domingo, diciembre 02, 2012

Recepción y ubicación inteligente de mercancías R.M.


Recepción y ubicación inteligente de mercancías R.M.

Saúl Fdez. Suárez explica que la tecnología y la ciencia han hecho del tratamiento y hospedaje de mercancías para su venta un entorno más afable y dinámico, pero los problemas que acechan a la gestión física y administrativa de un almacén siguen siendo los mismos y requieren de nuestro control constante y efectivo.

Saúl Fernández Suárez para “LinealCero”, a lunes día 19 de octubre de 2012.



Cada vez que unos pocos me escriben a “LinealCero”, generalmente amigos, me piden que redacte algo sobre cómo nos las apañamos y nos desenredamos con tanto trajinar en las grandes tiendas. Me pregunto con qué derecho he de aburrir yo a la gente contando algo tan rocoso, quizás por ello no participe tanto del blog; pero ya que en mi última colaboración en septiembre hablé de las tiendas pequeñas y medianas, hoy lo haré de las grandes y de su logística interna. Hoy quiero hablaros de lo que viene en estos días a llamarse “recepción y ubicación inteligente de mercancías”. Pues bien, he estado en muchos sitios, pero quizá de donde más cosas pueda extraer conclusiones por mi trabajo acerca de ello sea acaso esto “recepción de mercancías”.

“R.M”, como se le conoce en el argot, hace referencia a la parte física o disposición de espacio de las grandes tiendas, plataformas de distribución o naves logísticas donde, para su almacenaje provisional o puesta a venta, se reciben las mercaderías procedentes de su centro de producción u origen arancelario. Puede ser que ésta procedencia provenga directamente de una fábrica de Lyon o quién sabe si del mismo puerto de Lisboa. Dado que somos unos interesantes clientes para China, seguro que Barcelona constituye la puerta de entrada del Mediterráneo de sus artículos; o bien podemos comprarle productos a nuestros distribuidores nacionales, como vino, alimentación seca o leche. Sea lo que sea y venga de donde venga absolutamente todo lo que se vende o distribuye a una gran tienda debe acceder para su control físico y administrativo por el patio de trasbordo a través de camiones o camionetas que se acomodan en dársenas o muelles preparadas para las descargas. Y es desde ese momento, una vez acoplados los remolques a la estructura del edificio, donde comienza la danza para nosotros. Y esto implica una serie de reglas dentro de la logística interna moderna.


Unidad de transporte logística anclada a muelle de recepción de mercancías.

Generalmente la mercancía se atiende por orden riguroso de llegada salvo excepción. Por ejemplo, la fruta y los huevos tienen prioridad sobre cualquier otra carga o mercadería por no ser obligatorio su transporte refrigerado. No nos interesa que se echen a perder ya que en estos delicados productos de primera necesidad, en primer lugar, son estratégicos para el funcionamiento de la tienda: ¿iría usted a comprar a un establecimiento donde faltaran huevos o la fruta estuviera dañada por el calor?. Es evidente que no, que perdería la confianza en el local y le costaría volver: el proceso de venta empieza en la misma área de recepción, no es lo lineales; ahí radica su importancia. En segundo lugar, si esta mercancía perecedera se daña en destino hay que recurrir a justificar su desestimación al proveedor o al seguro y esto implica burocracia (tomar fotografías, redactar informes de devolución, formularios varios, etc.). Y nadie quiere estos problemas. Con lo cual, “prioridad absoluta y recepción inmediata” para estos segmentos de productos.




Patio de trasbordo.

El extremo opuesto en la recepción de mercancías lo tendríamos, por hacernos una idea, en ser transportista de lavadoras: requiere armarse de paciencia y esperar su turno a que la tienda le atienda. Esta espera no está exenta de tensiones, sobre todo si al camionero o transportista (que a partir de ahora llamaremos agente logístico) se le ha impuesto en su hoja de ruta por parte de su jefe de tráfico en su empresa otra descarga más y va limitado de tiempo, que es lo natural de su oficio. Entonces el agente logístico se te acerca y te apremia, te atosiga y en ocasiones habituales hasta marea a los chavales que tienes a cargo para las diversas operativas. O incluso llegan a incordiarse entre ellos: los transportistas pueden llegar a discutir hasta por la posesión de algunos de los transpalets automáticos que les cedemos para ayudarse en su descarga o la situación de un muelle determinado. Y ahí entra tu lado de tipo duro: ser coordinador de recepción o descarga es un oficio áspero que implica casi mascar tabaco, sombrero inclinado, mirada afilada y barba de tres días. Y ya que estamos en estas, ya que queremos hablar de recepción y ubicación inteligente, el primer paso para este diseño inteligente de recepción es antes que nada tener controlado el factor humano externo. El que manda eres tú y si alguien no acepta las normas de desembarco se le debe invitar a abandonar la orden de descarga e informar inmediatamente a su empresa de la incidencia. Si el camionero o cualquier otro agente logístico o cadena de transporte ajena a nuestra organización impone su prioridad a la nuestra, se rompe el equilibrio de procesos en la tienda repercutiendo en toda su estructura y funcionamiento.




