Por: Laureano Turienzo Esteban
Los grandes almacenes Selfridge's enviaron 600.000 invitaciones personales en los días anteriores a su apertura en Londres. Abrieron el 15 de marzo de 1909. En las invitaciones enviadas hace 111 años (una joya fundacional del retail moderno, y sin embargo un documento olvidado en archivos), comprobará, que Selfridge's entendió que su gran almacen debía ser algo más que un lugar donde se vendieran cosas: su revolución no estaba en pelear en el producto, estaba en convertir el hecho de ir de compras en algo divertido. Comprendió que la experiencia de compra era la clave. Les hablaba de conveniencia, y de Always low prices pero anudado a la experiencia. La tecnología de la época era una sonrisa y un "qué puedo hacer por usted". Así que había que tirar de talento: introdujo miles de asientos para que los clientes pudieran sentarse y hablar sobre sus cosas, orquestas que tocaban música, una oficina de correo, una de reservas de teatro, una biblioteca, una oficina de información, galerías que exhibían obras de arte, 'salas de silencio' para descansar, restaurantes, salas para fumadores, interpretes para clientes extranjeros, enfermeras de primeros auxilios, y un jardín en la azotea. Y podrías disfrutar de todo ello sin siquera la obligación de comprar....
Los grandes almacenes Selfridge's enviaron 600.000 invitaciones personales en los días anteriores a su apertura en Londres. Abrieron el 15 de marzo de 1909. En las invitaciones enviadas hace 111 años (una joya fundacional del retail moderno, y sin embargo un documento olvidado en archivos), comprobará, que Selfridge's entendió que su gran almacen debía ser algo más que un lugar donde se vendieran cosas: su revolución no estaba en pelear en el producto, estaba en convertir el hecho de ir de compras en algo divertido. Comprendió que la experiencia de compra era la clave. Les hablaba de conveniencia, y de Always low prices pero anudado a la experiencia. La tecnología de la época era una sonrisa y un "qué puedo hacer por usted". Así que había que tirar de talento: introdujo miles de asientos para que los clientes pudieran sentarse y hablar sobre sus cosas, orquestas que tocaban música, una oficina de correo, una de reservas de teatro, una biblioteca, una oficina de información, galerías que exhibían obras de arte, 'salas de silencio' para descansar, restaurantes, salas para fumadores, interpretes para clientes extranjeros, enfermeras de primeros auxilios, y un jardín en la azotea. Y podrías disfrutar de todo ello sin siquera la obligación de comprar....