “lamento decirles que no siempre Chocolisto te ayuda a crecer”.

Los consumidores hoy son dueños de las marcas y no las empresas, no solo porque son ellos los que definen qué van a comprar, sino porque ellos las han creado y recreado en su cotidianidad, logrando que estas pasen de ser distintas a distintivas, porque en un mercado donde cada vez hay más productos y marcas, es fundamental pasar la frontera del diferencial y llegar a ser realmente único, para que las personas, que cada día más abrazan su individualidad, se sientan identificadas. Por eso, un objetivo fundamental para las marcas hoy es ser distintivas, para poder comunicarse con las personas a las que deben llegar y brindarles sus beneficios, permitiendo que el mercado convivan miles de marcas para miles de personas, sin la necesidad que haya una por persona, ni mucho menos. Pueden convivir Chevrolet, Renault y Mazda, que más da, para cada gusto y necesidad hay uno.

La máxima prueba de este valor, de este amor, se da cuando recomendamos una marca a alguien más, porque significa que dejamos de ser egoístas y pasamos el enorme secreto que tenemos: “esta marca sí funciona, cumple y vale la pena pagar por ella, cómprala, y no te arrepentirás”.

viernes, abril 15, 2016

No es verdad que D1 sea así de barato | Colombiador

No es verdad que D1 sea así de barato | Colombiador


No es verdad que D1 sea así de barato

Por: Camilo HerreraPublicado en: Colombiador
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Parece que el deporte de algunos es desprestigiar a los demás con mentiras a medias, y más si es alguien grande y exitoso, porque parece que los celos causan que la gente tenga la necesidad de hacer quedar mal a los que hacen las cosas bien.

Como muchos de ustedes leí un texto que da vueltas por la red, donde dice que los precios de D1 son mejores que los del Carulla, y como analista de consumo revise con cuidado los datos, y mientras leí el texto, no podía dejar de reírme.

Reírme porque la gente se las da de analista y hacen unas comparaciones equivocadas, como haciendo juegos de palabras, por medio de juegos de números engañosos y torpes. Lo triste, es que todo el mundo está hablando de ese texto como si fuera una verdad absoluta, haciéndole un daño enorme al Carulla y a D1, de un solo golpe.

Decir que una lata de atún sin marca es comparable a una lata de atún Van Camps, demuestra que esta persona no ve diferencia entre esos dos productos, o que escribió ese texto con alguna intención diferente a la de un consumidor que desea informar, o un periodista que desea develar una verdad. Un producto básico no se puede comparar con uno que tiene una marca que respalda su valor agregado que, en este caso en particular, es que Van Camps es Dolphin Safe, porque cumple con las normas de protección a delfines, que las marcas blancas no siempre lo hacen, y sin
lugar a dudas, es más costoso pescar con cuidado que sin él.

Muchos han caído en la tentación de creer este análisis, porque en el fondo todos queremos comprar productos más baratos, pero de la misma calidad de aquellos que tienen un costo más alto, y si nos dicen que D1 tiene mejores precios que Carulla, corremos a comprar a esta cadena, con la fortuna que en poco tiempo se verán las cosas como son: en D1 las cosas tienen un precio más bajo, porque son productos más pequeños, de calidad estándar y con muy baja variedad entre productos, lo que significa que si usted va a buscar atún, solo encontrará una o dos marcas en la tienda, y su libertad de elección se verá inmediatamente limitada. Lo que causará que usted compre ese atún en ese momento porque lo necesita, pero cuando vuelva a tener la necesidad de comprarlo, no lo buscará en D1 porque no era el producto que usted esperaba.

Así pasa con muchos productos, y no es porque D1 haga las cosas mal y el Carulla las haga bien, o que el uno sea más barato que el otro, sino que son distintos. No se puede comparar peras con manzanas por el simple ejercicio de querer escribir algo para que se viralice en las redes, y se replique por diversos lados, como en el mismo caso de este texto; porque claramente sé que criticar ese texto hará que más lo lean, pero no me importa, porque lo que ese texto dice, es la misma burrada que dijo el ministro de agricultura hace días, que culpo al comercio de la inflación en Colombia y causó que periodistas de todos los medios fueran a Corabastos y a Carulla y comenzarán a comprar precios, sin ningún tipo de responsabilidad.

¡Es obvio que un kilo de papa cuesta más en una tienda en el norte de Bogotá que, en una plaza de abastos!, porque la tienda lo compra allá y lo lleva al norte, la lava y la dispone de una manera que usted la pueda comprar a solo tres cuadras de su casa. Cuando uno paga un producto en una tienda, paga el producto, el servicio de venta, la disponibilidad del producto, la cercanía y la atención, pero la gente salió corriendo a decir que Carulla era caro.

