jueves, junio 02, 2005

DESORDEN

No es el tema habitual de este BLOG pero por interesante lo incluimos.


Escrito por: Miguel Ormaetxea ormaetxea@negocios.com


Los mercados financieros están creciendo sin tasa, escapando cada día más a todo control de gobiernos e instituciones. Los flujos globales de capital generan un desorden de fondo que afecta perniciosamente a la economía mundial y al estado del mundo. Estamos en una carrera enloquecida hacia desconocidos abismos. Es tiempo de tomar las riendas, hora de la política. El prestigioso McKinsey Global Institute nos avisa de que los activos financieros mundiales han sobrepasado los 118 billones de dólares a finales de 2003, con un ritmo de crecimiento tal que alcanzarán los 200 billones antes de 2010. Esos activos, que incluyen depósitos bancarios, deuda emitida por gobiernos y empresas, así como acciones, totalizaban 12 billones en 1980 y 53 billones en 1993. Su ritmo de progresión se acelera (multiplica por tres el crecimiento global del PIB desde 1980), los mercados financieros se hacen más autónomos, más integrados y con mayor liquidez. El porcentaje de los depósitos bancarios sobre el total desciende (era del 45% en 1980 y ahora es del 30%). La zona euro más el Reino Unido, EEUU y Japón acaparan el 80% del stock global, aunque América es el eje sobre el cual pivotan los mercados financieros. Los flujos de capitales flotantes transnacionales se han triplicado ampliamente desde 1995 y ahora sobrepasan los 4 billones de dólares anuales.Otros estudios privados señalan que el dinero sucio, proveniente de la corrupción, comercio ilícito o el crimen, se evalúa actualmente en unos 200.000 millones de dólares, que en su inmensa mayoría se transfiere desde países en vías de desarrollo hacia el primer mundo. Comparemos esa cantidad con el total de la ayuda al desarrollo, que está en torno a los 50.000 millones de dólares anuales.Hay una elaborada estructura global de paraísos fiscales, opacidad y fondos offshore, muy importante en el sistema financiero, porque el dinero tiende por su propia naturaleza a huir de todo impuesto y control. Los intentos de controlar el lavado de capitales y las zonas ocultas del sistema tropiezan con muy altos muros de intereses. En EEUU, por ejemplo, es legal manejar dinero producto de crímenes cometidos fuera del país. Hay que tener en cuenta que América necesita imperiosamente ser la gran aspiradora mundial de fondos para financiar sus dos déficits, el fiscal y el comercial. Sólo el primero alcanzó el pasado año la cifra récord de 513.000 millones de dólares. El déficit comercial es aún mayor: la última cifra de febrero ascendió a 61.000 millones de dólares sólo en ese mes. Pero hay más “agujeros” en la hiperpotencia. Los fondos de pensiones norteamericanos tendrán este año un déficit récord superior a los 200.000 millones. Necesitan imperiosamente un sistema financiero libre y poroso.Este predominio creciente de la esfera financiera sobre la economía “real” tiene efectos profundos y derivas peligrosas. El sistema alienta con fuerza las “burbujas” de todo tipo. Muchos especialistas de las finanzas ganan al año un salario, incluyendo bonus, superior a los 100 millones de las antiguas pesetas. En EEUU, esa cifra puede ser en dólares. Todos ellos tienen muy buenas razones para soplar sobre las burbujas, porque se hacen ricos surfeando sobre las olas. Los altos ejecutivos empresariales, impelidos a gestionar sus corporaciones al son que les marcan los mercados, priman el cortoplacismo y las estrategias que tienen respuesta positiva en las bolsas: por ejemplo, despedir empleados. Y para remunerar los servicios prestados a la esfera financiera, se suben sus sueldos y emolumentos hasta la locura. La relación entre el sueldo de un primer ejecutivo y un empleado era de 1 a 42 en EEUU en 1982 (¡Que no está mal!) y de 1 a 301 en 2003. Los bonus de los dirigentes de las cien primeras empresas americanas aumentaron el pasado año el 46,4%. ¿Quién había dicho que la codicia de los altos directivos se había moderado tras los escandalos corporativos y el estallido de la burbuja bursátil?La deriva autónoma y sin control del planeta financiero está alumbrando aberraciones. Los ciudadanos de a pie y los millones de pequeños inversores pagan en primer lugar estas artificiales facturas. Al final, muy al final, todos pagaremos por el creciente desorden global. Salvo que Alain Touraine tenga razón y estemos al comienzo de un nuevo paradigma cultural y el regreso de la política.

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