¿Podrán las manufactureras aprender de lo hecho por los monstruos minoristas?
Por: Ángel Fernández*
Las cadenas de suministro han extendido sus componentes y complejidad de forma acelerada durante el siglo pasado hacia un mundo más global. En principio, con un intercambio de bienes punto a punto, posteriormente, con empresas multinacionales y mercados comunes al grado que las pequeñas empresas pueden colaborar de forma efectiva en un mundo sin fronteras y, en cierta forma, cada vez más pequeño. Esta colaboración entre compañías para competir como una cadena, en lugar de que cada empresa lo haga como entidad aislada, nos ha llevado a buscar formas de eficientar estos procesos que van desde prácticas y estándares de comercio hasta habilitadores tecnológicos que ayudan a hacer más confiable y rápida la interacción entre ellos.
En muchos casos, las firmas han llevado estos habilitadores tecnológicos hacia dentro de ellas mismas con un sistema de gestión empresarial integrada (los llamadosERP , por sus siglas en inglés). Estas herramientas permiten automatizar desde los sistemas financieros y contables hasta los inventarios, la manufactura y la distribución.
De este modo, las empresas realizan intercambios de bienes asistidos con sus sistemas ERP, pero una vez que los productos o insumos llegan físicamente del proveedor al cliente en cada etapa de la cadena de suministro se requiere contarlos, recibirlos y, posiblemente, almacenarlos o procesarlos. Típicamente esta tarea tiende a ser manual o con algún grado de automatización, por ejemplo, con un sistema de código de barras. Pero sus inconvenientes son el costo, los tiempos y la precisión cuando los volúmenes de intercambio de productos son grandes, o bien, los productos de alto valor justifican el uso de alguna tecnología que permita llevar estas tareas con la eficiencia y precisión que exigen tanto los clientes como los jugadores de algunos mercados.
Las tecnologías que pueden ayudar a dar respuesta a estas demandas son las que están basadas en sensores que permiten identificar y rastrear los productos a través de etiquetas que han sido previamente programadas con la información necesaria para este propósito.
Hoy en día están disponibles para su aplicación empresarial: RFID (Identificación vía radio frecuencia), GPS (Sistemas de posicionamiento global) y RTLS (Sistemas de localización en tiempo real).
Así, la selección de tecnología está directamente ligada a una serie de factores de negocio que deben ser considerados a detalle en relación con la estrategia y operación del mismo: Costos, beneficios potenciales, facilidad de adopción, impacto en las prácticas y procesos del negocio, así como tendencias de permanencia. Todos estos factores ubicados en el ámbito de cada empresa nos ayudarán a elegir qué tecnología es la más adecuada o necesaria para ser competitivo.
Primero tenemos que realizar un análisis de esos factores para nuestra empresa e industria. Antes que nada es necesario considerar que cada vez que existe una innovación tecnológica ésta es adoptada por el mercado. De acuerdo con sus costos y beneficios podemos mencionar activos de alto valor como vehículos de transporte de valores, equipados con un GPS o un RTLS que le permita a los propietarios conocer su ubicación en cualquier momento.
Para productos no tiene sentido de negocio dado los costos de estas tecnologías, en cambio, sí puede utilizar RFID con esta intención porque durante las últimas décadas se ha vuelto más accesible, económicamente hablando; por ejemplo, para un producto electrónico con un costo de 500 dólares una etiqueta de identificación sólo representará aproximadamente 0.1% del costo total.
Como podemos observar, estás tecnologías son concurrentes y el uso de cada una de ellas depende de su madurez en cada aplicación y del análisis de la tecnología como palanca de competitividad. En la actualidad estamos viendo una rápida adopción del RFID en varias industrias y a lo largo de diferentes cadenas de valor, por lo que es objeto de este artículo centrar la atención en el RFID.
¿QUÉ ES RFID?
No es una tecnología nueva. El RFID se utilizó durante la Segunda Guerra Mundial para detectar aviones propios y no derribarlos. Durante esa época sólo se usó con propósitos militares, pues sus costos eran elevados.
Lo que la hace atractiva en la actualidad es, por un lado, la complejidad y necesidad de sistemas más precisos y más rápidos, pero también el advenimiento de los microchips que ahora pueden ser producidos a precios viables; además de la evolución del internet al punto que se pueden compartir grandes bloques de información fácilmente de uno a otro lado del mundo y, finalmente, que los datos pueden ser distribuidos por dispositivos de comunicación móvil.
