domingo, julio 16, 2006

Papás por siempre


TOMADO DE LA WEB DE COMPENSAR

Introducción

A finales del año pasado, la periodista danesa Kirsten Stendevad sacó a la luz pública un libro sobre las ventajas laborales que posee quien es papá y actúa como tal. Según la publicación, los buenos padres saben priorizar sus diferentes actividades, son personas acostumbradas a resolver conflictos, saben escuchar e, incluso, muchos de ellos tienden a ser más pacientes que otros hombres solteros y sin hijos. Por si fuera poco, en las relaciones interpersonales, poseen una mejor empatía y logran comunicarse con mayor claridad y sencillez.

El trabajo de Stendevad se complementa con el de Stephan Poulter, un sicólogo estadounidense que en su más reciente libro The Father Factor (El Factor Padre), afirma que la actitud que expresamos en la vida profesional está íntimamente ligada con el tipo de padre que tuvimos.

Tanto Stendevad como Poulter coinciden en afirmar que la vida sufre una transformación cuando llega la paternidad porque las prioridades cambian, los valores se transforman y los hijos se vuelven el centro de la vida.

Pero más allá de las teorías y de los dispendiosos análisis, la realidad indica que ser papá es una de las tareas más maravillosas y uno de los oficios más gratificantes que tiene el hombre. Es, en la práctica, como empezar una vida nueva y arrancar de cero. Es pasar de hijo o hermano a mentor de una persona. Sin duda, como lo dicen los papás, una experiencia diferente, valiosa y fascinante. “Ser papá es lo mejor que me ha pasado en la vida –dice Carlos Ramírez, de 71 años y papá de ocho hijos–. A todos mis hijos los he criado con el mismo amor y con la misma energía”.

Según expertos, cuando los padres están involucrados activamente con sus hijos, toda la familia se beneficia: los niños se relacionan mejor y los padres tienen una percepción superior de su vida. Pero el tema de la influencia del padre en la vida de sus hijos va más allá. Estudios recientes del Instituto Colombiano de Bienestar Familiarindican que la ausencia del papá, no sólo física sino emocional y funcional, puede llegar a ser contraproducente en el desarrollo de los hijos. “El verdadero papá no es aquel que cumple con sus responsabilidades económicas y es modelo social, sino el que está con sus hijos en el momento en que ellos lo necesitan”, dice Javier Suárez, terapeuta familiar.

En los programas de educación temprana, también su influencia es notoria. Estudios médicos indican que los primeros años de los hijos son tan fundamentales para su desarrollo como ser humano que una mala orientación puede afectarles su comportamiento futuro. Por eso no dudan en recomendar que en esta etapa lo mejor es que los papás dediquen el máximo tiempo a sus hijos, se metan en su mundo y reafirmen el concepto de que lo más importante para un padre es su hijo. “Aunque las madres usualmente han tomado el liderazgo en el cuidado de los hijos, cada vez más hombres participan en esa tarea –agrega Suárez–. Los papás se han dadocuenta de lo importante que es estar al ladode los hijos y verlos crecer”.

Pero no siempre es así. Un estudio de la Universidad de la Sabana indica que la figura paterna se ha venido desdibujando en el núcleo familiar y que su influencia está bastante desgastada en un alto porcentaje de la sociedad. Según el informe, cada vez en el país se registran más madres cabezas de familia, exceptuando por supuesto los casos de viudez, lo que ha puesto en evidencia el temor de los hombres a desarrollar el rol de papás y su decisión de dejarle toda la responsabilidad a la mujer.

De acuerdo con los análisis, se está creando una llamada ‘sociedad sin hombres’, que tiene en jaque a la familia y está afectando el desarrollo de los hijos. Hoy, en Colombia, por ejemplo, hay menos personas casadas que hace 12 años y el número de divorcios creció en ese mismo lapso. Las cifras preliminares del Censo del DANE de 2005 indican que casi la mitad de las parejas en el país vive en unión libre y, por si fuera poco, datos de la Superintendencia deRegistro y Notariado señalan que cada día cuatro parejas tramitan su divorcio en notarías del país.

Para algunos sicólogos, hoy el cambio de la familia es notorio y cada vez más hombres tienen miedo a comprometerse porque en sus prioridades la lista la encabeza su proyecto individual. “Es una realidad. Los colombianos cada vez son más promiscuos y menos entregados a su hogar como padres, lo que es fatal para los hijos”, agrega Suárez.

Pero en ese preocupante entorno, también hay padres que, pese al agitado mundo laboral en que viven, no le han tenido miedo al compromiso y han demostrado que pueden ser exitosos como trabajadores y como papás. Son padres que nunca se han rendido y que han luchado hasta el último momento por sacar adelante su mayor tesoro: sus hijos. A ellos, a los que han demostrado que ser papá vale la pena, la revista Compensar les rinde un homenaje a través de cuatro prestigiosos empresarios de grandes cadenas de almacenes que, ante todo, son buenos papás.

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"Hay que equilibrar las cargas"
Gonzalo Restrepo López, presidente almacenes Éxito

“La gran virtud para mezclar la labor de empresario con la de padre, es saber equilibrar las cargas y sacarles mucho jugo a los momentos que se comparten con los hijos”. La frase es de Gonzalo Restrepo, presidente de Almacenes Éxito, antioqueño de pura cepa, trabajador incansable y uno de los mejores empresarios del país. Su formación profesional comenzó en Syracuse University (Estados Unidos), donde obtuvo su título en Administración (BS-Management), y en su recorrido figuran varios programas de Alta Gerencia y un MBA en la Universidad de Georgia.

