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lunes, agosto 06, 2018

COLOMBIA -Con-sumo optimismo

Fuente: Portafolio.co

Con-sumo optimismo

Con la nueva coyuntura, la recuperación de la economía colombiana luce en forma de W.



Consumo

ECONOMÍA POR: PORTAFOLIO

AGOSTO 5 DE 2018 6:37 P.M.


A pesar de un rebote de 100% en el precio de petróleo en el último año –uno de los barriles de petróleo hoy más caros de la historia medido en pesos colombianos–, 16 meses después del inicio de la política monetaria expansiva más fuerte desde la crisis del 2009 y la confianza del consumidor alcanzando niveles previos a la crisis petrolera, es bastante particular que las encuestas en Colombia continúen pronosticando una débil recuperación, con una estimación de crecimiento 2018 y 2019 de 2,5% y 3,1%, apenas un poco mejor que el 1,8% registrado el año pasado.

Esto, en contravía de las proyecciones del Gobierno y del Banco de la República, quienes se han plantado en un PIB de 2,7% y 3,4% (o más), para el mismo periodo.

ANALIZANDO A LOS ANALISTAS

Primero que todo, si terminamos creciendo lo que dice el Gobierno o más, no será la primera vez que un movimiento fuerte en el petróleo, dólar, inflación y tasas de intervención deja pegados a nuestros modelos, especialmente mucho tiempo después de que el choque ha terminado.

En marzo del 2010, después de 16 meses de un ciclo de reducción en tasas de 700 puntos básicos (pbs) y de un rebote de petróleo de US$30 a los US$80 por barril, las encuestas también mostraban una recuperación menor en el PIB del 1,6% del 2009, a 2,25% y 3,06% en 2010 y 2011. El PIB terminó siendo el doble en ambos años.

En la dirección contraria, en marzo del 2016, con el petróleo cayendo de los US$115 a US$40 en solo 12 meses y con dos años de alza en tasas del Banrepública, las encuestas esperaban un PIB por encima de 3,25% en 2017, pero en la realidad fue 1,8%.

Hoy, después de 16 meses de una reducción en tasas de 350 pbs y un rebote de petróleo de US$40 a US$80, nuestros modelos vuelven a sufrir de inelasticidad, previendo tan solo un rebote marginal del PIB del 1,8% al 2,5% y 3,1% en los próximos dos años.

EL SEGUNDO CICLO MÁS EXPANSIVO EN 15 AÑOS

Si bien sigue siendo cierto que a Colombia no le sobra crecimiento en el largo plazo, de lo que estamos hablando es que la economía en el 2018-2019 está siendo estimulada por dos eventos extraordinarios. El primero es la recuperación petrolera. No solo el precio del barril Brent en pesos colombianos está por encima de los 200.000 pesos, algo que en toda la historia colombiana solo se dio en los periodos 2005-2007 y 2011-2013, ambos de crecimientos bien por encima del 4,0%.

Además, rebotes de 100% en el barril en un periodo menor a dos años, es algo que ya vivimos en 1999-2000, donde la recuperación fue de -4,2% a 2,9%, en 2003-2006 de 3,9% a 6,9% y después de la crisis global 2009-2011, en que el rebote fue de 1,6% a 6,6%.
Igualmente importante es el papel de la política monetaria. A la economía del 2018 le está impactando el ciclo de reducción de tasas del Emisor de 350 pbs iniciado hace 16 meses. El segundo ciclo más expansivo desde el 2009.

CONSUMO MATÓ DESCONFIANZA

De la relación entre tasas y economía sabemos varias cosas. La primera es que el impacto de un movimiento del Banco de la República se puede observar en el consumo (que es el 65% del PIB colombiano) entre 8 y 13 meses después. Esto quiere decir que apenas estamos empezando a sentir los primeros beneficios de las reducciones que iniciaron en diciembre de 2016.

En cuanto a la magnitud de recuperación, los últimos cuatro ciclos de políticas del Emisor han funcionado lo más parecido a un reloj colombiano, con el consumo reaccionando en la misma magnitud que el estímulo del banco central con signo contrario.

Esto quiere decir que la reducción en tasas de 350 pbs del 2016-2017 debería impactar al consumo del 1,0% inicial hasta niveles del 4,0% - 4,5% los próximos 12 meses.

Con la recuperación en el consumo del cuarto trimestre del 2017 al primer trimestre del 2018 de 1,1% a 2,5%, esto implicaría una aceleración bastante fuerte por lo que resta del año.

Sin embargo, no tan diferente como sugiere la encuesta de confianza al consumidor que en junio 2018 registró su tercer mes consecutivo en terreno positivo alcanzando niveles de 15,5%, mucho más rápido que en la fuerte recuperación del 2010 y no vistos hace 39 meses antes de la crisis del petróleo.

LOS PESIMISTAS MÁS OPTIMISTAS

No queremos que se desacostumbren. En este mismo espacio hemos explicado que dada la sincronización con EE.UU., a Colombia le falta superar el fin del segundo ciclo más largo en la historia americana. Tema al que ya varias voces se han unido este año y que nos quitará algunos puntos del PIB cuando suceda.