La tecnología de RFID promete cambiar la forma en que trabajaremos y haremos negocios en los próximos 10 o 20 años en las cadenas de suministro, agilizando los procesos y dando información relevante a lo largo de todas las cadenas.
Veamos un caso: Un manufacturero de artículos deportivos produce pelotas de golf y coloca una etiqueta de RFID en el empaque final para habilitar la identificación a nivel único. El manufacturero envía las pelotas de golf a su almacén, donde relaciona el contenedor y el palet a la etiqueta para, después, enviarlas al centro de distribución del comerciante. El manufacturero puede registrar la hora de llegada al centro de la distribución, cantidades y localización. El comerciante verifica los registros de recibo, luego monitorea la disponibilidad y autenticidad del producto y, finalmente, el inventario en anaquel es verificado en tiempo real mientras los productos se venden.
Los procesos automatizados requieren de un lenguaje común a lo largo de toda la cadena de suministro, de la misma manera que existe uno en la utilización del código de barras donde el más aceptado es el GTIN (Global Trade Identification Number). Para el RFID se ha ideado un identificador conocido como el EPC (Electronic Product Code) que tiene tres componentes:
* Identificador de organización y planta
* Código del producto GTIN
* Número de serie único
De esta manera se puede rastrear de forma única, no sólo cada producto, sino cada componente donde se haya instalado una etiqueta de RFID. Al combinar las tecnologías de RFID y EPC, el código puede ser leído de forma remota de acuerdo a la proximidad de los lectores, produciendo ahorros en tiempos muy significativos cuando se trata de volúmenes grandes, y también mejora la precisión de la información.
Cuando estos datos son almacenados en un repositorio central con actualizaciones en línea, es posible conocer mucha información al respecto a lo largo de la cadena de suministro que va más allá de meros aspectos logísticos tales como fechas de caducidad o rastreo, que va desde el manufacturero hasta el punto de venta.
RAPIDEZ Y PRECISIÓN
Las aplicaciones de la tecnología de RFID son ilimitadas, pero los mayores beneficios están en la precisión, velocidad, costo e información de rastreo a lo largo de toda la cadena de suministro.
A nivel logístico su aplicación va de la localización de un producto cada vez que se reubica en un almacén, hasta detallar los intercambios de información en cada etapa de la cadena. Esto trae beneficios en costo y productividad para manufactureros, distribuidores y comerciantes.
Sin embargo, sus beneficios no son solamente logísticos. Otras aplicaciones dentro de la optimización de recursos tiene que ver con la identificación del producto, mermas y pérdidas; disponibilidad del producto en anaquel o almacén; incluso, ayuda a eficientar transportes, mejorar el control sobre el reciclaje y la visibilidad a lo largo de la cadena de suministro; contribuye en la diferenciación de producto, la reducción del costo total logístico, en la mejora del retorno en activos, la prevención de robos, fraudes y contrabando, la reducción de riesgos del producto como caducidad, administración de activos fijos y móviles.
Realmente los beneficios y las aplicaciones van más allá de meras reducciones en costos y mejores eficiencias y quedan en la creatividad del empresario pues, incluso, tiendas departamentales como Mitsukoshi de Japón, ofrecen un servicio en el departamento de cosméticos basado en etiquetas RFID que les permite identificar las tendencias de consumo de sus clientes por las estadísticas que se generan en los sistemas administrativos a partir de la información generada por las etiquetas. Las tiendas Mitsukoshi han colocado etiquetas RFID a los cosméticos y tiene un simulador en sitio que le permite a sus clientes ver cómo sería su imagen si adquirieren este producto. Esto, a su vez, es una herramienta de promoción.
A LA VANGUARDIA
Hay una gran variedad de compañías trabajando en RFID —entre ellas el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DOD, por sus siglas en inglés), Wal-Mart, Tesco, Metro, Target y Bestbuy— y han solicitado a sus proveedores que ciertos productos ya vengan con etiquetas de este tipo. Este es el mercado estadounidense, donde se espera mejorar los recibos, la precisión y eficientar sus operaciones. A su vez, los proveedores de estos y los comerciantes más pequeños se están preparando para cumplir con los requerimientos de grandes compradores como Kroger, CVS Lowe´s, Home Depot, Grupo Carrefour y Marks & Spencer, entre otros.
El presidente deBirds Eye Food comenta: “Hay muy pocos cambios tecnológicos innovadores. Considero que la RFID es importante no porque lo requiera Wal-Mart, sino porque en el largo plazo facilita la relación del consumidor, comerciante y el proveedor”.
