La logística, protagonista invisible del éxito empresarial | Mprende
La logística, protagonista invisible del éxito empresarial
"Las empresas fabricantes han tenido que realizar modificaciones a su forma tradicional de trabajar para ajustarse a las exigencias de los canales de distribución y en general del dinámico mercado".
La fuerte competencia en los mercados internacionales ha conducido a que los equipos de marketing hagan gala de su creatividad para abrirle espacio a sus empresas en medio de tan feroz dinámica, buscando penetrar con nuevos productos o proteger la posición que en años anteriores mantenian sin mayores sobresaltos.
Ello ha llevado a que la innovación se convierta en protagonista visible en sus estrategias, buscando despertar nuevas necesidades en sus clientes, realizando desarrollos tecnológicos y modificando constantemente sus diseños, traduciéndose ello en la reducción cada vez mayor de los ciclos de vida de los productos.
Lo anterior ha sido comprendido por los canales de distribución, quienes en búsqueda de siempre tener la mejor oferta para sus clientes, se ajustan a ese entorno cambiante mediante la rotación constante de sus vitrinas, el uso de métodos alternativos de venta, las promociones frecuentes y la liquidación de sus inventarios.
Las citadas estrategias se orientan hacia el logro de dos objetivos:
- Disminuir el riesgo de obsolescencia de los productos.
Ante cambios constantes en las tendencias, es mejor evacuar de forma agil los inventarios y así no exponerse a que los productos ofertados vean mermar su nivel de demanda. Son claro ejemplo de ello las prendas de vestir, la tecnología y los artículos de temporadas.
- Reducir el capital de trabajo requerido para sostener los inventarios.
Con menores niveles de stocks las inversiones en ellos son menores, lo cual les permite mejorar sus condiciones de liquidez, requerir cada vez menos endeudamiento, y por tanto, reducir los gastos financieros. Ello sumado a la disminución de los costos de almacenamiento.
Tales objetivos se han vuelto recurrentes en el comercio, sin importar si se habla de grandes superficies o establecimientos de comercio tradicional, ya que han comprendido que al lograr una mejor rotación de los inventarios se tiende a incrementar la eficiencia de las inversiones, se reduce la vulnerabilidad, se incrementa la flexibilidad que pide la innovación, y por tanto se dan pasos importantes en camino hacia la rentabilidad.
Las empresas fabricantes han tenido que realizar modificaciones a su forma tradicional de trabajar para ajustarse a las exigencias de los canales de distribución y en general del dinámico mercado. Uno de los cambios significativos es la disminución de los lotes de producción, puesto que producir a gran escala genera la reducción en la flexibilidad ante la demanda cambiante y riesgo de incurrir en los costos asociados con el sobre stock.
Así mismo han buscado de manera casi que obsesiva integrar la planeación de la demanda y sus operaciones, dandole cada vez más espacios a metodologías como el S&OP (Sales and Operations Planning), intentando convocar a todas las areas de la organización a trabajar sobre cifras ciertas, y en función de ello ajustar sus procesos.
Los procesos de almacenamiento y distribución también han sido contagiados por el dinamismo antes expuesto, buscando en estos responder con prontitud a los pedidos, hacer entregas continuas y precisas, y lograr que labores tales como el alistamiento de la mercancía y el control de inventarios, no se vayan a convertir en un obstáculo para la eficiencia que la logística exige hoy.
Vemos por tanto como los elevados niveles de almacenamiento se han transformado en procesos ágiles para la recepción y el despacho, soportados en flujos de información oportunos, certeros y confiables, así como en proveedores comprometidos y dinámicos, sobre los cuales se puedan replicar las estrategias de bajos niveles de stocks, mejorar la rotación de los stocks y eliminar buena parte de los costosos inventarios de seguridad.
Todo lo anterior dibuja un esquema de integración en la cadena de suministros, en donde debe darse una alineación total de los diferentes agentes que intervienen en los procesos de abastecimiento, producción y comercialización. Se entiende entonces que deben construirse procesos colaborativos basados en la demanda y la sincronización de operaciones entre los proveedores, las empresas fabricantes, los canales de distribución y todos aquellos que coadyuden al funcionamiento de la cadena.
En función de ello es primordial enfocarse en coordinar factores tales como los tiempos de entrega, las frecuencias, los acuerdos de nivel de servicio, el flujo de pedidos, el tamaño de los lotes, las políticas de inventarios y todo aquello que pueda impactar la eficiencia, rentabilidad y servicio de cara hacia el cliente. Esta coordinación recae en manos de la logística, protagonista invisible del éxito empresarial.
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