En este contexto, en Alianza seguimos viendo la recuperación colombiana en forma de W. El 2017 fue el primero de dos pisos, uno generado por el petróleo y el siguiente por la recesión en EE.UU. Y en donde en los años 2018-2019 esperamos una recuperación fuerte con registros de PIB de 3,1% y 3,5% respectivamente, esto antes del último piso de este ciclo.

Felipe Campos Salazar
​Gerente Estrategia e Investigaciones Económicas
Alianza Valores - Alianza Fiduciaria

miércoles, septiembre 30, 2015

Composición de la economía colombiana 2015 - Dinero.com

Composición de la economía colombiana 2015 - Dinero.com



Dinero.com



Si bien, el sector financiero representa casi el 20% del total de la economía, solo los establecimientos de intermediación financiera ya aportan casi lo mismo que las 5 grandes de la manufactura.
ECONOMÍA | 9/29/2015 5:00:00 AM

¿Cómo está compuesta la economía colombiana?

Si el país estuviera representado en un billete de $1.000, el sector financiero aportaría $200, la industria $100 y el petróleo $50. En el otro extremo, los hogares utilizarían para consumir $650.


Mucho se habla sobre la dependencia de la economía colombiana sobre las materias primas (especialmente, petróleo, minerales y bienes agrícolas) y aunque el país tiene un gran camino que recorrer para diversificar su producción, hay determinados sectores sobre los cuales descansa la economía del país.

Es cierto que cerca del 70% de las exportaciones recaen en un solo bien, el petróleo. Por su parte, en su conjunto el comercio exterior y más específicamente las exportaciones del país no superan el 16% en la economía.

Lo que realmente sostiene la producción del país es su propia demanda interna. Cerca del 82% del total de la demanda se basa en el consumo, la mayor parte proviene de los hogares y en menor medida del gobierno. No menos importante es la formación de capital fijo de las empresas que en última instancia es lo que permite expandir la capacidad de producción.


Composición del PIB Colombiano por demanda segundo trimestre de 2015





Fuente Dane – Cálculos Dinero

Esto significa que si en todo el país se consumieran $1.000, los hogares estarían gastando $650, los empresarios comprarían bienes de capital tanto para la industria como para el agro por valor de $300 y el gobierno invertiría $170 en obras, defensa, salud, salarios públicos entre otros.

De los $650 que utilizarían los hogares, los colombianos gastarían aproximadamente $350 en servicios, $200 en alimentos y apenas $38 en vivienda.

Sin embargo, al desagregar el producto del país en las grandes ramas de la oferta se presentan ciertos datos interesantes.

No todo es petróleo

En primer lugar, Colombia es un país de servicios. Estos en conjunto aportan más del 55% del total, principalmente los servicios financieros (19,86%) y los servicios sociales, personales y comunales (15,35%), estos últimos incluyen educación, salud, defensa, entre otros.

Visto de otra forma, de cada $1.000 que se crean en el país, aproximadamente $200 lo aportaron las instituciones financieras, $100 la industria y $60 el sector agropecuario.


Composición del PIB Colombiano segundo trimestre 2015 Oferta





Fuente Dane – Cálculos Dinero
Tampoco todo es café

Uno de los emblemas de la producción colombiana, el café, solo pesa el 0,7% en el PIB total.Pero, en la rama del agro y otras actividades como caza, silvicultura y pesca pesa el 11,8%. La rama agricola se sustenta en el cultivo de otros productos agrícolas (44,2%).

Además, la extracción de crudo representa el 72,5% de toda la rama minera, el carbón que aporta el 18,6% del sector.

Aun así, es impactante saber que mientras, en conjunto, la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca otorgan $60 de cada $1.000, solamente la extracción del petróleo aporta $50. Una explicación parcial es la poca inversión que se le ha ofrecido al agro obteniendo solo el 1,5% de la formación de capital en el último trimestre y bajando gradualmente en los últimos años.

El 10% es industria

Adjudicándose el 30% de la formación de capital (y aunque reduciendo su participación también) la producción manufacturera posee a 5 de las 24 industrias clasificadas aportando casi el 50% del total de la rama. De otra forma, las 19 industrias restantes aportan lo mismo que el petróleo ($50). Textiles, calzado y prendas de vestir aportan $10,2.

En la participación de la rama industrial, destacan en orden, fabricación de sustancias y productos químicos (13%), refinación de petróleo (11%) y fabricación de productos minerales no metálicos (9%). Los químicos aportan el mismo número de pesos al PIB que la extracción de carbón.

El poder de los bancos y los servicios

Si bien, el sector financiero representa casi el 20% del total de la economía, solo los establecimientos de intermediación financiera ya aportan casi lo mismo que las 5 grandes de la manufactura.

