lunes, enero 15, 2007

Casa Lúker, una historia con sabor




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No podía faltar en Casa Lúker, la línea aseo, marcas propias y el organigrama nacional de comercio y exportación países andinos, Europa y Norteamérica.

"Después de un cumpleaños como el que celebramos, sólo nos queda agradecer a toda la gente buena que nos manifestó su cariño y deseos para cumplir 100 años más". La fonda o el hostal de Ña Reyes era el mejor y más famoso tertuliadero de Manizales en esa época. Los viajeros hacían allí una parada obligada y su comida era muy apetecida en la región, especialmente la arepa de mote hecha en cayana. Todo es un conversadero y donde Ña Reyes se hospedó Enrique Cardona Mejía. Era un caballero de imponente figura. Lo esperaban Luis Jaramillo Walker, inversionista y mayor exportador de café y Leonidas Villegas administrador de negocios. "Tengo un sueño pero necesita la unión de muchos. Quiero montar una fábrica de chocolate. El negocio parece bueno. Ustedes saben que todo el mundo toma esta bebida y las bolas para su preparación las fabrican manualmente en las casas. Si nosotros logramos hacer algo que se venda, creo que podemos ser exitosos". Don Enrique tomó lápiz y comenzó a dibujar lo que, según él, sería la fábrica. El molino, piedras de maní, el tostador se haría de una caneca de petróleo... los moldes y la máquina cascalimpia (trilladora). A los pocos minutos la fábrica plasmada y planos listos. No hubo discusión y ¡Manos a la obra! El 6 de enero de 1906 arrancó la producción. Las bandas de transmisión improvisadas con rejos de cueros rudos que los vaqueros usaban para enlazar. Hubo un accidente que lesionó al valiente. José Jesús Isaza Jaramillo, conocedor y catador de cacao, elaboró la primera pastilla a punta de espátula y moldes de hojalata. El nombre de la empresa, se tomó de la dirección cablegráfica: Luker (Luis y Walker... don Enrique regresó a Antioquia. "Me voy, y me voy por las buenas, pero a esto no le veo mucho futuro porque ustedes no tienen el mismo entusiasmo que yo le puse al negocio". En 1908 llegó una mano salvadora José Jesús Restrepo Botero y su hijo Alfredo. Tenían un almacén para vestir mujeres y hombres elegantes. De Europa llegaban las mercancías".

En la primípara Casa Lúker pasaron las verdes y las maduras. La escritura con ahorritos de los familiares. Las guerras civiles dejaron a Colombia asolada, sólo la empresa privada invertía en desierto... incierto. En 1935 se liquidó la empresa y quedó con los sucesores. Antonio Álvarez Restrepo fue nombrado gerente general, llega la etiqueta de chocolate Sol. Pasan los años y en 1989 Casa Lúker. Se diversifica la empresa y aparecen los aceites, Lukafé, los descafeinados, las grasas, los instantáneos, las harinas, jabonerías y atún Vikingos.

La Restrepería (según la Escuela Manizales) va soltando responsabilidades y llegan ejecutivos de reflexiones adaptadas al mileno en estreno.

El doctor Guillermo Ponce de León Sarasti al timón de agresiva labor de mercadeo. Este libro viene de aroma, sellado con lacre de 1900, estreno en el vigor del 2006 por los talleres D'ivinni Ltda., papel lumisil de 150 gramos en tipografías Meta y Kunenstler Script de Bogotá. Tiene un ISBN para respaldo de editorial y biblioteca. Una dama de arranques tomar, Luz Mercedes Mejía López redacta los textos y vigila la edición. Obvio, el archivo riquísimo de la Casa Lúker, lo digital con José Pinzón, asesoría técnica de Héctor Jairo Botero, Creatas en la dirección de arte.

Don Guillermo Restrepo Mejía y doña María del Rosario Rodríguez con el apoyo sin límites. La publicación es inmensa en eticología (esas ilustraciones de antes), fotografía centenaria y contemporánea; desfile de personas que hicieron y hacen empresa, la mujerlogía (un mosaico de damas respetabilísimas) que con su espíritu de entuque ampararon toda la trayectoria.

El anecdotario como para degustar alrededor de una taza del producto estrella.

La cronología desde 1904 hasta 2005 con exportaciones a Rusia y alianza con la poderosa Kraft Foods, y 2006 el cumplimiento al pie de la letra, de un siglo de ideas y realizaciones. El infaltable recetario de empanadas de atún, los pasteles, los helados, las recetas con sabor inimitable. De antología, la correspondencia de los Fundadores, la facturación seria y esa caligrafía de los viejos sabios. El precioso reloj de leontina, los anteojos de vidrio tallado con virtud de artesano (gafa al aire) y marco de oro noble; y la actual fundación Lúker para proteger los niños y las niñas mediante estudios, también las operarias textiles cosiendo el futuro.

No podía faltar en Casa Lúker, la línea aseo, marcas propias y el organigrama nacional de comercio y exportación países andinos, Europa y Norteamérica. Se necesitaron cien años de lucha y dividendos a largo plazo. Es la sumatoria limpia de la guapeza. Gracias a fundadores y continuadores, por hacer país con fragua de honradez y recinto de pensamiento como lo fue la Restrepería. Finalmente la obra de misericordia general de actualidad y que no estaba en el catecismo del sacerdote Gaspar Astete: ¡Crear empleos!



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Ignacio Gómez Escobar
CONSULTOR EN VENTAS AL POR MENOR
INICIATIVAS EN RETAIL
CADENA DE SUMINISTROS - LOGÍSTICA
INVESTIGADOR DE MERCADOS
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