Madrid
Por Diego Muñoz, corresponsal de El País, España.
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Hace un par de años, durante la cena de Año Nuevo, las copas de champaña en la casa de los González Cuervo –en Carabanchel Alto, Madrid– se chocaron para brindar por un próspero año para la familia: 2006 dejó un balance de sueños cumplidos. Yolima Cuervo llegó a España, en 1999, y en el año y medio que estuvo sola, trabajando en un chalet de Las Rozas, reunió lo suficiente para traer consigo a su esposo y a sus dos hijos.
El esposo, John Jairo González, consiguió trabajo en Citroen, con buen salario y prestaciones. En 2005 la familia se legalizó y compró un apartamento. La bonanza llegó hasta Pereira, su lugar de origen: adquirió una casa y un taxi para el hermano de John. También se hicieron a un almacén.
El sueldo de Yolima era de 1.600 euros por los dos días en que trabajaba de interna. John ganaba 2.000 euros. Los niños estudiaban en un buen colegio y tenían clases particulares de guitarra. “Nos dábamos buena vida”, dice esta colombiana; pero lo que parecía la vida perfecta finalizó en 2008.
La cena del pasado 31 de diciembre, fue triste. “Lo mejor que podemos hacer será irnos, no podemos continuar sin trabajo. Vamos a disfrutar en Colombia lo que conseguimos en España”, agrega.
John fue el primero en quedarse sin empleo hace un año. Ella, en marzo, cuando uno de los ancianos que cuidaba murió y el otro terminó en un ancianato. Eso obligó a Yolima a buscar a la OIM, Organización Internacional de Migraciones, para enterarse del Plan Retorno Voluntario, medida planteada por el Gobierno español, que busca ‘expulsar’ por las buenas a más 20.000 personas extranjeras que se quedaron sin empleo.
Sin embargo, pese a lo grave de su situación, a Yolima le dijeron que lo suyo “no es urgente y que otras 2.500 personas hacen cola. Sólo hasta julio nos tocarían la cita y los tiquetes”.
“España ya nos cumplió”
Los González Cuervo hacen parte de las 17.000 personas que acudieron a la OIM y varias ONG para averiguar por dicho plan. “Las predicciones son terribles. Tenemos unos ahorros que es mejor no gastar, pues en Colombia se pueden capitalizar. Hasta vender nuestro apartamento será difícil: recibiríamos poco y quedaríamos debiendo. Entre más nos demoremos, más bajará de precio”.
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El mismo afán mueve a centenares de colombianos. En la ONG América España Solidaridad Cooperación, Aesco, –explica César Rojas, empleado– el número de llamadas de gente pidiendo información aumentó en estos cuatro meses. “Pero muchos no se acogen por la demora. Si pides cita en enero, para julio o agosto tienes respuesta y la OIM entrega los pasajes”. La razón principal, en el 97% de los casos, es económica. “La gente perdió su trabajo y su casa, además no puede ahorrar”.
Faltan más inmigrantes por salir
Según el Ministerio de Trabajo de España, de los 1.501 inmigrantes que se fueron hasta octubre pasado, 1.367 estaban en situación ilegal; 56 eran regulares, 10 tenían condición de refugiados y 12 pedían asilo. 70 eran colombianos; la mayoría eran de Bolivia.
Les siguen argentinos, brasileños, hondureños, chilenos y ecuatorianos. 3.000 más esperan regresar y presentaron su solicitud ante ONG como Cruz Roja, Cáritas, Aesco y Rescate. Pero los números están lejos de lo que propone el Gobierno: 180.000 retornados.
Las cifras aumentaron desde 2003: ese año se marcharon 604 extranjeros. De enero a agosto de 2008 se acogieron al plan retorno 1,281. La Asociación Avanzar, dice que 615 eran colombianos, por encima de los ecuatorianos (564).
Los augurios no son buenos. Consuelo Rumí, secretaria de Estado para la Inmigración, explica que España suspendió la contratación de trabajadores inmigrantes y la reducción va en 60%”. A esto se suma la llegada de trabajadores rumanos y búlgaros, desde diciembre. “Su entrada al mercado laboral, en calidad de ciudadanos de Europa, golpea a los colombianos. Son trabajadores más baratos y, como están a 200 euros de su casa, (costo del pasaje a Bucarest), no temen ganar menos. Yo ganaba 800 euros, hoy, en el mismo trabajo, obtengo 600. Según el patrón, muchos hacen lo mismo por menos plata”, dice Nelson Pinar, obrero.
La crisis está cambiando la percepción de España hacia los inmigrantes. Un 80% considera necesario hacer cambios más drásticos en la Ley de Inmigración y pide que los trabajos sean primero para ellos. La frase “españoles primero” está de moda. En algunos locales se lee “abstenerse inmigrantes”, incluso para labores que un año atrás no hacían los españoles. Igual ocurre en el campo: las cuotas para recolección de fruta las están llenando con españoles.
“Todo el tiempo –dice Juan Casalla- nos tiran indirectas para que nos vayamos, dicen que vamos a acabar con el presupuesto de sus pensiones. Que lo mejor es sacar a los inmigrantes”. Según la Fundación Carolina, el 52% de España cree que el trabajo que realizan los inmigrantes beneficia más a sus países –por las remesas– que a España, por el trabajo que realizan. Creen que el Estado debe garantizar primero el bienestar de los españoles “y, después, el de otros países”. Un 67% lo expresa de manera contundente: primero España.
Dato clave
España se convirtió, en el país con más alto índice de desempleados. Tiene más de 3 millones y 600 mil son inmigrantes. De cada 100 extranjeros, 19 han perdido su empleo.
Cifras
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