Disciplina fiscal, economía abierta, visión al Asia y TLC con Estados Unidos le dan una ventaja decisiva al Perú, el país que hoy tiene el mayor crecimiento en América Latina. Oportunidades y aprendizaje para los colombianos.
El pasado 15 de abril aterrizó en Lima un avión procedente de Bogotá, en el que viajaban más de una veintena de empresarios colombianos. Iban a buscar negocios. El viaje sirvió para darle forma al Consejo Empresarial Colombo-Peruano, cuyos miembros se reunieron en menos de dos días con Alan García, presidente del Perú, y los Ministros de Economía, Producción, Comercio y Turismo y el Vicecanciller.
Las noticias sobre nuevas actividades de empresarios colombianos en Perú no se hicieron esperar: Corferias montará un centro ferial en Lima; Colsanitas abrirá una operación en el vecino país; Computeq, con sus empresas Datacrédito y Dataimágenes, iniciará operaciones con socios locales; y empresas constructoras como Colpatria afinan sus propuestas para participar en las obras de infraestructura en puertos, vías y aeropuertos que está entregando en concesión el gobierno peruano.
Desde hace ya algún tiempo, el mercado del Perú llama la atención de los colombianos por las altas tasas de crecimiento y por la expansión del consumo de las clases medias (ver Dinero 271, febrero de 2007). La actual oleada de entusiasmo, sin embargo, podría tener nuevas implicaciones.
Hace dos años, se trataba de una relación entre dos economías que crecían. Ahora, los empresarios colombianos salen de una economía que no crece para buscar oportunidades en otra que sí lo hace. En 2009, el crecimiento de la economía colombiana se acercará a cero, mientras que el de la peruana será de 3,5%, de acuerdo con el FMI. Este nivel es prácticamente una bonanza en el contexto actual, pues el mismo FMI estima que el crecimiento promedio de América Latina caerá en 1,5%.
Por otra parte, hoy ya es evidente la ventaja que implica contar con una base para los negocios en Perú, cuando ese país tiene firmado un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, mientras Colombia no lo tiene, y cuenta con una relación mucho más fluida con Asia, refrendada con el acuerdo comercial recién firmado con China, escenarios que para nuestro país aún no existen. En suma, no es de extrañar que Perú se esté convirtiendo en un fuerte polo de atracción para las empresas colombianas.
Es posible, incluso, que si esta tendencia continúa termine por afectar el orden de prioridades en la agenda de las relaciones internacionales de Colombia, al menos en los temas económicos. Tradicionalmente, los mercados que han absorbido nuestra atención en América Latina han sido Venezuela y Ecuador. En el futuro, sin embargo, Perú tendrá un peso creciente en la agenda, seguramente a costa de una reducción relativa de la importancia de Ecuador y Venezuela.
Esto se explica por varias razones. El mercado peruano, con una creciente participación de las clases medias en el consumo y una rápida expansión de ciudades intermedias, exhibe un potencial muy interesante para los productos colombianos. De otra parte, la inversión de colombianos en Perú, con miras a exportar hacia el mercado de Estados Unidos disfrutando de su TLC y de la excelente infraestructura portuaria que está desarrollando ese país tiene incuestionables atractivos. Finalmente, de la mano de Perú, Colombia podría acelerar su necesario acercamiento a las economías de Asia, dada la cercanía de los peruanos al entorno de negocios de ese continente.
Por lo demás, la dinámica reciente confirma que las economías de Colombia y Perú son ampliamente complementarias. "Más allá de cualquier retórica integracionista, Colombia y Perú son dos países muy parecidos en el alma. Cuando Colombia termine pronto con su problema de narcoterrorismo, será, con el Perú, la otra gran potencia de América Latina, por su gente y su idiosincrasia y por sus recursos", afirma el ex ministro peruano Hernán Garrido-Lecca (ver entrevista en Dinero.com).
"Las complementariedades entre ambas economías son infinitas. Lo que los colombianos saben de gas, petroquímica o vivienda social es solo comparable con lo que nosotros sabemos de minería, pesca o turismo de nichos. Lo curioso es que los empresarios colombianos siempre han mirado al norte. Ahora están descubriendo el Perú; y nosotros todo lo que podemos hacer juntos", dice Garrido-Lecca.