Centro Logístico de "El Corte Inglés" en Valdemoro en la actualidad y en sus inicios en los ochenta.



En las próximas entradas trataré de explicar qué hacer con la mercancía una vez aceptada y depositada en nuestra área de recepción en espera de entrar en la tienda. Eso sí, lo haré haciendo hincapié en la tecnología informática, la estadística, la robótica o el diseño arquitectónico de la nave o almacén. Ello ayudará a entender cómo saber si viene correctamente la carga, que prioridad tiene para la sala de ventas y dónde ubicarla dentro de un espacio de albergación específico si está en espera de entrada en lineal de tienda. Se mencionarán aparatos-escáner que llevan a cabo una lectura volumétrica láser de la carga o de procesos “just-in-time” como estrategias específicas de ubicación inteligente y localización remota. Mientras tanto recalcar que el aspecto más crítico del almacenaje moderno y que la ciencia y la tecnología no han logrado solucionar sigue siendo aún hoy algo tan clásico como el factor humano, esto es, las personas. Y que un buen entrenamiento de asertividad con ellas es el primer paso y lección para llevar a cabo una estrategia de logística indoor.



Evaluación y conteo de mercancía recepcionada.

Ubicación Inteligente II: La “no ubicación”.

Un principio fundamentalmente básico de una ubicación inteligente es que prácticamente nada de lo recibido deba permanecer en el mismo punto de llegada. Toda ubicación inteligente es una “no ubicación”, un movimiento permanente. La albergación en un almacén es el “no lugar” de las mercaderías. De tal modo que la mercancía no es un recurso acumulativo sino su proceso conductor. La recepción de mercancías implica su canalización directa hacia su puesto de reproducción o consumo. La vocación reciente de los nuevos centros modernos de almacenaje es gestionar e informacionar la mercancía, no albergarla.

Victor G. Pulido para "LinealCero". En "Faro del Guadiana" a viernes 30 de noviembre.



"Quiero rememorar del algún modo en este contexto más que en este texto, a todos los españoles que hace exactamente un año participaron de la gestión de uno de los mayores logros logístico-comerciales de Europa: el record de producción de “Amazon.de” desde aquí me reconocimiento y cariño, a todos vosotros, estéis donde queráis estar ayer u hoy, mañana, ahora y siempre".

Toda entrada de mercancías en una plataforma logística o centro de recepción tiene como consecuencia para sí mismos un aumento de stock en sus almacenes y por tanto lleva implícito una limitación de sus capacidades espaciales. Tanto casi como un incremento de sus costes operacionales y humanos. Esto es lo que trata de evitar la moderna “logística indoor” cuyo principio fundamentalmente básico de una ubicación inteligente es que prácticamente nada de lo recibido por un patio de trasbordo deba permanecer en el mismo punto de llegada. Toda ubicación inteligente es una “no ubicación”, un movimiento permanente. La recepción de mercancías implica su canalización directa hacia su puesto de producción, reproducción o consumo.

Pero para que esto suceda, para que se dé lugar a un flujo constante de mercancías que bajen desde el productor al consumidor, que apenas lleguen al almacén se marchen directamente al punto de venta o domicilio sin necesidad de hospedarse en ningún punto intermedio en espera de entrar en el lineal o la casa, ha sido necesario antes que otro flujo, en este caso el de la información, suba desde el cliente hasta el fabricante. Este diálogo sordo, esta comunicación imperceptible que se establece entre uno y otro se llama “ratio de compra efectiva” o “pulsación real de la demanda” y consiste en el conocimiento y reconocimiento automático por parte del fabricante de todas y cada una de las ventas o devoluciones que se llevan a cabo en los puntos de ventas o portales virtuales donde se exhibe su producto.



Antigua recepción de mercancías en los sótanos de un gran almacén de París a mediados del siglo XIX.

De tal modo que el fabricante o el ensamblador obtiene en tiempo real y puede acceder a datos concisos de ventas proporcionados por los mismos distribuidores o por los canales; esto es en definitiva lo que le permite regular su producción o pedido de materiales o componentes de fabricación siempre en función de la demanda real del producto que deviene del consumidor final. Por ejemplo, cada vez que una cajera de “Eroski” o un clasificador de “Amazon” pasa por el escáner un producto que tan familiar nos puede resultar como la “Minipimer” del fabricante alemán “Braun” (y la cito por ser un producto básico), el ordenador de la tienda está comunicando a su central de ensamblaje que una unidad de batidora “Braun” de un modelo específico ha encontrado salida en el mercado. De este modo el fabricante obrará racionalmente en función de esa demanda (a la llamara “demanda cero”) y ensamblará tan sólo una unidad más de reposición (a lo que llamará “inventario cero” o “estocaje cero”. Esto es, evitará la sobreproducción en tiempo real: la comunicación informacional directa establece los niveles y criterios objetivos de producción o desestimación(en caso de ser devuelta) de la demanda. Pero tampoco es necesario que sepan que a esto en macromercadotecnia se lo conoce como “análisis pull de la demanda”.



