Juan Fernando Cano | "Si uno es ordenado, puede salir adelante en la vida a punta de crédito y ahorro", dice María Libia Colorado Posada, quien está acompañada en la foto por Jaider Andrés Quintero Mesa.
La plata del míster es sagrada en los estratos bajos
LAS FAMILIAS MÁS pobres cuidan el crédito como un tesoro, pues les ayuda a mejorar la calidad de vida. Tampoco les resulta muy fácil que digamos. A veces, hasta dejan de comer para honrar sus deudas.
En un local arrendado, de 18 metros cuadrados, doña María Libia Colorado Posada es todo un símbolo de confianza y responsabilidad. Lo primero, porque ella forma parte de la legión de 32.000 clientes de estratos bajos a los que el Bancolombia les ha prestado 69.000 millones de pesos, respaldados prácticamente con la cédula. Y, lo segundo, porque la mujer declara, muy orgullosa, que no se ha colgado en el pago de esa obligación, ni en los servicios públicos, ni en el arriendo.
Su tienda, Emanuel, sembrada literalmente en una empinada cuesta del barrio Juan XXIII, la montó hace cuatro años con un plante de 250.000 pesos que le dio un cuñado, que es médico. Ya lleva tres créditos con el banco, por 3,2 millones de pesos, y gracias a ellos, el puesto de chance y su disciplina, ahora tiene nevera, microondas, equipo de sonido, televisor, vitrina, licuadora y hasta una máquina para detectar billetes falsos.
No todo es plata. También aprendió a administrar su negocio y afianzó su cultura del ahorro. En una alcancía guarda con devoción 6.000 pesos diarios para pagarle al banco la cuota de 112.000 pesos. Con la misma constancia atesora cada día lo necesario para cubrir los 100.000 del arriendo y los 50.000 de los servicios.
Una historia como esa es difícil que la cuenten los feligreses del pagadiario. Mauricio Múnera Palacio, gerente Nacional de la línea Mi Negocio de Bancolombia, dice que en la entidad un crédito de un millón de pesos, al 2,49 por ciento mensual, cancela al mes 97.800 pesos, o sea 3.260 pesos diarios. Un agiotista, que presta al 20 por ciento mensual, cobra al final del mismo mes 1,2 millones de pesos, a razón de 40.000 pesos diarios. Hoy los bancos compiten en agilidad con los usureros, pues en tres días contactan al cliente, estudian su crédito y se lo desembolsan.
Abismales diferencias como esas ayudan a explicar por qué de 32.000 clientes, solo 2.230 están en mora. En Antioquia Mi negocio suma 4.739 usuarios, que deben 10.000 millones de pesos, y tanto aquí como a nivel nacional la mora es del 3,5 por ciento, un indicador que, anota Múnera Palacio, ojalá tuvieran en otros negocios del mismo banco.
"Los pobres sí pagan bien sus deudas, pero la verdad es que se han endeudado mucho, en parte por el deterioro de sus ingresos", dice Teresita Castañeda López, subdirectora del Banco de las Oportunidades. Aunque apretados, siguen honrando las deudas. Entre 2002 y 2010 la entidad colocó 49.166 créditos, por 68.459 millones de pesos. Tienen vigentes 12.576 millones de pesos en préstamos tomados por 9.707 clientes, de los cuales 1.099 están atrasados en sus cuotas. El índice de cartera vencida es del 3,4 por ciento.
Patricia Mejía Palacio, directora Jurídica de Microempresas de Antioquia, comenta que en los microcréditos la cartera morosa es, en promedio, del 6 por ciento. Por eso califica como manejable el indicador de su entidad: 4,24 por ciento. En 6.702 clientes tienen colocados 15.859 millones de pesos. En cobro jurídico solo están 150 millones de pesos. Es que, agrega la ejecutiva, "los estratos bajos cuidan mucho su historial crediticio y aprovechan cualquier oportunidad que uno les ofrece para pagar sus deudas".
Bajísima la mora
¿Y qué pasa cuando prestan para consumir bienes y servicios?