Las lecciones del vecino
"Los empresarios se han puesto en la tarea de investigar lo que está pasando en Perú. Las buenas noticias sobre el comportamiento de su economía y la inversión han ayudado a despertar ese interés. Los empresarios están entendiendo que no pueden vivir solo de Estados Unidos, Venezuela y Ecuador", explica Ismael Ramírez, director de la oficina de Proexport en Lima.
Hace apenas una década, Perú era uno de los patitos feos del continente. Hoy se da el lujo de presentar a los inversionistas internacionales una lista de ventajas que pocos pueden igualar. Firmó el TLC con Estados Unidos; es miembro activo de la Asociación de Países de la Cuenca del Pacífico, Apec, y tiene amplios acuerdos comerciales y de inversión en Asia; cuenta con grado de inversión de las calificadoras internacionales y tiene estructurado un paquete de proyectos estratégicos de infraestructura de primer orden, los cuales ya empezó a adjudicar.
Desde el punto de vista macroeconómico, la experiencia de Perú en la última década se sintetiza en dos grandes temas: disciplina fiscal y apertura económica.
En el frente de las finanzas públicas, el Perú "se comprometió a desaparecer el déficit fiscal y lo logró", afirma un analista. "Tiene un superávit fiscal que, en momentos de crisis, le permite un margen de maniobra distinto a otros países", agrega. Perú logró en los últimos ocho años pasar de un déficit fiscal de -3,3% como porcentaje del PIB, a un superávit que en 2008 se ubicó en 2,1%. El año pasado la inversión pública creció casi en 42% frente a 2007.
"Perú tiene hoy una economía con dos motores: crece por la fuerza de la demanda interna y crece por la fuerza de la demanda externa. Si uno se desacelera, tenemos la posibilidad de acelerar el otro. En lo interno, el gobierno supo aprovechar el boom económico mundial para construir fajas de transmisión hacia dentro y luego crear condiciones para generar una dinámica propia a partir de sectores como la infraestructura y la construcción", explica el ex ministro Garrido-Lecca, quien agrega que también fue clave la distribución de la capacidad del gasto público en beneficio de los gobiernos regionales y locales. "Se crearon dinámicas regionales de crecimiento y ciudades en las que unos venden a otros bienes y servicios y ya no dependen de la gran mina o los agroexportadores", afirma.
Perú, además, ha mantenido una política de apertura comercial consistente a lo largo de los años y los gobiernos. El arancel externo peruano es plano y por lo tanto no genera incentivos contradictorios a través de la protección efectiva a lo largo de las cadenas productivas, como sí ocurre en Colombia. "Los empresarios entendieron el reto de volcarse al mundo y conquistarlo. Una agresiva política pro inversión y de acuerdos comerciales ha propiciado grandes inversiones en el sector primario que hoy, gracias a la buena ley de los minerales, pueden defenderse en el nuevo contexto", dice Garrido-Lecca.
Todo esto se ha reflejado en el dinamismo de sus exportaciones y en el interés de los inversionistas extranjeros. Las exportaciones, que en 2000 eran de cerca de US$7.000 millones, llegaron a US$31.500 millones el año pasado. La inversión extranjera, que a principios de esta década se ubicaba en apenas US$8.600 millones, se multiplicó más de tres veces en 2008, al llegar a US$27.300 millones.
Colombianos tras las oportunidades
En el campo comercial, Colombia exportó el año pasado al mercado peruano más de US$850 millones, un incremento del 6% frente a 2007, que representa más del doble de lo que exportaba en 2003.
Son muchas las empresas colombianas que quieren aprovechar las oportunidades que se abren en Perú. Las iniciativas buscan al menos uno de tres objetivos: aumentar el intercambio comercial, montar operaciones en Perú o adquirir compañías ya establecidas en ese mercado.