Padre de una hija, Elisa, de 26 años, Restrepo dice que los más gratificante de ser papá es entregarle a ella una caja de herramientas, como son los valores, los principios y el ejemplo, para que se defienda en la vida con su propia mentalidad y autonomía. “La he formado para que tenga vuelo propio y alcance sus metas”, afirma.

Restrepo, quien tiene la costumbre de levantarse temprano y acostarse tarde, cree que la principal responsabilidad social de los empresarios es manejar bien sus empresas. Hoy, el Éxito tiene 97 almacenes en 32 municipios y emplea a más de 30.000 personas. “A la empresa le he dado todo y con mi hija aprovecho cualquier momento y cualquier detalle para decirle que la amo”, dice.

Sobre lo más difícil de ser padre, afirma que es sacarle tiempo al tiempo, pero que el secreto está en definir cuáles son las prioridades en la vida para dedicarse a ellas. “Siempre hay que tratar de tener metas altas para obtener logros que superen cualquier expectativa”, puntualiza.

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"La sonrisa de mis hijos me reconforta"
Carlos Barrera, gerente de Supertiendas Olímpica en Bogotá

Tiene dos hijos: una niña de 5 años y un niño de 3. Para Carlos Barrera, gerente de Supertiendas Olímpica en Bogotá, que estén en esa edad es una ventaja, “porque todavía se dejan hablar y acariciar y les puedo expresar todo el amor que les tengo”. Paciente, aguerrido y visionario, Barrera es uno de los empresarios con mayor proyección en Colombia y siempre ha pensado que los clientes son como unos hijos que necesitan mucha atención.

“Como a los hijos reales, hay que dedicarles tiempo, consentirlos y atenderlos porque sabemos que el buen hijo siempre vuelve a casa”.

Hoy Olímpica es la tercera cadena de supermercados en el país con ventas que superan los 1,5 billones de pesos al año. “Es muy difícil compaginar el trabajo con la labor de padre porque ambos necesitan tiempo y dedicación.

Lo importante es encontrar el balance y tratar de que cada minuto se aproveche al máximo”, agrega. Pero, en medio del agite laboral, ¿qué lo hace feliz? “La sonrisa de mis hijos me reconforta y me cambia de mundo. Me dice que la vida vale la pena”. ¿Y qué lo entristece? “No tener más tiempo para estar con ellos”.

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"Los hijos son la obra más importante de la vida"
Samuel Azout, presidente de Carulla Vivero

Para el barranquillero Samuel Azout lo más gratificante de ser papá es ver cómo se desarrollan los hijos hasta convertirse en seres humanos productivos a la sociedad. Sammy, como le dicen sus amigos, nació en 1956, se graduó en Economía en la Universidad de Cornell y en Administración de Empresas en la Universidad de Georgetown.

Hoy preside Carrulla Vivero, la segunda cadena comercial del país por volumen de ventas, y es el orgullo de dos mujeres de 19 y de 18 años, y de un hombre de 16, sus hijos. “Para ser un buen padre hay que entender que los hijos son el legado que le dejamos a la sociedad y, por lo tanto, constituyen la obra mas importante que tenemos en nuestras vidas, por encima de cualquier consideración económica o empresarial”, dice. Decidido, siempre lo ha sido, entró al mundo del comercio en 1976 cuando su padre, Alberto, lo matriculó como cajero en el antiguo Vivero de la calle 77 de Barranquilla. “Él me enseñó todo lo que sé. Por eso le debo todo lo que tengo”. Su secreto con sus hijos ha sido simple: no mezclar la labor de empresario con la de padre. Y con esa filosofía, estableció horario y aprendió a aprovechar el recurso más valioso y limitado que tiene: el tiempo. “Hay que sacarle el mayor jugo posible a cada minuto. Ese es el secreto”. Pero, contrario a lo que muchos creen, piensa que un buen padre no significa entregarles a los hijos sólo cosas materiales, que en ciertas ocasiones pueden ser dañinas, sino darles lo máximo posible en educación, principios y valores. “El único obstáculo entre lo que somos y lo que queremos ser, somos nosotros mismos”, concluye.

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"Lo más importante es la comunicación"
Carlos Enrique Moreno, gerente de Sodimac Colombia S.A., propietaria de HomeCenter

El paisa Carlos Enrique Moreno siempre ha creído que lo más gratificante como padre es ver crecer a los hijos. “Es el proceso más hermoso e inolvidable que le puede a uno pasar”, afirma.

Moreno nació hace 52 años en Medellín, es ingeniero mecánico y tiene dos maestrías en Estados Unidos: una en Administración y la otra en Desarrollo Económico. Hoy es la cabeza visible de Sodimac Colombia S.A., propietaria de la cadena de hipermercados HomeCenter, cuyo presupuesto en ventas para este año es de 730.000 millones de pesos. “Ojalá que los papás tuviéramos un manual de instrucciones de cómo ser buenos padres porque a pesar de que tenemos un ánimo sincero y un cariño infinito por los hijos, hay cosas que quisiéramos hacer mejor”, asegura.

Con tres hijos adolescentes, piensa que lo más importante en la relación padre-hijo es la comunicación. “Siempre hay que dialogar y motivar ese permanente intercambio de ideas”. Sobre la doble función de papá y empresario, dice que lo más duro ha sido equilibrar la balanza del tiempo que tiene que dedicar a la empresa y a su familia. “Por eso hay que organizarse para que ese tiempo alcance para todo. No es la cantidad que pasas con alguien, sino la calidad con que vives ese momento”. Precisamente, esa calidad de tiempo es la que le ha permitido a Moreno acercarse más a sus hijos y convertirse, más allá del papá consejero y promotor del buen ejemplo, en el amigo. “Uno siempre tiene que estar presente y ellos deben sentir que tienen unos padres que los cuidan y en los cuales pueden confiar”, enfatiza.

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