Tarjetas de marcas propias, una 'bomba'
de consumo
Por cada seis tarjetas de crédito en Colombia, dos son de marca propia o privada de los almacenes.
Con mayor frecuencia las cadenas comerciales y almacenes fomentan las compras por ese medio en Colombia. Un mercado en expansión que atenta con las medidas de los entes reguladores.
A pesar de la preocupación de las entidades financieras y gubernamentales sobre el crecimiento de las carteras, en especial la de consumo, las tarjetas de crédito de marcas propias, han aumentado su participación en el mercado nacional y se proyectos nuevos plásticos par
a este año.
Y es que se calcula que por cada seis tarjetas de crédito en Colombia, dos son de marca propia o privada de los almacenes, al punto en que al menos cada familia existe una tarjeta de este tipo para adquirir bienes y servicios directamente en esos establecimientos que las emiten.
Cadenas como los Almacenes Éxito y Falabella, con 1.353.404 y 843.367 tarjetas vigentes a mayo de este año, respectivamente, se han convertido en los líderes de este mercado que demuestran tan sólo ser la punta del iceberg de consumo que se prolifera detrás.
Carrefour, Olímpica, La 14, Colsubsidio, Homecenter, al igual que redes comerciales como Pepe Ganga, Almacenes Sí, Versilia, La Riviera y Calzado Spring Steep, entre otras, se disputan este segmento de las compras financiadas también y son mucho más lo que han acogido este modelo para seguir el creciente consumo.
Es así como Tennis, Gef y Punto Blanco también han anunciado que analizan otras estrategias de venta como la financiación directa y diferentes medios electrónicos, entre lo que no descartan la tarjeta propia, según lo han expresado a la misma prensa.
“Es un fenómeno interesante que está cambiando los hábitos de los consumidores, generando de paso una nueva y creciente competencia en el mercado financiero colombiano”, anota Rafael España, jefe de estudios económicos de Fenalco.
El asunto más allá de generar gran actividad comercial, gracias a los descuentos con los que se acceden al adquirir estar tarjetas, es que estos plásticos han comenzado a tener una importante participación en la tajada del crédito de consumo.
Para el Superintendente Financiero, Gerardo Hernández, quien se ha mantenido en línea con las políticas para reducir la cartera de consumo, es importante diferenciar aquellas tarjetas de crédito ofrecidas por un establecimiento comercial que tienen vinculada en el proceso de otorgamiento a una entidad financiera vigilada por la SFC, pues deben cumplir con los lineamientos definidos por la Superintendencia en materia de riesgo crediticio y en particular deben adjudicar los créditos de forma responsable de acuerdo al perfil de riesgo de los deudores.
“Estrategias comerciales como éstas son empleadas por las entidades vigiladas para lograr una mayor penetración del crédito coadyuvando en el margen al crecimiento de la cartera de consumo, pues éstas operaciones representan tan solo alrededor del 4.5% de la cartera de consumo del sistema. Este tipo de operaciones están sometidas a una supervisión y control por parte de la SFC y su crecimiento es monitoreado a fin de tomar medidas oportunas para evitar un eventual desbordamiento -este tipo de operaciones no tienen una participación significativa en el total de cartera de consumo- y por lo tanto los lineamientos recientes impartidos a los establecimientos de crédito vigilados por la SFC aplican a estas operaciones”, aclaró.
Sin embargo, las tarjetas de crédito emitidas directamente por establecimientos comerciales, y que no están bajo la órbita de supervisión de la SFC no aplica ninguno de los lineamientos ni políticas de control de crecimiento definidas por esta entidad.
La Superfinanciera aún así resalta que con el fin de propender por una adecuada originación de créditos, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo publicó recientemente para comentarios un proyecto de decreto que busca reglamentar el artículo 45 de la Ley 1480 de 2011 (Estatuto de Protección al Consumidor) en relación con las operaciones de crédito mediante sistemas de financiación por parte de entidades no vigiladas por la SFC, y como medida adicional la Superintendencia publicó un proyecto de circular en el cual imparte instrucciones a los establecimientos de crédito vigilados en relación con los aspectos que deben evaluar a los originadores (no vigilados) a la hora de comprar de cartera de créditos.
No obstante, para los comercios y las cadenas de supermercados este tipo de estrategias son beneficiosas para el sistema financiero, porque según lo expresado el 80% de los tarjetahabientes de éstos tienen en su tarjeta, su primera experiencia con el sistema financiero, lo cual constituye un verdadero factor de bancarización.
