Mostrando las entradas con la etiqueta MERCADO. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta MERCADO. Mostrar todas las entradas

domingo, diciembre 11, 2016

Viaje al corazón del mercado público en Barranquilla | El Heraldo

Viaje al corazón del mercado público | El Heraldo



Viaje al corazón del mercado público en Barranquilla


       BARRANQUILLA
El de Granos, Barranquillita, La Magola, El Playón y Ujueta, escenarios entre el ingenio y la decadencia.
El mercado amaneció mojado, pero esta vez no fue culpa de los aguaceros que bañan a Barranquilla. Don Olivero Moreno, un comerciante de 80 años que no sabe si es nativo de Boyacá o Cundinamarca, explicó que se trata de una tubería rota que ya tiene a “todo el mundo fastidiado”.

El charco sucio y hediondo, que bordea al negocio de Don Olivero, moja los tobillos de Estela Ospino, una vendedora de guineos verdes en el popular sector de Barranquillita, en el centro histórico de la ciudad; le da para la comida a dos morenos que se rebuscan con tablas para que las personas no se empaten los zapatos, y humedece las llantas de la bicicleta de Jairo Garizábalo, quien lleva más de ocho años, como él dice, tirando pedal.

En un minuto, sobre las 11 de la mañana, el pedalista del mercado público esquiva tres carretillas de madera y se moviliza liderando una fila de seis bicitaxis escoltadas por una decena de transeúntes que, a primera vista, parecen estar a la cacería del producto deseado por el mejor precio posible.

“Uno se acostumbra a este enrreo (sic)”, dice Garizábalo, mientras seca el sudor de su frente con una toalla roja, pues con su camisa amarilla y empapada no puede hacer ya nada. “Por eso es que dicen que el mercado es el lugar más ruidoso y oloroso de Barranquilla”, comenta entre una risotada.

 Lo dice porque el mercado de La Arenosa pone a prueba el más fino de los olfatos. De repente, antes de que Garizábalo arribe al Boliche, una zona históricamente colmada por buses intermunicipales y camiones que descargan mercancía, se percibe un sutil olor frutal. Tal vez guayaba, quizás mora, o probablemente piña, pero solo dura algunos segundos, pues el aroma es derribado por lo que el ciclista de 55 años llama “la fetidez de Barranquillita”.

“Aquí hay olores elegantes, pero otros que le hacen sacudir la nariz a uno. Te encuentras con lo que menos piensas, ve que te digo”, vaticina Garizábalo, un cienaguero adoptado por el mercado.

​Barranquillita, ubicada entre la calle 6 y calle 30 y entre las carreras 41 y 43B, es un recoveco de la ciudad bordeado por el agua verdosa del Caño de la Auyama, que también rodea las plazas y los mercados de Granos, Ujueta, El Playón, ampliación del Playón y La Magola.

En cada esquina se podría escuchar a alguien pidiendo rebaja, buscando una ñapa, o saludando algún ‘Juancho’. En un recorrido turístico por el mercado público de Barranquillita, Garizábalo hace la prueba de cuántos comerciantes, compradores, transeúntes y trabajadores responden al coloquial llamado.

En el primer intento, lanza un cordial “Hey Juancho, qué” a un hombre que lo queda mirando detenidamente desde la acera, tal vez tratando de recordar si lo conoce o no. Como no responde el saludo, el cienaguero lanza un juicio: “Eso es que ese man no es de por acá”, advierte con desparpajo.

Mientras pedalea por las calles estrechas y abochornadas por el calor del centro, Garizábalo explica que bautizar como Juancho a la gente “es una vaina típica de aquí”. “Si usted no se sabe el nombre de alguno, llámelo Juancho para que vea como le para bolas”, aconseja.

Al segundo intento, funciona la vieja fórmula. “Ajá papi, qué”, le responde un comerciante a Garizábalo, quien no está muy seguro de que en verdad sean conocidos.

​Pregunte por lo que vea, es otra de sus sugerencias. Lo que no se consigue en este mercado, considera, “no se encuentra en ninguna parte”.

Hay olores elegantes, pero otros que te hacen sacudir la nariz. Te encuentras con lo que menos piensas
Venta de cachivaches

Por ejemplo, si usted quisiera comprar el galillo de una vaca, el envase del perfume que tiró a la basura hace dos semanas, o quizás, una Barbie tuerta y desnuda, sepa que existe un lugar en la ciudad donde lo impensable representa un negocio: El Playón (ampliación). O por lo menos así lo considera Esmeralda Trillos, una cincuentona de ojos verdes que compra su almuerzo de $2.000 (carne con arroz) gracias a la comercialización de pintauñas secos, muñecas con cabello como trapero y superhéroes en condición de discapacidad.

