En lata, en botella o en caja. Una bebida, 3 formas
Estrato se mide en vidrio, cartón o lata
DÉ UNA VUELTA por el supermercado y encontrará más que vidrio para contener el vino. La primera impresión que dan los envases es que se trata de productos flojos, pero hay que reparar más en el fondo.
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Si vamos al supermercado con mentalidad Greenpeace, con cualquier envase haremos bien la tarea: elegimos cepa, color y cosecha, compramos, nos bebemos el contenido, reciclamos, habremos disfrutado sin cargar de desechos el Planeta.
Ahora, sin ser menuda el efecto ambiental, si llevamos solo el espíritu del consumidor que tiene ganas de tomarse unas buenas copas, pues mucho va de la lata y el tetrapack a una botella de vidrio, por el estilo, el romanticismo, el valor que le damos a lo clásico y, sobre todo, por la calidad del contenido.
¿Que el vidrio se presta para accidentes? Puede ser, hay que tener cuidado ¿Que cuando llevamos las botellas en el carro ruedan todo el viaje? Ocurre ¿Que por su tamaño a veces no caben en la nevera, cuando necesitamos refrescar un poco? También. Es el precio que hay que pagar por impermeabilidad, neutralidad en el contenido, protección contra contaminantes, estética.
Comprar en vidrio es la máxima, es lo que aprendimos, y el mercado se faja con una variedad de gamas que va desde la botella que tiene hombros o la que es hendida en la base; la corriente, de 750 mililitros, la Piccolo (0,2 litros), la Magnum (1,5 litros), la Nabucodonosor, con espacio para 15 litros, equivalente a 20 botellas, la impresionante Melchor, de 18 litros (en la foto y llenita con un Chateau Cheval Blanc francés 2006 subastada en Sotheby’s por 7.500 euros), o el caso raro de la Primat, que hace el contenido de 36 botellas.
¿Qué hacen entonces las casas productoras envasando en cartones y en latas? Con seguridad, nadie saca productos para no venderlos, o como señala el enólogo argentino Mario Puchulú, “es impensable que una bodega arriesgue su mejor producto en un envase equivocado”.
Sin duda estos vinos con apariencia de caja de leche o de cerveza algún atractivo deben tener, adicional a su precio para el consumidor y, de otro lado, a las facilidades que ofrece en protección, almacenamiento, transporte y distribución, si nos ponemos en las botas de quienes tienen que embarcar millones de unidades para venderlas por todo el mundo.
Para el sommelier Esteban Lafaurie el momento de consumo es clave: “El vino en lata no es el que llevaríamos a una cena formal o el que pagaríamos en un restaurante, pero es una gran solución por ejemplo para un camping o una tarde de piscina que queramos acompañar con la bebida. Nos da la seguridad de no manejar vidrio y favorece la porción personal en vez de los grandes volúmenes”.
Por las mismas va la caja de cartón, que si bien se suele guardar en secreto nada menos que la información sobre cepas y cosechas, entonces nos pone a beber a ciegas, de todas formas ofrece otro plus para quienes el sacacorchos resulta ser un aparato lleno de piezas que no encajan: basta con unas tijeras para tener el contenido a tiro de copa.
Es más, ya el mercado le agrega dispensador a la caja, en la forma de grifo giratorio o de válvula de presión, y, en un desarrollo más sobrado todavía, la conocida como bag in box: una bolsa interior flexible que reduce su tamaño a medida que el envase se vacía y evita el contacto del contenido con el aire, tan dañino para la bebida.
¿Prácticos? ¡Del todo! ¿Y la calidad? Pues gracias a la tecnificación en las viñas y sus bodegas, encontrar hoy un vino mal hecho es casi imposible. Lo que ocurre es que unos nos gustan más que otros, por lo expresivos que son en aromas y en sabores, y unos se diferencian de otros, por decisión de cada enólogo, a manera de estratos: desde el cotidiano hasta el premium, que podemos identificar por el precio y, por supuesto, por el material del envase en el que vienen.
El exceso de alcohol es perjudicial para la salud. Prohibido el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad y mujeres embarazadas.
Ahora, sin ser menuda el efecto ambiental, si llevamos solo el espíritu del consumidor que tiene ganas de tomarse unas buenas copas, pues mucho va de la lata y el tetrapack a una botella de vidrio, por el estilo, el romanticismo, el valor que le damos a lo clásico y, sobre todo, por la calidad del contenido.