Varias empresas empiezan a ubicar oficinas de representación en territorio inca. Coltejer y Fabricato van tras los negocios de denim para jeans, en competencia con los fabricantes brasileños, y buscan participar en las licitaciones para convertirse en proveedores de las fuerzas militares peruanas. Haceb, la empresa de electrodomésticos, abrió en Lima un show room y avanza en su proceso de negociación en las tiendas de departamentos. Carvajal está entrando con una división nueva, Assenda, en el negocio de BPO (tercerización de servicios y nóminas) y ya tiene director de e-business en Perú. Empresas medianas también están mirando este mercado, no solo por su potencial interno, sino también como plataforma con destino a Asia. Medias Ritchi encontró en su distribuidor en el mercado peruano el camino para llegar a Japón, a donde ya está enviando las primeras muestras de producto.
Otras empresas han avanzado en el montaje de operaciones en Perú, en particular para explotar oportunidades a partir de los proyectos de infraestructura, vivienda y energía.
Interconexión Eléctrica S.A., ISA, ingresó en 2001 a competir en el negocio de transmisión de energía con tres empresas: ISA Perú, Red de Energía del Perú y además adquirió el consorcio Transmantaro. Hoy es líder en ese país, con una red de más de 7.800 kilómetros, y construyó la interconexión entre Perú y Ecuador. En este campo, en los próximos cuatro años está considerando una inversión de US$500 millones. Ingresó al negocio de telecomunicaciones con Internexa y una red de casi 1.300 kilómetros de fibra óptica y además constituyó una nueva empresa, Proyectos de Infraestructura del Perú, que se especializa en la construcción de grandes obras lineales, como vías y gasoductos. Por su parte, Ecopetrol acaba de comprar Petrotech en una polémica operación, y la Empresa de Energía de Bogotá, EEB, firmó en marzo el contrato de concesión de los gasoductos regionales de Ica, un negocio con un monto de inversión requerida de US$200 millones.
A su vez, constructoras colombianas como Odinsa, Conciviles, Conconcreto y Constructora Colpatria, entre otras, están moviéndose para aprovechar los grandes proyectos viales y de infraestructura.
"En 2007 llegamos a Perú atraídos por el crecimiento económico y por el déficit de cerca de 1,5 millones de viviendas que registra el país, especialmente en estratos bajos y vivienda de interés social", explica Catherine Lemoine, vicepresidente de negocios internacionales de Constructora Colpatria. "Nuestra apuesta es obtener para 2011 ingresos por US$40 millones en proyectos de vivienda y en la prestación de servicios de construcción, como cadenas de retail y hoteles. De hecho, estamos participando en una licitación para la construcción del Decameron que asciende a unos US$30 millones. Nuestra siguiente apuesta es por varios proyectos de concesión que ProInversión tiene en su portafolio, como el segundo tramo de la vía Panamericana, los seis aeropuertos del sur y dos puertos sobre el Pacífico con predominio minero, cada uno de ellos con inversiones por más de US$150 millones",
En el sector financiero, Bancolombia espera encontrar en Perú terreno para expansión de algunos negocios que en Colombia se han desarrollado fuertemente en la última década, pero cuyo mercado en Perú es aún incipiente.
Fuad Velasco, presidente de Fiduciaria Bancolombia, encontró que el know how y la experiencia que tiene la compañía son exportables "a mercados que tienen potencial, pero que son menos avanzados en el negocio fiduciario", explica. Mientras en Colombia se maneja en activos fideicomitivos cerca del 20% del PIB, esa relación en Perú es de apenas 5%. "Con el desarrollo de la infraestructura en Perú, vemos potencial en las concesiones y el manejo de sus recursos, como se hace muy bien en Colombia. También podemos apoyar al sector público en el manejo de recursos y de programas de seguridad social. Nuestra meta es que, en cinco años, Perú participe con dos dígitos en nuestros ingresos", dice Velasco.
Por su parte, Andrés Jaramillo, presidente de Renting Colombia, considera que su negocio crece con el crecimiento de Perú. "En ventas, esperamos llegar a US$8 millones este año. Los ingresos, en cinco años, deben ser equivalentes al 70% de la operación en Colombia, es decir unos US$50 millones", explica.
De otro lado, en salud Colsanitas abrirá su operación en el segundo semestre de este año. "Vamos a entrar de cero y estamos analizando la forma en que vamos a estructurar la empresa, dentro del marco normativo del Perú, pero replicando el modelo de Colombia y Venezuela", explica Fernando Fonseca, presidente de Colsanitas en Colombia. Su meta es alcanzar en cinco años más de 58.000 usuarios y tener ingresos operacionales por US$108 millones.