Todo es gracias a la venta de cachivaches. Así se les llama a los objetos de segunda mano o reciclados que, a simple vista, podrían parecer de poca utilidad.

En un mueble de madera con vista hacia el caño, Trillos hace su mejor intento por ofertar sus quince productos. Tiene un espejo de juguete roto, un collar de piedritas decoloradas, un marcador permanente que ya no escribe, un abre latas, un trofeo de ciclismo que no tiene base y algo que podría describirse como un tubo transparente, que ella misma no sabe para qué sirve. “Los niños podrían guardar basurita allí”, se le ocurre de repente.

Lo anterior lo vende por tan solo $500, aunque a veces le toque pedir $1.000 para que cuando los clientes hagan la rebaja, ella lo deje en los ‘quini’, como dicen coloquialmente. Así, de quinientos en quinientos, Trillos se rebusca cerca de $6.000 diarios, una parte va destinada al ahorro y con la otra, busca su comida del día.

“A veces los compañeros me regalan lo de ellos cuando dejan comida, sino yo me compro algo baratico y juera”, dice mientras sonríe, como si la vida fuese sencilla para ella.

​Trillos vive sola. Su única compañía, dice, son sus dos hermanas, que “de vez en cuando” le echan una mano, pues cada mes debe pagar la pieza donde reside, en el barrio Rebolo, que le cuesta $100.000.

Hoy pinta un día bueno. En menos de media hora, se le acercan dos señoras para comprarle cachivaches que les llevarán de regalos a sus nietas más pequeñas. Esther de la Rosa, una mujer morena de cabello blanco a quien, si se le mira de frente solo se le aprecia un diente, se aproxima para curiosear la nueva mercancía. Toma en sus brazos al bebé que le ofrece Trillos, pero como se da cuenta que está demasiado aguado, prefiere no llevarlo. En su lugar opta por una muñeca vieja, que dice servirá para su nieta más pequeña.

​Después de comprar sus medicinas en una droguería cercana, Mercedes Marriaga paga $1.000 por dos obsequios para Saray, su nietica de tres años. La abuela, procedente del barrio Costa Hermosa, queda atrapada por la mirada bizca de una Barbie sin ropa y de un pony sucio.

“A mi peladita no le importa sino son juguetes nuevos. Está chiquita y ella juega con todo eso”, dice Marriaga, mientras empaca sus regalos en una bolsa de plástico blanca.
Un muñeco sin relleno de algodón, un espejo roto, y una Barbie tuerta, entre los cachivaches que vende Esmeralda Trillos, en El Playón.
Un muñeco sin relleno de algodón, un espejo roto, y una Barbie tuerta, entre los cachivaches que vende Esmeralda Trillos, en El Playón. César Bolívar
Motiladas para indigentes

En El Playón, Lourdes Hernández, de 57 años, enciende su maquinita podadora de pelo sin ningún tipo de discriminación. Tiene una pequeña peluquería, de tres paredes blancas, un abanico y una sola silla, que se llama ‘El sol brilla para todos’. Desde allí se dedica a atezar y arreglar las cabelleras de sus clientes por $2.000 aproximadamente, excepto para los fieles, a quienes no les cobra ni un peso.

Los preferenciales son los habitantes de la calle, quienes llegan hasta el local 728 para que Doña Lourdes les haga el favorcito de quitarles el pelo sobrante.

“Aquí se van ellos bien contentos porque yo los peluqueo a cambio de nada. Uno tiene que entender que no todo el mundo anda con plata y ellos están más necesitados que uno. Por eso les ayudo”, comenta Hernández, quien sonríe mientras corta con tijeras las cejas blancas de un señor moreno.

A su lado está, perdido en el mundo de las fragancias, un hombre de lentes gruesos y sombrero café, que parece sacado de una película de los años 40. Es Charlie Andrade, quien conduce toda su concentración a un frasco de perfume vacío.

Con un brillo fino de cocina, el de bigote negro limpia delicadamente el envase, tal como lo ha hecho con una pila de ejemplares similares que le traen los recicladores a su local, para que él los deje como nuevos y los pueda vender.

“Ellos hacen su tarea que es buscar los frascos en las basuras de los barrios del norte. Eso me lo venden barato a mí y yo me encargo de ponerlos elegantes para que se revendan”, explica Andrade, quien comercializa sus envases usados mínimo por $1.000.

