TOMADO DE LAS PROVINCIAS.ES
Para hacer más sencillo el trabajo del investigador es necesaria una buena organización en todo momento
Consejos para los alumnos de posgrado
LUis M. Ontoso
El éxito de una tesis no sólo depende del acierto con que el autor escoja el tema de sus investigaciones, ni siquiera es únicamente una cuestión de destreza con las palabras, tiempo libre o experiencia.
¿El secreto está, entonces, en, como suele decirse, dejarse los codos estudiando? Tampoco. Tratar de memorizar los textos hará sin duda más lenta la ya de por sí difícil tarea. Es cierto que conocer el material consultado ayudará al estudiante a afrontar el reto con mayor confianza, pero, en cualquier caso, no conviene obsesionarse con la idea de dominar la bibliografía al cien por cien.
No es esa la dirección en que deben encauzarse los esfuerzos del investigador. Ninguno de estos aspectos es determinante. 'Se puede escribir una tesis digna incluso hallándose en la situación más difícil', dice Umberto Eco en su libro manual Cómo se hace una tesis tratando de alentar a los estudiantes más desanimados. ¿Cuál es la clave? Cuidar todos los detalles y organizarse desde el primer día. En Infoempleo te prestamos algunos consejos.
¡Arriba ese ánimo!
Las largas jornadas de estudio y un excesivo deseo de perfección pueden hacer mella en el ánimo de cualquiera. No es extraño que durante la elaboración de la tesis surjan dudas sobre la orientación de las investigaciones y la calidad de lo que se ha escrito.
El autor a menudo se pregunta: ¿Cuánto es necesario leer? ¿Hasta dónde hay que llegar? ¿Hay que estudiar y analizarlo todo? Estas cuestiones pueden suponer un obstáculo para el desarrollo de su trabajo, o incluso invalidarlo, por lo que es conveniente tener las ideas claras desde el principio.
Ramón Soriano, autor de Cómo se escribe una tesis, aconseja a los estudiantes que elaboren una lista sobre lo que puede suceder mientras escriben la tesis. De ese modo sabrán cómo 'afrontar cada contratiempo'.
Aspectos como la dificultad de acceso a la bibliografía, la aparición de algún imprevisto, problemas para realizar entrevistas o la inesperada necesidad de convertirse en autodidacta �frente a un también inesperado abandono por parte del director de la tesina� deben figurar en esta lista.
F Elegir al director de la tesis
El buen discurrir de la tesis dependerá en buena medida del tiempo que dedique el director a orientar y resolver las dudas del estudiante. La elección de aquél exige, por tanto, mucho detenimiento.
Según Soriano, los investigadores deben informarse sobre la disponibilidad de la platilla de los directores de tesina antes de aventurarse a elegir a quien apenas puede supervisar sus avances. Escoger un programa de estudios que contenga una lista más amplia de directores facilitará la elección, ya que en aquellos títulos más reducidos estos tutores suelen estar saturados de trabajo y no pueden prestar la atención adecuada.
F Seleccionar el tema
Algunos estudiantes comienzan a elaborar su trabajo sin saber cuáles serán los derroteros por los que discurrirán sus investigaciones.
Umberto Eco aconseja prudencia y humildad a la hora de elegir el tema de la tesis. No hay que ceder a la tentación de los grandes proyectos, los 'temas panorámicos' que abarcan un sinfín de peculiaridades, ya que suelen ser los más criticados por el tribunal.
'Basta con que cada miembro del tribunal observe tres omisiones hojeando el índice, para que el estudiante se convierta en blanco de una ráfaga de acusaciones que harán que su tesis parezca una sarta de disparates', explica el escritor italiano.
En cambio, si el autor se centra en un tema muy preciso tendrá a su disposición un material que la mayor parte del tribunal desconoce. Por ejemplo, es mejor abordar las diferentes reacciones a una novela que arriesgarse a efectuar un estudio tan ambicioso como 'La literatura española hoy'.
F Ordenar las fuentes
El siguiente paso es recopilar y ordenar los textos de la bibliografía. Estos se clasifican básicamente en dos tipos: fuentes primarias, aquellos datos 'de primera mano' relacionados con el tema de estudio (material original de la época y declaraciones de testigos presenciales, por ejemplo), y secundarias, documentos elaborados a partir de las fuentes primarias (incluyen análisis, crítica, evaluación...)
