jueves, abril 20, 2006

Cómo vivir con un mínimo

Cuatro millones de colombianos que ganan $408.000 no alcanzan a cubrir todas sus necesidades

TOMADO DEL PERIODICO EL MUNDO - MEDELLÍN - COLOMBIA



Yolima vive en Santo Domingo Savio, en la parte alta de Medellín.
Autor: Gustavo A. Zabala Berrío

En la sexta entrega de la serie Empleo: ¿cifras o realidad? Nos enfocamos en cómo hace una familia para sostenerse con un salario mínimo. El caso de Yolima no es el único en el país. Como ella hay más de cuatro millones de colombianos. Más de cuatro millones de colombianos devengan mensualmente el salario mínimo legal vigente y que asciende a $408.000.

Según un informe de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, al cierre de 2003 un 42% de los trabajadores ganaba menos de un mínimo, el 24% entre 1 y 1.2 salarios y sólo el 34% de la población ocupada ganaba más de 1.2 salarios mínimos.

A pesar de lo poco que representan esos $408.000 para los colombianos, hace varias días se conoció una propuesta del Banco Mundial al Gobierno Nacional de disminuir el salario mínimo, que de paso fue rechazada por el propio presidente Álvaro Uribe y las centrales obreras. Pero más allá de esa discusión, cabe preguntarnos, ¿cómo vive una familia con un salario mínimo?.

Yolima* hace parte de los trabajadores nacionales que al mes reciben esos $408.000. Es una mujer cabeza de hogar que bajo su responsabilidad están sus tres hijos de 10, 16 y 18 años que cursan quinto de primaria, noveno y undécimo grado.

Vive en un sector popular, donde se concentra un alto número de la población de Medellín, en Santo Domingo Savio, barrio de estrato 1 y al que se llega después de un recorrido de cerca de una hora en bus, media en taxi o unos 15 minutos en Metrocable. Desde allí se divisa gran parte de la ciudad y de Bello.

Endeudada

“¿Cómo reparto el salario?, me llega el pago y le digo al pelao mayor vaya pague los servicios, entonces ya miro, debo tanto allí y tanto allá y mando pagar las deudas primero que todo, y me quedan $70.000, $60.000, porque a mi me pagan mensual, y eso lo invierto en la comida que más barato esté como fríjoles, arroz, panela, porque la papa está por las nubes, y así me voy yendo”, cuenta Yolima, a quien “sagradamente” le llegan mensualmente en promedio $180.000 de sólo servicios públicos. Yolima está separada de su esposo, que por demás está desempleado, por lo que no recibe ningún sustento monetario adicional.

Yolima trabaja como aseadora en un colegio de Santo Domingo Savio, en una jornada que comienza a las 6 de la mañana y que concluye entre las 6 y las 6:30 de la tarde de lunes a viernes.

Como es de suponerse, cada que hay vacaciones en la institución educativa, ella forzosamente sale también a descansar. Por eso, su situación en meses como diciembre y junio no es la mejor. Incluso, en diciembre pasado no tuvo siquiera para comprar los traídos y mucho menos poner a estrenar a sus hijos, le tocó hacer de tripas corazón hasta para comer. “A veces los profesores me llaman para que les haga aseo, por ejemplo en diciembre no tuve un solo día, y con el pago compré arroz, papa, fríjoles para un mes y empecé a trabajar el 17 de enero y no pagan sino por mes vencido”, dice.

Esta situación la vive constantemente, ya que cada seis meses es liquidada por la cooperativa que la contrata, que le paga en ese instante las cesantías, intereses a las cesantías, la liquidación, la prima y el pago. Luego es llamada para firmar un nuevo contrato cuando los estudiantes regresan a clases.

Como cualquier trabajador colombiano, vive endeudada. “Tengo que estar pida aquí, preste allí, ya me llega el pago y ya le debo a profesores. Yo me sustento prestando, ya cuando me llega el pago y así me voy yendo. Tengo muchas deudas”, deudas que ascienden a cerca de $2 millones, afirma, por lo que cada que le llega la prima debe utilizarla para pagar, “por ejemplo en estos momentos debo en el colegio $300.000 de matrículas y uniformes de los pelaos”, añade.