La misma gracia hace con las cajas de perfumes. En su cuartico tiene atiborrada las mesas con las presentaciones de las mejores y más reconocidas marcas de perfumería del mundo. Andrade ofrece desde Chanel, Dior, Lacoste y Boss, hasta otras marcas que tienen borrado ya el nombre.

El ‘arte’ de retocar las botellas de perfume, así como de cortar el pelo a indigentes se realiza en El Playón al compás de los cuchillazos de los carniceros. En materia de gastronomía, de la misma manera que en la de estética, pida por lo que usted quiera.

​Arriba de los mesones de baldosa blanca, manchados por el tiempo y maltratados por la mano dura del carnicero, se exponen todo tipo de carnes. Tienen, acostados y guindados, carnes del cachete, úteros y galillos de la vaca —estos últimos se utilizan generalmente como comida para perros—. Se vende además tripa ancha, cuajo de res y chinchurria (tripas).
El precio por la libra de las carnes está sobre los $1.500, coinciden algunos comerciantes.
Si usted quisiera comprar el galillo de una vaca o  una Barbie tuerta, sepa que existe un lugar donde conseguirlo
Día de ratas

Mientras los carniceros afilan utensilios, se escucha el choque de las manos y los saludos efusivos de Nacho, un vendedor de cachivaches de 36 años que camina por El Playón, como Pedro por su casa.

“Ajá, cara de perro… estás barrigón”, bromea a un colega, a quien le pega con el codo en la barriga. El hombre solo ríe y responde con un cocotazo.
Nacho en realidad se llama Fernando Sáez. Hace 12 años merodea las entrañas del mercado público para rebuscarse el sustento diario y por eso cree que se conoce el Centro de Barranquilla “desde la A hasta la Z”.

Como si contara un secreto, narra las bondades de aterrizar en el popular mercado de las pulgas. “Aquí tu consigues zapatos Nike desde $2.000 y te duran siete meses para trabajar. Nosotros los cosemos y los pegamos con bóxer. Encuentras tintes para el cabello en $1.000 y hasta extensiones de $.4000”, asegura con convicción.

​Mientras transita y esquiva vendedores de pescado, hombres cargando bultos, y compradores curioseando ofertas, Nacho confiesa que le apasiona el mercado porque es una “enorme familia”.

“Mira, si la señora del restaurante hace arroz blanco y la otra arroz de coco, entonces se intercambian para que las dos puedan vender ambos tipos. Aquí nadie se deja morir”, cuenta mientras pasa por la zona de comidas, que huele a pollo guisado y pescado.

​Aclara, sin embargo, que no a todo el mundo “se le puede estar ayudando”. Un día se presentó en El Playón un hombre que no era costeño, pero que tampoco logró identificar de donde venía a “vender una vaina que ni por ahí”.
“Era como una natilla asada, que parecía leche cortada. Nosotros le dijimos que iba a terminar mal porque eso no se ve aquí. Duro como tres semana con el mismo producto. Yo se lo dije. En cambio si vendiera arroz de lisa con guarapo, eso se le va de una”, dice Nacho.

 De los días que más recuerda en sus años de trabajo, está la invasión de ratas que, de repente amenazó al mercado. Sáez narra que salían decenas de roedores del caño, que parecían “conejos, leones y gatos”.

“Eso fue una locura, la gente brincaba con pánico. Resultó que habían echado un veneno para ratas y eso las tenía alborotadas, corriendo por todas partes. De ese caño ese día salieron hasta culebras y babillas”, recuerda.
Los almuerzos que se ofrecen en La Magola, de mucho sazón pero pocas ventas 
A la orilla del Caño de la Auyama, con una vista exclusiva en el mercado, Doña Nidia Cabarcas prepara un sancocho de hueso. El humo que sale de su estufa de carbón anuncia que pronto serán las 12 del mediodía.

Por eso se apura y le da la vuelta al pollo guisado que tiene acostado en el sartén. Repite el proceso con la carne frita, guisada y el pescado. Ella es una de las propietarias de los casi 70 locales del segundo piso de la plaza La Magola, que en su mayoría tiene fines gastronómicos.

Cabarcas confía en que el sabor de sus comidas se derrite en el paladar de quien la visita, aunque dice que son pocos porque La Magola “está decayendo”. Por eso, dice no encontrar más remedio que quedarse complaciendo a sus nueve clientes fijos, unos trabajadores que se dedican al aseo de la ciudad.

Los consiente tanto, cuenta, que les prepara el almuerzo según el presupuesto que tengan. Si por ejemplo, alguno de ellos solo cuenta en su bolsillo con $2.000, ella les acomoda un plato con carne, arroz y granos, que valga lo que hay en el monedero.