Las fichas de fuentes pueden resultar de gran ayuda para organizar la información. Lo idóneo es que, como indica Soriano, contengan las referencias de las obras que se han consultado, así como las signaturas de las bibliotecas donde se encuentran y comentarios del estudiante.
F Cuestiones fundamentales
El autor debe comenzar siempre por las fuentes directas. El valor de la tesis reside en su capacidad para aportar una nueva visión sobre un tema de estudio. Por ello, resulta imprescindible que el investigador conozca al detalle los documentos originales y construya su opinión a partir de éstos.
El Centro de Escritura de la Universidad de Harvard recomienda las siguientes preguntas: ¿Se contradicen las fuentes primarias? ¿Se han revisado las ideas centrales de esas fuentes? ¿Cuáles son las implicaciones más importantes de sus argumentos?
F Organizar las ideas
Al finalizar la colecta de datos, el estudiante se puede sentir abrumado por la gran cantidad de tarjetas, resúmenes, esquemas, materiales y apuntes que se le han ido acumulando durante el transcurso de la investigación.
Las fichas de lectura, más que una ayuda, resultan indispensables. En estas tarjetas el investigador debe anotar todas las referencias bibliográficas de cada libro, una síntesis del tema, alguna cita clave, un juicio propio sobre el documento y una serie de observaciones, tal y como aconseja Umberto Eco.
F Definir la hipótesis
La hipótesis es el núcleo de la tesis y la respuesta a los interrogantes que inspiran el trabajo del investigador. Debe estar en relación con las hipótesis anteriores sobre el mismo tema (a no ser que se trate de un asunto novedoso) y ha de ser clara, verificable y recoger una opinión no tendenciosa del autor sobre la materia.
F Cuidar el estilo
Hoy en día la tesis se escribe, sobre todo, para un público general, por lo que el autor debe utilizar el lenguaje con precisión y con muchas ganas de hacerse entender entre los lectores no especializados. Se valoran positivamente las expresiones en primera persona (pienso, creo...).
LUis M. Ontoso
El éxito de una tesis no sólo depende del acierto con que el autor escoja el tema de sus investigaciones, ni siquiera es únicamente una cuestión de destreza con las palabras, tiempo libre o experiencia.
¿El secreto está, entonces, en, como suele decirse, dejarse los codos estudiando? Tampoco. Tratar de memorizar los textos hará sin duda más lenta la ya de por sí difícil tarea. Es cierto que conocer el material consultado ayudará al estudiante a afrontar el reto con mayor confianza, pero, en cualquier caso, no conviene obsesionarse con la idea de dominar la bibliografía al cien por cien.
No es esa la dirección en que deben encauzarse los esfuerzos del investigador. Ninguno de estos aspectos es determinante. 'Se puede escribir una tesis digna incluso hallándose en la situación más difícil', dice Umberto Eco en su libro manual Cómo se hace una tesis tratando de alentar a los estudiantes más desanimados. ¿Cuál es la clave? Cuidar todos los detalles y organizarse desde el primer día. En Infoempleo te prestamos algunos consejos.
¡Arriba ese ánimo!
Las largas jornadas de estudio y un excesivo deseo de perfección pueden hacer mella en el ánimo de cualquiera. No es extraño que durante la elaboración de la tesis surjan dudas sobre la orientación de las investigaciones y la calidad de lo que se ha escrito.
El autor a menudo se pregunta: ¿Cuánto es necesario leer? ¿Hasta dónde hay que llegar? ¿Hay que estudiar y analizarlo todo? Estas cuestiones pueden suponer un obstáculo para el desarrollo de su trabajo, o incluso invalidarlo, por lo que es conveniente tener las ideas claras desde el principio.
Ramón Soriano, autor de Cómo se escribe una tesis, aconseja a los estudiantes que elaboren una lista sobre lo que puede suceder mientras escriben la tesis. De ese modo sabrán cómo 'afrontar cada contratiempo'.
