jueves, agosto 25, 2005

Los caleños no creen casi en nadie

TOMADO DE EL PAIS DE CALI


El 67% de los ciudadanos opina que la Administración local es

ineficiente y al 58% le genera dudas. El 38% piensa que al Gobierno seccional le falta liderazgo. Concejo y Asamblea salieron mal librados.

Los caleños tienen poca confianza en sus instituciones, son pesimistas con lo que está sucediendo en la ciudad, pero pese a los problemas, la gran mayoría no quiere irse de aquí.

Así lo muestra una encuesta sobre credibilidad y prestigio en la ciudad de Cali realizada para El Pais por la firma Analizar & Asociados, que indagó respecto de la percepción y confianza que tienen los ciudadanos sobre las institucionesd de la ciudad.

Al preguntar sobre la credibilidad y prestigio de la Administración Municipal, la encuesta revela que el 67% de los caleños considera que la misma es ineficiente, frente a casi una cuarta parte de la opinión (un 24%), que cree que la gestión municipal es eficaz.

A más de la mitad de los consultados (el 58%), esta Administración le genera algunas dudas, en tanto que el 23% dice experimentar una desconfianza total frente a ella. Sólo el 13% manifiesta tener confianza en la actual Administración caleña.

En relación con la Administración Departamental del Valle, el 38% de los encuestados considera que a la misma le falta liderazgo, pero una tercera parte (el 33%), estima que el Gobierno del Valle trabaja por el bienestar de la región.

Al auscultar el nivel de confianza y credibilidad en la Administración seccional, la mayoría de los encuestados (un 55%) reconoce que ésta les genera algunas dudas y el 16% tiene una desconfianza total en ella. En contraste, el 22% expresa una opinión de confianza frente al Gobierno del Valle.

La encuesta también midió la percepción de los ciudadanos sobre sus instituciones legislativas: el Concejo y la Asamblea.

En relación con el Cabildo caleño hay un 38% de gente que piensa que a esa corporación le falta liderazgo y otra proporción importante (el 34%), opina que sólo defiende sus propios intereses. Apenas un 17% de los consultados cree que el Concejo trabaja por el bienestar de la ciudad.

Tendencia similar se registra en la percepción frente a la Asamblea del Valle. Hay un 34% que estima que los diputados sólo defienden sus propios intereses y un 32% que afirma que a la Duma le falta liderazgo. Un pco alentador 18% cree que la corporación trabaja por la región.

LAS INSTITUCIONES. Otro propósito de la investigación de mercados era establecer cuáles son las instituciones que le generan mayor confianza a los caleños. El resultado muestra que es el Ejército Nacional, la institución que más nivel de confianza despierta en los ciudadanos con un 49% del favoritismo.

Mucho más atrás están la Policía Nacional y el CTI de la Fiscalía con el 11% cada uno, mientras el DAS tiene sólo un 9% de opinión favorable.

Llama la atención que el 17% de los caleños no tienen confianza en ninguna de las anteriores instituciones de seguridad.

Cuando se les pregunta si la lucha de la Policía Nacional contra el delito resulta efectiva o poco efectiva, el 68% de quienesmarcaron esta última opción.

La Administración de Justicia tampoco sale bien librada en la encuesta. El 78% de los entrevistados considera que su gestión es ineficiente, frente a un 16% que la califica como eficiente.

De otro lado, se quiso conocer la credibilidad y prestigio de los empresarios y otras instituciones sociales reconocidas.

Acerca de los empresarios de Cali, el 43% de los ciudadanos cree que están poco comprometidos con la ciudad, el 38% opina que sólo piensan en incrementar sus ganancias y sólo un 15% estima que contribuyen a solucionar la crisis social y económica.

Los gremios económicos de Cali tienen una imagen entre regular y buena en el 81% de la población. La Iglesia goza de buena imagen entre el 63% de la gente y sólo el 8% tiene una percepción mala de la misma. Empero, al profundizar sobre la labor que desarrolla esta institución los resultados no la favorecen tanto. Más de la mitad de los consultados (54%) asegura que no se preocupa lo suficiente de la gente, frente a un 40% que sí cree que está comprometida en ayudar a los ciudadanos.

Pero es la educación que ofrecen las universidades locales la que más prestigio tiene entre los ciudadanos. El 72% la califica de excelente o buena, el 13% cree que es regular y sólo un 5% la califica de mala.

En contraste, la educación que ofrecen las escuelas públicas de la ciudad es vista con buenos ojos por menos de la mitad de los caleños (el 43%), el 38% la califica de regular y el 15% de mala.

Los servicios públicos domiciliarios que se prestan en esta capital son excelentes y buenos para el 38% de la gente, regulares para el 35% y malos para el 27%.

Los costos que pagan por su consumo resultan caros para la gran mayoría (85%), frente a un 13% que cree que tienen el precio justo. Sólo el 1% opina que son bien baratos.

Para la mayoría de quienes respondieron la encuesta, un 40%, los servicios de salud son regulares, el 36% los califica de excelentes o muy buenos, pero hay un 22% de la gente que considera que la salud pública en Cali es mala.

En cuanto a los medios de comunicación social, más de la mitad de los caleños opina que son parcializados, frente a un 25% que piensa que son objetivos y veraces. Un 17% considera que están comprados por el Gobierno.

Otro aspecto que se indagó en la encuesta fue la percepción que tienen los caleños frente al Sistema Integrado de Transporte Masivo o MÍO que se está construyendo.

Más de la mitad de la opinión, el 53%, cree que el MÍO va a mejorar su calidad de vida, pero casi una tercera parte (34%) considera que no la va a mejorar.

