jueves, septiembre 01, 2005

Chisme, una poderosa arma - ¿Marketing del suzurro?

MENTE / ¿QUÉ PUEDE HACER SI USTED ES LA VÍCTIMA?

TOMADO DE EL TIEMPO

Se ha demostrado que estimula la producción de endorfinas, alivia el estrés y estimula el sistema inmune. Tiene tres funciones esenciales: genera redes, logra influencias y afianza alianzas sociales.

Todos hemos vivido ambos lados del chisme. Un aspecto es el sentimiento agradable de pasar el tiempo con un amigo y compartir historias sobre personas de interés mutuo y ponerse al día. El otro, es la rabia y frustración que se siente cuando nos enteramos de que están hablando mal de nosotros. El chisme, como la luz del sol, a veces ilumina, pero otras veces quema.


Es innegable la importancia y lo inevitable del chisme en nuestras vidas. Es algo natural relacionado con el rol que desempeñamos en el sitio de trabajo y en la comunidad, y que termina siendo saludable en nuestras vidas.


Cuando es bueno, une a la gente y facilita su comunicación. Cualquiera que haya vivido en una pequeña comunidad sabe que es un acto espontáneo.


Pero el individualismo, los estilos de vida y la competencia indiscriminada hacen que se vuelva venenoso. El chisme no es culpable. El problema es su contenido, que refleja lo que pasa en la mente de quienes lo generan.


Hay tres funciones esenciales del chisme: generar redes, lograr influencia y realizar alianzas sociales.


Como seres sociales somos concientes del estatus, y transitar por las redes sociales requiere un buen entendimiento de su complejidad. Las investigaciones han demostrado que en los humanos, como en los primates, tener rango alto confiere beneficios: salud, bienestar y felicidad.


La segunda función del chisme es lograr influencia. Aún cuando nuestra posición social es aparentemente inamovible, tenemos interés en no perderla. Cuando encontramos una oportunidad, tratamos de conseguir una buena opinión de parte de quienes pueden ayudarnos.


Por otro lado, frecuentemente usamos el chisme para realizar alianzas. Cuando le digo a la otra persona que le estoy contando un secreto, le hago sentir que es confiable y que le hago un favor contándole. Esto genera estabilidad y mantiene la jerarquía social.


Función vital y terapéutica


Estudios científicos han comprobado que el chisme facilita la construcción de relaciones y lazos grupales, la clarificación de posiciones y estatus social, el refuerzo de valores y la solución de conflictos, entre otros factores de la función social y psicológica positiva del chisme.


Hay evidencias que sugieren que es un rasgo humano profundamente arraigado. Los psicólogos han comparado la evolución del chisme en los humanos con la practica del acicalamiento entre los chimpancés, donde los animales gastan horas arreglándose unos a otros, como una forma fortalecer los lazos sociales.


Dos tercios de las conversaciones humanas son chismes, un acicalamiento vocal esencial para nuestro bienestar social, psicológico y físico. Esto indicaría que lejos de ser un pasatiempo trivial, representa una función vital y terapéutica. Se ha demostrado que estimula la producción de endorfinas, alivia el estrés y estimula el sistema inmune.


Esta es la más común arma social. Aunque algunos chismes pueden ayudar a la reputación de las personas, un buen número de ellos son peligrosos y tienen un significado agresivo. Para completar, la siniestra naturaleza de esta táctica, es hecha generalmente a espaldas de los involucrados.


Las investigaciones han reportado que el chisme suma el 55 por ciento del tiempo de la conversación de los hombres y 67 por ciento del de las mujeres. Una diferencia más pequeña entre los dos sexos de lo que se pensaba.


¿Por qué asumimos que las mujeres chismosean más que los hombres? ¿Es porque no son tan discretas? ¿O porque ellas lo hacen con una actitud y un tono de voz más obvio? Algunos pueden argumentar que los hombres discuten temas más importantes, incluyendo cosas políticas o económicas.


Pero como escribió algún psicólogo: "se dice que las mujeres son más chismosas que los hombres. Quizás ellas solo lo hacen mejor. Curiosamente, la mayoría de ellos están más interesadon en saber quién está arriba y quién está abajo. Las mujeres tienden a chismosear más acerca de quien está dentro y quien tiene méritos".


JOSÉ POSADA-VILLA
MD psiquiatra
jposada@saldarriagaconcha.org

Si usted es objeto de un rumor

Es poco probable que lo que usted diga o haga logre borrar los chismes. Su meta es mitigar el daño que han hecho. Desafortunadamente es verdad la malévola frase que se atribuye a Voltaire: "Calumnia, calumnia, que de eso algo queda".


No confronte a quien diseminó el chisme en público o con tono de rabia. Hacer escándalo o ir a la ofensiva hace que el chismoso sienta que está justificado su ‘veneno’. Evite a la persona y no le diga nada. Pero si va a decir algo, cálmese y espere a que el impacto inicial haya pasado.


Mejor que verlo como una cosa terrible y correr a tratar de rectificarlo, actué sereno. Cuando le cuenten sonría y diga algo como "¿Es eso lo que andan diciendo de mí? Me extraña cómo alguien se pone en el trabajo de diseminar esa mentira". Esto hace dos cosas: muestra a los otros que usted no tiene nada que esconder porque no actúa defensivamente, y coloca la carga de credibilidad de regreso en el chismoso haciendo imaginar a otros si hay un motivo o interés oculto.


Disemine el chisme usted mismo: "¿Ha oído lo que están diciendo acerca de mi? ¡Qué risa!"; y haga esto con una sonrisa. Que siempre se vea calmado y extrañado de lo que pasa, nunca agresivo o resentido.


Si alguien pregunta si el rumor es cierto diga: "¡No, por supuesto que no! Pero, ¿es realmente importante lo que yo diga? Solo deseo sabe porqué se dice eso de mi".


¡La calma es la clave! Permanezca tranquilo y extrañado cuando el rumor es mencionado. Si protesta se verá como si tuviera algo que ocultar. Aún si usted tiene algo que ocultar, actuar con frescura es mejor.

El chisme suma el 55 por ciento del tiempo de la charla de los hombres y 67 por ciento del de las mujeres.

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