El lujo bate récords gracias a China y a una nueva forma de consumir
El 'comprador bipolar' permite que el crecimiento de este segmento sea compatible con la consolidación del bajo coste. LVMH, De Beers o Richemont disparan sus ventas.
M. Cupeiro. Madrid
El llamado consumo inteligente crea compradores bipolares. Como suena. Un mismo consumidor es capaz de adquirir una lejía de marca blanca y ese mismo día llegar a gastarse 400 euros en un teléfono que lleva por nombre iPhone. Seguramente, ese mismo cliente es el que elige para viajar una aerolínea de bajo coste como Ryanair, pero a la hora de tomar un yogur solo consume Actimel. Esta actitud, ahorrar en lo que se puede y quiere para gastarlo luego en lo que da la gana, explica en gran parte el impresionante crecimiento que vive el mercado del lujo.
Un desarrollo que convive con la consolidación de lo contrario, el low cost. Al mismo tiempo que las ventas de diamantes se disparan, el bajo coste se afianza como forma de consumo. Las marcas blancas alcanzan cuotas de mercado récord (más de un 40% en España en alimentación) mientras grandes cadenas logran el éxito en el mercado de lo más barato, como Inditex con Lefties; o las basadas sólo en precio, como es el caso de Primark, son de las que mejor resisten la crisis. La británica aumentó sus ventas un 12% el pasado año. E incluso Apple prepara una nueva versión del iPhone con un tamaño menor y a un precio más accesible.
Este contraste lo crea el propio consumidor. Según el último informe de la consultora Kantar Worldpanel sobre el gran consumo en España, los consumidores que economizan sólo en algunas cosas de su vida para aumentar su gasto en otras ha pasado de suponer el 51% del total a casi el 55% hoy día.
Si bien lo que ha dado el impulso definitivo al mercado del boato y el fasto es el aumento de la demanda de los países emergentes. Y es que la denominación lujo asiático cobra hoy una nueva dimensión. Ya que, sobre todo, ha sido China la que ha dado el espaldarazo definitivo a las marcas premium. El gigante asiático, convertido en la segunda economía del mundo, es también ya el segundo demandante de artículos de lujo, superado sólo por Japón. La consultora PricewaterhouseCoopers apunta que China será en 2015 el primer mercado para esta industria. No en vano hay más de 875.000 ciudadanos chinos que ganan más de un millón de euros al año.
Las marcas
Ellos son los que están detrás de los datos abrumadores que presentan las empresas. El primer grupo en bienes de lujo del mundo, Louis Vuitton y Moët Hennessy (LVHM), acaba de hacer público un incremento de su beneficio en 2010 del 73% hasta alcanzar los 1.755 millones de euros. El consorcio –que engloba marcas tan reconocidas como Dior, Moët & Chandon, Fendi, Pucci o Tag Heuer, entre otras–, achaca este impresionante aumento al vigoroso rebote de los mercados del lujo en los países asiáticos y a un importante flujo de turistas, que impulsan también la demanda en los mercados maduros. Otra de las grandes de esta industria, Hermes, acaba de anunciar un alza de sus beneficios del 40% impulsado por Asia, que se convirtió así en su primer mercado por delante de Europa.
También el propietario de marcas como Montblanc y Cartier, el grupo Richemont, comunicó recientemente un crecimiento de sus ventas en su tercer trimestre (octubre a diciembre de 2010) del 23% hasta los 2.107 millones de euros impulsado igualmente por el crecimiento de sus firmas en Asia , donde sus ingresos crecieron un 42%.
Para los fabricantes de coches de lujo la importancia de estos mercados emergentes no es algo nuevo. China, por ejemplo, se convirtió ya en 2009 en el primer mercado para Audi, por delante incluso de su casa, Alemania. Y las cosas le van de maravilla en el país asiático, el pasado enero vendió un 32,1% más allí.
Ricos y pobres
Otra teoría para explicar esta bipolaridad es que los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres. Así que unos necesitan de lo más barato y los otros tienen más para gastar. En el Reino Unido, por ejemplo, el coeficiente de Gini, una medida que calcula la disparidad en los ingresos, subió de 28 puntos en 1983 hasta 34 puntos en 2009, según recoge Bloomberg. Este indicador se mide de forma que una puntuación de uno significa que los ingresos se distribuyen uniformemente, mientras que 100 es que una sola persona tiene toda la riqueza de una nación. En EE UU este índice está en su nivel máximo desde 1967. Los últimos datos del Banco Mundial lo sitúan en España en 32,5.
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