También impactará la desaceleración de la economía norteamericana el comercio exterior colombiano, las cuales representan un 22 por ciento del total.
Adicionalmente, un 21 por ciento de la inversión extranjera directa que llega a nuestro país proviene de Estados Unidos, por lo cual podrían reducirse también los flujos de dólares por esta vía.
Por otra parte, una reducción en el precio del petróleo tiene varias consecuencias sobre la economía. De una parte, afectará negativamente a Venezuela, el segundo socio comercial de Colombia, a donde se dirigen 14 por ciento de las exportaciones, en su mayoría no tradicionales (alimentos, textiles, bienes industriales).
De otro lado, disminuyen los ingresos fiscales del Gobierno colombiano, por cuenta de menores pagos de dividendos e impuesto de renta por parte de Ecopetrol.
Finalmente, si bien una caída en el precio del crudo puede ayudar a disminuir el componente de combustibles y otros costos dentro de la inflación, la devaluación reciente del peso puede mitigar este impacto.
En cuanto a los efectos indirectos, la turbulencia de los mercados internacionales aumentará el costo de financiamiento en dólares, tanto para el Gobierno como para el sector privado. Los activos en pesos, como los TES y las acciones, seguirán presentando volatilidad en sus precios, tal y como ha ocurrido en los días recientes.
En consecuencia, a pesar de que el Gobierno colombiano eliminó recientemente las restricciones que existían para que los inversionistas extranjeros inviertan en acciones, los flujos de inversión no serán muy abundantes mientras que la incertidumbre continúe, con lo cual la recuperación de la bolsa puede tardar.
En síntesis, por cuenta de la crisis de Estados Unidos, la economía colombiana crecerá menos este año respecto al anterior. Los flujos de dólares que ingresan al país podrían reducirse, con lo cual la revaluación de la moneda sería cosa del pasado. En el 2008, el Gobierno tendrá menores ingresos, y probablemente deberá ajustar sus gastos.
Por su parte, si bien la inflación podría beneficiarse de esta coyuntura, es importante resaltar que todavía la incertidumbre en esta materia permanece, en la medida en que la devaluación encarece los productos importados.
No obstante, vale la pena resaltar que, respecto a episodios anteriores, como el de finales de los noventa, la economía se encuentra hoy mejor blindada para enfrentar una crisis: el sistema financiero colombiano es sólido y el nivel de provisiones es alto, a pesar del deterioro reciente en la calidad de cartera.
Las reservas internacionales están en niveles adecuados y el endeudamiento externo, tanto público como privado, es bajo respecto a los que se registraba a finales de la década pasada. Así mismo, tanto el déficit de cuenta corriente como el déficit fiscal son hoy muy bajos si se comparan con los de comienzos de esta década.
Recientemente, el Fondo Monetario Internacional revisó su proyección de crecimiento a la baja, desde 5 por ciento en el 2007 hasta 3 por ciento en el 2008 y 4 por ciento en el 2009.
Este menor dinamismo en la demanda mundial, implica una reducción en los precios de las materias primas como el petróleo, que luego de alcanzar una cotización cercana a los 150 dólares por barril a mediados de este año, se redujo por debajo de los 100 dólares por barril la semana pasada.
Para el caso de Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia, el FMI proyecta que la economía crezca apenas 1 por ciento en el 2008 y se recupere levemente hasta 1,5 por ciento el en 2009.
Plan del gobierno estadounidense para frenar la crisis
En los días siguientes, los precios de las materias primas tuvieron fuertes reducciones, a la par que las monedas de los países emergentes se devaluaron de manera significativa frente al dólar.
La aversión al riesgo, medida a través del índice VIX, alcanzó el nivel más alto desde 2002.
A raíz de esta situación, el Gobierno estadounidense anunció el viernes 19 de septiembre un amplio paquete de ayuda, que busca restablecer la confianza en el sistema financiero de ese país.
Como se ha sido discutido ampliamente, la crisis actual tiene su origen en el acelerado crecimiento del crédito hipotecario de comienzos de la década en E.U., soportado en políticas crediticias laxas.
Pero además, al interior del sistema financiero de ese país, se crearon sofisticados instrumentos de inversión respaldados en créditos hipotecarios, que fueron a parar a los balances de los bancos más importantes de E.U., y que fueron usados como garantía para otorgar nuevos créditos.
Así, el sistema financiero se 'apalancó' en una magnitud importante, lo cual le permitió por muchos años generar altas utilidades y excelentes dividendos a sus accionistas.
Lo que quedó demostrado después, tal y como la teoría financiera lo supone, es que una rentabilidad tan elevada, tenía asociado un riesgo muy alto.
La caída del precio de vivienda en Estados Unidos de los últimos dos años, impactó negativamente el pago de las hipotecas por parte de los deudores, y por ende, deterioró el valor de aquellos activos cuyo respaldo era la cartera hipotecaria.
A su vez, dichos activos perdieron liquidez en los mercados financieros y sufrieron drásticas reducciones en la calificación de riesgo por parte de las principales agencias.
Por tal razón, los bancos se vieron obligados a hacer fuertes provisiones en sus balances, lo cual se reflejó en cuantiosas pérdidas durante los últimos trimestres y llevó a la quiebra a algunas instituciones.
De ahí, que la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunciaron un fuerte plan de rescate, a través del cual le comprarán a los bancos y otros inversionistas aquellos títulos financieros respaldados en hipotecas, que han perdido su valor y poco se negocian en el mercado, con el fin de restablecerle la liquidez al sistema financiero, y permitir que vuelva a otorgar créditos, para reactivar la economía.
Adicionalmente, el Gobierno busca restablecer la confianza de los ahorradores, para evitar una potencial corrida bancaria, que más daño le haría al sistema. Si el programa es exitoso, es probable que lo peor de la crisis ya haya pasado, pero sin duda, va a afectar el crecimiento de la economía de Estados Unidos y del mundo este año y el siguiente.
Camila Pérez Marulanda* /
Especial para PORTAFOLIO
* Editora de la revista 'Coyuntura Económica' de Fedesarrollo
Ignacio Gómez Escobar
ESTRATEGA EN MERCADEO
www.igomeze.es.tl
www.igomeze.blogspot.com
COLOMBIA - SURAMERICA
MIEMBRO ACTIVO DE COPERTEX
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