Justo & Bueno no quiere dejar su canasta de ofertas
La empresa que fue adquirida por inversionistas chinos, deberá explicar hoy si está cumpliendo o no las obligaciones con sus acreedores.
Entre 2017 y 2020 Michel Olmi realizó capitalizaciones por US$133,8 millones para impulsar el plan de expansión y crecimiento de Justo & Bueno en Colombia. FOTO CARLOS VELÁSQUEZ
SUPERINTENDENCIA DE SOCIEDADES
COMERCIO
Creada en agosto de 2015 Mercadería S.A.S es una denominación poco reconocida en Colombia, pero su marca Justo & Bueno sí que lo es, y sí que ha dado de qué hablar en el último año.
El objeto de la compañía es la venta minorista de artículos y víveres para el hogar tales como: aseo para el hogar y personal, bebidas secas e instantáneas, carnes frías y congelados, lácteos, granos, pasabocas, panes y tostadas, huevos y desechables, entre otros.
Al cierre del 2020, año de la pandemia, la empresa contabilizaba 1.317 tiendas y pese a la contingencia continúo su plan de expansión, logrando abrir 316 puntos de venta.
Pese al incremento observado en los ingresos entre 2017 y 2020, cuando alcanzó los $3,2 billones, el resultado del ejercicio en esos años ha sido negativo.
Como parte de la ejecución del plan de negocios de la compañía, el accionista principal realizó una serie de capitalizaciones: US$44,5 millones durante el 2020, US$18,8 millones en 2019, otros US$28,6 millones en el 2018 y US$41,9 millones en el 2017, recursos que se destinaron a sostener el ritmo de expansión y crecimiento.
ECONOMÍA
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El cerebro
Detrás de este formato comercial está Michel Olmi un emprendedor chileno, a quien se le atribuyen también la creación de los conceptos de las tiendas D1 y Tostao.
Javier Díaz, en el blog Negocios y Emprendimiento, narró que la primera acción de Olmi en el país fue la compra de dos pequeños supermercados en los barrios París de Bello, y Buenos Aires de Medellín, con el objetivo de tener una sede principal, e ir estudiando el mercado de los estratos 2, 3 y 4.
Luego creó y registró la sociedad Koba Colombia, filial nacional de Koba International Group, y arrendó un centro de distribución en las antiguas instalaciones de Satexco, en Itagüi, donde estableció las primeras oficinas.
La motivación principal del empresario chileno fue “democratizar el producto”, ya que para él resultaba esencial que todas las personas, de cualquier estrato económico, tuvieran acceso a una canasta de productos y artículos de consumo mucho más amplia e inclusiva.
En 2015, tras el auge que tomó D1, el Grupo Santo Domingo que tenía el 20% de las acciones amplió su participación al 60%, y Olmi decidió retirarse, pero para ese momento ya había puesto a andar a Tostao.
La apuesta: “romper el paradigma de las cafeterías en Colombia, ofreciendo productos de cafetería y panadería a precios asequibles para el consumidor de a pie”.
Rápidamente, este formato también se convirtió en un completo éxito, alcanzando su punto de equilibrio, pero por la pandemia el año pasado debió acogerse a un proceso de reorganización.
Últimos 12 meses
El 30 de abril de 2021 Justo & Bueno también le pidió a la Superintendencia de Sociedades que le permitiera adelantar un proceso de reorganización de emergencia, con el objetivo de proteger a los colaboradores, acreedores y aliados dada la difícil coyuntura derivada por la pandemia, las restricciones a la movilidad y los cierres.
Desde entonces, se han conocido anuncios fallidos de financiación internacional con los que la empresa saldría de dificultades. Además, se ha ventilado la ejecución de diversas gestiones en procura de la recuperación y preservación de la empresa, así como de sus 16.000 puestos de trabajo (Paréntesis).
Según algunos reportes, al cierre de septiembre de 2021 la compañía contabilizó activos por $986.373 millones; sin embargo, se estima que sus pasivos pueden ser mayores y superar el billón de pesos.
El mes pasado, la compañía señaló que el proceso de reactivación se mantenía en marcha, pero denunció que los esfuerzos hechos para la normalización de todas sus actividades estaban siendo entorpecidos.
Fue así como se indicó que las cuentas bancarias de Justo & Bueno habían sido objeto de embargos improcedentes, contrarios a la Ley 1116 para la reorganización empresarial, lo que obstaculizaba su operación y afectaba la nacionalización de recursos de los inversionistas.
Adicionalmente, se cuestionó que en algunas tiendas del país se observaron cortes de luz y agua, por deudas anteriores al inicio del proceso de reorganización.
Según la Supersociedades, 1.009 empleados renunciaron en el primer trimestre del año, dado que no recibían sus salario. La deuda en este sentido es de $43.801 millones y en arrendamientos es de $23.405 millones.
A pesar de esos inconvenientes, la empresa destacó el reabastecimiento de las tiendas, el regreso de los clientes y aumento en las ventas. Adicionalmente, resaltó que estaba realizando reuniones con diferentes acreedores para informar el estado de la recuperación operacional a la luz proceso de reorganización empresarial, iniciado en enero.
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Salvavidas oriental
En los últimos días trascendió que Joining Futures Capital International Limited (JFC), una empresa de capital e inversión de Hong Kong, adquirió a Justo & Bueno, aunque los términos de esta negociación no se han detallado.
Pese a esta nueva operación, la Superintendencia de Sociedades citó para hoy, a las nueve de la mañana, a una audiencia pública debido a los posibles incumplimientos en los que Justo & Bueno estaría incurriendo, al dejar de atender algunas obligaciones del proceso de reorganización.
La entidad de vigilancia y control anotó que desde la fecha de admisión, la empresa ha debido atender de manera corriente todos los pasivos post-reorganización, aunque mencionó que de acuerdo con la información que obra dentro del expediente, se ha evidenciado por parte de los acreedores y del promotor, una situación de incumplimiento de estas obligaciones, hecho que “debe ser valorado por el juez como director del proceso concursal en su función de protección de la empresa y del crédito”.
Ante este llamado de atención desde Justo & Bueno se aseguró que la Superintendencia tenía información de la compra por parte de JFC, y criticó que se haya citado a una audiencia no prevista en el marco regulatorio de la Ley de reorganización.
Mientras se conocen las inquietudes de los acreedores, Justo & Bueno insistió en que una eventual liquidación no permitiría el pago ni del pasivo previo ni de los gastos de administración acumulados hasta el momento.
PARÉNTESISEL NEGOCIO DEBE SEGUIR OPERANDO
Justo & Bueno radicó una comunicación ante la Superintendencia de Sociedades en la que se explica que el modelo de negocio de la empresa parte de la base de un sofisticado sistema de contratos comerciales debidamente articulados y coordinados que le permite operar sin activos fijos, que la llevó a que antes de la pandemia fuera la más grande red de distribución de la industria del retail en Colombia y una de las empresas más grandes y exitosas en ese segmento. “Esto supone que el mantenimiento de la empresa en marcha sea la única opción para pagar el pasivo reorganizable”, insistió la compañía, al destacar que el mercado ha respondido con señales que evidencian su viabilidad, como la recuperación y crecimiento sostenido de los ingresos este año.
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