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martes, abril 12, 2022

MUBDO - Parábola de la globalización - EL TIMES





12 de abril de 2022




Por Elda Cantú

Senior News Editor, Latin America

La cadena de suministro global es, para los consumidores, casi invisible. A través de esa larga línea de fabricantes, agentes aduanales, contenedores y transportistas se mueve todo tipo de mercancías de un punto al otro del planeta sin que nos demos cuenta. Hasta que falla.

Entonces, cuando cierran las plantas en China o se atasca un buque en el Medio Oriente o aumentan los precios de combustible, empiezan a escasear el papel higiénico, el trigo, las mascarillas, el vidrio, los microchips. La globalización tropieza y, con ella, nuestra vida cotidiana.

Un reportaje reciente de Peter S. Goodman ilustra cómo se encadenan y multiplican las dificultades logísticas en tiempos de pandemia. La nota relata con lujo de detalle el trayecto de un solo contenedor lleno de artículos de plástico con la imagen de los personajes de Plaza Sésamo desde una fábrica en Ningbo, China, hasta una bodega en Misisipi, Estados Unidos, propiedad de Glo, una modesta compañía. A diferencia de las grandes empresas, que pueden comprar inventarios adicionales, fletar buques especiales o modificar su producción, las empresas pequeñas sufren más los trastornos logísticos. Escribe Peter:

Este contenedor transportaría más que los habituales juguetes de baño de Glo. También llevaba las aspiraciones de la compañía, una empresa emergente que personificaba el espíritu emprendedor de Estados Unidos.


Dos puertos en Los Ángeles y Long Beach manejan dos quintas partes de todas las importaciones que llegan a Estados Unidos desde Asia en buques portacontenedores.Stella Kalinina para The New York Times

Del mismo modo que los contenedores son el símbolo de una economía globalizada e interdependiente, los microchips —que hacen funcionar teléfonos celulares, automóviles y muchos aparatos electrodomésticos, entre otras cosas— representan la creciente dependencia de la economía estadounidense en el exterior. La reciente escasez de estos componentes minúsculos impulsa la actual inflación de precios y una brecha tecnológica. En este artículo visitamos una fábrica de microcomponentes. Es fascinante conocer, por dentro, su funcionamiento, así como la cantidad de agua y limpieza que requiere la producción de uno de los protagonistas de la economía moderna global.

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n empleado de Intel sostiene una oblea de silicio que se usa para fabricar chipsPhilip Cheung para The New York Times

Sin embargo, las disrupciones de transporte y abastecimiento en todo el mundo no son el único síntoma de que la globalización está en problemas. También hay divisiones políticas e ideológicas que la acentúan.

El columnista David Brooks recordaba en un ensayo reciente de Opinión que en los años noventa se pensaba con optimismo que el mundo tendía a la integración “de cosmovisiones, productos, ideas y culturas”. Los analistas también predecían que la homologación requerida por el comercio se traduciría en una convergencia en torno a la democracia y los derechos humanos. Pero, dice Brooks invocando la guerra en Ucrania, ese no ha sido el caso. “El proceso de globalización se ha ralentizado, y en algunos casos ha iniciado una marcha en sentido contrario”, apunta y añade que “el comercio, los viajes e incluso la comunicación entre los distintos bloques políticos se han vuelto mucho más tensos”.

Pero si las demoras portuarias y la escasez de microchips no son irreversibles, queda claro que la globalización tampoco es un proceso linear. ¿Sientes que avanza o retrocede en la esquina en la esquina del mundo en la que vives? ¿Te afecta en tu vida personal? Participa en los comentario

sábado, noviembre 14, 2020

Supply Chain: Este paquete que te ha llegado a casa es respetuoso con el medioambiente | América Retail

Supply Chain: Este paquete que te ha llegado a casa es respetuoso con el medioambiente | América Retail

Supply Chain: Este paquete que te ha llegado a casa es respetuoso con el medioambiente

FUENTEEl Confidencial9 noviembre, 2020





Las empresas de transportes buscan frenar el cambio climático sin dejar de servir los pedidos en un tiempo récord. Los vehículos sostenibles y la optimización de rutas son claves.

La pandemia del coronavirus ha trastocado nuestras rutinas, nuestros planes a medio plazo y también nuestros hábitos. Con el confinamiento y la imposibilidad de salir a realizar compras más allá de las estrictamente necesarias, el ecommerce se convirtió en una salvación para consumidores y empresas. Los datos avalan ese refugio que significó comprar por internet: el porcentaje de compradores ‘online’ de gran consumo creció 12 puntos durante el primer semestre de este año, y ha pasado de 16,8% de compradores en los primeros seis meses de 2019 a 29,9% en el mismo periodo de este año. Así se desprende del informe ‘E-Commerce en Gran Consumo’, publicado por AECOC Shopperview y Netquest. El ecommerce ya gozaba de buenas cifras en España antes de la pandemia: los compradores generaban el 77% de los volúmenes de comercio ‘online’ en nuestro país y el 12,6% de sus compras las hacían en Internet, según datos del eshopper Barometer de SEUR de 2019.