La mayoría de los ciudadanos (47%) considera que los dineros destinados a la construcción de dicho sistema de transporte se han manejado a espaldas de la comunidad y un 14% de los encuestados cree que se han manejado de manera corrupta.

Sólo el 16% de la opinión estima que dicho manejo se ha hecho en forma transparente y honesta.

Por otra parte, se auscultó la percepción que tienen los caleños sobre el fenómeno del narcotráfico durante la última década.

Más de la mitad, el 51%, cree que el tráfico de drogas en Cali está disminuyendo frente a lo que era hasta hace diez años, la tercera parte (33%) estima que el problema sigue igual y sólo un 12% de los encuestados piensa que el narcotráfico en Cali está creciendo.

Finalmente, se inquirió la manera como los caleños ven a su ciudad.

Al indagar sobre el civismo, que ha sido una de las características más visibles de la ciudad, el 61% de los consultados aseguró que hoy los habitantes de esta capital somos menos cívicos que antes.

Un segundo nivel de calificación en la misma respuesta se divide en que somos pocos cívicos (15%) y más cívicos que antes (12%).

Sólo el 10% considera que seguimos siendo tan cívicos como antes.

El liderazgo que de tiempo atrás ha tenido Cali a nivel nacional también fue calificado en la encuesta.

El 57% de los ciudadanos que opinaron consideran que ese liderazgo frente a otras ciudades del país ha disminuido, el 20% cree que se mantiene y, contrariamente, el 18% expresa que se ha aumentado.

Pese a todo lo anterior y a los problemas por los que atraviesa la urbe y sus habitantes, el 80% de los caleños manifestó que se quiere quedarse en la ciudad, mientras que sólo un 19% expresó que desea irse a vivir a otra parte de Colombia.

“La autoestima está baja”“La autoestima de los caleños es baja porque se ven en el espejo de una ciudad sucia, desorganizada, que carece de espacio público para disfrutar, que tiene baches; eso hace que el espíritu colectivo decaiga”.

De esta manera explica Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, el pesimismo y desconfianza de los caleños frente a su ciudad y sus instituciones.

Sin embargo, Domínguez piensa que “el civismo de los ciudadanos está latente y cuando se los convoca para causas buenas como ocurrió con los recientes Juegos Suramericanos de Atletismo o cuando se amenazó con talar árboles en la Calle Quinta, los caleños responden”.

En su criterio, “lo que hay que hacer es poner en orden la ciudad, guiarla y organizarla, lo cual ni siquiera requiere muchos recursos, sino liderazgo y trabajo colectivo”.

Entre tanto, el politólogo Alberto Ramos Garbiras explica que, por ejemplo, se desconfía en la justicia porque ni siquiera tiene comisarías ni inspecciones de policía para atender la gente, y los procesos judiciales marchan lentamente”.

Señaló que “la Policía debe actuar purgando sus cuadros corruptos, siendo más efectiva y haciendo operaciones que den sensación y efectividad en la seguridad a la ciudadanía”.

“Las propuestas y programas de los próximos gobernantes deben cumplirse, porque esto no resiste toda una vida y corren el riesgo de ligarse a la suma inconformidad y violencia que está creciendo”, advirtió Ramos Garbiras.

El personero Adolfo León López, a su vez, explica que “Cali viene arrastrando unas crisis que la han perturbado en estos últimos años, en lo financiero, administrativo, moral y ético respecto de algunos ciudadanos que han tenido a su cargo la orientación de la ciudad”.

Afirma que “eso ha creado alguna atmósfera de desaliento en los ciudadanos, pero hay que diferenciar entre las instituciones y las personas”.

El presidente del Concejo, Carlos Urresty, reconoció que “la corporación tiene que mejorar su imagen acercándose a su comunidad, que nos cuente sus problemas y que nos diga de frente quiénes son los corruptos, quiénes son los incumplidos, que ellos sepan que hacemos control político”.

Por su parte, el arquitecto y líder cívico Harold Baeza cree que la actitud expresada por los ciudadanos en la encuesta tiene que ver con que “la gente se va volviendo más personalista y en la medida en que eso pasa, cada cual dice: yo hago lo mío”.

“El interés general empieza a pasar a un segundo plano. A la gente, en el fondo, le gustaría que algunas cosas se armonizaran como la atención en salud, que fuera algo en lo cual la comunidad sintiera que tiene un Estado que le brinda algún respaldo, que la justicia le brinda amparo, pero eso no se da de manera equitativa”, anotó Baeza.

Observó que parte de la desconfianza institucional “tiene que ver con la corrupción que se ha vuelto como parte de una cultura entre nosotros”.

Finalmente, todos coincidieron en que el hecho de que la gente no se quiera ir de la ciudad tiene que ver con el arraigo que tienen quienes nacieron, crecieron y tuvieron aquí sus oportunidades. Además, se han dado cuenta que por fuera, incluso en el exterior, no siempre consiguen lo que les ha dado esta ciudad.

La voz de la calle

Carlos Revelo,empleado

Los caleños ya no son cívicos como antes, antes había respeto hacia los demás. Ahora se pasa por encima de todos. La ciudad ha perdido bastante liderazgo. A las instituciones les falta más seriedad. Veo que se han convertido más en negocios que en empresas sociales.

Aydé Beltrán,ama de casa

Pienso que en Cali todavía somos cívicos, creo que el liderazgo se ha perdido un poco, pero de todas maneras hay mucha gente bien intencionada para sacar la ciudad adelante. Yo sí creo en el Gobierno, en las instituciones y pienso que hacen las cosas bien.

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