Foto: David Campuzano
Según estimativos de Asograsas, la industria de aceites líquidos en el país mueve al año más de $2 billones. Desde hace varios años el mercado de los aceites líquidos en el país está lidiando con un mal que parece acrecentarse a diario: la ilegalidad e informalidad en el comercio de estos productos. Según el gremio de empresas dedicadas a fabricarlos, las autoridades no han prestado atención suficiente para ponerle freno a un problema que sigue quitándoles mercado a las firmas entre los laberintos del mercado minorista nacional.
Los informales e ilegales dedicados a reenvasar y comercializar aceites comestibles en canales minoristas, según la presidenta de la Asociación Colombiana de la Industria de Grasas y Aceites Comestibles (Asograsas), Ángela María Orozco, tienen en su poder el 30% del mercado. Asimismo, esta industria factura poco más de $2 billones anuales y genera más de 5.000 empleos formales directos.
Orozco señaló que algunos “pequeños” informales han llegado a declarar ventas a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) que oscilan entre $120.000 millones y $200.000 millones anuales. “Cuando se leen las cámaras de constitución, los señores se dedican a importar aceites y prendas de vestir”, dijo la presidenta de Asograsas.
Haberle manifestado a la DIAN y al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) que los informales e ilegales se están apoderando del mercado no ha servido de mucho. “El Invima, por falta de recursos, hizo dos visitas y sólo tuvo la facultad para hacer actos de no conformidad”, dijo Orozco.
El ingreso al país de aceite líquido con cero aranceles, proveniente de Argentina y Bolivia, se ha convertido en un buen negocio para los reenvasadores. Lina Fulladona, directora ejecutiva de Asograsas, explicó que quienes reenvasan aceites “lo tienen listo para consumir, lo dividen, lo empacan en envases más pequeños, lo etiquetan y lo distribuyen en el mercado minorista”. A su vez, Orozco agregó que “el origen de la materia prima de los reenvasadores puede ser legal o ilegal. Si quieren evadir el IVA, pasan el aceite crudo”.
De contrabando están ingresando a Barranquilla aceites venezolanos que, según el gremio de las grasas, no están registrados en las estadísticas de comercio oficiales. También por Buenaventura, La Guajira y Ecuador entran grandes cantidades que muchas veces son legalmente importadas.
Los tenderos, de acuerdo con Asograsas, también han sido engañados por estos distribuidores que les suministran envases con menor contenido que el que dicen tener. Orozco contó que se encontraron envases de la misma altura, con paredes internas más anchas para restar la capacidad y agregó que en los análisis se ha descubierto que “el aceite utilizado en restaurantes lo cuelan para venderlo como nuevo” y se mezcla con productos genuinos.
Según las cuentas del gremio, la Costa Caribe ha sido el mayor blanco de este fenómeno. En cifras, allí se mueve el 50% del mercado paralelo. En esta región circulan marcas sin registro sanitario como Vatel, Santa Lucía, Coposa, Mazeite, Mirasol, Bonna, Portomesa y Diana. También en Nariño, Cauca y Valle del Cauca el problema es notable, sin dejar de lado la región andina. Asograsas estimó que de cada cinco botellas del producto que están en el comercio, una es ilegal.
Orozco aseveró que “hay que cerrar los huecos regulatorios, o si no no tiene sentido ser legal. Hay desincentivo hacia la legalidad y mucha tendencia al lavado de activos en Colombia”.
A su turno, el gerente general de la firma Indupalma, Rubén Darío Lizarralde, coincidió con la presidenta del gremio en que quienes están en el mercado “subterráneo” del aceite “vienen aprovechándose del flujo de productos entre Colombia y Ecuador, país que es un buen espacio para lavar recursos”.
Dijo que el aceite reenvasado pone en riesgo la salud de los consumidores, quienes lo adquieren en bolsas plásticas, botellas de gaseosa y con etiquetas diferentes: “el consumo de aceite en el país por la industria legal no ha crecido porque la informalidad no se lo ha permitido”.
Cuando no se debe cumplir con un registro Invima, en consideración de Lizarralde, los informales tienen la posibilidad de desplazar sus industrias de un sitio a otro para evadir a las autoridades. Sin embargo, dijo que “hay sitios muy establecidos que tienen sus tanques”. Para el gerente de Indupalma, plantear una estrategia conjunta que incluya a la DIAN, Policía e Invima puede comenzar a ser la solución.
Señaló que “esa actividad que paga impuestos y mano de obra no puede competir con los ilegales. Ser legal puede establecer una diferencia de 30 o 35% en el precio final por impuestos y costos laborales”. Los estimativos de Indupalma indican que el mercado paralelo se está echando al bolsillo un margen de utilidades que oscila entre 30 y 40% anual. “Si no existiera el tamaño de la informalidad en el país, la competencia sería muy distinta. Los empresarios soportarían”, según el gerente de la firma, quien considera que este fenómeno estimula la inseguridad en las ciudades.
Mauricio Cuesta, vicepresidente jurídico de la firma Team, contó que “lo que hemos hecho es organizarnos para atacar el tema de manera coordinada” y señaló que no basta actuar en un solo flanco del problema.
Agregó que para una industria formal como esta es “prácticamente imposible” entrar a competir en un mercado con estas condiciones, debido a que los productos ilegales ofrecidos “no recogen los costos de la industria tradicional”.
“Es un tema que ha afectado el canal tradicional de ventas, en la misma proporción que la ilegalidad ha crecido en el país”, dijo el vicepresidente jurídico de Team, quien agregó que aunque la legislación colombiana tiene los mecanismos para “cerrar la llave de la ilegalidad”, persiste una dificultad que radica en escasas herramientas para fortalecer la vigilancia. “Si el Gobierno no ayuda de manera adecuada, esto va a seguir pasando”, concluyó.
Esto contienen los aceites ilegales en el mercado
Según Asograsas, en el mercado circulan aceites contaminados, alterados, adulterados, falsificados y de contrabando. Aquellos que han sido objeto de contaminación tienen bacterias, virus, sustancias químicas (plaguicidas, metales pesados y hormonas).
Cuando un aceite ha sido alterado, significa que sus propiedades (olor, sabor y textura) han cambiado por incidencia de agentes químicos o biológicos. Asimismo, cuando se adultera este producto se le agregan componentes que buscan camuflar defectos o se modifican los envases para engañar al consumidor. Además, los ilegales falsifican etiquetas de marcas de aceite reconocidas en el mercado.
Asograsas ha denunciado que los informales e ilegales pueden evadir impuestos a través de exportaciones ficticias. Esto significa que el producto quedó a merced de los reenvasadores del mercado nacional.
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