Hasta hace un año las marcas de las tiendas Ara y D1 eran para los consumidores del Eje Cafetero desconocidas. Pero hoy, ir por las calles céntricas de las capitales de la región y de municipios, sin que no se encuentre una de estas dos marcas en un pequeño local, es un asunto difícil.
Se trata de una expansión agresiva de un nuevo concepto de supermercados, en formato pequeño, que van desde los 200 a los 500 metros cuadrados, y que busca atraer el consumo recurrente de los productos más básicos de la canasta familiar, con un valor agregado que ha ‘revolucionado’ la competencia local: los precios bajos
Ara, del grupo portugués Jerónimo Martins, y D1, de la firma Koba Colombia, filial de Koba International Group con sede en Panamá, empezaron a mover un mercado con unos planes de expansión masivos y rápidos, que vale decir sorprendió a los supermercados tradicionales regionales y a las tiendas de barrio a los que esa competencia les cae directamente y los inundó. Al terminar el año tendrán entre los dos más de 100 puntos.
Ara empezó operaciones en Colombia por el Eje Cafetero en marzo pasado y en tres meses, ya ha inaugurado 16 tiendas, incluyendo una en Buga (Valle). En julio tiene previsto establecer otros cinco puntos y al terminar el año deberán ser ya 35 los Ara en la región cafetera. En este proceso la firma portuguesa ha dicho que la inversión sólo en Caldas, Risaralda y Quindío, asciende a USD$131 millones.
Pero Koba Colombia con D1, que entró a la zona hace cerca de dos años sin hacer bulla y prácticamente sin que nadie, incluido el consumidor, se diera cuenta, no se ha quedado atrás.
En la zona cafetera, incluido el norte del Valle, existen hoy 66 tiendas D1 (hard discounty o de descuento duro) y en el próximo mes podrían abrirse otras siete. D1 hace presencia además, en Antioquia y Cundinamarca.
Pero ¿cómo han sentido los supermercados tradicionales de la zona y las tiendas de barrio esa competencia que se les vino encima? Las opiniones son variadas pero concluyen lo mismo: que hay que prepararse para enfrentarla porque están sintiendo el efecto de esa competencia con unas ventas más lentas.
Eso es lo señala el director de Confamiliares Caldas, Juan Eduardo Zuluaga, entidad que tiene una red de supermercados de formato mediano en Manizales y para quien, si bien estos pequeños mercados tienden a buscar más el consumo de la tienda de barrio, los obliga a ser más competitivos. “Manejan menos referencias que nosotros y por lo tanto menos oferta. Tienen una canasta más básica pero nos obliga a ser más competitivos en la oferta de bienes básicos. Por ello estamos fortaleciendo las marcas propias para entrar con precios atractivos”, dijo.
El miembro de la junta directiva de Fenalco Risaralda, Germán Calle, señala que hay que innovar y modernizar el comercio minorista tradicional para tener una estructura competitiva frente a lo que considera una asombrosa dimensión de la nueva oferta que está llegando a la región. La directora ejecutiva de Fenalco Caldas, Gloria Patricia Arias, indica que frenar esa competencia es difícil por lo que la única alternativa es prepararse, mirar valores agregados y en qué se es competitivo. Pero hace énfasis en que los supermercados tradicionales solicitan que la llegada de esas cadenas debe darse con las mismas exigencias que las administraciones les pide a ellos, es decir, que no haya un tratamiento preferencial.
Fuente: La República
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