Portafolio.com.co - Editorial -> Un mensaje de fe
Publicado el 27-01-09
Cuando los organizadores de Colombiatex empezaron la labor de atraer expositores para la que es la feria por excelencia del sector textil en el país, no faltaron las voces de cautela. Según los argumentos escuchados, era aconsejable reducir el área de los pabellones a la luz de las oscuras perspectivas de la economía mundial y del menor ritmo de la demanda interna. Pero la realidad es que el evento, cuya versión número 21 comienza hoy en Medellín, vuelve otra vez a tener el cupo completo, que incluye 410 expositores, 40 por ciento de los cuales son internacionales.
Esa es una demostración más de la fe en un sector que no las ha tenido todas consigo en los últimos tiempos. Afectado durante años por la revaluación del peso y más recientemente por la debacle en los mercados externos, la actividad sigue esperando un futuro mejor. De acuerdo con la muestra manufacturera del Dane, entre enero y noviembre del 2008 la producción de textiles cayó 11,5 por ciento, mientras que la de confecciones lo hizo en 8,2 por ciento, por debajo del promedio del resto de la industria.
Además, es claro que los meses que vienen no serán fáciles. Una de las principales incógnitas es la situación de los compradores de tela y ropa hecha en Colombia. Y es que a pesar de los factores en contra, ha sido notorio el aumento en las exportaciones de textiles y confecciones que, según Proexport, pasaron de 864 millones de dólares en el 2003 a 1.957 millones en el 2007 y a 1.489 millones hasta septiembre pasado, con un aumento del 24 por ciento. Si bien los datos preliminares sugieren que hubo una desaceleración en las ventas durante el último trimestre del 2008, eso no disminuye el mérito de lograr la duplicación de las operaciones en apenas un lustro.
Buena parte de lo sucedido tiene que ver con Venezuela que se ha consolidado como el principal punto de destino de este tipo de manufacturas. Por ejemplo, la participación del país vecino en las exportaciones de textiles pasó del 15 al 62 por ciento entre 2003 y 2008, mientras que en el caso de las confecciones el salto fue de menos del 10 al 56 por ciento en el mismo lapso. De manera paralela, Estados Unidos cayó de concentrar el 64 por ciento de las compras de prendas nacionales, a 21 por ciento.
Lo sucedido fue el resultado de múltiples factores, siendo el más importante el surgimiento de China como gran productor, una vez desaparecido el acuerdo multifibras. Pero aparte de ese cambio estructural, es indudable que las fábricas colombianas salieron ganando del auge importador de Venezuela, en donde la competencia es más manejable y los márgenes de ganancia mayores, así los sistemas de pago sean un dolor de cabeza. El problema es que la concentración en dicho mercado no ha hecho más que agudizar el riesgo de la actividad, debido sobre todo a la descolgada en los precios del petróleo que debería reflejarse en una menor demanda al otro lado de la frontera. Más allá de las promesas hechas por Hugo Chávez el fin de semana pasado en Cartagena, parece difícil superar este año el intercambio récord del 2008, algo que es claro para todos los exportadores colombianos.
Debido a tales situaciones, es indudable que el ambiente en Colombiatex será realista. Por encima de la masiva presencia de compradores de otras latitudes, hay un grupo creciente de productores que le están apostando al mercado local, pues el cambio en el precio del dólar ha hecho menos atractivos los productos importados. Aunque nadie espera alzas extraordinarias en las ventas, la creencia predominante es que las duras épocas pasadas le han enseñado al sector a ser más eficiente y a tener mayor capacidad de aguante. Además de lo anterior, hay expectativa sobre lo que pueda suceder con ajustes como el de Coltejer, después de que el cambio de socios le diera nueva vida a una de las empresas más tradicionales del ramo.
Pero en general, el consenso es que hay un espacio importante para textileros y confeccionistas, si las tormentas previstas no se desatan todas a una y si continúa la estrategia de escalar en la cadena de valor, con productos de mejor diseño y más contenido tecnológico.
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