No tiene ayudas extras. Una venta de helados que tenía anteriormente debió dejarla porque como sus hijos estudian casi todo el día en una misma jornada, no había quién atendiera este negocio.
Salario Mínimo - Costos de la canasta

El salario mínimo mensual en Colombia está en $408.000, fruto del aumento de 6,946% decretado e diciembre pasado. El año anterior estaba en $381.500 después de un alza de 6,564%. Por un día de trabajo, los colombianos reciben $13.600, por una hora diurna ordinaria $1.700, por una nocturna ordinaria $2.295 y por una dominical $2.975.
El Índice de Precios al Consumidor, IPC, a diciembre de 2005 fue de 4.85% en el promedio nacional y de 4.77% en el promedio de Medellín.
Según cálculos de la Escuela Nacional Sindical, ENS, para acceder al valor de la canasta familiar de ingresos bajos se requieren 2,1 salarios mínimos; es decir, que en una familia se requieren por lo menos, dos personas que reciban los ingresos correspondientes al salario mínimo legal para, al menos, tener un ingreso que asegure un cierto nivel de vida digno.
El análisis de la ENS indica que el costo de la canasta familiar a diciembre de 2005 era de $813.417,04 para los obreros y de $2.039.851,33 para los empleados, superior a la de 2040 cuando era de $773.136,62 y $1.944.382,17, respectivamente en el promedio nacional.
Para el caso de Medellín, la canasta familiar a diciembre del año pasado costaba $860.122,94 para los obreros y $1.824.983,52 para los empleados. En 2004 eran de $818.541,05 y $1.740.234,12 respectivamente.
La retención total en el salario mínimo legal a cargo del trabajador para seguridad social es: semanalmente de $7.497, quincenalmente de $16.065 y mensualmente de $32.130.
Según la Asociación Nacional de Cajas de Compensación Familiar, Asocajas, en el país más de un millón 400 mil trabajadores afiliados a éstas ganan hasta un salario mínimo, representando un 34%.
Una investigación realizada por la Corporación Internacional para el Desarrollo Educativo –Cide- para la caja de compensación familiar Comfama, arrojó que el 21% de los trabajadores colombianos se encuentran afiliados a las cajas.
Colombia-Otros países

Un informe de la ENS indica que mientras en Colombia el salario mínimo es de US$177, en Ecuador es de US$150, en Chile el salario promedio supera los US$660, en Costa Rica el promedio en 2003 era de US$450, en Panamá supera los US$240, en México sobrepasa los US$180, en El Salvador de US$145.
Un estudio sobre desarrollo humano de Naciones Unidas ubicó a Colombia entre los países con más desigualdad en relación con los ingresos de las personas, cerca de países como Lesotho, Swazilandia y Sudáfrica. En América sólo Guatemala y Brasil nos superan.

Como aseadora en un colegio del barrio, Yolima devenga los $408.000 al mes, dinero que a duras penas le alcanza para comer, pagar servicios y deudas.
Cómo hacen

A pesar de su situación, Yolima puede darse por bien servida. No tiene que pagar arriendo porque la casa en la que vive es una herencia de sus padres, además se ahorra el transporte para ir a trabajar, al igual que sus hijos. Pese a esto, la plata no le rinde mucho, ni siquiera para hacer mejoras en la vivienda, de allí que duerman todos en una misma habitación y en dos camas, “nos enseñamos a vivir aquí en el espacio corto que tenemos”, comenta.

Al igual que muchos colombianos, considera que el aumento salarial que se hace cada año es poco. “Para uno sobrevivir necesita un salario más alto. Mire gente que paga arriendo. Yo me pregunto cómo hacen. Yo tengo tres hijos, no pago arriendo y me mantengo apretada, ahora gente que tienen cuatro y cinco hijos, los admiro. Yo considero que el salario mínimo debería estar entre $700.000 y $800.000 para uno sobrevivir por los servicios, comida, droga, vestido”, dice Yolima.

Ha sido tan apretada su situación económica que sus tres hijos comenzaron el año escolar con un solo cuaderno cada uno, “a veces ellos se van sin desayunar allá, porque entran a las 6 de la mañana hasta las 12:15 de la tarde y como acabaron el restaurante, no hay sino para 3°, 2°, 1° y preescolar. Dos de mis hijos están en bachillerato (11° y 9°) y el otro en quinto de primaria, ellos no tienen derecho a restaurante. Mi Dios es grande porque voy adelante con mis hijos”, añade.

Ha sido tanta la presión para Yolima que hasta el hijo mayor ha pensado en abandonar los estudios para ponerse a trabajar “yo le digo que siga adelante, que así es como vale el estudio, con esfuerzo”, dice.

Tal como Yolima viven otros cuatro millones de colombianos que diariamente salen a trabajar para darle al menos lo necesario a sus hijos. Desde Santo Domingo Savio, un barrio empinado donde el Metrocable se ha convertido en su mayor orgullo, otras Yolimas confían en un futuro mejor con un trabajo mejor pago y un salario más alto que supere por lo menos $800.000 para vivir no tan apretados, pero sí con lo necesario.

*Nombre cambiado por petición del entrevistado.


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