Es curioso que la gente cree como verdad un ejercicio de comparación en dos tiendas, pero nos exigen a los investigadores que tengamos encuestas con muestras grandes, y que mostremos los márgenes de error, y pese a todo siguen diciendo que no creen en las encuestas bien hechas, porque nunca los han encuestado; pero si creen en un texto que dice cosas que quieren oír para autojustificarse.

Lo que me tiene pensando, es como dos noticias iguales salen en menos de un mes, como si hubiese un ánimo definido de mostrar que Carulla es caro y los demás no, que las grandes cadenas causan inflación y la demás no. No sé si hay algún tipo de ejercicio de comunicación definido para posicionar a D1, pero si así lo es, obviamente el error es enorme, porque incluso Van Camps es del Grupo Santodomingo también. Adicionalmente, cuando la gente vaya a la tienda pensando que D1 es como un Carulla y podrán encontrar variedad, calidad, frescura y buen servicio, se darán cuenta que están en una tienda hard discount que no tiene el mismo servicio que Carulla.

Es insoportable la manía que tenemos de criticar a los demás, de decir verdades a medias y de tomar ejemplos puntuales para generalizar. Fácilmente Carulla tiene más de 50 productos al mismo precio de D1, y esos no son mencionados en el artículo, porque siempre es mejor jugar con los sofismas que mostrar las verdades. Lo mismo pasa con las EPS, que salvan a miles de colombianos diariamente, pero siempre hay un caso donde algo se hizo brutalmente mal, y el titular es “muere mujer por falta de atención”, y nunca “EPS salvaron la vida de miles de personas ayer”.

Nos encanta atacar a los grandes, porque sentimos que ellos deben pagar por nuestros pecados. Cuando compramos algo, nadie nos obligó a hacerlo, y si lo vemos después más barato, culpamos a la tienda que nos lo vendió y no a nosotros mismos que fuimos los que hicimos la compra.

D1 es una propuesta de valor espectacular que el mercado necesitaba en clases medias y medias altas de las ciudades principales, para funcionar como tienda de conveniencia de retanqueo, y sin duda, crecerá mucho, logrando tener miles de clientes satisfechos por su buen trabajo, y no necesitan de este tipo de publicidad oscura, que les hace más daño que bien.

Nota al pie para el lector: Este texto no me lo paga nadie, ni lo escribo para defender a nadie. Lo que quiero es que la gente comprenda que uno no puede ser tan irresponsable con sus palabras. Si uno publica algo, es responsable de lo que escribió y asume las consecuencias. Aclaro, que tengo una relación de años con el grupo Éxito por mi trabajo en temas de consumo, como la tengo con muchas de las marcas que hoy vende D1, y me puede más la responsabilidad de decir la verdad, que la de callarme y ver como engañan a la gente.

ALGUNOS DE LOS COMENTARIOS DE LECTORES EN EL TIEMPO


carolinabepo 15 abril, 2016, 11:44 am

Sinceramente y con todo respeto, no estoy de acuerdo con su texto. Soy de las muchas personas que primero hace una comprita en D1 y luego lo que falte lo compra en Éxito, Olímpica o Carulla (Ésta última solo si es necesario), y en realidad mi ahorro es impresionante. Le quiero comentar que el domingo tuve por cosas de la vida, que comprar una pasta dental y un cereal en Carulla… Mi gasto fue de casi 24.000, solo por esos dos artículos, y le comento también que he comprado el mismo cereal Tosh en D1 casi con 6mil pesos de diferencia, y la pasta dental Colgate al menos 3mil pesos de diferencia, y ojo al dato: estoy hablando de las mismas marcas. No creo que usted compre en D1, pero también le quiero contar que venden unas salchichas alemanas en no más de 7mil pesos (En Éxito marca Zenú $16mil y pico) , las mejores de supermercado que me he comido en la vida (Las volveré a comprar porque era el producto esperado, así que por mala calidad, no fue)… Sin contar los mejillones, las arepas de yuca, los huevos ultra baratos, la mortadela especial, los productos de aseo, las gomas de ositos, las galletas de chocolate… en fin podría quedarme todo el día explicándole como ahorro y como rico, pero no lo voy a hacer. Solo quiero decirle que sus explicaciones de Atunes no llenan las expectativas del consumidor que ahorra, creo que todos nos dimos cuenta que el Sr. que presentó el análisis nos dejó ver que no eran las mismas marcas, así como los tamaños. No somos tontos y ud no fue el único que se dio cuenta. Si bien el análisis del Señor no fue tan acertado para ud, no hay que ser la mata de la sapiencia para saber que D1 sí es más barato y le compite a las grandes cadenas. Esperaré una nueva opinión o análisis cuando ARA llegue a Bogotá y traiga las mismas marcas que el Éxito, a menor precio.