La historia es muy parecida. "Si los pobres no fueran buenas pagas, organizaciones como Navarro Ospina y Cía. no habrían podido sobrevivir 58 años en la venta a crédito de electrodomésticos". Así de contundente es la visión de Gloria Tangarife Valencia, jefe de Cartera de esta organización. Natalia Jaramillo Zapata, directora Sectorial de Electrodomésticos de Fenalco Antioquia, señala que, en promedio, este canal tradicional de comercialización tiene una cartera vencida entre el 15 y 20 por ciento. Dato relevante, porque es un negocio que, según lo han manifestado dirigentes del mismo sector, mueve del orden de 300.000 millones de pesos anuales.
Además de sus propios análisis de riesgo, los comerciantes de electrodomésticos miran si el cliente potencial tiene créditos con otras cadenas, como Flamingo y Agaval. En esta última empresa Jorge William Gaviria ha hecho, en 18 años, una carrera que lo ha llevado de vendedor a gerente Financiero. Esa experiencia le permite afirmar que es justamente gracias a la cultura de pago de los estratos populares que Agaval ha podido mantenerse fuerte e incursionar en nuevos servicios. Allí el crédito promedio es de 240.000 pesos, a la manera de un cupo rotatorio. Tienen 70.000 clientes activos, de los cuales 12 por ciento son de estrato 1, el 46 por ciento del estrato 2 y el 42 por ciento del estrato 3.
Todos miman el crédito, como pueden. Cuando soplan buenos vientos en la economía, la mora es del 5 al 6 por ciento, mientras que en época de desaceleración sube al 7 y 9 por ciento. Los cobros jurídicos no son muy frecuentes en Agaval y cuando se está frente a esa posibilidad se fomentan reestructuraciones de los préstamos, que básicamente se hacen para adquirir calzado y vestuario.
Entierros a crédito
Tan bajos indicadores hacen pensar en una notable religiosidad para cancelar las deudas. Y, sí. La Funeraria San Vicente, por ejemplo, confirma que en programas exequiales tiene 75.000 clientes. Cada mes entran y salen unos 1.200 contratos, dado que mucha gente paga uno o dos meses, luego se atrasa y después hace un nuevo ingreso. Octavio Lugo, su contador General, dice que entre el 80 y el 85 por ciento de los clientes son cumplidos. "Son buena paga, porque estos servicios están metidos en la canasta familiar", complementa el gerente General, Luis Fernando Arango. Además, los estratos bajos saben que es mejor pagar mensualmente la cuota de 17.500 pesos, que tener que sacar, de una, 3 millones de pesos para enterrar, como Dios manda, a un difunto.
Pero, bueno, tampoco estamos en el paraíso de los cumplidos. Sergio Ignacio Soto Mejía, director Ejecutivo de Fenalco Antioquia, señala que en la base de datos de Procrédito están reportadas como morosas un millón 130.000 personas, que deben 280.000 millones de pesos. Claro que, vale anotar, no toda esa carga recae sobre los bolsillos de los pobres.
Las más graves son 663.000 personas que en cuentas corrientes adeudan 89.000 millones de pesos. Luego están 219.000 con una culebra de 14.000 millones en pagarés. En créditos directos del comerciante hay 78.000 millones. Los tradicionales clubes pintan más sanos, con 93.000 clientes atrasados en 5.000 millones.
A muchos se les olvidó la norma de doña María Libia: Hay que ser ordenado para progresar. Ella tiene otro secreto: Aunque es experta en crédito, en su tienda no fía.
Su tienda, Emanuel, sembrada literalmente en una empinada cuesta del barrio Juan XXIII, la montó hace cuatro años con un plante de 250.000 pesos que le dio un cuñado, que es médico. Ya lleva tres créditos con el banco, por 3,2 millones de pesos, y gracias a ellos, el puesto de chance y su disciplina, ahora tiene nevera, microondas, equipo de sonido, televisor, vitrina, licuadora y hasta una máquina para detectar billetes falsos.
No todo es plata. También aprendió a administrar su negocio y afianzó su cultura del ahorro. En una alcancía guarda con devoción 6.000 pesos diarios para pagarle al banco la cuota de 112.000 pesos. Con la misma constancia atesora cada día lo necesario para cubrir los 100.000 del arriendo y los 50.000 de los servicios.
