El principal negocio de Cúcuta se deprimió. Las providencias del ente regulador de divisas venezolanas (Cadivi), que disminuyeron el cupo de viajeros a la mitad y los retiros por cajero automático a $60 por semana, cambiaron
la dinámica del venezolano en la frontera.
Pero no acabaron con él. Nadie se va de San José de Cúcuta con dólares en la mano. A ninguno le interesa sacar plata del cajero. El negocio es vender el cupo, con 12 por ciento de comisión para los vendedores informales, para cambiarlo en pesos y de vuelta cargar con mercancía para vender. O sencillamente quedarse con más bolívares de los que llevaron a Colombia.
San José de Cúcuta es la frontera urbana más grande de ese país.
La que mueve más transacciones, la que ya parece una metrópolis.
Dejar atrás a San Antonio del Táchira en Venezuela, donde hay poco, y lo más son chiveras, es como dejar atrás la nada, en comparación con Cúcuta.
Más allá del río Pamplonita, hay un Homecenter, almacén de materiales de construcción que ni Miami. Por la vía del centro comercial Ventura Plaza, en lo que llaman el malecón,hayrestaurantesconcartas de vino y vallenato de fondo. No parece una frontera. Pero lo es, y su brillo lo debe, en gran parte, a sus vecinos venezolanos.
"No habíamos vivido en la ciudad de Cúcuta una bonanza como ésta, parecida a la de los años 80", cuenta Gladys Navarro, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).
Para ella, "las relaciones naturales, económicas y familiares que se desarrollan en la frontera", son un hecho incontrovertible, que seguirá así "con dólar controlado, con Cadivi, o no".
Para el resto de 2009 Cuando Fenalco le preguntó a sus agremiados, cómo consideraban el desempeño de sus ventas en el primer trimestre de este año, 31% dijo que son "superiores", al primer trimestre de 2008. La mayoría dijo que van igual.
Para el segundo trimestre, abril, mayo y junio, 54% de los comerciantes consideran que mejorará. A pesar del bolívar. Cuyo bajo valor es la segunda preocupación del sector comercio. La primera, con 54%, es la movilidad.
Es decir, la dificultad para ingresar al centro de la ciudad con la aplicación de medidas para el cargue y descargue de mercancías, que afectan los tiempos para realizar labores de abastecimiento.
Aunque moderna, el centro de San José de Cúcuta sigue congestionado, y su temperatura, muy alta, calurosa.
Según Navarro, más de 63% del Producto Interno Bruto de la ciudad lo mueve el comercio.
Encendido de alarmas A finales de año, de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (Dian), llamaron a Beatriz Vargas, al frente del Fondo Regional de Garantías de la ciudad, para preguntarle cuál fue el ilícito que se cometió en la frontera, entre noviembre y diciembre de 2008.
En una conversación informal, en la cancha de bolas criollas de La Opinión, único diario de Cúcuta, fundado en 1960, Vargas contó cómo respondió: - Vea, aquí no hubo ningún ilícito.
Lo que pasó es que los "venecos" se vinieron a gastar aquí sus dolarcitos. Y listo. Sin problema.
Andrés Eduardo Ramírez, redactor de economía del diario, dice que cada vez que escribe Ca-divi, las visitas a la versión digital de La Opinión se disparan.
Ahora, sin embargo, las noticias no son tan buenas: "Moneda venezolana pierde valor frente al peso", escribió la semana pasada.
Cambio de modalidad "Entre 30 y 50 por ciento han disminuido las transacciones según los profesionales del cambio", escribió Ramírez. Sin embargo, alrededor de la Plaza Santander, los libre cambistas, los no autorizados, los que Vargas sí califica de ilícitos, mantienen operaciones con tranquilidad. En cada esquina, en toda la avenida: "Se compra cupo Cadivi".
La operación es sencilla y no implica que el venezolano salga de ahí con dólares en la mano.
Una alternativa, como hicieron un par de muchachas de Barquisimeto, es cambiar el cupo en pesos y comprar mercancía colombiana que venderán en su ciudad, con los precios de Caracas. Entregan facturas, y hasta sellan pasaportes para justificar las compras en Bogotá, por ejemplo.
Pero quien no quiera entrar en estas honduras, menos transparentes del negocio, puede comprar cuanto quiera en los comercios de la ciudad.
En El Marqués, tienda de ropa de caballeros, Ahmad Hussein y Abdala Yossef, palestinos colombianizados desde hace 30 años, cuentan que "la venta está floja", pero que los venezolanos siguen siendo sus mejores clientes. Por eso en su vitrina, como en casi todas las demás vitrinas de Cúcuta, recuerdan que aceptan "todas las tarjetas venezolanas y tarjetas Cadivi". Hussein dice que "la gente recibe el bolívar. Aquí todavía tiene valor. La gente tiene más plata que el Gobierno".
Un diciembre como aquel Los turistas dormían en los carros. Diciembre de 2008 dejó a San José de Cúcuta sin hoteles.
A reventar. Una encuesta realizada por Fenalco revela que la ocupación hotelera estuvo en 85%, "llegando algunos días a tener 100%".
Según los comerciantes, la visita de turistas venezolanos aumentó de 20% a 65%. "Venían de Mérida, Táchira, Valencia, Caracas y Punto Fijo".
Los establecimientos que venden línea blanca declararon que sus ventas aumentaron 70% y para los supermercados, diciembre les permitió subir 30% el nivel de sus ventas. Similar tendencia tuvieron rubros como textiles, confecciones e informática.
A finales de año, tanto venezolanos como colombianos se tomaron de las manos y cantaron: "¡Ooorash, que viva Cúcuta!".
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