Harvard Business Review
Por: EL ESPECTADOR
Ganadora de una beca MacArthur (conocidas popularmente como las “becas para genios”), dos premios Emmy y un premio Tony, ha escrito y dirigido programas de televisión, ha realizado producciones en Broadway y ha coreografiado escenas de baile para varias películas. Tharp, con 66 años, también ha creado más de 130 coreografías.
Ella habló de qué se necesita para ser coreógrafo.
En su libro ‘The Creative Habit’ habla de la creatividad como una actividad pragmática, casi parecida a los negocios.
En el libro hablo del placer de la creatividad, algo que todos podemos sentir. No creo en la idea romántica del artista que sufre. Todos podemos ser creativos, pero hay que prepararse para ello con una rutina. Es un error absoluto pensar que el arte no es práctico, o que los negocios no pueden ser creativos. Los mejores artistas son extraordinariamente prácticos. Pero sin la preparación adecuada yo no sería capaz de ver esa materia prima ni saber cómo utilizarla. Obviamente, las personas nacen con talentos específicos. Sin embargo, no me gusta utilizar la genética como excusa. La mejor creatividad es resultado del hábito y el trabajo arduo. Y la suerte, por supuesto.
Usted aconseja a las personas que se esmeren copiando. ¿Deberíamos preocuparnos por la falta de originalidad?
Claro que no. Lo que intento decirle a la gente es que no debe desalentarse ante los grandes logros de los otros. El aprendizaje verdadero no consiste en copiar. Aprender es tomar los problemas de otra persona.
¿Se siente cómoda con el cambio? A menudo, crea una coreografía y la que le sigue es opuesta.
Era una estrategia mía para mantenerme creativa y no estancarme. No me interesa repetir mis experiencias, ya sean exitosas o no. No puedes permitirte seguir cómodo con aquello que te hace sentir cómodo, porque entonces querrás hacer sólo eso. El cambio impulsa mi trabajo y es tan importante en el proceso creativo como el hábito.
Hoy la literatura de negocios se refiere a la necesidad del fracaso en la búsqueda de la excelencia. ¿Está de acuerdo?
Sí. Tarde o temprano, todo verdadero cambio involucra el fracaso, pero no en el sentido en que mucha gente lo entiende. Si usted hace sólo lo que sabe hacer y lo hace muy, muy bien, lo más probable es que no fracase. Sólo se estancará y su trabajo será cada vez menos interesante y ése es el fracaso por erosión. El verdadero fracaso es una señal de logro en el sentido de que se ha intentado algo nuevo y diferente. La manera ideal de fracasar es en privado.
A menudo ha tenido que despedir a bailarines porque no podía pagarles o simplemente porque no eran los indicados. ¿Cómo logró hacerlo?
Me dolió mucho. Todos mis bailarines tenían gran pasión y compromiso. Era devastador para ellos. Pero las personas muy inteligentes entienden que hay que considerar la situación en general, la que va mucho más allá de sus propios intereses. Cuando el trabajo está en juego, tiene que estar dispuesto a poner el mundo al revés. No hay otra opción.
Hablemos de mentores. Sólo se reunió tres veces con George Balanchine, el fallecido director artístico del New York City Ballet, y aún así él fue su mentor invisible durante 20 años.
Sí, lo admiré durante mucho tiempo porque sus bailes demostraban una comprensión tan acabada de la lógica. Pero Balanchine realmente no estaba disponible para mí. En consecuencia, intenté aprender todo lo que pude de él. Lo ubiqué mentalmente en el rincón de mi estudio y la insistencia en el detalle que veía en él se convirtió en mi modelo.
Ha dicho que toda creación es un acto de violencia y que uno de los estados más valiosos del artista es estar encabronado.
No es la ira, pero sé lo que es valioso: la energía que puede brotar de ella. La gente las suele confundir. No hablo de la ira cuando digo que uno debería hacer un berrinche para lograr algo. Me refiero a una ráfaga de energía que le recorre todo el cuerpo y hace que realice una increíble hazaña.
¿Ha tenido que pagar algún precio por comprometerse tanto con su arte?
Al final todos pagamos un precio por las elecciones que hacemos. Yo trabajo todo el tiempo; eso es lo que hago. No celebro mis logros; ensayo. Hace mucho tiempo que no tomo vacaciones. Me comprometo con muy pocas relaciones interpersonales. Mi concepto favorito por estos días es entusiasta. Creo que las personas que han logrado un nivel de excelencia en sus áreas son optimistas y entusiastas, y puedo comunicarme con esas personas.
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