Un tendero, toda una historia
“Una sola golondrina no llama agua. Por eso en compañía de dos grandes amigos decidimos crear una organización con la que los tenderos pudiéramos crecer y ser grandes actores en el país”, cuenta Julio Rodríguez, uno de los Fundadores de Cooratiendas y secretario general de Ugecol durante 33 años.
En compañía de Miguel Ramos y José Domingo Riveros, en el año de 1971 Julio emprendió el rumbo para llegar a consolidar Cooratiendas, una cadena de detallistas que desde entonces ha velado y protegido los intereses de los comerciantes al detal.
Nacido en el Guavio Cundinamarca, en una familia de nueve hermanos, llegó a Bogotá en el año de 1947 buscando oportunidades laborales, trabajó en el Hotel San Francisco, empezando como mensajero y finalizando como administrador del lugar, pero su paso por allí fue ingrato fue ingrato y sin una liquidación por sutrabajo y responsabilidad, salió bastante molesto.
Por tal motivo decide trabajar para sí mismo, montando una pequeña vitrina a la entrada de un establecimiento comercial, ubicado en la carrera 3 con calle 18, vitrina que al poco tiempo se creció y que sobre la misma carrera tuvo que trasladar a la calle 10, para dar paso a su primera tienda.
Con un poco de experiencia en el sector y gracias a las buena amistad que tenía, decide ir en compañía de sus grandes amigos Miguel y Domingo -quienes también tenían tiendas- a Corabastos a donde llegaban a las cinco de la mañana a comprar los productos por bulto para abastecerse, buscando así reducir costos y aumentar ganancias.
Corabastos se une al grupo
Al cabo de seis meses lograron involucrar tres tenderos más, entre los cuales repartían en partes iguales los bultos comprados, granos, verduras, legumbres y demás, corriendo la voz sobre la labor que venían realizando, “compramos en masa, adquirimos una gran cantidad de productos, y nos ha ido de maravilla, únase a nosotros, nos va a ir muy bien”, le decían a otros tenderos.
Algunos les creían, otros no, pero ellos siguieron y no descasaron hasta que llegaron a ser 25 miembros, a los cuales se unió Corabastos como socio capitalista, el cual aportó un local para el funcionamiento de una sede propia; es así como deciden que cada miembro debía aportar una cuota monetaria para el fortalecimiento del grupo, el monto $75.000 pesos. De esa forma comienza a funcionar una bodega de acopio propia, en la que podían ofrecer un amplio surtido de productos más económicos a los afiliados.
Nace Cooratiendas
Debido a la crisis económica de la época, empezaron a librar batallas con diferentes actores del sector, los mayoristas los veían como los malos del paseo, algo que ellos decidieron enfrentar con trabajo en equipo y direccionado a un objetivo en común, el bienestar y éxito para cada tendero miembro del grupo.
A los dos años y medio de haber empezado y sorteando dificultades, Corabastos toma la decisión de salirse de la sociedad anonima que habían establecido; y para continuar deciden comprar las acciones que estos últimos tenían, resolviendo la situación en menos de quince días, pasando así a la figura de cooperativa. Corría el año de 1973, Cooratiendas había nacido.
Ubicados en la bodega número 17, pusieron el almacén en funcionamiento en el primer piso y las oficinas en el segundo, al cabo tiempo se trasladaron a la bodega número 10, para al final tener un total de 5 en el lugar.
Gracias a los logros que empezaban a materializar, más tenderos comenzaron a creerles, por lo cual cada vez se sumaban más, creciendo a pasos de gigante y con fortalezas para defenderse de entidades como Fenalco, los almacenes Mayoristas, entes del gobierno y personajes de la vida política que no los veían con buenos ojos.
Llega Ugecol
“Libramos grandes batallas, por ejemplo peleamos con el famoso presidente de la Asociación de Consumidores, Ariel Armero, quien para aquel entonces era el gerente del Idema, quien no sabíamos porque motivo no nos quería vender” cuenta Julio.
Pese a que el gobierno de la época había decretado una ley por medio de la cual se le debía vender a las cooperativas, Armero solo les vendía a sus amigos, prefiriendo votar los productos que no comercializaba en el santo del Tequendama, asegura Julio.
Ante esta situación, deciden contratan a un fotógrafo quien recolecta pruebas para evidenciar las medidas que Armero había tomado, estas son llevadas ante el gobierno para reclamar por el trato que estaban recibiendo, pues según Ariel, sí les estaba vendiendo productos a unos precios bastante razonables, con esto lograron la destitución de este y la venta de productos de primera categoría.