EnMéxico ya hay camino recorrido. Empresas como Levi´s Strauss y Selther colocan sus etiquetas de radio frecuencia desde la confección y manufactura, integrando su cadena de suministro a sus propios puntos de venta.
Vale la pena preguntarse si la RFID modificará el uso del código de barras. Y al respecto, hay que observar que estas tecnologías tienden a ser complementarias en algunas aplicaciones y en otras será un sustituto. Esto no quiere decir que el RFID sea mejor que el código de barras, sólo tiene algunas ventajas como el no requerir una línea de lectura y el que las etiquetas tienden a dañarse menos. Además, el código vinculado con el código de barras relaciona únicamente al productor del producto y no a toda la cadena. Sin embargo, también tiene sus desventajas porque puede leer sólo las etiquetas que se encuentren en rango. Probablemente no reemplazará al código de barras debido a que los sistemas basados en éstos son de bajo costo, seguramente, estas tecnologías coexistirán con diferentes aplicaciones.
PASIVAS Y ACTIVAS
Básicamente existen dos tipos de etiquetas: Pasivas y activas. La diferencia principal es su capacidad y costo. Hoy en día, las tendencias de la industria indican que su manufactura a gran volumen puede contribuir a lograr mayores eficiencias, ya que podrían llegar a costar 10% de su costo actual en menos de 10 años.
Estas etiquetas requieren de empresas especializadas que pueden hacer varias funciones como son programar la etiqueta, efectuar lecturas de calidad y realizar una impresión de tinta para la lectura del ojo humano.
Sin duda, será importante vigilar de cerca la tasa de adopción a nivel mundial, ya que los mercados del primer mundo han empezado a experimentar con esta tecnología en sinnúmero de industrias y aplicaciones; asimismo, se han aceptado estándares como los propuestos por la organización ISO para este propósito: ISO 18000-6 y 18000-3.
Quizás el aspecto más relevante sea la evolución del costo de las etiquetas y la potencia de las mismas. Los grandes volúmenes de etiquetas harán avanzar estos requerimientos a pasos agigantados.
Como se ha comentado, las aplicaciones son ilimitadas y van desde la industria textil, electrónica, automotriz, farmacéutica, aeronáutica, etcétera. Así que la identificación vía radio frecuencia tiene el potencial de cambiar la forma en que hacemos negocios.
En México, ya existen organismos que están evaluando y promoviendo el RFID, como la Asociación Mexicana de Estándares para el Comercio Electrónico (AMECE). Parece que en los próximos años será tecnología madura con costo de entrada menor y posible requerimiento para muchas cadenas de valor.
*El autor es experto en tecnologías de la información (TI). Actualmente es Principal Solution Architect de Oracle de México.
ADMINISTRACION DE LA CADENA DE ABASTECIMIENTO, MONTAJE Y OPERACION DE TIENDAS Y SUPERMERCADOS, INVESTIGACION DE MERCADOS CUALITATIVA Y CUANTITATIVA.En muchos casos, las firmas han llevado estos habilitadores tecnológicos hacia dentro de ellas mismas con un sistema de gestión empresarial integrada (los llamados
De este modo, las empresas realizan intercambios de bienes asistidos con sus sistemas ERP, pero una vez que los productos o insumos llegan físicamente del proveedor al cliente en cada etapa de la cadena de suministro se requiere contarlos, recibirlos y, posiblemente, almacenarlos o procesarlos. Típicamente esta tarea tiende a ser manual o con algún grado de automatización, por ejemplo, con un sistema de código de barras. Pero sus inconvenientes son el costo, los tiempos y la precisión cuando los volúmenes de intercambio de productos son grandes, o bien, los productos de alto valor justifican el uso de alguna tecnología que permita llevar estas tareas con la eficiencia y precisión que exigen tanto los clientes como los jugadores de algunos mercados.
Las tecnologías que pueden ayudar a dar respuesta a estas demandas son las que están basadas en sensores que permiten identificar y rastrear los productos a través de etiquetas que han sido previamente programadas con la información necesaria para este propósito.
Hoy en día están disponibles para su aplicación empresarial: RFID (Identificación vía radio frecuencia), GPS (Sistemas de posicionamiento global) y RTLS (Sistemas de localización en tiempo real).