Recién inaugurada central logística y plataforma automática de "Eroski", en Elorrio: la batidora de nuestro supuesto partió de aquí.

Esta batidora se sumará a otras de su taxonomía para dar forma al índice de reposición global y los ordenadores de las tiendas comunicarán los huecos que existen en el lineal a su central de compras o plataforma de distribución (de nuevo, “demanda cero”). Al cabo de varios días por recepción de mercancías por norma general sólo se recibirá justo el número de unidades de reposición que han sido vendidas (de nuevo,“inventario cero”). Estos artículos pasan directamente a tienda desde el camión, donde su hueco en el lineal les aguarda dando lugar a que su paso por el almacén haya constituido un mero trámite. Este procedimiento recibe el nombre de ECR (“Efficient Consumer Response”). El ECR constituyó a finales de los ochenta una respuesta global y elaborada de los productores y grandes proveedores de producción racionalizada a medida que las grandes tiendas de distribución al ganar volumen de ventas transfirieron la necesidad de albergar el stock de seguridad y asumir los riesgos de adquisición masiva por persecución de rendimientos de escalas al canal. Para que se entienda: cuando las “cuatro hermanas” (“Auchan”, “Carrefour”, “Corte Inglés” y “Eroski”) eran incipientes y su volumen de venta era aún reducidos con respecto al global, las marcas y el canal le imponían unas condiciones más exigentes, si querían prestigiar su tienda albergando sus productos (háganse la idea del desastre que sería para un “Alcampo” de la época no disponer de “Coca-Cola” o de un “Pryca” sin consolas “Nintendo’s Game Boy”). Este condicionamiento abocaba a las principales enseñas a grandes compras, extensos almacenes, asunción de riesgos y desencuentros con el consumidor final en caso de incidencia o falta de demanda. Pero a medida que estás acapararon más cuota de mercado se fue invirtiendo la relación de poder. Hoy muchas marcas no sobrevivirían sin las grandes enseñas de distribución y ahora las condiciones las impone el oligopolio; por contra es el gran canal y el fabricante el que debe asumir los riesgos de almacenaje, transferirle los beneficios derivados del abaratamiento por sostenimientos de escalas y externalizar al sudeste asiático su producción para hacer frente a su estructura de costes.



Hoy las medianas y grandes superficies apenas disponen de grandes espacios de almacenamiento. Casi todo lo que entra va directamente a sala de ventas.

Hoy gracias al “Efficient Consumer Response” (“respuesta eficiente al consumidor”es un eufemismo, porque lo que realmente trasluce es “respuesta de acomodación al distribuidor”), los distribuidores y puntos de ventas informatizados ayudan a los productores a reducir los riesgos de excedentes de producción al informarles de la respuesta de la demanda en tiempo real, sin necesidad de acumulaciones o inventarios. Así pues los almacenes auxiliares de las tiendas y las áreas de recepción en las grandes y medianas enseñas de distribución que atienden al consumidor final han quedado reducidos a la mínima expresión, especialmente en los hipermercados, y gran parte de este espacio fue cedido durante la primeros años de la década pasada para la ampliación de las salas de ventas del bazar (“no alimentación”, por efecto del desplazamiento del muro que separaba a ambas dependencias). Algunos auxiliares de almacén fueron entonces reconvertidos a auxiliares de pasillo responsabilizándose de sus antiguas funciones de recepción de mercancías y cuando a un fabricante quiere liquidar su stock de seguridad de un determinado modelo, prácticamente entra a formar parte de promociones de catálogo de hipermercado hasta fin de existencias como complemento de la negociación o como palanca de fuerza para poder sacar adelante otras negociones de compras paralelas con la enseña.



De todo lo hablado queda claro que la práctica del almacén se niega a sí misma su propia esencia o naturaleza tradicional: sus funciones se trasforman, ya no es un contenedor. El almacenamiento es ahora el “no almacenamiento”, es la logística sin descanso, la circulación sin demora, el tránsito fugaz hacia el punto de venta, la fluidez de las mercancías hacia el puesto de observación del consumidor. Toda mercancía de parada y fonda, invisible a los ojos de los clientes, supone una incongruencia postmoderna. La vocación reciente de los nuevos centros modernos de almacenaje es gestionar la mercancía, no albergarla. Mantenerla en estado vegetativo es inerte para el consumo o para su producción. Su paso por el almacén o área de recepción debe ser tan sólo un breve trámite de registro, como para una persona aproximarse a una recepción de hotel o un embarque apresurado de acceso a cabina de pasajeros: es tan sólo interludio de lo que debe acontecer como escenario inmediato y significativo.

IGNACIO GOMEZ ESCOBAR igomeze@gmail.com skype: igomeze (+57) 3014152370

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