Aspectos como la dificultad de acceso a la bibliografía, la aparición de algún imprevisto, problemas para realizar entrevistas o la inesperada necesidad de convertirse en autodidacta �frente a un también inesperado abandono por parte del director de la tesina� deben figurar en esta lista.
F Elegir al director de la tesis
El buen discurrir de la tesis dependerá en buena medida del tiempo que dedique el director a orientar y resolver las dudas del estudiante. La elección de aquél exige, por tanto, mucho detenimiento.
Según Soriano, los investigadores deben informarse sobre la disponibilidad de la platilla de los directores de tesina antes de aventurarse a elegir a quien apenas puede supervisar sus avances. Escoger un programa de estudios que contenga una lista más amplia de directores facilitará la elección, ya que en aquellos títulos más reducidos estos tutores suelen estar saturados de trabajo y no pueden prestar la atención adecuada.
F Seleccionar el tema
Algunos estudiantes comienzan a elaborar su trabajo sin saber cuáles serán los derroteros por los que discurrirán sus investigaciones.
Umberto Eco aconseja prudencia y humildad a la hora de elegir el tema de la tesis. No hay que ceder a la tentación de los grandes proyectos, los 'temas panorámicos' que abarcan un sinfín de peculiaridades, ya que suelen ser los más criticados por el tribunal.
'Basta con que cada miembro del tribunal observe tres omisiones hojeando el índice, para que el estudiante se convierta en blanco de una ráfaga de acusaciones que harán que su tesis parezca una sarta de disparates', explica el escritor italiano.
En cambio, si el autor se centra en un tema muy preciso tendrá a su disposición un material que la mayor parte del tribunal desconoce. Por ejemplo, es mejor abordar las diferentes reacciones a una novela que arriesgarse a efectuar un estudio tan ambicioso como 'La literatura española hoy'.
F Ordenar las fuentes
El siguiente paso es recopilar y ordenar los textos de la bibliografía. Estos se clasifican básicamente en dos tipos: fuentes primarias, aquellos datos 'de primera mano' relacionados con el tema de estudio (material original de la época y declaraciones de testigos presenciales, por ejemplo), y secundarias, documentos elaborados a partir de las fuentes primarias (incluyen análisis, crítica, evaluación...)
Las fichas de fuentes pueden resultar de gran ayuda para organizar la información. Lo idóneo es que, como indica Soriano, contengan las referencias de las obras que se han consultado, así como las signaturas de las bibliotecas donde se encuentran y comentarios del estudiante.
F Cuestiones fundamentales
El autor debe comenzar siempre por las fuentes directas. El valor de la tesis reside en su capacidad para aportar una nueva visión sobre un tema de estudio. Por ello, resulta imprescindible que el investigador conozca al detalle los documentos originales y construya su opinión a partir de éstos.
El Centro de Escritura de la Universidad de Harvard recomienda las siguientes preguntas: ¿Se contradicen las fuentes primarias? ¿Se han revisado las ideas centrales de esas fuentes? ¿Cuáles son las implicaciones más importantes de sus argumentos?
F Organizar las ideas
Al finalizar la colecta de datos, el estudiante se puede sentir abrumado por la gran cantidad de tarjetas, resúmenes, esquemas, materiales y apuntes que se le han ido acumulando durante el transcurso de la investigación.
Las fichas de lectura, más que una ayuda, resultan indispensables. En estas tarjetas el investigador debe anotar todas las referencias bibliográficas de cada libro, una síntesis del tema, alguna cita clave, un juicio propio sobre el documento y una serie de observaciones, tal y como aconseja Umberto Eco.
F Definir la hipótesis
La hipótesis es el núcleo de la tesis y la respuesta a los interrogantes que inspiran el trabajo del investigador. Debe estar en relación con las hipótesis anteriores sobre el mismo tema (a no ser que se trate de un asunto novedoso) y ha de ser clara, verificable y recoger una opinión no tendenciosa del autor sobre la materia.
F Cuidar el estilo
Hoy en día la tesis se escribe, sobre todo, para un público general, por lo que el autor debe utilizar el lenguaje con precisión y con muchas ganas de hacerse entender entre los lectores no especializados. Se valoran positivamente las expresiones en primera persona (pienso, creo...).
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Ignacio Gómez Escobar
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