Hace 18 años el Distrito entregó a comerciantes un escenario para sus negocios y desde ese día la madre de cuatro hijos cocina todos los días. Mientras sacude su camisa para recibir un poco de fresco, lanza una sonrisa pícara y alega, con orgullo, “así es que he sacado mi familia adelante”.

Su compañía es un gato de pelaje dorado y dormilón, que no se le zafa de encima. A cada cucharada, cambio de olla, encendida de fogón, el felino se acomoda allí, cerca de los pies de Cabarcas.

En comparación con el resto de restaurantes, la situación de Cabarcas no es ni mejor ni peor. Algunos cocineros de La Magola aseguran que la clave está en comercializar su comida afuera, puesto que son conscientes de que las ventas de comida al lado del caño, “no es algo que apetezca tanto”.

A pocos locales de Cabarcas, Enilse Gamarra empaca el corrientazo para las peluqueras de diferentes estéticas. Por $5.000 les ofrece filete de róbalo, carne asada, en bistec, guisada, molida y bofe.

“Nosotros vamos y se los llevamos a ellas, es mejor así. No me va mal y estamos creciendo”, cuenta Gamarra, quien diariamente puede vender 80 almuerzos.

“Yo empecé apenas hace tres vendiendo en mi casa, pero de un momento a otro, a muchos trabajadores del centro les gustó la comida y no podía con tanto. Por eso decidí venir aquí”, cuenta Gamarra, entre el humo de la carne asada y la frescura de la ensalada de lechuga y tomate.
Nidia Esther Cabarcas, de 63 años, prepara un sancocho de hueso en La Magola.
Nidia Esther Cabarcas, de 63 años, prepara un sancocho de hueso en La Magola. Luis Rodríguez
El mercado de Granos, un semillero de plantas, artesanías y ropa de segunda mano
El Indio Zabaraín Jr. no tiene intención de hacer trabalenguas, pero cuando se le pregunta por lo que vende en su tienda, él responde inmediatamente, casi sin respirar “yo te tengo la salsa parrilla, gualanday, vira vira, tuba tuba, amargón, agenco, nuez moscada, diente de león, cascara de marañón, uña de gato, pata de vaca, cebo de chivo, jamaica, caléndula, moringa y cristal de sábila”.

El discurso de plantas medicinales está aprendido desde que tiene 7 años, cuando acompañaba a su padre Leandro Zabaraín, un cienaguero que tomó nota de las enseñanzas de los indígenas koguis de la Sierra Nevada de Santa Marta.

​Pero su juego de palabras no termina allí, pues ni siquiera ha explicado los beneficios que tiene cada una de la plantas ya mencionadas. Para eso sí toma un poco de aire y repite “te sirve para el hígado, el colón, el colesterol, los niveles de triglicéridos, la próstata, la mala circulación, cálculos y para la inflamación”.

La explicación de Zabaraín la da desde su mesón de madera en el Mercado de Granos, que vende más ropa usada, artesanías y plantas medicinales, que granos.

En su centenario habitáculo de matas, Zabaraín se ubica siempre cerca a su amuleto, un coco con cara de indio que funciona como aseguranza para que el negocio nunca decaiga.

Para la limpieza personal, otro trabalenguas medicinal. “Te tengo el abrecaminos, la estancadera, el saca saca, ven a mí, voy a ti y muérdago, hechos del pájaro del nido macuá”, dice sin cortar palabras.

De los más apetecidos y pedidos por sus clientes, cuenta que están las lociones amorosas. Las mujeres, sobretodo, “me encargan un ven a mí y luego regresan hasta por diez… será para que el marido les dure toda la vida”, asegura entre risas.

El moreno canoso da su palabra de que “esto sí funciona” y explica que para notar los cambios, es necesario cocinar la toma con manzanas, clavitos y canela.
En su colmena también tiene una hilera de frascos de Coco Anís, que asegura utilizar para envasar preparados de palitos, los cuales lleva a finales de año para el municipio de la Villa de San Benito, en Sucre.

“Esto contiene palitos de malambo, contra capitana, contra gavilana, contra cruceta, contra chuchuguaza y sirve para las dolencias”, explica Zabaraín.

“Con tan solo una copita, se te quitan los cólicos menstruales”, vaticina.