Otro conflicto librado fue con las fuerza de insurgencia, ministros y políticos de turno, por lo cual cansados de tanta injusticia deciden crear Ugecol, Unión General de Comerciantes Detallistas de Colombia, con la cual han logrado grandes cambios para el gremio.
Conflicto interno
Cuando todo parecía bien, llegaron las diferencias entre ellos, las familias Robles y Santos tenían punto de vista y objetivos diferentes, por lo que la hermandad que habían construido entre ellos se disuelve, 9 integrantes abandonan la sociedad y 16 quedan firmes y unidos por los objetivos de siempre, fortalecimiento del gremio.
En vista de lo sucedido y con miras a seguir creciendo comienzan a elaborar unos estatutos, que organizaron con la ayuda brindada en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en donde encontrarían el apoyo necesario para argumentar y consolidar sus reglas y políticas para el bien de todos.
Proceso que fue todo un trámite, “primero tuvimos que llevarlos a la gobernación, después al ministerio de justicia y por último a la alcaldía, en cada una nos debían dar un aval y una firma, esta es la hora en la que no entiendo porque tocaba hacer tantas vueltas” comenta Julio. “Pero nos felicitaron porque fueron unos estatutos súper bien redactados y organizados”.
Logros para el gremio
Fueron bastantes las batallas que Julio libró por el bien de la cooperativa, pero las que más favorecieron al gremio fueron las que libró contra Ariel Armero y su decisión de no venderlos productos, los mercados rodantes de Colsubsidio y las listas de precio.
“El día que los camiones rodantes de Colsubsidio llegaban a un barrio, los tenderos del lugar no realizaban una sola venta, eso nos afectaba de manera considerable, adicional a que nos crearon mala fama, porque la basura que generaban no la dejaban a nosotros y no contentos con eso, si solicitaban el servicio de baño de nuestras tiendas”, cuenta Julio.
Junto a su equipo de trabajo comenzaron a documentar lo sucedido y valiéndose de varias tutelas lograron sacar a los vehículos de los barrios, retomando así el control del comercio, para lograr las ganancias con las que venían.
“La famosa lista de precios, era algo absurdo, consistía en elaborar a diario una lista en una cartulina con el costo de cada uno de los productos que se comercializaban, debía medir 1.50 largo x 70 centímetros de ancho, y en la puerta de la tienda debía figurar todos los días”, cuenta aún indignado.
“Pero eso no para ahí, había que llevarla a las inspecciones para que la firmaran y obligatoriamente tocaba cambiarlas todos los días, no podía tener tachones, ni borrones y con un centavo de más que tuviera por encima del precio fijado, se venía una multa”, explica. Esta medida fue batallada contra el alcalde, el ministro y demás entidades implicadas en el proceso, logrando quitarla al cabo de un tiempo.
Otros de logros fue la abolición de las licencias de sanidad y funcionamiento, las persecuciones por parte de funcionario de la Secretaría de Salud en temas de higiene, la limpieza de Corabastos y la vinculación de los tenderos al Instituto de Seguro Social.
Cooratiendas hoy en día
“Hoy en día veo a Cooratiendas y me da un poco de nostalgia el no poder acompañarlos más y trabajar junto a ellos; recuerdo mi tienda, porque la tenía súper bien surtida con verduras, frutas, granos, implementos de aseo, comida de paquete, lácteos y demás”, comenta con voz entre cortada.
A sus 83 años de edad y toda una vida trabajo por los tenderos, Julio pasa sus días disfrutando del descanso junto a su esposa, cuidando su salud y orando porque el gremio siga creciendo y no desfallezca ante las dificultades.
i no fuera por mis molestias de salud pondría de nuevo una tienda.” Recuadro Para que un tendero sea éxitoso debe Tener buen genio, si se trata mal al cliente no vuelve. Vender buenos productos. Ser respetuoso. Ofrecer buenos precios. Orden en los productos Tener mucho aseo. Poseer una impecable imagen. Servicial con la comunidad, algo que poca gente hace, antes el tendero era el profesor del ama de casa, el confidente de la señora, el llavería del vecino, el banco del pobre. Eso ya no pasa. Ser honesto y transparente con el cliente, No manipular la pesa para que muestre un valor diferente. Ser amigo de los niños, ellos son los clientes de mañana, los que incitan la compra. Recomendación para el crecimiento de los tenderos Unidad No desfallecer en la labor diaria. Mantener un negocio surtido. Excelente presentación del negocio, precios y calidad. Mucha atención con la gente. Servirle a la Comunidad