Andrés Carne de Res, Arturo Calle, Criterion, Burger King y Taco Bell van a pujar en la subasta por los nuevos locales del Aeropuerto de Bogotá, programada para finales de este mes.
Muchos de los centros comerciales del país tienen menos locales de los que tendrá el nuevo aeropuerto Eldorado de Bogotá; no en vano algunos ya dicen que la terminal aérea parecerá un Unicentro con pista de aterrizaje.
Eso es lo que va a quedar en evidencia este mes cuando se realice la subasta electrónica para adjudicar los locales comerciales de la nueva terminal internacional que está siendo construida en el costado norte del actual edificio principal.
Opaín, el administrador del aeropuerto, supo desde que tomó las riendas de la concesión que para sacarle jugo al negocio no era suficiente con el cobro de las tasas aeroportuarias y los servicios aeronáuticos. Por ello, hace un par de años la empresa diseñó una estrategia para convertir el aeródromo en un auténtico centro de comercio para los viajeros.
La primera decisión fue clasificar el área comercial del aeropuerto en cuatro unidades de negocio: Duty Free, bebidas y alimentos, productos al detal y publicidad.
Luego se diseñó la subasta y para ella fueron invitados 500 potenciales inversionistas con suficiente músculo y respaldo financiero así como los actuales comerciantes de la terminal. Este mes se debe cumplir esa convocatoria.
Aunque el resultado de la puja se conocerá en septiembre u octubre de este año, algunos peces gordos ya mordieron el anzuelo y preparan sus propuestas. Es el caso del empresario Andrés Jaramillo –máximo accionista de los restaurantes Andrés Carnes de Res, Andrés DC y el modelo de comidas rápidas, La Plaza de Andrés-, quien estudia, junto con sus socios, la forma de ‘aterrizar’ con su oferta en Eldorado.
En la lista de interesados también aparece el restaurante Criterion, especializado en comida francesa y las cadenas de comidas rápidas Burger King y Taco Bell. Otro de los grandes inversionistas colombianos que fijó su interés en este proceso fue Arturo Calle, quien prepara una oferta por uno de los espacios.
Todo aeropuerto es un excelente lugar para el comercio. Se estima que la terminal de Bogotá tiene hoy un tráfico anual de 18,7 millones de pasajeros y miles de visitantes ocasionales. Con los ritmos de crecimiento del tráfico aéreo nacional, se espera que pronto esta cifra supere los 20 millones de personas. Así, las oportunidades de negocio son mayores cada día.
“No solo extendimos invitaciones a potenciales inversionistas sino que nos dimos a la tarea de verificar con la unidad de control de activos del Ministerio de Hacienda la procedencia de las empresas y las inversiones para así evitar que dineros ilegales lleguen al aeropuerto”, explicó a Dinero Juan Pulido, gerente de Opaín.
La subasta se iniciará este mes y solo abarca la terminal internacional de pasajeros, que se construye en el costado norte del actual aeropuerto. “Para la terminal nacional, cuyas obras iniciarán en 2012, se hará una nueva convocatoria”, explicó Pulido.
En la puja por un espacio también entrarán los actuales arrendatarios como Hamburguesas El Corral, Kokoriko, Totto, Vélez, Galería Cano, Sterling y Bauer, entre otros.?Los ocupantes de los nuevos locales podrían pagar entre $1 millón y $1,5 millones por metro cuadrado al mes, un valor muy superior al que se registra en los locales actuales, según comentó Opaín.
“Esos precios no los fija el concesionario sino la ley de la oferta y la demanda. De ahí la transparencia de la subasta, donde el mejor postor se queda con el espacio”, dijo Pulido.
Para justificar semejante inversión, los nuevos locales serán mucho más amplios (el área específica dependerá de las necesidades del establecimiento) y cumplirán con las exigencias de sismorresistencia y diseño arquitectónico. Adicionalmente, se construirán plataformas rodantes para facilitar el tránsito de viajeros por el nuevo edificio, cuya longitud es de 600 metros, pero que se podrá recorrer en solo tres minutos.
De acuerdo con las condiciones fijadas por el concesionario, cada local se entregará en obra gris y en calidad de arrendamiento por 5, 7 ó 10 años y no por más tiempo, pues la concesión terminará en el año 2027 y las instalaciones volverán a control del Estado, aunque no se descarta una renovación del contrato más adelante.
Esta expansión y modernización de las áreas comerciales de la principal terminal aérea del país también representó la devolución de espacios ocupados arbitrariamente por algunas personas. “Se han recuperado 220.000 m2 que estaban en poder irregular de los particulares, o bien porque no pagaban alquiler o porque los contratos estaban vencidos”, explicó Pulido.
Dinero supo que representantes de algunos locales pequeños evalúan acciones judiciales pues consideran que dicho proceso no está respetando la igualdad de condiciones. Intentamos conocer la opinión de ellos, pero prefirieron no hablar mientras se definen los procesos en instancias judiciales. Un dato: Opaín recibió cerca de 320 contratos de locales comerciales y 110 de ellos hoy están en litigio.
Dinero fue el primer medio de comunicación en visitar las obras de la nueva terminal internacional de pasajeros. Queda en evidencia que el ritmo de trabajo se mantiene y que no habrá contratiempos en este proyecto. La tarea pendiente es ahora del Distrito, que tendrá que ejecutar rápidamente el kilómetro y medio de la troncal de la 26 que no fue contratado a su debido tiempo y que es importante para no infartar el tráfico de acceso al aeropuerto.
Luego de muchas vicisitudes, las obras del aeropuerto empiezan a mostrar resultados. Con la subasta de locales que tendrá lugar este mes, se le podrá medir la temperatura al ambiente de negocios que hay en la nueva terminal de pasajeros de Bogotá, que es, sin lugar a dudas, la principal puerta de entrada a Colombia.