Una historia como esa es difícil que la cuenten los feligreses del pagadiario. Mauricio Múnera Palacio, gerente Nacional de la línea Mi Negocio de Bancolombia, dice que en la entidad un crédito de un millón de pesos, al 2,49 por ciento mensual, cancela al mes 97.800 pesos, o sea 3.260 pesos diarios. Un agiotista, que presta al 20 por ciento mensual, cobra al final del mismo mes 1,2 millones de pesos, a razón de 40.000 pesos diarios. Hoy los bancos compiten en agilidad con los usureros, pues en tres días contactan al cliente, estudian su crédito y se lo desembolsan.
Abismales diferencias como esas ayudan a explicar por qué de 32.000 clientes, solo 2.230 están en mora. En Antioquia Mi negocio suma 4.739 usuarios, que deben 10.000 millones de pesos, y tanto aquí como a nivel nacional la mora es del 3,5 por ciento, un indicador que, anota Múnera Palacio, ojalá tuvieran en otros negocios del mismo banco.
"Los pobres sí pagan bien sus deudas, pero la verdad es que se han endeudado mucho, en parte por el deterioro de sus ingresos", dice Teresita Castañeda López, subdirectora del Banco de las Oportunidades. Aunque apretados, siguen honrando las deudas. Entre 2002 y 2010 la entidad colocó 49.166 créditos, por 68.459 millones de pesos. Tienen vigentes 12.576 millones de pesos en préstamos tomados por 9.707 clientes, de los cuales 1.099 están atrasados en sus cuotas. El índice de cartera vencida es del 3,4 por ciento.
Patricia Mejía Palacio, directora Jurídica de Microempresas de Antioquia, comenta que en los microcréditos la cartera morosa es, en promedio, del 6 por ciento. Por eso califica como manejable el indicador de su entidad: 4,24 por ciento. En 6.702 clientes tienen colocados 15.859 millones de pesos. En cobro jurídico solo están 150 millones de pesos. Es que, agrega la ejecutiva, "los estratos bajos cuidan mucho su historial crediticio y aprovechan cualquier oportunidad que uno les ofrece para pagar sus deudas".
Bajísima la mora
¿Y qué pasa cuando prestan para consumir bienes y servicios?
La historia es muy parecida. "Si los pobres no fueran buenas pagas, organizaciones como Navarro Ospina y Cía. no habrían podido sobrevivir 58 años en la venta a crédito de electrodomésticos". Así de contundente es la visión de Gloria Tangarife Valencia, jefe de Cartera de esta organización. Natalia Jaramillo Zapata, directora Sectorial de Electrodomésticos de Fenalco Antioquia, señala que, en promedio, este canal tradicional de comercialización tiene una cartera vencida entre el 15 y 20 por ciento. Dato relevante, porque es un negocio que, según lo han manifestado dirigentes del mismo sector, mueve del orden de 300.000 millones de pesos anuales.
Además de sus propios análisis de riesgo, los comerciantes de electrodomésticos miran si el cliente potencial tiene créditos con otras cadenas, como Flamingo y Agaval. En esta última empresa Jorge William Gaviria ha hecho, en 18 años, una carrera que lo ha llevado de vendedor a gerente Financiero. Esa experiencia le permite afirmar que es justamente gracias a la cultura de pago de los estratos populares que Agaval ha podido mantenerse fuerte e incursionar en nuevos servicios. Allí el crédito promedio es de 240.000 pesos, a la manera de un cupo rotatorio. Tienen 70.000 clientes activos, de los cuales 12 por ciento son de estrato 1, el 46 por ciento del estrato 2 y el 42 por ciento del estrato 3.
Todos miman el crédito, como pueden. Cuando soplan buenos vientos en la economía, la mora es del 5 al 6 por ciento, mientras que en época de desaceleración sube al 7 y 9 por ciento. Los cobros jurídicos no son muy frecuentes en Agaval y cuando se está frente a esa posibilidad se fomentan reestructuraciones de los préstamos, que básicamente se hacen para adquirir calzado y vestuario.
