“Made in China” figura en gran parte de las etiquetas de nuestros productos, pero a pesar de su extendida presencia, infunde en los consumidores dudas sobre la calidad y seguridad. Las connotaciones negativas representan ahora la principal asignatura para los directivos chinos, que se plantean operar globalmente bajo sus propias marcas.
La imagen de China está fuertemente condicionada por el concepto “barato”. Pero realmente los precios bajos no tienen por sí mismos connotaciones negativas e incluso pueden estimular el consumo, como ocurre con la marca sueca Ikea. Sin embargo y como se ha demostrado en el estudio realizado por la consultora Interbrand, en el caso de China lo “barato” se vincula con una ausencia de calidad y transmite inseguridad a los consumidores.
Los últimos juegos olímpicos fueron un gran éxito y sirvieron para que China impresionara al mundo demostrando su desarrollo creativo y tecnológico. De hecho, estudios realizados inmediatamente después de su celebración reflejaron una imagen más positiva del país, casi diez puntos por encima del mismo estudio realizado justo un año antes. No obstante, esta mejora en la imagen del país se vio pronto eclipsada por el escándalo de la leche en polvo que, según el 66% de los encuestados, perjudicó a la denominación de origen “made in China”.
Categorías con mayores posibilidades de éxito
Las marcas chinas deben sacar provecho de la globalización como proveedores y fabricantes para otras firmas, mejorando sus procesos de producción y elevando sus estándares de calidad.
En algunas categorías tecnológicas como en teléfonos, electrodomésticos o PCs la denominación de origen China tiene una buena reputación, dado que más de la mitad de los productos que se venden en el mundo están fabricados por el gigante asiático. De hecho y como indica Gonzalo Brujó, consejero delegado de Interbrand, “marcas chinas como Lenovo o Haier tienen un alto reconocimiento y se consideran embajadoras chinas en el mercado global”.
Mercados emergentes, una puerta al mercado global
La demanda de los mercados europeos y norteamericanos ha derivado en el desarrollo de China como potencia mundial. No obstante, la confusión financiera, la alta competitividad y los mercados proteccionistas están dificultando la evolución en la cadena de valor de las marcas chinas y obligándoles a localizar nuevos mercados.
El estudio “Made in China 2008” de Interbrand recomienda como alternativa para mantener el ritmo de desarrollo operar en mercados emergentes, más receptivos a la oferta proveniente de China y con una actitud más favorable hacia sus bajos precios. Se detecta que China ya ha comenzado a tomar medidas, cada vez tiene mejores acuerdos de cooperación con otras regiones de Asia-Pacífico y ha empezado a establecer vínculos con otros mercados emergentes como Rusia, África o el Medio Este.
Una personalidad fuerte y atractiva
Las marcas chinas carecen de una personalidad convincente y pocos de sus atributos resultan atractivos para impulsar la decisión de compra. No han sido capaces de hacerse un área en la mente del consumidor y llenarla de valores positivos.
Sin embargo, Gonzalo Brujó cree que estas marcas no tardarán en replatearse su identidad y añade “será interesante ver cómo localizan un posicionamiento que vaya más allá de su producto, con unos intangibles que encajen con su identidad y conecten con su público objetivo”. Esta nueva identidad de marca, para hacerse efectiva deberá comunicarse a través de una estrategia de comunicación que permita llegar con éxito a sus distintas audiencias.
Papel del gobierno para realzar las marcas
El estudio Mejores Marcas Globales de Interbrand evidencia que la imagen de un país está estrechamente vinculada con la imagen de sus marcas. Este mismo criterio podría aplicarse a China y sus marcas, beneficiándose la imagen del país a través de sus marcas comerciales.
El gobierno chino debe tener este fenómeno en cuenta y contribuir con las marcas chinas en su esfuerzo por participar de la globalización a través de su liderazgo, supervisando la calidad de sus productos, organizando las asociaciones industriales o colaborando públicamente a la hora de mejorar la imagen del “made in china”. Construir marcas, primer paso
Las marcas chinas líderes deben aprender a crear y gestionar su valor de marca a escala global. Es el momento para que las empresas chinas se replanteen sus estrategias de marca y aprovechen los ejemplos que brindan las poderosas marcas que han cosechado éxito a escala mundial. Todavía estamos lejos de que las marcas chinas figuren en el ranking de las Mejores Marcas Globales, pero las lecciones de este estudio están claras y pueden servir de referencia: las marcas fuertes conocen sus fortalezas y debilidades y trazan minuciosas estrategias que impulsan su valor de marca hacia el futuro.
Con la caída de la economía global, los cambios en la percepción del “made in China” y la aceptación de sus marcas no pueden hacerse esperar. El primer reto será apostar por la calidad y la seguridad de sus productos. La definición de unos estándares estrictos, el compromiso activo con la protección medioambiental y la responsabilidad social serán aspectos sociales importantes para cualquier marca que quiera prosperar e indispensables para aquellas que quieran modificar su percepción en otros países.
El gobierno chino puede jugar un papel importante en estos momentos críticos. Su liderazgo puede ayudar impulsar la demanda interna y mejorar la competitividad de las empresas para competir a nivel global. También podría crear una agenda nacional y, así como Alemania es reconocida por sus motores, Japón por la innovación y Corea por el diseño, identificar que un ámbito donde China pudiera destacar, estimulando a las empresas chinas a salir y hacer de sus marcas enseñas globales. “Éste es el momento para que el gobierno chino establezca unos estándares de calidad altos y rigurosos, que sirvan como cimientos del éxito que alcanzarán sus marcas en un futuro próximo” termina Gonzalo Brujó. Descargar informe completo (Inglés) Fuente: Interbrand |
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