Mientras habla y recomienda matas, un comerciante cercano le corta la inspiración y aporta su percepción sobre El Indio, como le llaman sus conocidos. “Tiene 66 y parece un pelaito a punta de mata”, dice.
Leandro Zabaraín Jr. junto a su centenaria colmena de plantas medicinales.
Leandro Zabaraín Jr. junto a su centenaria colmena de plantas medicinales. Luis Rodríguez

NOTICIAS MÁS POPULARES


sábado, abril 02, 2016

El poder de los microinfluencers es mayor de lo que se pensaba

El poder de los microinfluencers es mayor de lo que se pensaba







Una oportunidad que no se está aprovechando

El poder de los microinfluencers es mayor de lo que se pensaba


Los expertos y apasionados por una materia tienen 22.2 veces más conversaciones sobre productos que el consumidor medio
Publicado por Redacción en Marketing Digital hace 1 días
Temas Marketinginfluencersrecomendacionesconsumidoresredes


Los influencers son una herramienta cada vez más empleada en marketing, y de hecho, el 86% de las empresas ya tiene puesta en marcha una estrategia que los incluye o espera hacerlo próximamente. Al fin y al cabo, estos youtubers, blogueros y "figuras" de las redes sociales cuentan con una amplia red de seguidores que confían en sus opiniones y están dispuestos a probar aquello que recomiendan.

Y a la hora de buscar al influencer perfecto para una campaña, los marketeros suelen centrarse en el número de seguidores del influencer en cuestión, dando por supuesto que eso les dará acceso a una audiencia más amplia, y que por lo tanto será más eficaz. Sin embargo, puede que la influencia de compra sea mayor entre influencers a priori menos populares.

Así lo revela un estudio de Wharton School y Keller Fay Group, que muestra como estos usuarios suponen un canal creible y de confianza que tiene un impacto real en las decisiones de compra de los consumidores. Se trata de personas que no son celebrities tradicionales, ni se caracterizan por su fama y número de seguidores en redes sociales, sino que son individuos muy especializados en algún tema, que realmente les apasiona y que conocen muy bien, y que por eso son vistos como auténticos y se siguen a rajatabla sus recomendaciones sobre qué se debe comprar. Son, a fin de cuentas, expertos en la materia, que no solo hacen sus recomendaciones online, sino también en su día a día.

Uno de los hallazgos más interesantes del estudio es que que estos microinfluencers tienen 22.2 veces más conversaciones semanales sobre productos y recomendaciones de compra que el consumidor medio. Además, el 82% de los encuestados aseguraron ser proclives a seguir una recomendación hecha por un microinfluencer, lo que muestra que su poder es mucho mayor de lo que se pensaba.

Además, estos expertos o fanáticos de algún tema en concreto no solo tienen más conversaciones sobre productos, sino que también son más directos en sus recomendaciones, y el 74% anima a los demás a probar o comprar algo (frente al 66% de los consumidores generales). Por otro lado, la mayoría de las recomendaciones de compra las hacen cara a cara, lo que multiplica su eficacia.

Según los encuestados, estos microinfluencers tenían una influencia mayor que la del boca a boca tradicional, ya que se considera que estos expertos son más creibles que una persona media, con más conocimientos, y que explican mejor para qué sirve un producto o cómo de sebe usar.

Una oportunidad que no se está aprovechando

Como explican desde Keller Fay Group: "Muchos marketeros intentan usar a celebrities como su solución de marketing de influencers, pero están perdiendo una oportunidad mucho mayor. Nuestra investigación muestra que los influencers "de la vida real" que sienten pasión por aquello que recomiendan tienen muchas más conversaciones sobre compras y los consumidores son más proclives a seguir sus recomendaciones".

Y es que la importancia del marketing de influencers ha llevado a las marcas a cuestionarse cómo impacta exactamente el boca a boca según el tipo de consumidor que haga la recomendación. El estudio desvela así quién tiene mayor influencia y por qué, lo que es una herramienta clave para que los marketeros saquen provecho de esta oportunidad aún por explotar.

Hacen hincapié, además, de que con Internet, todo el mundo puede dar su opinión sobre lo que sea. Por eso lo verdaderamente importante es descubrir qué recomendaciones son vistas como más creibles. Y la conclusión es que, para los consumidores, las recomendaciones más influyentes en redes sociales son las de aquella gente que es también vista como influyente en la vida real, debido a su experiencia y pasión por la temática de la que suele hablar.