Aún más sorprende son las actividades inmobiliarias y de alquiler de vivienda que superan significativamente a toda la producción agropecuaria y afín. Una de las razones de la fortaleza de las instituciones financieras es el fuerte peso del consumo lo que promueve a estos establecimientos a seguir expandiendo su oferta de servicios y crédito.
Los servicios de salud y educación privada crean $39 mientras que el gran ganador de los servicios es la administración pública y defensa con $85. Las actividades culturales y deportivas apenas contribuirían con $22. 

jueves, septiembre 10, 2015

Precios de los alimentos en Colombia, en contravía al mundo | Portafolio.co

Precios de los alimentos en Colombia, en contravía al mundo | Portafolio.co


Portafolio.co: Portal de Economía y Negocios

Precios de los alimentos en Colombia, en contravía al mundo

Es un mal indicio que las variaciones de los precios de los alimentos que consumimos estén tan desalineadas con la evolución de los referentes en el planeta. Quizás esta sea una clara señal de que nos debemos esmerar mucho más, y a marcha forzada, por desarrollar la rezagada infraestructura que exige un decoroso nivel de competitividad internacional.

    

Se evidencia una notable tendencia creciente de los precios de los alimentos en Colombia, presionada por diversos factores.
Foto: Archivo Portafolio

Recientemente, el Dane reveló una inflación de alimentos del 6,11 por ciento, registrada entre agosto del 2014 y el mismo mes del 2015. Ese mismo indicador, el año pasado fue del 3,47 por ciento y en el 2013 estuvo en 1,76 por ciento.

Se evidencia una notable tendencia creciente de los precios de los alimentos en Colombia, presionada por diversos factores relacionados con los costos de producción, comercialización e importación, así como con las estructuras de los mercados en los que se comercializa la comida.
Paradójicamente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su más reciente publicación del índice de precios, mostró que ese indicador ronda en su punto más bajo de los últimos seis años.

Durante este periodo, se ha mantenido la tendencia bajista en ese estadístico global. El índice de precios de los alimentos de la FAO es una medida de la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios. Consiste en el promedio de los índices de precios de cinco grupos de productos básicos: cereales, aceites vegetales, productos lácteos, carne y azúcar.

Hay varias explicaciones para este fenómeno, en el que los precios de los alimentos de Colombia van en contravía de los índices que resumen la dinámica de los precios del mundo.

En primera instancia, se registra una coincidencia coyuntural perfecta entre el aumento progresivo de los precios en el país y el inicio de la actual devaluación en agosto del 2013, cuando la tasa de cambio promedio de ese mes fue de 1.902,82 pesos, y a partir de ese momento empezó a incrementarse, de tal forma que en agosto de este año presentó una tasa promedio de 3.021,68 pesos.

La devaluación suele encarecer el precio los productos y materias primas importadas, planteando la gran posibilidad de que dicho incremento le sea transferido, en una amplia proporción, al consumidor final. Ello sucede en la medida en que la estructura de mercado lo facilite. Un sustancial traslado de los incrementos de costos a los precios de venta tiene fácil tránsito en esquemas de mercado poco competitivos, los cuales se originan fundamentalmente en dos tipos de situaciones.

De un lado, se pueden generar por exceso de informalidad que favorece el acceso desigual a la información, heterogeneidad de los productos y gran dispersión de la oferta y la demanda, lo que restringe la formación de precios competitivos. Este suele ser el caso de la comercialización de una gran variedad de productos perecederos en el país.

De otro, el déficit de competitividad en los mercados de alimentos se puede encontrar en estructuras dominadas por unos pocos, a veces con el respaldo de la política comercial del Gobierno a través de instrumentos de protección a la potencial competencia foránea. Es fácil identificar varios casos de este tipo en algunas cadenas productivas y comerciales de importantes alimentos, que componen la canasta básica de consumo de los colombianos.

En ese panorama, es de esperarse una gran hipersensibilidad de los precios de los alimentos que se consumen en el país a la dinámica de los costos, los cuales no solo subyacen en la devaluación, pues gran parte de estos se asocian a la logística de comercialización, especialmente a la de transporte.
En distintos estudios académicos, los elevados costos del transporte, relacionados con alimentos en el país, son considerados como un caso extremo en la región, indicándose que, por motivos de deficiencias en las carreteras colombianas, el costo de transportar mercancía entre los puertos del Caribe colombiano y Bogotá es más alto que lo cuesta llevar esa misma mercancía de muchos puertos extranjeros a uno colombiano.

Es un mal indicio que las variaciones de los precios de los alimentos que consumimos estén tan desalineadas con la evolución de los referentes en el mundo. Quizás esta sea una clara señal de que nos debemos esmerar mucho más, y a marcha forzada, por desarrollar la rezagada infraestructura que exige un decoroso nivel de competitividad internacional.

En ese mismo sentido, se deben incrementar los esfuerzos para generar políticas ambiciosas que permitan superar los elevados niveles de informalidad en la comercialización de múltiples productos agropecuarios.

Igualmente, se hace necesario que el Gobierno evalúe consecuentemente y de manera integral las políticas comerciales internacionales que asume, ponderando sus efectos sociales y los objetivos de inserción del país en los mercados del exterior, así como sus distintos requerimientos e implicaciones económicas para lograr estos ineludibles propósitos de competitividad en el ámbito global.

Iván Darío Arroyave A.
Expresidente de la BMC