lunes, abril 04, 2022

ESPAÑA - Recuperación y transformación en tiempos turbulentos - FOOD RETAIL

Recuperación y transformación en tiempos turbulentos


Recuperación y transformación en tiempos turbulentos

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Tribuna de Fernando Faces, profesor de San Telmo Business School, incluido en exclusiva en el Anuario de la Innovación 2022 de Food Retail & Service.


Recuperación y transformación en tiempos turbulentos

Iniciábamos 2021 con la esperanza de que fuera el año de la recuperación y la transformación. Con la recuperación, el Gobierno pretendía alcanzar los niveles de producción y empleo de 2019 y, con el cambio, avanzar hacia un modelo productivo más competitivo, resiliente y sostenible. Para conseguir el objetivo de recuperación se practicaron políticas financieras y fiscales expansivas. Para la transformación eran necesarias reformas estructurales e iniciar la eficiente ejecución de los fondos europeos Next Generation de 140.000 millones de euros.

Hasta el tercer trimestre de 2021 España no pudo iniciar la recuperación y en el último trimestre de 2021, empezó a desacelerarse. Nuevas variantes de la Covid-19, como Delta y Ómicron, provocaron nuevas restricciones a la actividad económica. Finalizamos el año con un crecimiento del 5%, insuficiente para recuperar el nivel del PIB de 2019.

España fue el país más afectado económicamente por la pandemia de toda la OCDE. A finales de 2020 el PIB de España había caído el 10,8%. El objetivo que se marcó el Gobierno fue recuperar la producción y el empleo perdidos a finales de 2022. No obstante, al ritmo que se estaba produciendo la recuperación, este objetivo no se conseguirá hasta el primer semestre de 2023. Sorprendente y positivamente, en 2021 el empleo creció a mayor ritmo que la producción. A finales de 2021, España había recuperado todo el empleo perdido. Las políticas ejecutadas por el Gobierno impactaron más positivamente en el empleo que en la producción. Las políticas más exitosas fueron las laborales, a través de los ERTE, y las financieras, a través de los préstamos Covid. El Banco Central Europeo (BCE) apoyó la recuperación de toda la Eurozona manteniendo políticas expansivas de de liquidez sin límite y de tipos de interés próximos a cero. Pero estas políticas no podrán mantenerse durante mucho tiempo sin despertar la inflación.

En el segundo semestre de 2021 la inflación empezó a dispararse. Al principio el BCE y el Gobierno español afirmaron que era una inflación transitoria, pero esta persistió y cada vez fue más potente. La inflación estuvo impulsada por dos factores. Uno fue la explosión de la demanda y el ahorro acumulado durante la pandemia tras el largo confinamiento. El factor del lado de la demanda no era el más peligroso, ya que acabaría perdiendo fuerza a medida que el ahorro embalsado fuera disminuyendo. El factor peligroso y estructural era el que operaba desde el lado de la oferta. La insuficiencia y limitación de la oferta estaba causada por falta de inversión, por los stocks en mínimos, por la ruptura de las cadenas de suministro globales y por los cuellos de botella en las cadenas logísticas y en las infraestructuras de transporte marítimo y terrestre. Estos factores eran los más preocupantes y los que podían persistir durante más tiempo. Por otra parte, la reconfiguración, diversificación y relocalización de las cadenas de suministro en busca de una mayor seguridad exigirían nuevas inversiones, más tiempo en su implantación y probablemente más coste. Desde este punto de vista, la inflación podía ser más persistente y estructural que lo previsto por los bancos centrales. Al final de 2021 el crecimiento mundial alcanzó el 6%, el de la Eurozona, el 5,2% y, el de España, el 5%. A este ritmo nuestro país tendrá que esperar hasta 2023 para completar la recuperación... pero ésta no es suficiente. España, por su baja productividad y grandes desequilibrios, necesita transformar su modelo de crecimiento hacia otro más competitivo, innovador y sostenible, para lo cual es necesario un Gobierno fuerte que sea capaz de acometer las reformas estructurales pendientes que exige Bruselas y de garantizar una aplicación transparente, ágil y eficiente de los fondos europeos Next Generation. Es vital orientarlos al objetivo de transformar la economía española hacia un modelo más competitivo, resiliente y sostenible. Van con notable retraso e insuficiente información y transparencia a los empresarios. El año 2022 debía ser el de la gran transformación.

