domingo, marzo 22, 2009

Inversionistas que se vuelven ‘ángeles’ para las empresas


























En su propia casa, Marco Aurelio Mejía Duperly, comenzó a fabricar salsas caseras para acompañar las carnes. El producto estrella de su empresa Base Cook le sirvió para conseguir el contrato de la marca propia de almacenes Éxito y ahora le permitirá abrir mercado en Suecia.

Este antioqueño, quien inició su empresa a pulso, como todos los emprendedores, será uno de los primeros empresarios que apoyará el fondo de capital de riesgo Progresa Capital que nació en la capital ‘paisa’ y que le proveerá recursos por $200 millones para cumplir a su cliente sueco y sentar las bases de la expansión de Base Cook en Europa.

La historia de este empresario es sólo un ejemplo de lo que están logrando los emprendedores, las Pymes e incluso las grandes empresas con los fondos de capital de riesgo.

El tema que fue tratado ampliamente esta semana durante el congreso organizado por la caja de compensación familiar Cajasan, generó gran inquietud entre los empresarios locales y sentó las bases a la creación del primer fondo de este tipo en Santander, para el cual la caja tiene previstos recursos por $1.500 millones, según explicó su director César Augusto Guevara.

Pero ¿cómo opera esta figura? ¿qué debe tener una empresa o un emprendedor para hacerse visible ante un fondo de capital? ¿cuál es la diferencia entre acceder a este tipo de recursos o a un crédito con la banca?

Figura reciente


Lo primero que hay que decir es que la figura de los fondos de capital de riesgo es reciente en Colombia.

Los decretos datan de 2007 (decreto 2175 del Ministerio de Hacienda) y hasta el año pasado se reglamentaron por parte de la Superintendencia Financiera.
Existen en la actualidad cerca de ocho fondos activos en el país y otros 10 interesados en adquirir capital.

El modelo empieza a ganar seguidores en la medida en que se conoce su forma de operar, diferente a la del sistema bancario.

De hecho, para el director del programa Emprendedor de la Universidad EAN, Franciso Javier Matiz Bulla, lo claro es que “las empresas no pueden nacer con crédito, ni blando, ni flexible, ni caro, ni barato”.

La realidad del emprendedor es, según Matiz Bulla, que se está apalancando en recursos propios, en instrumentos financieros no especializados como el crédito de libre inversión, el sobregiro, el avance en tarjeta de crédito o el usurero “y eso hace que el modelo de negocio, hasta el más innovador, sea inviable desde un principio”.

Para el experto, con la llegada de los fondos de capital, el país se dio cuenta de la importancia de generar cultura de inversión y que la misma se incorpore a todos los negocios.

Ángeles inversionistas


Cuando la banca no funciona, la financiación de las nuevas empresas se debe obtener de ‘ángeles’.

No se trata de los mismos ángeles celestiales, sino de personas que se comportan como tal y que además tienen liquidez de recursos suficiente como para apalancar las etapas iniciales de otras ideas de negocios.

Para el experto en el tema, Carlos Mora de La Orden, de Costarica, el inversionista ángel es aquel que da el primer empujón a un nuevo empresario y que accede a poner recursos a cuatro o cinco años, a cambio de una participación accionaria que no supera el 30%.

“Es una persona que está dispuesta a poner en juego su nombre, su prestigio, su trabajo, su conocimiento y experiencia a favor de una idea de negocio, pero en especial de un emprendedor”, explicó.

En otras palabras, los inversionistas ángel son la nueva versión de esos familiares, empresarios o amigos que, casi siempre, se encargaban de apoyar con recursos y con su experiencia a los nuevos empresarios, sin esperar retornos inmediatos.

Para acceder a estas personas hay que tener buenas ideas, “ojalá una innovación”, como dice Mora de La Orden.

Inversión adulta

Una vez el emprendedor ha logrado tomar impulso, gracias al inversionista ángel, viene el espacio para que a una empresa entren recursos de fondos de capitales privados que permiten que un emprendimiento culmine su potencial.

Según el argentino Víctor Patricio D’Apice, asesor de la Bolsa de Valores de Colombia para el desarrollo de la actividad de los Fondos de Capital Privado en el país, acceder a recursos de un fondo de capital privado está ligado una cierta historia de desempeño, buenos resultados y un buen equipo gerencial.

Un fondo de capital privado puede estar entre tres y cuatro años en una empresa. “El tiempo que generalmente dura un plan de negocios, y que se convierte en el objetivo de este tipo de inversionistas”, que pueden ir por un 30% de participación en las compañías.

En Latinoamérica, según el experto, los fondos tienen un enfoque amplio y tienen interés en sectores de manufacturas, cadenas de tiendas, la agroindustria y cada vez más el sector de infraestructura. Esto es construcción, redes viales, generación de energía eléctrica, redes de agua y salud.

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