Entierros a crédito
Tan bajos indicadores hacen pensar en una notable religiosidad para cancelar las deudas. Y, sí. La Funeraria San Vicente, por ejemplo, confirma que en programas exequiales tiene 75.000 clientes. Cada mes entran y salen unos 1.200 contratos, dado que mucha gente paga uno o dos meses, luego se atrasa y después hace un nuevo ingreso. Octavio Lugo, su contador General, dice que entre el 80 y el 85 por ciento de los clientes son cumplidos. "Son buena paga, porque estos servicios están metidos en la canasta familiar", complementa el gerente General, Luis Fernando Arango. Además, los estratos bajos saben que es mejor pagar mensualmente la cuota de 17.500 pesos, que tener que sacar, de una, 3 millones de pesos para enterrar, como Dios manda, a un difunto.
Pero, bueno, tampoco estamos en el paraíso de los cumplidos. Sergio Ignacio Soto Mejía, director Ejecutivo de Fenalco Antioquia, señala que en la base de datos de Procrédito están reportadas como morosas un millón 130.000 personas, que deben 280.000 millones de pesos. Claro que, vale anotar, no toda esa carga recae sobre los bolsillos de los pobres.
Las más graves son 663.000 personas que en cuentas corrientes adeudan 89.000 millones de pesos. Luego están 219.000 con una culebra de 14.000 millones en pagarés. En créditos directos del comerciante hay 78.000 millones. Los tradicionales clubes pintan más sanos, con 93.000 clientes atrasados en 5.000 millones.
A muchos se les olvidó la norma de doña María Libia: Hay que ser ordenado para progresar. Ella tiene otro secreto: Aunque es experta en crédito, en su tienda no fía.
» Opiniones
"Si uno no tiene trabajo estable es muy bravo fiar, sobre todo grandes cuantías. En Agaval y Flamingo saco créditos con la señora y nunca me atraso. Sí estuve colgado en un predial, por un lote que compré". Hernán Mesa Jaramillo, trabaja la construcción en forma particular.
"Con los préstamos nos va bien, porque junto con mi esposo nunca nos dejamos coger ventaja. Antes de que llegue la fecha de pago nos programamos para recoger el dinero. Eso lo tenemos programado por semanas". Elizabeth Medina Molina, auxiliar docente de una guardería
"Siempre he sido buena paga con los créditos. El problema es que la otra gente lo daña a uno. A mí me han dejado embalado, como codeudor. Una vecina de confianza se fue y me dejó encartado con la deuda". Guillermo León Moreno, mensajero
"Casi no me gusta deberle a nadie, aunque soy bueno para pagar deudas. Tengo dos locales y es un chicharrón manejar el alquiler, pues la gente se atrasa y dicen que es porque la situación está crítica". Gustavo A. Villa, operario gas natural
"Me ha ido bien con el crédito, porque 85% de la gente paga a tiempo. Tengo topes, dependiendo de los clientes y de las recomendaciones que traigan, especialmente, de los 6 ó 7 tenderos que están cerca de mi negocio". Luis Fernando Ramírez, tendero
"Con los préstamos nos va bien, porque junto con mi esposo nunca nos dejamos coger ventaja. Antes de que llegue la fecha de pago nos programamos para recoger el dinero. Eso lo tenemos programado por semanas". Elizabeth Medina Molina, auxiliar docente de una guardería
"Siempre he sido buena paga con los créditos. El problema es que la otra gente lo daña a uno. A mí me han dejado embalado, como codeudor. Una vecina de confianza se fue y me dejó encartado con la deuda". Guillermo León Moreno, mensajero
"Casi no me gusta deberle a nadie, aunque soy bueno para pagar deudas. Tengo dos locales y es un chicharrón manejar el alquiler, pues la gente se atrasa y dicen que es porque la situación está crítica". Gustavo A. Villa, operario gas natural
"Me ha ido bien con el crédito, porque 85% de la gente paga a tiempo. Tengo topes, dependiendo de los clientes y de las recomendaciones que traigan, especialmente, de los 6 ó 7 tenderos que están cerca de mi negocio". Luis Fernando Ramírez, tendero
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