Así, la selección de tecnología está directamente ligada a una serie de factores de negocio que deben ser considerados a detalle en relación con la estrategia y operación del mismo: Costos, beneficios potenciales, facilidad de adopción, impacto en las prácticas y procesos del negocio, así como tendencias de permanencia. Todos estos factores ubicados en el ámbito de cada empresa nos ayudarán a elegir qué tecnología es la más adecuada o necesaria para ser competitivo.
Primero tenemos que realizar un análisis de esos factores para nuestra empresa e industria. Antes que nada es necesario considerar que cada vez que existe una innovación tecnológica ésta es adoptada por el mercado. De acuerdo con sus costos y beneficios podemos mencionar activos de alto valor como vehículos de transporte de valores, equipados con un GPS o un RTLS que le permita a los propietarios conocer su ubicación en cualquier momento.
Para productos no tiene sentido de negocio dado los costos de estas tecnologías, en cambio, sí puede utilizar RFID con esta intención porque durante las últimas décadas se ha vuelto más accesible, económicamente hablando; por ejemplo, para un producto electrónico con un costo de 500 dólares una etiqueta de identificación sólo representará aproximadamente 0.1% del costo total.
Como podemos observar, estás tecnologías son concurrentes y el uso de cada una de ellas depende de su madurez en cada aplicación y del análisis de la tecnología como palanca de competitividad. En la actualidad estamos viendo una rápida adopción del RFID en varias industrias y a lo largo de diferentes cadenas de valor, por lo que es objeto de este artículo centrar la atención en el RFID.
¿QUÉ ES RFID?
No es una tecnología nueva. El RFID se utilizó durante la Segunda Guerra Mundial para detectar aviones propios y no derribarlos. Durante esa época sólo se usó con propósitos militares, pues sus costos eran elevados.
Lo que la hace atractiva en la actualidad es, por un lado, la complejidad y necesidad de sistemas más precisos y más rápidos, pero también el advenimiento de los microchips que ahora pueden ser producidos a precios viables; además de la evolución del internet al punto que se pueden compartir grandes bloques de información fácilmente de uno a otro lado del mundo y, finalmente, que los datos pueden ser distribuidos por dispositivos de comunicación móvil.
La tecnología de RFID promete cambiar la forma en que trabajaremos y haremos negocios en los próximos 10 o 20 años en las cadenas de suministro, agilizando los procesos y dando información relevante a lo largo de todas las cadenas.
Veamos un caso: Un manufacturero de artículos deportivos produce pelotas de golf y coloca una etiqueta de RFID en el empaque final para habilitar la identificación a nivel único. El manufacturero envía las pelotas de golf a su almacén, donde relaciona el contenedor y el palet a la etiqueta para, después, enviarlas al centro de distribución del comerciante. El manufacturero puede registrar la hora de llegada al centro de la distribución, cantidades y localización. El comerciante verifica los registros de recibo, luego monitorea la disponibilidad y autenticidad del producto y, finalmente, el inventario en anaquel es verificado en tiempo real mientras los productos se venden.
Los procesos automatizados requieren de un lenguaje común a lo largo de toda la cadena de suministro, de la misma manera que existe uno en la utilización del código de barras donde el más aceptado es el GTIN (Global Trade Identification Number). Para el RFID se ha ideado un identificador conocido como el EPC (Electronic Product Code) que tiene tres componentes:
* Identificador de organización y planta
* Código del producto GTIN
* Número de serie único
De esta manera se puede rastrear de forma única, no sólo cada producto, sino cada componente donde se haya instalado una etiqueta de RFID. Al combinar las tecnologías de RFID y EPC, el código puede ser leído de forma remota de acuerdo a la proximidad de los lectores, produciendo ahorros en tiempos muy significativos cuando se trata de volúmenes grandes, y también mejora la precisión de la información.
Cuando estos datos son almacenados en un repositorio central con actualizaciones en línea, es posible conocer mucha información al respecto a lo largo de la cadena de suministro que va más allá de meros aspectos logísticos tales como fechas de caducidad o rastreo, que va desde el manufacturero hasta el punto de venta.
RAPIDEZ Y PRECISIÓN
Las aplicaciones de la tecnología de RFID son ilimitadas, pero los mayores beneficios están en la precisión, velocidad, costo e información de rastreo a lo largo de toda la cadena de suministro.
A nivel logístico su aplicación va de la localización de un producto cada vez que se reubica en un almacén, hasta detallar los intercambios de información en cada etapa de la cadena. Esto trae beneficios en costo y productividad para manufactureros, distribuidores y comerciantes.