¿Que el vidrio se presta para accidentes? Puede ser, hay que tener cuidado ¿Que cuando llevamos las botellas en el carro ruedan todo el viaje? Ocurre ¿Que por su tamaño a veces no caben en la nevera, cuando necesitamos refrescar un poco? También. Es el precio que hay que pagar por impermeabilidad, neutralidad en el contenido, protección contra contaminantes, estética.
Comprar en vidrio es la máxima, es lo que aprendimos, y el mercado se faja con una variedad de gamas que va desde la botella que tiene hombros o la que es hendida en la base; la corriente, de 750 mililitros, la Piccolo (0,2 litros), la Magnum (1,5 litros), la Nabucodonosor, con espacio para 15 litros, equivalente a 20 botellas, la impresionante Melchor, de 18 litros (en la foto y llenita con un Chateau Cheval Blanc francés 2006 subastada en Sotheby’s por 7.500 euros), o el caso raro de la Primat, que hace el contenido de 36 botellas.
¿Qué hacen entonces las casas productoras envasando en cartones y en latas? Con seguridad, nadie saca productos para no venderlos, o como señala el enólogo argentino Mario Puchulú, “es impensable que una bodega arriesgue su mejor producto en un envase equivocado”.
Sin duda estos vinos con apariencia de caja de leche o de cerveza algún atractivo deben tener, adicional a su precio para el consumidor y, de otro lado, a las facilidades que ofrece en protección, almacenamiento, transporte y distribución, si nos ponemos en las botas de quienes tienen que embarcar millones de unidades para venderlas por todo el mundo.
Para el sommelier Esteban Lafaurie el momento de consumo es clave: “El vino en lata no es el que llevaríamos a una cena formal o el que pagaríamos en un restaurante, pero es una gran solución por ejemplo para un camping o una tarde de piscina que queramos acompañar con la bebida. Nos da la seguridad de no manejar vidrio y favorece la porción personal en vez de los grandes volúmenes”.
Por las mismas va la caja de cartón, que si bien se suele guardar en secreto nada menos que la información sobre cepas y cosechas, entonces nos pone a beber a ciegas, de todas formas ofrece otro plus para quienes el sacacorchos resulta ser un aparato lleno de piezas que no encajan: basta con unas tijeras para tener el contenido a tiro de copa.
Es más, ya el mercado le agrega dispensador a la caja, en la forma de grifo giratorio o de válvula de presión, y, en un desarrollo más sobrado todavía, la conocida como bag in box: una bolsa interior flexible que reduce su tamaño a medida que el envase se vacía y evita el contacto del contenido con el aire, tan dañino para la bebida.
¿Prácticos? ¡Del todo! ¿Y la calidad? Pues gracias a la tecnificación en las viñas y sus bodegas, encontrar hoy un vino mal hecho es casi imposible. Lo que ocurre es que unos nos gustan más que otros, por lo expresivos que son en aromas y en sabores, y unos se diferencian de otros, por decisión de cada enólogo, a manera de estratos: desde el cotidiano hasta el premium, que podemos identificar por el precio y, por supuesto, por el material del envase en el que vienen.
El exceso de alcohol es perjudicial para la salud. Prohibido el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad y mujeres embarazadas.
» Ayudas
Una bebida, 3 formas
En lataEnvasan vinos del tipo joven y para consumo cotidiano y tienen el interior recubierto con laca, que evita la corrosión.Son resistentes a las roturas, enfrían cinco veces más rápido que el vidrio, pesan menos, son reciclables y son prácticas para llevar a una tarde de campo o a los toros.
En caja
Se usa para vinos económicos, que suelen ser menos fuertes para el nuevo consumidor. Ahorra espacio y peso, resiste golpes, asegura higiene y calidad y es reciclable. Como se abre con tijeras, no ofrece servicio con precisión. ¡Cuidado con la camisa
En botellaSolo los vinos de altas gamas vienen envasados en vidrio.
Ofrece aislamiento, transparencia, resistencia, esterilización, estética, durabilidad y es reciclable.
Además, con el corcho forma una pareja que le da forma al rito romántico de sacar el tapón.
ESTRATEGA EN RETAIL. Contactos en: igomeze@une.net.co igomeze@gmail.com www.igomeze.blogspot.com igomeze@msn.com COLOMBIA - SURAMERICA
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