domingo, noviembre 23, 2008

En la carrera Décima con 17, nigerianos llenaron de comercios un callejón




Noticias de Bogotá - ELTIEMPO.COM -> En la carrera Décima con 17, nigerianos llenaron de comercios un callejón

Son más que misceláneas. Allí se pueden conseguir desde carcasas de celulares, entrar a Internet, llamar a larga distancia hasta adquirir auténticas extensiones de pelo natural.

La danza que Livinus baila en su pequeño local es interrumpida cada cinco minutos por una manada de vendedores ambulantes que llegan a comprar su materia prima en el African Shop.

Así se llama el negocio de dulces, chocolates y cigarrillos de este negro de 34 años, tal vez el único africano que se haya atrevido a montar una cancha de tejo en Colombia. Se llamaba African Cancha y estaba en el barrio Lagos de Suba. La cerró porque no supo administrarla, aunque confiesa que la gente se reía viendo bailar al negrito con el tejo.

Pero Livinus Igweoji, uno de los 40 nigerianos que hay en Bogotá, también ha sido dueño de locales de comidas rápidas, restaurantes y hasta de una discoteca.

"He abierto cualquier tipo de negocios en Bogotá. Lo importante es que me den para mantenerme", confiesa el corpulento negro perteneciente a la tribu Igbo, una de las tres etnias de Nigeria.

Este ex futbolista profesional vino a Colombia a probar suerte en Millonarios en 1997 y es el más alegre de los nigerianos que se ganan la vida en este sector de la ciudad.

Los 'paisas' de África

"Nosotros somos los mejores comerciantes de África, aunque usted no lo sepa. En Nigeria hay todos los negocios, somos el sexto país productor de petróleo a nivel mundial y no estamos aguantando hambre. Nos gusta el trabajo", dice en un 'machacado' español Livinus.

Precisamente, la primera palabra que Livinus aprendió a decir fue patrón. En un principio, pronunciarla era la salvación para que sus compañeros le pasaran el balón en las prácticas.

Hoy, después de 11 años en Bogotá, habla el idioma sin problemas, y orgulloso muestra la foto de su hijo de 2 años, fruto de una relación con una colombiana.

Tres locales después del Afrincan Shop está el negocio de Akah Ayensu, una mole de 1,80 metros y 90 kilos de peso, que practicaba boxeo en el Coliseo El Salitre y disfrutaba tumbando a la lona a quien se atreviera a retarlo.

Es dueño de 'Nice People', un local que importa extensiones de pelo "cien por ciento natural" y vende la original crema alisadora para cabello 'rucho'. Dice que sus principales clientes son la senadora Piedad Córdoba y Nerú, el famoso bailarín.

"A mí me gustan los colombianos. Uno ve en Nigeria la violencia del país, pero aquí se vive otra cosa. Como ayaco (ajiaco) y la 'bandera pisa' (bandeja paisa)", dice, mientras carga a Chioma, su pequeña de 4 meses de nacida.

Akah asegura que en diciembre irá a Nigeria a pedirle permiso a su mamá para casarse con Onidis, una paisa con quien vive en unión libre.

Todavía recuerda las 24 horas que tuvo que viajar para llegar a Bogotá, hace 10 años, cuando partió de Anambra State, la segunda ciudad en población de Nigeria.

"Quería conocer Canadá y viajé a Ecuador, un país que no nos pide visa, porque pensaba que podía subir al norte en bus. Cuando supe que era muy lejos, vine donde unos africanos que ya vivían en Bogotá", expresa Akah.

El partido al que no fueron

"Tú acordarte del gol que Daniel Amokachi hizo en el mundial del 94. Él va estar esta noche aquí dirigiendo a Nigeria contra su selección".

Esto fue lo poco que pudo decir en castellano el pasado miércoles Aloy Norbert, otro nigeriano que llegó a la capital hace cuatro meses.

Ese día, cuando su selección de fútbol de mayores enfrentaba al equipo colombiano, los tres corrían como locos por la calle 19 buscando un bar con señal internacional para ver el partido.

Ninguno pudo obtener el auxilio que desde Venezuela mandó la Embajada de Nigeria, que funciona en ese país, para que los residentes fueran a ver a su selección.

"El fútbol es para unirnos. Pensé que íbamos a ganar, pero ahora respeto más a Colombia", dijo triste Aloy, después de finalizar el partido.

El día siguiente ya estaban a las 7 de la mañana en sus negocios aguantando la mamada de gallo de los otros comerciantes por su derrota. Claro que ellos no saben que su partido empieza cada día, cuando a punto de rebusque viven otra jornada en Bogotá, donde está su callejón comercial.

Los africanos que viven en Bogotá

Según Douna Tongromgou, un profesor de francés oriundo del Chad y quien ha estudiado a los africanos en Colombia, la población de inmigrantes de este continente llega a las 200 personas.

A lo largo del territorio nacional, asegura Tongromgou, hay 18 seminaristas kenianos de la congregación Misioneros de La Consolata desarrollando labores religiosas.

"El grupo más grande es de nigerianos, que trabajan en el comercio informal -cuenta el experto-. La mayoría se reúne el último domingo de cada mes en la Asociación de Nigerianos en Colombia. Hay una minoría de profesores universitarios etiopes, congoleses y marroquíes trabajando en algunas universidades de Bogotá".

Este africano labora hace dos años en la Alianza Panafricana Colombia (KONI), que celebra en el país el 25 de mayo el Día de África.

JUAN GUILLERMO MERCADO
REDACTOR EL TIEMPO ZONA

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