Máster en Dirección de Comunicación. UPF Barcelona School of Management
Formación empresarial, habilidades directivas y estrategia para los responsables de la comunicación

domingo, febrero 23, 2014

Compra de mercado se decide en el punto de venta

Home


Compra de mercado se decide en el punto de venta

Bogotá_
A la hora de ir a hacer compras en los supermercados, la mayoría de los colombianos prefieren hacer listas mentales, lo que los lleva a tomar muchas de sus decisiones de compra en el punto de venta. La proporción muestra que seis de cada 10 personas en el país no escriben en una lista lo que van a adquirir, asunto que les abre oportunidades a las compañías de productos de consumo masivo para cautivar compradores en los espacios físicos.
La tendencia fue presentada por la firma de estudios de consumo Brandstrat, que a través de una encuesta adelantada con 600 personas en las cuatro principales ciudades del país, encontró cuáles son los comportamientos de pre-compra de estos dependiendo de su edad y estrato socioeconómico.
“Estos resultados pueden estar influenciados en gran medida por el dinamismo que han tomado en los últimos años los puntos de venta como grandes superficies y supermercados independientes, como lugar de comunicación de las marcas, donde los consumidores se encuentran con exhibiciones especiales de productos, promociones y así mismo se vuelve un punto donde esto buscan novedades, productos que los puedan sorprender”, dijo Andrés Esguerra, director de estudios ad-hoc de Brandstrat.
Dentro del estudio, se encontró que la ciudad en la que más se hacen listas detalladas de los productos que se van a comprar es en Barranquilla, donde lo hace 28% de los consultados. Así mismo, es en Cali donde las personas se confían más de su memoria antes de ponerlos por escrito así sea en un borrador. Por el lado de los bogotanos, en su mayoría (53%) también prefieren llevar la lista en la cabeza, mientras que 55% de los habitantes de Medellín dieron esta respuesta.
Por el lado de los estratos socioeconómicos, es en el nivel de los medios en donde la mitad de la gente prefiere llegar al supermercado con su lista por escrito, ya sea una aproximación o esté detallada.
“Al revisar los resultados por estratos, se evidencia como los estratos bajos son los que en menor medida hacen listas escritas, hecho que puede estar relacionado con la menor capacidad adquisitiva de estos segmentos (58% en estrato bajo-bajo y 62% estrato bajo solo hacen listas mentales)”, aseguró Esguerra.
En las edades, el estudio de Brandstrat mostró que son las más avanzadas las que prefieren sacar tiempo previo a la visita al supermercado para escribir una lista, por encima de los rangos de 18 a 24 años, y de 35 a 44 años.
Es en el nivel de las personas mayores de 65 años en donde se hacen más listas, pues 43% dijo que escribe un borrador de los productos que van a comprar, y 4% lo hace de manera detallada.
“La comunicación de las marcas dejo de ser exclusivo de los medios masivos como televisión y se ha traslado a espacios como los supermercados, donde los consumidores deciden la compra”, concluyó el analista.
Camilo Giraldo Gallo
cgiraldo@larepublica.com.co

sábado, enero 19, 2013

El que empuja los carritos del mercado



El que empuja los carritos del mercado


Gerente comercial de Crusardi Tech, Carlos Rodríguez.. Gerente comercial de Crusardi Tech, Carlos Rodríguez.
Gerente comercial de Crusardi Tech, Carlos Rodríguez.

En Colombia el negocio de los carritos de supermercado estaba prácticamente monopolizado, pero nuevos actores están innovando y cargando mercado.























La expansión de los súper e hipermercados significa millonarias oportunidades para negocios adjuntos como, por ejemplo, los carritos para cargar el mercado, los cuales siempre han sido los mismos, no evolucionan, no presentan innovación alguna porque durante mucho tiempo se presentó una especie de monopolio dentro del negocio.

Precisamente, la falta de innovación los convirtió en elementos que los clientes ignoran completamente a pesar de ser una de las más grandes inversiones de los almacenes de cadena. Tanto así, que solamente un hipermercado de gran dimensión dispone de aproximadamente 2.000 carros de mercar, es decir, requiere de una inversión cercana a los $1.000 millones.

En ese negocio entró desde el año pasado Crusardi Tech, empresa colombiana que entendió el espacio que había para competir y que ha logrado ventas grandes con clientes de la dimensión de Makro y Carrefour.

Así lo reveló el gerente comercial de la compañía, Carlos Rodríguez, quien expuso que a la cadena francesa suministró la totalidad de los carros de mercar en las tiendas de la 170, Santa Ana y Titán, en total 3.000 unidades, mientras que a Makro le ha vendido 600 unidades.

El negocio con Carrefour no continuó, según Rodríguez, debido a la salida de la empresa del país y la adquisición de Cencosud de todos sus bienes, lo que para la compañía no es tan mala noticia, pues los carritos que comercializa Crusardi son la misma marca que las grandes superficies y supermercados del grupo chileno usa en otros países.