maria905513 15 abril, 2016, 12:43 pm

Compro en Carulla por comodidad y cercanía, pero he de reconocer que está absurdo de caro en precios. El articulo al que ud se refiere donde comparan Carulla y D1 ha despertado mi curiosidad, y créame que no he ido a un D1 no porque no quiera, sino porque no tengo cerca uno, pero estoy segura que cuando lo encuentre, entraré y compraré porque me da lo mismo que el Van Camps (a lo unico que se refiere) este en Carulla y no esté en D1. Carulla es genial pero ha tenido una subida ILOGICA en sus precios, doblando en algunos productos su valor lo cual no tiene sentido. Y si en D1 me van a vender el Colgate, o el Ariel, o el atun a la mitad, créame que lo haré. Su articulo no tiene ningun argumento de peso que me haga pensar que me equivoco al creer que Carulla se disparó en sus precios, y que D1 es una alternativa nueva para muchisimas cosas que están afectando el bolsillo de cada uno de nosotros los consumidores. Si va a defender a Carulla…de verdad la embarró porque no ha propuesto argumentos sólidos…más parece un niño pequeño haciendo berrinche porque escribieron algo que no le gustó. Mala pero mala mala su defensa….es más…raya en vergonzosa
javier339416 15 abril, 2016, 1:25 pm

Aunque empezaste el artículo con frases dignas de una adolescente en Facebook, pero en esencia, tienes la razón: existen marcas dirigidas a diferentes tipos de segmentos, unas con una promesa muy básica y otras con valor agregado y depende de las personas elegir; pero aún así, el autor en su ignorancia de conceptos de mercadeo sabe que esa diferencia de precio está comprendida en la maquinaria de promoción de las grandes marcas (punto para él).
Ahora, ya que hablas de objetividad y de hechos se te olvidó mencionar por ejemplo, el reciente escándalo de una marca de atún por utilizar redes y afectar delfines, o la cartelización de varios sectores (ya que en la mayoría hay oligopolios), o las condiciones injustas de negociación que las grandes cadenas hacen con las empresas productoras, cosas que no tienen que ver con estrategias comerciales, sino con ética, y que también afectan el precio.
Y por último, de muy mal gusto poner de -mal- ejemplo el tema de las EPS, porque sencillamente no hay que hacerles mención cuando hacen lo que se supone que deben hacer, y en cambio, sí es muy lógico denunciar lo errores, no sólo por la gravedad sino porque no son casos aislados (como lo cree Usted); precisamente lo demuestran los estudios de satisfacción (o del aumento de tútelas) que Usted destaca.
paula208077 15 abril, 2016, 1:33 pm

No importa qué tanto escriban, digan, se defiendan o ataquen a una u otra empresa. Los únicos que sabemos y podemos tener una posición frente a la controversia somos los consumidores, quienes al ver el total de las cuentas en uno u otro supermercado sabemos quién es realmente más barato. Defiendo fielmente al D1 pues los productos que ofrecen en sus tiendas, sin importar que no sean de marcas grandes o multinacionales, son de excelente calidad, sabor, higiene y precio. Para ir a un Carulla o un Éxito lo dudo dos veces pues en cada entrada a estos supermercados me exprimen la billetera y por una bolsa de compras pago la misma cantidad de dinero con la que hago mercado para una semana en mi casa.



fernando445861 15 abril, 2016, 1:35 pm

Claramente se ve la postura del escritor, esa cómoda manera de siempre de manera clasista tratar de dividir una situación contextualizándola a su favor, y comete el error de aquel a quien critica, mi estimado si bien es cierto que hay costos operativos mayores y que la atención la presentación entre otros aspectos hacen que los precios en estos lugares incremente, también es cierto que las políticas públicas permiten que los amañados hagan y cobren lo que les dé la gana, Ejemplo práctico: Pepito Perez tiene un negocio en un retirado barrio del Sur, allí una gaseosa x cuesta $1.500, dejándole una ganancia de $200 paga un alquiler de $700.000, en un Barrio del Norte Pepita Perez tiene un negocio de igual envergadura, en donde la misma gaseosa cuesta $2000, dejándole una ganancia de $700, pero paga de alquiler $1.400.000, allí está el problema, Pepita debió ganar $400 por igualdad de condiciones, pero no fue así, masifíquelo y acomódelo como quiera, ya que los proveedores son los mismos, los precios de venta son los mismos, es mas a grandes cadenas les sale más barato. Así que mi amigo el escrito no es más que su percepción personal, de resto nada interesante.