España necesita transformar su modelo de crecimiento hacia otro más competitivo, innovador y sostenible. Es necesario un Gobierno fuerte, capaz de acometer las reformas estructurales que exige Bruselas y de garantizar una aplicación eficiente de los fondos europeos Next Generation

2022: RECUPERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN EN TIEMPOS DE GUERRA

La inesperada explosión de la guerra de Ucrania ha cambiado violentamente las expectativas económicas, financieras y geopolíticas del mundo. Europa y España estaban alcanzando la recuperación. En nuestro país se había conseguido el nivel de empleo prepandemia. El objetivo era alcanzar la total recuperación a finales de 2022 o primer semestre de 2023. No obstante, en la salida estábamos teniendo complicaciones.

El estrangulamiento de las cadenas de suministro globales no acababa de resolverse y la irrupción de una potente demanda mundial estaba disparando los precios de la energía y las materias primas. Una inflación enquistada podía frenar la recuperación. Los bancos centrales afirmaban que la inflación era transitoria, pero persistía y llegaba a alcanzar cotas preocupantes en EE.UU. (7,8%), Europa (5,8%) y España (7,4%). La mayor en 35 años. La inflación de la energía y las materias primas estaba empezado a infiltrarse en el precio de todos los bienes finales y el corazón de la inflación, la inflación subyacente, alcanzaba cotas preocupantes: 3% en España, 2,8% en Europa y más del 6% en EE.UU. Alarmados por la persistencia e intensidad de la inflación, el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EE.UU (FED) habían comunicado el inicio de la retirada de la liquidez a partir del mes de marzo de 2022 y la FED había anunciado el inicio de una subida de tipos de interés gradual a partir de ese mismo mes. Aunque la recuperación continuaba siendo potente, la persistente inflación y la posibilidad de que los efectos de segunda ronda disparasen la espiral precios-salarios amenazaban la recuperación.

En este escenario, a la vez positivo e incierto, el presidente de Rusia Putin sorprende al mundo con la amenaza de la invasión de Ucrania. Una guerra en el corazón de Europa. Fracasados todos los intentos de negociación diplomática, acontece lo que racionalmente creíamos imposible: la invasión de toda Ucrania mediante un ataque masivo y cruento de todas las ciudades importantes, incluida la capital Kiev. Putin había planificado una guerra relámpago que posibilitara el cambio de gobierno y la toma del poder, pero no había contado ni con la heroica resistencia del pueblo ucraniano y ni con la potente respuesta de las sanciones económicas y la ayuda armamentística de Europa y Estados Unidos. El presidente ruso ha infravalorado la potencia de las sanciones económicas, la unidad de los aliados, la heroica resistencia de Ucrania y la condena de casi todas las naciones. A medida que pasan los días, Putin, contrariado, intensifica las acciones bélicas, cada vez más cruentas y despiadadas, con miles de muertos y desplazados que huyen de la guerra. Rusia ha quedado aislada financiera, económica y moralmente del resto del mundo, y avanza hacia un gran caos económico, financiero y social.

Putin ha infravalorado la potencia de las sanciones económicas, la unidad de los aliados, la heroica resistencia de Ucrania y la condena de casi todas las naciones. Rusia ha quedado aislada financiera, económica y moralmente del resto del mundo, y avanza hacia un gran caos

LA POTENCIA DE LAS SANCIONES A RUSIA

De las medidas adoptadas, la más potente ha sido la expulsión de siete grandes bancos rusos del sistema internacional de mensajes y transferencias financieras, conocido como Swift. Han permanecido dos grandes bancos, Gazprombank y Beterbank, que canalizan las transferencias relacionadas con el gas y petróleo, dada la gran dependencia europea del gas (40%) y del petróleo (25%) rusos, a los cuales a corto plazo no pueden renunciar, especialmente Alemania, cuya dependencia supera el 60%. Dependencia que Rusia utiliza como arma geopolítica. En el último año Rusia ha reducido el suministro de gas a Europa el 25%, desviándolo hacia otros destinos como China, siendo una de las causas del encarecimiento del gas y la electricidad en Europa.

