lunes, julio 12, 2010

El Manifiesto del Marketing

 






El Manifiesto del Marketing













La sociedad necesita más marketing.

Algunos detractores critican al marketing como un generador de necesidades superfluas o un vendedor de malos productos, pero un análisis objetivo muestra que es justamente lo contrario, ya que un producto que nadie necesita o que no cumple con las expectativas fracasará más rápido cuanta más gente lo pruebe, algo que puede resultar de un marketing exitoso.

Pero el calado del marketing en la sociedad es aún más importante por un simple hecho que pocos entienden.

La función del marketing es, en términos muy simples, identificar necesidades insatisfechas y en base a esa información desarrollar, distribuir y comunicar productos o servicios que sean relevantes y diferenciales para satisfacer esas necesidades.

Si una empresa lleva a cabo esas actividades está haciendo marketing, aún si no lo llama de esa manera. De hecho, si una empresa busca mejorar sus productos a través de atributos diferenciales, si se enfoca en el consumidor y adapta sus productos a sus necesidades, aunque no haga publicidad ni adorne su producto, está haciendo marketing.

El objetivo último del marketing es encontrar cómo diferenciar un producto de manera relevante.

El marketing logra, si es exitoso, productos que tienen algún elemento diferente, con lo cual los consumidores eligen qué producto comprar en función de ese elemento diferenciador, ya sea una característica funcional o un valor intangible como puede ser la marca y sus atributos emocionales.

Ahora imaginemos un mundo sin marketing.

En ese mundo, sin el marketing para desarrollar un elemento diferenciador y relevante, todos los productos serían iguales.

En ese mundo de productos indiferenciados, la única forma que tendrían las empresas para competir sería a través de los precios.

La empresa A para quitarle mercado a la empresa B solo tendría la alternativa de bajar sus precios, y la empresa B solo podría responder bajando a su vez sus propios precios.

Esa competencia solo basada en precios sería inicialmente beneficiosa para los consumidores, pero eventualmente llevaría todos los precios al nivel de los costes y en ese punto las empresas comenzarían a quebrar, imposibilitadas de obtener el beneficio que les permite existir.

Como consecuencia, en el caso extremo, las empresas quebrarían una a una hasta que todos sus empleados quedaran desempleados o hasta que una empresa, la última, se convirtiera en un monopolio cobrando el precio que quisiera.

En ambos casos los consumidores se verían seriamente perjudicados. En el primer caso porque ellos mismos son también empleados, ahora sin trabajo ni ingresos. En el segundo caso, porque todos serían empleados de la misma compañía, pero estarían a merced de cualquier precio que la empresa monopólica quisiera cobrar.

En resumen, un mundo sin marketing llevaría a las empresas a competir solo en precio, reduciendo éstos a un nivel donde no serían viables, dejando a los consumidores desempleados o sujetos a la voluntad de un monopolio.

El marketing evita esa circunstancia apocalíptica al facilitar que las empresas diferencien sus productos y compitan en atributos más allá del puro precio.

La publicidad, aparente vendedora de productos innecesarios, en realidad es la forma de comunicar esos aspectos diferenciales. La investigación de mercado, aparente laboratorio de creación de necesidades inútiles, en realidad es donde se identifican las necesidades insatisfechas que definen los elementos diferenciadores.

La sociedad se beneficia del marketing. De hecho, cuánto más y mejor marketing tenga una sociedad, mejor le irá.

Por consiguiente, la sociedad necesita más, no menos, marketing.

ESTRATEGA EN RETAIL. Contactos en: igomeze@une.net.co igomeze@gmail.com www.igomeze.blogspot.com igomeze@msn.com COLOMBIA - SURAMERICA

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