Pero cabe recordar que los ejemplos están para aprender y se debe tener presente, en un país que está luchando por controlar su cartera de consumo, que el escándalo que tiene tambaleando a La Polar se originó en malos manejos de sus tarjetas propias (en Colombia este comercio tiene 31.800), por que es propicio cuidar que este ‘boom’ de tarjetas no nos estalle en la cara.
Y es que se calcula que por cada seis tarjetas de crédito en Colombia, dos son de marca propia o privada de los almacenes, al punto en que al menos cada familia existe una tarjeta de este tipo para adquirir bienes y servicios directamente en esos establecimientos que las emiten.
Cadenas como los Almacenes Éxito y Falabella, con 1.353.404 y 843.367 tarjetas vigentes a mayo de este año, respectivamente, se han convertido en los líderes de este mercado que demuestran tan sólo ser la punta del iceberg de consumo que se prolifera detrás.
Carrefour, Olímpica, La 14, Colsubsidio, Homecenter, al igual que redes comerciales como Pepe Ganga, Almacenes Sí, Versilia, La Riviera y Calzado Spring Steep, entre otras, se disputan este segmento de las compras financiadas también y son mucho más lo que han acogido este modelo para seguir el creciente consumo.
Es así como Tennis, Gef y Punto Blanco también han anunciado que analizan otras estrategias de venta como la financiación directa y diferentes medios electrónicos, entre lo que no descartan la tarjeta propia, según lo han expresado a la misma prensa.
“Es un fenómeno interesante que está cambiando los hábitos de los consumidores, generando de paso una nueva y creciente competencia en el mercado financiero colombiano”, anota Rafael España, jefe de estudios económicos de Fenalco.
El asunto más allá de generar gran actividad comercial, gracias a los descuentos con los que se acceden al adquirir estar tarjetas, es que estos plásticos han comenzado a tener una importante participación en la tajada del crédito de consumo.
Para el Superintendente Financiero, Gerardo Hernández, quien se ha mantenido en línea con las políticas para reducir la cartera de consumo, es importante diferenciar aquellas tarjetas de crédito ofrecidas por un establecimiento comercial que tienen vinculada en el proceso de otorgamiento a una entidad financiera vigilada por la SFC, pues deben cumplir con los lineamientos definidos por la Superintendencia en materia de riesgo crediticio y en particular deben adjudicar los créditos de forma responsable de acuerdo al perfil de riesgo de los deudores.
“Estrategias comerciales como éstas son empleadas por las entidades vigiladas para lograr una mayor penetración del crédito coadyuvando en el margen al crecimiento de la cartera de consumo, pues éstas operaciones representan tan solo alrededor del 4.5% de la cartera de consumo del sistema. Este tipo de operaciones están sometidas a una supervisión y control por parte de la SFC y su crecimiento es monitoreado a fin de tomar medidas oportunas para evitar un eventual desbordamiento -este tipo de operaciones no tienen una participación significativa en el total de cartera de consumo- y por lo tanto los lineamientos recientes impartidos a los establecimientos de crédito vigilados por la SFC aplican a estas operaciones”, aclaró.
Sin embargo, las tarjetas de crédito emitidas directamente por establecimientos comerciales, y que no están bajo la órbita de supervisión de la SFC no aplica ninguno de los lineamientos ni políticas de control de crecimiento definidas por esta entidad.
La Superfinanciera aún así resalta que con el fin de propender por una adecuada originación de créditos, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo publicó recientemente para comentarios un proyecto de decreto que busca reglamentar el artículo 45 de la Ley 1480 de 2011 (Estatuto de Protección al Consumidor) en relación con las operaciones de crédito mediante sistemas de financiación por parte de entidades no vigiladas por la SFC, y como medida adicional la Superintendencia publicó un proyecto de circular en el cual imparte instrucciones a los establecimientos de crédito vigilados en relación con los aspectos que deben evaluar a los originadores (no vigilados) a la hora de comprar de cartera de créditos.
No obstante, para los comercios y las cadenas de supermercados este tipo de estrategias son beneficiosas para el sistema financiero, porque según lo expresado el 80% de los tarjetahabientes de éstos tienen en su tarjeta, su primera experiencia con el sistema financiero, lo cual constituye un verdadero factor de bancarización.
Pero cabe recordar que los ejemplos están para aprender y se debe tener presente, en un país que está luchando por controlar su cartera de consumo, que el escándalo que tiene tambaleando a La Polar se originó en malos manejos de sus tarjetas propias (en Colombia este comercio tiene 31.800), por que es propicio cuidar que este ‘boom’ de tarjetas no nos estalle en la cara.
EXPERTO EN LOGÍSTICA Y RETAIL. igomeze@gmail.com www.igomeze.blogspot.com igomeze@une.net.co +57 3014152370 COLOMBIA - SURAMERICA
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