johndavis 15 abril, 2016, 11:21 am

A principio pensé que el D1 era solo para las clases populares, pero ahora lo veo en todas partes incluyendo el Chicó, Cedritos, Santa Bárbara llenos. Yo encuentro productos chéveres y de buena calidad



javiersimmonds 15 abril, 2016, 10:52 am

Compara Carulla con un similar como Jumbo u Olímpica, que no son baratos. Lo que compro en los últimos con $100.000, lo compro en Carulla, de las mismas marcas a un 15 o 20% más. Ni hablar de los precios en ARA o D1, allí sí que la diferencia es de más del 50%. Pero claro, eset economista es el que dice que ante la situación, los colombianos vivimos de viaje en viaje y de concierto en concierto. Hay más de 40 millones de compatriotas que parece que no viven en el país de las maravillas de este señor. Si usted no sabe del consumidor popular, pues no puede hablar del mismo.





miércoles, diciembre 09, 2015

De la tienda para uno, a D1 | Portafolio.co

De la tienda para uno, a D1 | Portafolio.co



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De la tienda para uno, a D1

Última actualización - 12:01 pm




Ya no compramos en los mismos sitios, ni mucho menos las mismas cosas. En los últimos años, la dinámica de las compras de los hogares han estado regidas por estas dos grandes circunstancias.
La segunda surge del aumento del ingreso de los hogares, que causó que cada vez podamos comprar más cosas, y sobretodo mejores en muchas categorías. Esto permitió que el colombiano aprendiera a comprar mejor y logro tener acceso a productos que antes no tenía, como electrodomésticos, celulares y carros.
Todo este fenómeno se dio en el marco en un enorme cambio de canales y de precios en los últimos años. El primer fenómeno fue el de la expansión de cadenas regionales de comercio al ámbito nacional, donde la apertura del Éxito de la 80 en Bogotá en 1988 puede ser considerado como el hito más importante de este proceso. Esto dio paso a la llamada “modernización de canales”, que en los noventas llego al punto de plantear que las tiendas de barrio desaparecerían.
Mientras la expansión de cadenas continuaba por ciudades intermedias y realizando diversos tipos de fusiones, el peso se comienza a revaluar y estas cadenas ven la oportunidad de comenzar a importar electrodomésticos y otros bienes a precios cada vez menores, transmitiendo esos menores precios como descuentos, transformando el mercado y acostumbrando a los hogares a comprar barato.
Este proceso llevó a que las pequeñas tiendas en las ciudades principales perdieran compradores, mientras los precios de los arriendos en los estratos altos de las ciudades eran impagables para este comercio; esto desembocó en una notable reducción de tiendas de barrio y formatos similares, en las zonas de altos ingresos de las ciudades principales. Esto fue aprovechado por las cadenas, con formatos exprés, logrando copar una necesidad de mercado y causar mayor fidelidad en sus compradores.
Mientras esto ocurría, los formatos especializados se consolidaban como en el caso de Surtifruver, y paralelamente las plazas de mercado modernizadas como Codabas y supermercados independientes como Superinter, aportaban una fuerte dinámica al comercio, mientras el país se preparaba para el impacto de Price Mart, que sería un formato de club para compra de importados.
En solo 10 años, el ecosistema del comercio en el país cambio radicalmente. El ecommerce comenzó a dinamizar las transacciones y los domicilios en tiendas de barrio, droguerías, restaurantes e incluso vestuario, apoyados en datafonos móviles, fortalecieron las estrategias de cercanía y comodidad del comprador, pero los hogares de ingresos altos en las ciudades principales aún tenían un problema: se habían quedado sin tiendas de conveniencia.
Ante esto surgieron unos nuevos formatos realmente impredecibles: hard discount para ingresos altos con un formato de cercanía, como de D1, Ara y Euro, que no solo llenaron el espacio, sino que insertaron nuevas costumbres comerciales en el mercado, con productos baratos en nuevas presentaciones.
Hoy el comercio es completamente distinto al de hace 20 años, 10 años, 5 años, 1 año y seguramente muy diferente a lo que será en 5 años con la expansión de Rapid, Domicilios.com y otro tipo de formatos comerciales que dinamizan el proceso de compras.
Pasamos de “go to market” a “go to consumer”, pero con la maravillosa presencia del tendero de barrio, que ha visto todo este cambio y piensa tranquilo: “estos no saben cómo tratar a la gente aún”.
Camilo Herrera Mora
Presidente de Raddar