Inclusive, el directivo de la empresa afirma que ya están adelantando negociaciones con Cencosud, tal y como lo han hecho también con Alkosto, La 14, Grupo Éxito y Colsubsidio.

La pregunta es ¿qué tanto se puede innovar en un carrito de supermercado? La idea de Crusardi es poner en las grandes superficies del país, carros para supermercados que no sólo cumplen con altos estándares de calidad y tecnología sino de protección a los productos de los usuarios (flores, ropa, alimentos) en diferentes compartimentos.

Se trata de vehículos de marca alemana, Wanzl, que no producen los ruidos que generan los carros convencionales, y su poco peso así como su sistema de amortiguación, permiten una mejor maniobrabilidad. “Son carros que se manejan con un dedo” afirma Rodríguez.

Describe que otra de las cualidades de estos carros es que son elaborados en material plástico, 100% reciclable, lo que los hace amables con el medio ambiente. Además, tienen una vida útil de más de 15 años y una garantía de entre tres y cinco años, con relación a la resistencia de la corrosión del metal y al funcionamiento de casi todos los modelos de ruedas.

También explica que dentro del portafolio hay carros diseñados para ser compatibles con el sistema RFID (Sistema de Identificación por Radiofrecuencia), la tecnología que ha venido reemplazando el uso del código de barras. Se trata de una señal que permite hacer lectura del costo de cada producto (tipo bluetooth), una vez es ingresado al carro.


IGNACIO GOMEZ ESCOBAR igomeze@gmail.com skype: igomeze (+57) 3014152370

domingo, noviembre 11, 2012

Retail: Operación Colombia


América Retail


Retail: Operación Colombia

5 NOVIEMBRE, 2012 0
Retail: Operación Colombia
Hace años se dice que Colombia es “una de las joyas de la corona en Latinoamérica para los retailers chilenos”. Los hechos lo avalan. Un país con un PIB per cápita que alcanza al 60% del que tiene Chile, pero con una población total que supera en 2,6 veces la de nuestro país, es un mercado altamente atractivo en el mediano y largo plazo. Junto con Perú son los mercados preferidos para los retailers, similar a lo que también opinan operadores de salud (Banmédica) y transporte aéreo (Lan).
Los principales hitos de 2012 –aterrizaje de Ripley y compra de Carrefour por parte de Cencosud– evidencian una segunda etapa en el proceso inversional de retailers locales en ese país. El pionero fue Sodimac y luego vino Falabella, en la primera mitad de la década pasada. A continuación, Forus y La Polar, y ahora los recién nombrados – en especial este último– con una operación de Cake over sobre el segundo operador de supermercados, que cuenta con una participación de mercado en torno a 25%.
En Colombia, los supermercados tienen menos penetración que la que tienen en Chile (aproximadamente 45% versus 80%), e incluso facturan en torno a 50% de lo que venden en nuestro país (MMUSD 14.000 aprox.). Por otra parte, el canal tradicional (TAT) está más desarrollado en ese país que en el nuestro, básicamente porque los fabricantes –grandes y profesionales, tanto locales como extranjeros– han desarrollado importantes sistemas de distribución, de muy buen desempeño. Compañías como Alpina, Bavaria y Postobón son operadores de alto nivel.
En Colombia, por otra parte, conviven al menos cinco regiones muy distintas –cinco Colombias diferentes–, lo que se evidencia en un comportamiento de compra muy distinto. Además, estos cinco polos son importantes en consumo, por lo que, aparte de Bogotá y Medellín, hay otras cuatro ciudades de al menos un millón de habitantes.
En este escenario, el desafío para Cencosud Supermercados es enorme. Esta compra, sin embargo, está alineada con el foco de la empresa, supermercados y más específicamente hipermercados (el uso de la marca Jumbo es natural, pese a que es desconocida en ese mercado). La propuesta de valor de Jumbo es tan atractiva que seducirá a los colombianos, pero deberá cuidarse del enfoque a precios que predomina en ese mercado. Aunque esta práctica era liderada por Carrefour y debiera reducir su importancia.
Carrefour retrocedió en sus ventas, cerca de 4% durante 2011, y este año ha recuperado terreno, aunque no la totalidad. Tiene una participación de mercado en torno a 20%, con cerca de 100 salas, lo que ratifica que Cencosud Supermercados tiene un potencial enorme. Su principal operador es Éxito (propiedad de Casino, de origen francés). Tiene una participación de mercado en torno a 50% y cuenta con cerca de 400 tiendas. En tercer lugar está Olímpica, de origen regional (Barranquilla), pero con un proyecto nacional durante los últimos cinco años. Tiene cerca del 17% de participación de mercado y más de 200 tiendas.
Éxito es un operador sofisticado que cuenta con distintos formatos –hipermercados, supermercados de alta gama (Carulla) y formatos de cercanía– con un enfoque analítico de muy alto nivel, pese a que aún tiene mucho espacio para mejorar su utilización. Aquí hay un elemento diferenciador para la cadena.
Es esperable que el supermercadismo en Colombia crezca a tasas importantes, con espacio para desarrollar propuestas de valor atractivas, como Jumbo. El principal desafío es ajustarse a las realidades diferentes dentro de un mismo país, con marcados regionalismos y, por otra parte, dejar atrás el enfoque de precios que caracterizó a Carrefour. Además de conformar equipos de trabajo que incorporen la cultura de la nueva propiedad.
Fuente: La Tercera