La segunda medida más importante ha sido el bloqueo de las reservas de divisas del Banco Central de Rusia (BCR). El presidente Putin ha estado acumulando reservas de divisas desde la anexión de Crimea en 2014, hasta alcanzar los 630.000 millones de euros. Más del 40% en oro y yuanes, fuera del alcance de Estados Unidos.

La tercera medida ha sido la expulsión de la deuda pública rusa de los mercados financieros, lo cual limita la capacidad de financiación del presupuesto ruso y de los gastos de mantenimiento de la guerra.

La cuarta ha sido el bloqueo e incautación de toda la riqueza y patrimonio que tienen repartidos por todo el mundo Putin, su élite y sus amigos oligarcas millonarios. Adicionalmente, Estados Unidos ha prohibido la importación de gas y petróleo de Rusia, sanción que Europa, dada su dependencia de más del 40% del gas y del 27% del petróleo rusos, no puede imponer. Día tras día las sanciones económicas, comerciales y financieras aumentan.

HUIDA DE EMPRESAS Y CAPITALES

Todas estas medidas, y algunas más, están empobreciendo y asfixiado financiera y bancariamente a Rusia. El rublo se ha depreciado el 50%, pero lo más impactante es la fuga de capitales que está desangrando el país. Cada día que pasa numerosas multinacionales de todos los sectores que operan en Rusia anuncian su salida por razones de reputación. Los oligarcas millonarios, antes amigos, ahora empiezan a abandonar a Putin y la lista de penalizados sigue aumentando. Las filiales europeas del mayor banco ruso Besterbank sufren fuga de depósitos. El BCE ha anunciado la liquidación de la filial de Austria. La lista de bancos expulsados del Swift sigue aumentando. Mastercard y las multinacionales de medios de pago han suspendido la operatividad de sus tarjetas de crédito en Rusia. Los ciudadanos rusos hacen grandes colas en los cajeros automáticos para retirar sus depósitos.

El banco central de Rusia está imprimiendo grandes cantidades de efectivo para suministrar a los bancos. El riesgo de una hiperinflación amenaza al país.

En España, la persistencia de la inflación y la posibilidad de una espiral de precios-salarios que enquiste la inflación y la convierta en permanente es ahora una amenaza real. De prolongarse la guerra, la estanflación es un escenario posible que ni el BCE se atreve a descartar

No sería de extrañar que en un futuro próximo se decrete un corralito financiero. La respuesta del Banco Central ha sido subir los tipos de interés hasta el 20% para frenar la salida de capitales, pero esta medida hundirá el consumo y la inversión y provocará una gran recesión. Otras medidas de control de capitales adoptadas no conseguirán detener la intensa huida de capitales y de empresas. Rusia se desangra financieramente a borbotones.

IMPACTO INTERNACIONAL: EFECTO BOOMERANG

Las sanciones económicas están teniendo un efecto boomerang a nivel internacional. Los más perjudicados son aquellos países con mayor dependencia exterior de la energía y de las materias primas industriales y agroalimentarias, especialmente los más pobres y vulnerables. Las sanciones económicas están recrudeciendo las heridas, todavía abiertas, causadas por la pandemia: la inflación, las desigualdades, el paro y el crecimiento. El precio de las materias primas energéticas, del petróleo, del gas y de metales como el paladio, níquel, aluminio, platino y otros, además de algunos componentes de productos electrónicos se ha disparado. Ucrania es el granero de Europa. Cereales como el trigo, el maíz, el aceite de girasol y de soja están multiplicando los precios de los piensos y alimentos, impactando fuertemente sobre la cadena agroalimentaria de España, que ya venía sufriendo en 2021 un gran aumento de costos y disminución de márgenes.

