En Colombia y en América Latina se adoptó el modelo como una nueva moda, pero cada vez existe más conciencia. Tendencias.
Juan Carlos Layton
Editor económico/LA PATRIA
Manizales
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se convirtió en un nuevo axioma para algunos empresarios en Colombia, y casi en una filosofía fundamental de trabajo que aplican desde hace años muchas empresas en el mundo.
Su objetivo es trabajar no solo con visión y desarrollo, sino también poner su grano de arena en la sociedad en la que están insertas.
Aunque en medio de los actuales tiempos de fusiones y carreras por el primer lugar, el objetivo de unos empresarios es superar todos los obstáculos, incluso, con el lema de que el fin justifica los medios, la nueva política busca cambiar esa mentalidad tanto de las actuales como de las futuras generaciones de empresas.
Pero tampoco se trata de filantropía o que se comprometan con obras sociales, sino que asuman compromisos serios de carácter estratégico y estructurales tanto para sus empleados, como para la comunidad.
A continuación con la ayuda de algunos empresarios y expertos, varios conceptos que enmarcan esta nueva responsabilidad de las empresas.
1. ¿Qué es la RSE?
Es la forma a través de la cual las compañías se basan en unos principios claros y éticamente responsables con los que responden a las necesidades y exigencias de la sociedad.
Alejandro Ezequiel Formanchuk, experto internacional en el tema, asegura que más que hacer obras sociales, se trata de mantener relaciones transparentes con el gobierno, cumplir con la ley y pensar en el país. Pero para los expertos en el tema del BBVA, el compromiso de la responsabilidad social va más allá de sus obligaciones, pues su fin es promover cambios de manera estructural en la sociedad, para tener la comunidad que se desea en el futuro.
No se trata de crear fundaciones para hacer regalos de Navidad o una presencia temporal para dar momentos de felicidad. De allí que muchas compañías se han comprometido con programas estructurales de educación y formación en los sitios más pobres y apartados de Colombia.
Claro está que esa responsabilidad debe impregnar inicialmente a la empresa y a sus empleados, pues pueden existir sociedades que invierten en acciones sociales, pero que a pesar de todo, no son responsables o, peor aún, son corruptas o explotan a la gente. Es decir, no sirve que una empresa evada un millón de dólares por año y que al mismo tiempo apadrine dos escuelas rurales.
2. ¿El solo hecho de cumplir con los compromisos legales, la convierte en una empresa responsable?
No. Pagar lo justo, crear un ambiente laboral adecuado y cumplir con los deberes y derechos laborales son obligaciones a las que deben responder por ley. Esa responsabilidad corporativa se convierte en una clara tendencia de compromiso con su entorno y de comprender que en la medida que apoye y promueva acciones de fondo en esa sociedad, puede garantizar no solo el respeto, sino el futuro de su empresa.
Hay casos de compañías que con su intención de ir más allá, han asumido compromisos como repartir una parte de sus utilidades entre sus empleados, pagar más de lo justo o adoptar barrios y comunidades pobres, con el fin no solo de darles la mano en una fecha específica, sino con el objetivo de sacarlos de esa trampa de la pobreza y lograr cambios de fondo.
3. ¿En qué beneficia esto a las empresas?
Aunque parece intangible, las retribuciones pueden ser mayores de lo que parecen. Así como las compañías que cumplen con sus compromisos y deberes, logran un respeto y la gratitud de sus trabajadores y consumidores, quienes van más allá también adquieren una imagen clara de transparencia y de responsabilidad con su entorno. Eso además de una reputación, que hoy se conocen como la gestión de intangibles.
4. ¿Es posible que haya leyes para medir el grado de responsabilidad social de una empresa?
Para algunos no es una política que deba normatizarse, pues dejaría de ser una iniciativas sino en una obligación más. La responsabilidad social es un paso necesario que debe dar la sociedad en su conjunto para recuperar el sentido de su vida cívica. Esto significa que son las mismas personas y en esta caso las compañías, las que deben dar los primeros pasos y no esperar de brazos cruzados a que las empresas o los gobiernos realicen acciones o promulguen leyes. Se trata de una herramienta de cambio y de lucha que, de promoverse correctamente, puede alentar a la sociedad a asumir su papel como agentes de cambio y a ejercer una democracia real y amplia.
5. ¿Cómo han aplicado esta medida los demás países de América Latina?
Es un proceso que está empezando, de hecho ya hay varias naciones que están tomando la delantera. Sin embargo, en Colombia hay empresas con muchos años de experiencia que se destacan por este proceso. Es el caso de compañías como Carvajal y la Fundación Corona.
El Presidente de la Fundación Compromiso Empresarial de España, Javier Martín Cavanna, destaca estas compañías como dos entes fuertes en este proceso, más cuando han contribuido a reducir los cordones de pobreza y de miseria en zonas deprimidas. En su concepto n o hay que olvidar que los primeros programas de microcrédito y apoyo a la microempresa surgieron en Colombia y las iniciativas más exitosas para combatir la pobreza en zonas marginales nacieron en Agua Blanca (Cali). Por eso Cavanna asegura que la responsabilidad social implica que se trascienda de los simples compromisos y obligaciones.
6. ¿Hay riesgos de que esto solo se vuelva una moda pasajera?
Si bien hay compañías que solo lo utilizan como publicidad e imagen y otras todavía se preguntan qué ganan con ello, también es cierto que hay otras más que han adoptado esta decisión con una posición ética y genuina. Por eso el principio consiste en que gestionen sus prácticas de manera comprometida con la sociedad en la que se insertan. Cuanto mejor traten a la sociedad más y mejores chances tendrán de vivir y de crecer. Por eso aún que todos aparenten que sí tienen una responsabilidad corporativa, en el fondo se termina reflejando en sus negocios, en la forma de actuar y en sus indicadores de reputación.
7. ¿Puede esto entonces crear una nueva generación de empresas?
Es posible y es lo que se espera. Pero también se busca que haya una sociedad diferente y más exigente. Aunque a diario se conocen casos de empresas que contaminan el medio, que contribuyen a la fuga de capitales o que explotan a sus trabajadores, es poco lo que hacen los afectados.
Por lo tanto, la nueva generación de empresas no va a existir si nadie les reclama que cambien. Al igual que en la política, será la sociedad desde su base la que, mediante un consumo responsable, haga emerger empresas socialmente responsables y castigue a las empresas que usan la responsabilidad como maquillaje.
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