IGNACIO GOMEZ ESCOBAR igomeze@gmail.com skype: igomeze (+57) 3014152370

domingo, octubre 28, 2012

Tendencias del consumo en China que favorecen a Colombia


Tendencias del consumo en China que favorecen a Colombia


negocios7.jpg. Hay oportunidades en China para el sector agroindustrial
Hay oportunidades en China para el sector agroindustrial

En la actualidad existen oportunidades para los sectores agroindustrial y manufacturero, así como para productos en los cuales la producción colombiana es competitiva.






























El Ministerio de Comercio inició la identificación de las tendencias más recientes del consumo en China y que a la vez se traducen en oportunidades para una gran variedad de productos colombianos.

El memorando de entendimiento firmado entre Colombia y China le da oportunidades a los sectores agroindustrial y manufacturero, así como para productos en los cuales la producción colombiana es competitiva.

Los productos que tendrían cabida son los cafés especiales, azúcar, mieles, frutas y hortalizas, lácteos, bebidas de origen vegetal, chocolate, confites, aguardiente, ron, cueros y prendas de vestir.

Café especial: La demanda de este producto está orientada principalmente al café verde con la etiqueta "hecho en Colombia", café procesado soluble y también el liofilizado.

Azúcares y mieles: la expansión de la industria alimenticia en China y la demanda por productos de alto precio han generado que industrias como la confitera, bebidas alcohólicas y no alcohólicas tengan un crecimiento exponencial. Dichas industrias son grandes demandantes de azúcar y ese país tiene un déficit de más de 2 millones de toneladas en ese producto.

Productos lácteos: La creciente urbanización de China, junto con el incremento del poder adquisitivo de la clase media y la instalación de equipos de refrigeración en los hogares ha incrementado el consumo de productos lácteos y la tendencia a comprar productos más saludables, sin embargo, la capacidad instalada de las empresas chinas productoras de leche, las cuales representan el 70% de la leche ofertada en el mercado no es suficiente para suplir dicha demanda.

Cueros semi-procesados: El 80% del cuero importado por China es de res e ingresa en formas semi-procesada o procesada. El cliente de ese país busca hojas de cuero más grandes, sin cortes, marcados o defectos que afecten su utilización. De acuerdo con las características del cuero colombiano, es utilizado para la fabricación de calzado masculino, guantes militares y/o de dotación laboral.

Vestidos de baño: En pro de abrir el mercado a las demás confecciones colombianas se está trabajando en la entrada de marcas de vestidos de baño colombianas a China. Proexport participará en la feria "Shanghai Mode Lingerie", donde se contará con un pabellón de Colombia con las seis empresas más reconocidas que fabrican trajes de baño. Otras oportunidades identificadas en textiles son línteres de algodón, poliéster y tejidos de lana.

Otras oportunidades identificadas estadísticamente para agroindustria, por sector y producto, son las siguientes:

- Frutas y hortalizas procesadas - duraznos enlatados
- Bebidas - Jugos y extractos vegetales
- Animales vivos - peces ornamentales
- Bebidas - ron y aguardiente de caña
- Derivados del cacao - chocolates y confites

Productos para manufacturas por sector y producto:

- Productos diversos de las industrias químicas - fungicidas e insecticidas
- Productos farmacéuticos - medicamentos
- Medicina - prótesis médicas
- Artículos promocionales - globos de látex

De acuerdo con información del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en el primer semestre de 2012 las exportaciones colombianas a China fueron de US$1.999 millones y ya superan a las de todo el año pasado, cuando alcanzaron US1.989 millones.

                                                       


IGNACIO GOMEZ ESCOBAR igomeze@gmail.com skype: igomeze (+57) 3014152370