En España, la persistencia de la inflación y la posibilidad de una espiral de precios salarios que enquiste la inflación y la convierta en permanente es ahora una amenaza real. De prolongarse la guerra, la estanflación es un escenario posible que ni el BCE se atreve a descartar.

El precio del petróleo ha sobrepasado los 130 $ el barril de Brent y el precio del gas vuelve a alcanzar máximos históricos. En España, la factura de la electricidad ha tocado los €700 Mwh. Ante este escenario, los bancos centrales tendrían que acelerar e intensificar la subida de los tipos de interés. Sin embargo, la situación es tan preocupante e incierta que es probable que hagan lo contrario: esperar, temerosos de provocar una recesión. Por el mismo motivo, la Comisión Europea ha decidido posponer la aplicación de las reglas fiscales de límites al déficit y deuda públicos, hasta ahora suspendidos. En España, el presidente Sánchez ha anunciado un pacto de rentas, de salarios y beneficios, para contener una inflación que podría alcanzar los dos dígitos. Se trata de repartir los sacrificios entre ambas partes. Como ha señalado Pedro Sánchez, vienen tiempos duros. El crecimiento se resentirá y no podemos descartar como digo el riesgo de una estanflación a partir de 2023 si se prolonga la guerra.

Putin es el primer interesado en un conflicto bélico de corta duración, ya que la asfixia financiera y económica a la que está sometida Rusia no le permitirá mantener la guerra durante mucho tiempo, pero no se sentará en la mesa de negociación hasta que no la haya ganado. Se irá quedando solo, sin apoyo internacional y posiblemente abandonado por parte de los suyos y con disturbios sociales crecientes en las calles. No obstante, habrá que dejarle una salida porque los dictadores autócratas mesiánicos, cuando están acorralados en un callejón sin salida, son capaces de ejecutar las mayores atrocidades. A ninguna de las partes en conflicto le interesa alargar la guerra. La guerra de Putin está fortaleciendo a Europa desde el punto de vista de la unidad y solidaridad.

Ante este escenario, los bancos centrales tendrían que acelerar e intensificar la subida de los tipos de interés. Sin embargo, la situación es tan preocupante e incierta que es probable que hagan lo contrario: esperar, temerosos de provocar una recesión

Es de esperar que esta guerra impulse de una manera decidida la transición energética hacia las energías renovables, único camino para reducir la dependencia energética europea de Rusia y avanzar hacia el objetivo de sostenibilidad medioambiental. También es evidente que la nefasta y cruenta experiencia de la guerra de Putin propiciará grandes inversiones europeas en armamento, un mayor compromiso con la OTAN, el fortalecimiento del ejército europeo y el progreso hacia una Europa integrada con una única voz en las relaciones y conflictos internacionales. Si la guerra fuera breve y se restableciera la paz por vía diplomática, Europa recuperaría rápidamente la normalidad económica, social y geopolítica.

La pandemia y la guerra de Putin han sido dos grandes lecciones para todas las naciones que, si se han aprendido, serán la base de una nueva era de mayor solidaridad, seguridad, resiliencia y sostenibilidad y de un nuevo orden económico y geopolítico mundial.

Las empresas en general, y las de la cadena agroalimentaria en particular, tendrán que agilizar la transición hacia las energías renovables y acelerar el proceso de transformación de su estrategia y de sus modelos de negocio, ahora más que nunca, en un proceso y continuo aprendizaje y adaptación a un nuevo mundo extremadamente cambiante, que exigirá una mayor internacionalización y diversificación de los negocios y una mayor flexibilidad y capacidad de adaptación mediante la innovación, la digitalización y la aplicación de las nuevas tecnologías, que las haga ser más competitivas y sostenibles.

Este artículo de Fernando Faces, profesor de San Telmo Business School, está incluido en el Anuario de la Innovación 2022 de Food Retail & Service, una obra exclusiva que puedes descargar de forma directa y gratuita aquí.

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