Cerca del 50% de las compras de la canasta de consumo se siguen haciendo en las tiendas de barrio, la ropa cada vez más se adquiere en almacenes especializados, los electrodomésticos en los supermercados; ya casi la adquisición de libros 'online' iguala la de textos físicos; el cambio es notable.
Los colombianos compran más y de manera diferente. Básicamente el 'retail' financiero, la penetración de tarjetas de crédito y la expansión de centros comerciales cambió el entorno de compra. Esta semana, la Andi, en su foro de 'Retail' abordará estos temas, que son de importancia estratégica para industriales y comerciantes que, en los últimos años, han visto cómo las reglas de juego han cambiado a una dinámica impresionante: hace menos de 20 años los camiones de gaseosa pasaban por nuestras casas a dejar sus productos, la ropa y los electrodomésticos importados los comprábamos en los Sanadresitos, las droguerías tenían domicilios, pero solo con efectivo y en Colombia no se contaban cinco megacentros comerciales.
Hoy, las gaseosas familiares en vidrio son difíciles de conseguir, las empresas lácteas y de higiene personal tienen tiendas propias en las ciudades, las cadenas globales están presentes en ciudades intermedias, y hasta se puede hacer mercado 'online'.
En estos años hemos visto la consolidación de las marcas blancas de los supermercados, el surgimiento de las tarjetas de crédito del 'retail', la expansión de los centros comerciales y la consolidación del poder de la tienda de barrio. La eterna dicotomía en Colombia: pese a que el comercio se moderniza, la tienda de barrio cada vez gana más terreno, dejando ver que el fundamento estructural de este canal continúa.
En estos años hemos visto la consolidación de las marcas blancas de los supermercados, el surgimiento de las tarjetas de crédito del 'retail', la expansión de los centros comerciales y la consolidación del poder de la tienda de barrio. La eterna dicotomía en Colombia: pese a que el comercio se moderniza, la tienda de barrio cada vez gana más terreno, dejando ver que el fundamento estructural de este canal continúa.
Mientras los supermercados consolidan sus marcas propias, las marcas de consumo masivo abren tiendas directas y lentamente vuelven a sus canales puerta a puerta, mientras las ventas por catálogo ya son cerca del 4 por ciento de las compras de los hogares. Adicionalmente, las grandes cadenas ya venden gasolina, tiquetes de avión y hasta tienen comunicación celular.
El comprador ha cambiado, porque tiene más capacidad y crédito, pero también tiene menos tiempo. El comercio ha cambiado globalizándose, formalizándose y modernizándose, pero se mantiene en sus canales tradicionales, causando un sistema de omnicanales novedoso. Los productores continúan haciendo productos y presentaciones diferenciadas por canal, y se han especializado en crear productos diferenciales por generaciones.
¿Todo esto ha servido? Enormemente. El mercado no solo ha repartido la torta, sino que la ha crecido. En el 2005, un colombiano promedio compraba al mes 250 cosas, hoy adquiere casi 480 productos. La inflación hace 20 años estaba cerca del 30 por ciento, actualmente al 2 por ciento. Hace solo 10 años había registradas en el mercado 60.000 marcas, hoy existen más de 210.000.
Así, el comprador ha cambiado y el mercado también, permitiendo una mayor libertad de elegir. Ahora la pregunta que queda por responder es, ¿cuál es el número mágico de cantidad de productos, marcas y medios de pago por categoría que hace que el comprador sea realmente libre, sin estar limitado para elegir y sobreofertado para no saber qué decidir? Ese es el actual reto entre productores y comerciantes, para lograr tener a un consumidor satisfecho.
El comprador ha cambiado, porque tiene más capacidad y crédito, pero también tiene menos tiempo. El comercio ha cambiado globalizándose, formalizándose y modernizándose, pero se mantiene en sus canales tradicionales, causando un sistema de omnicanales novedoso. Los productores continúan haciendo productos y presentaciones diferenciadas por canal, y se han especializado en crear productos diferenciales por generaciones.
¿Todo esto ha servido? Enormemente. El mercado no solo ha repartido la torta, sino que la ha crecido. En el 2005, un colombiano promedio compraba al mes 250 cosas, hoy adquiere casi 480 productos. La inflación hace 20 años estaba cerca del 30 por ciento, actualmente al 2 por ciento. Hace solo 10 años había registradas en el mercado 60.000 marcas, hoy existen más de 210.000.
Así, el comprador ha cambiado y el mercado también, permitiendo una mayor libertad de elegir. Ahora la pregunta que queda por responder es, ¿cuál es el número mágico de cantidad de productos, marcas y medios de pago por categoría que hace que el comprador sea realmente libre, sin estar limitado para elegir y sobreofertado para no saber qué decidir? Ese es el actual reto entre productores y comerciantes, para lograr tener a un consumidor satisfecho.
Camilo Herrera Mora
Presidente de Raddar
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