Otro estudio, el de ‘Ecommerce 2020 de IAB Spain’, ofrece algunos datos del perfil de ese consumidor que ha impulsado el ecommerce durante el confinamiento. En la actualidad, siete de cada 10 internautas compran ‘online’, lo que se traduce en 22,5 millones de españoles de entre 16 y 70 años, siendo los consumidores de 35 a 44 años los que más recurren a esta vía. El gasto medio de compra es de 68 euros, aunque durante los tres meses de confinamiento cada usuario realizó de media 7,4 compras y ese gasto medio subió hasta los 96 euros.

Estas cifras tienen consecuencias en otros sectores económicos, como el reparto. El informe asegura que el tiempo de espera aceptable por parte de los usuarios para recibir su pedido es de tres días pero el 50% lo quiere en un máximo de dos días y el 15% como máximo en 24 horas.

Más volumen de reparto en menos tiempo de entrega es una ecuación que las empresas tienen que resolver y a la que también se suma una nueva variable: el respeto al medio ambiente. Es lo que se conoce como la última milla, es decir, el último paso de la cadena de distribución para que el paquete llegue a su destino. Según este informe de Deloitte, el 25% de las emisiones totales de gases contaminantes en España proceden del transporte de mercancías. Además, más del 20% del tráfico en áreas urbanas está provocado por este tipo de transporte en diversos sectores y negocios.

El tiempo de espera aceptable por parte de los usuarios para recibir su pedido es de tres días pero el 15% lo quiere como máximo en 24 horas

¿Puede entonces un paquete que llega a su destino realizar la última milla de manera sostenible? Esto es precisamente lo que se ha propuesto SEUR con su reparto 100% ecológico en 20 ciudades españolas de aquí a 2025 para, reducir así, un 30% las emisiones generadas por cada paquete en un plazo de cinco años. La compañía lo hará incorporando 500 vehículos eléctricos o de gas natural y 103 puntos de recarga para que los paquetes viajen en vehículos respetuosos con el medioambiente. Estos medios de transporte tendrán rutas optimizadas, es decir, las entregas se reorganizan de tal manera que los vehículos hagan el máximo reparto de paquetes recorriendo el menor número de kilómetros. Por ejemplo, que el envío de tu vecino y el tuyo lleguen en la misma ruta de reparto para evitar desplazarse varias veces al mismo punto.

Esta es una primera opción para el viaje sostenible de tu paquete; la segunda es que la última milla finalice en uno de los 2.300 puntos de su red Pickup, ya sean tiendas de conveniencia o taquillas inteligentes, donde los consumidores pueden recoger sus envíos. De esta forma, un único repartidor puede dejar varios paquetes a la vez en un único lugar y ser más eficiente. La compañía calcula que con cada paquete entregado en una taquilla inteligente se ha conseguido reducir de media un 63% el impacto climático asociado al envío con respecto a la entrega a domicilio.

SEUR estima que con la implantación de este programa a cinco años conseguirá reducir en un 51% las emisiones de CO2 en estas 20 ciudades, con un impacto directo en 10 millones de habitantes de toda España. “Nos proponemos ser la compañía de transporte urgente más sostenible” —explica Alberto Navarro, CEO de SEUR— “No solo tenemos parte de responsabilidad sobre el cambio climático, sino también la oportunidad de ser parte de la solución”.

La flota de vehículos eléctricos y de gas natural con la que cuenta ahora mismo la compañía entregó el año pasado cinco millones de paquetes al año. Y su servicio SEUR Now para entregas en una o dos horas —presente en Madrid, Barcelona y Valencia— cuenta a su disposición con el 60% de su flota de gas natural.

SEUR fue la primera compañía de reparto que ofreció a sus clientes la posibilidad de realizar envíos neutros en carbono sin coste adicional para ellos. Llevan desde 2012 compensando medioambientalmente sus envíos a través de la adquisición de créditos de carbono que proceden de un proyecto que genera energía limpia en la India. Pero la compañía quiere dar un paso más en materia de sostenibilidad y su proyecto a cinco años vista se engloba en una estrategia más grande impulsada por DPDgroup, grupo internacional al que pertenece.

Esta estrategia quiere realizar un reparto 100% ecológico en 225 ciudades europeas para 2025. Para ello se realizará una inversión de 200 millones de euros y se desplegará una flota de 7.000 vehículos alternativos (eléctricos, de gas natural, bicicletas eléctricas, etc.), 3.600 puntos de carga y 80 nuevos ‘hubs’ urbanos. Estas iniciativas supondrán la reducción del 89% de las emisiones de carbono y el 80% de los contaminantes en las ciudades donde se implanten estos proyectos.

La puesta en marcha de 80 nuevos ‘hubs’ urbanos ayudará a optimizar aún más los procesos de entrega, la adaptación de las operaciones locales y la proximidad al cliente. Se inaugurarán en los principales centros urbanos de ciudades como Barcelona, Basilea, Berlín, Budapest, Munich, Marsella, Praga y Varsovia, ampliando así la actual red formada por 130, 13 de los cuales pertenecen a SEUR en ciudades como Madrid, Córdoba o Sevilla.