A su vez, las Bolsas de Valores de Colombia y Lima afinan estrategias. "Ya va bastante adelantada la integración entre las dos bolsas de valores. Se busca que sea posible directamente en Colombia utilizar un comisionista de bolsa para comprar papeles inscritos en la Bolsa de Lima, y viceversa", explica Hernán Beltz, presidente del Consejo Empresarial Colombo-Peruano.
Mientras tanto, Empresas Públicas de Medellín, EPM, tiene dentro de su foco estratégico de crecimiento el mercado peruano en dos frentes: energía, con la compra de empresas de generación, y aguas, con el montaje de plantas de tratamiento.
Finalmente, un buen número de colombianos se está concentrando en la adquisición de empresas en Perú. El fondo de inversión Filigrana es dueño de Bien EPS, una entidad prestadora de servicios de salud que antes funcionaba bajo el nombre de PerSalud. El Grupo Nacional de Chocolates adquirió hace dos años la empresa Good Foods y las ventas en ese país le generaron ingresos por US$50,7 millones en 2009. El Grupo Manuelita tiene una gran presencia en la zona de Trujillo, en un área de 2.900 hectáreas de cultivo de caña, y se ha convertido en una de las principales inversiones agroindustriales en ese país. Según varios medios peruanos, Inversiones Manuelita estaría interesada en consolidar su presencia con la compra de la azucarera Agroindustrial San Jacinto, que posee unas 7.000 hectáreas para cultivo de caña. Por ella estaría compitiendo con Coazúcar, empresa del Grupo Gloria, uno de los conglomerados privados más grandes del Perú, dueña en Colombia de Algarra.
Se reinventa un país
La economía peruana presenta una variedad de frentes en los cuales está desarrollando una oferta especializada, de alto valor agregado y dirigida a nichos internacionales. Esta tendencia es particularmente dinámica en el sector agroindustrial, en el cual espárragos, mangos, pimiento piquillo, aguacates y alcachofas son algunos ejemplos. Como lo afirma Andrés Jaramillo, de Renting Colombia, “Perú viene reinventándose y ha encontrado nichos muy importantes en los sectores minero, agroindustrial y pesquero”.
Los ejemplos no se limitan a la agricultura. En el negocio del turismo, Perú ha desarrollado nichos específicos, como el turismo de aventura, turismo de naturaleza y turismo cultural de lujo, donde hoy existen trenes que cobran US$480 por el tramo Cuzco-Macchu Picchu, que antes se vendían por US$50, y habitaciones de US$750 la noche, impensables hace pocos años. Existe incluso un floreciente negocio de turismo culinario.
Colombia tiene mucho para aportar en esta nueva fase de desarrollo del Perú, pero también mucho que aprender. La decisión de globalizarse, tomada por el gobierno y las empresas en Perú, ha ido más a fondo y ha sido más consistente en el tiempo que otros esfuerzos similares en Colombia. La energía demostrada por los peruanos al acercarse a los mercados de Asia es un ejemplo que debería llevarnos a reflexionar sobre por qué nos cuesta tanto trabajo tomar esa dirección, y también los costos de no hacerlo.
Sin duda, la dinámica de la economía del Perú abre múltiples frentes al empeño de los empresarios colombianos. La febril actividad del ex ministro Garrido-Lecca es un ejemplo de estas posibilidades: participa en conversaciones que buscan traer a Colombia cadenas como Bembos y China Wok y llevar al Perú Archie’s y Juan Valdez; que colombianos ingresen a las concesiones de aeropuertos en el Perú; y que compañías de servicios en áreas de comunicaciones, seguros, hoteles y aerolíneas se asocien en ambos lados de la frontera.
Garrido-Lecca sintetiza en pocas palabras las oportunidades: “Como dijo el poeta Vallejo: hay, hermanos, muchísimo que hacer. Y sé que Colombia tiene las ganas y nosotros también”. En medio de la crisis global, el renovado empuje de la relación entre Colombia y Perú es un buen augurio de los tiempos por venir.
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