Sin embargo, sus beneficios no son solamente logísticos. Otras aplicaciones dentro de la optimización de recursos tiene que ver con la identificación del producto, mermas y pérdidas; disponibilidad del producto en anaquel o almacén; incluso, ayuda a eficientar transportes, mejorar el control sobre el reciclaje y la visibilidad a lo largo de la cadena de suministro; contribuye en la diferenciación de producto, la reducción del costo total logístico, en la mejora del retorno en activos, la prevención de robos, fraudes y contrabando, la reducción de riesgos del producto como caducidad, administración de activos fijos y móviles.
Realmente los beneficios y las aplicaciones van más allá de meras reducciones en costos y mejores eficiencias y quedan en la creatividad del empresario pues, incluso, tiendas departamentales como Mitsukoshi de Japón, ofrecen un servicio en el departamento de cosméticos basado en etiquetas RFID que les permite identificar las tendencias de consumo de sus clientes por las estadísticas que se generan en los sistemas administrativos a partir de la información generada por las etiquetas. Las tiendas Mitsukoshi han colocado etiquetas RFID a los cosméticos y tiene un simulador en sitio que le permite a sus clientes ver cómo sería su imagen si adquirieren este producto. Esto, a su vez, es una herramienta de promoción.
A LA VANGUARDIA
Hay una gran variedad de compañías trabajando en RFID —entre ellas el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DOD, por sus siglas en inglés), Wal-Mart, Tesco, Metro, Target y Bestbuy— y han solicitado a sus proveedores que ciertos productos ya vengan con etiquetas de este tipo. Este es el mercado estadounidense, donde se espera mejorar los recibos, la precisión y eficientar sus operaciones. A su vez, los proveedores de estos y los comerciantes más pequeños se están preparando para cumplir con los requerimientos de grandes compradores como Kroger, CVS Lowe´s, Home Depot, Grupo Carrefour y Marks & Spencer, entre otros.
El presidente de
En
Vale la pena preguntarse si la RFID modificará el uso del código de barras. Y al respecto, hay que observar que estas tecnologías tienden a ser complementarias en algunas aplicaciones y en otras será un sustituto. Esto no quiere decir que el RFID sea mejor que el código de barras, sólo tiene algunas ventajas como el no requerir una línea de lectura y el que las etiquetas tienden a dañarse menos. Además, el código vinculado con el código de barras relaciona únicamente al productor del producto y no a toda la cadena. Sin embargo, también tiene sus desventajas porque puede leer sólo las etiquetas que se encuentren en rango. Probablemente no reemplazará al código de barras debido a que los sistemas basados en éstos son de bajo costo, seguramente, estas tecnologías coexistirán con diferentes aplicaciones.
PASIVAS Y ACTIVAS
Básicamente existen dos tipos de etiquetas: Pasivas y activas. La diferencia principal es su capacidad y costo. Hoy en día, las tendencias de la industria indican que su manufactura a gran volumen puede contribuir a lograr mayores eficiencias, ya que podrían llegar a costar 10% de su costo actual en menos de 10 años.
Estas etiquetas requieren de empresas especializadas que pueden hacer varias funciones como son programar la etiqueta, efectuar lecturas de calidad y realizar una impresión de tinta para la lectura del ojo humano.
Sin duda, será importante vigilar de cerca la tasa de adopción a nivel mundial, ya que los mercados del primer mundo han empezado a experimentar con esta tecnología en sinnúmero de industrias y aplicaciones; asimismo, se han aceptado estándares como los propuestos por la organización ISO para este propósito: ISO 18000-6 y 18000-3.
Quizás el aspecto más relevante sea la evolución del costo de las etiquetas y la potencia de las mismas. Los grandes volúmenes de etiquetas harán avanzar estos requerimientos a pasos agigantados.
Como se ha comentado, las aplicaciones son ilimitadas y van desde la industria textil, electrónica, automotriz, farmacéutica, aeronáutica, etcétera. Así que la identificación vía radio frecuencia tiene el potencial de cambiar la forma en que hacemos negocios.
En México, ya existen organismos que están evaluando y promoviendo el RFID, como la Asociación Mexicana de Estándares para el Comercio Electrónico (AMECE). Parece que en los próximos años será tecnología madura con costo de entrada menor y posible requerimiento para muchas cadenas de valor.
*El autor es experto en tecnologías de la información (TI). Actualmente es Principal Solution Architect de Oracle de México.
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Ignacio Gómez Escobar
ESTRATEGA EN MERCADEO
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