Llenar la despensa en la gasolinera: tres de cada cuatro son también 'súper' | economia/ahorro-y-consumo
Llenar la despensa en la gasolinera: tres de cada cuatro son también 'súper'
RAQUEL VILLAÉCIJA
Madrid
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Más de 8.500 estaciones de servicio cuentan ya con un espacio donde poder realizar la compra de rutina
Hace una década las estaciones de servicio eran espacios con surtidores que, con suerte, tenían un austero mostrador donde comprar cuatro cosas de consumo ultrarápido o caprichoso:prensa, tabaco, bebidas frías, chicles, caramelos o chocolatinas. Hoy encontramos también fruta, yogures y hasta pienso para mascotas. En la gasolinera ya no paramos sólo para echar combustible. A veces, también repostamos otras cosas:pan, la cena de ese día o comida para el perro.
En apenas unos años el negocio del gran consumo se ha desarrollado de manera importante en estos espacios, tanto en los urbanos como en los de carretera, hasta el punto de que muchos «parecen centros de ocio», ilustra Luis Soler Vázquez-Guillén, socio de Consultoría de Deloitte.
«El sector ha sido capaz de adaptar sus instalaciones, modernizándolas y haciéndolas más amigables. Ha tratado de convertir sus puntos de venta en lugares agradables donde acudir solos o en familia, por motivos de negocio o de turismo, y satisfacer las nuevas necesidades de los usuarios», señala el especialista.
José Antonio Latre, socio de Estrategia de la consultora KPMG España, coincide en esta transformación, pues «por sus propias características, la gasolinera es un formato de conveniencia claro». Este tipo de tiendas son las que están a mano, tienen amplitud de horariosy dan facilidad de compra.
Algo más que combustible
«La incorporación (o ampliación) de la tienda a los espacios de repostaje tiene todo el sentido», pues «añade unas ventas casi sin costes adicionales: El mismo señor que te cobra la gasolina te vende los productos», explica Latre, que matiza que en algunas estaciones de servicio «estas ventas en tienda incluso son más relevantes en términos de margen que las de combustible».
Según datos de la consultora Kantar Worldpanel, ya hay un 48% de consumidores que compra alimentación en las gasolineras, un punto más que en el año anterior (a datos de septiembre de 2017). Realizamos de media unos nueve actos de compra en estas superficies.
Históricamente la tienda de la estación de servicio nació como un complemento a la venta de carburante. Tenían básicamente accesorios para coches. «Eran tiendas feas y sucias y vendían poco más que tabaco y prensa», recuerda Latre.
«Las gasolineras en España han sido un canal prioritario para determinados fabricantes como los de bebidas, especialmente para las energéticas, o de categorías de impulso, como chicles, chocolatinas, snacks», añade María José Lechuga, de la consultora Ipsos.
De quiosco a supermercado
Hoy estas tiendas son mucho más sofisticadas y completas y, según la experta, ya no se utilizan sólo para las compras de capricho en el momento de repostaje, sino que «se está convirtiendo en el canal de conveniencia por excelencia, debido a sus amplios horarios y a que estas tiendas ya no están sólo en las carreteras, sino en el centro de las ciudades o en zonas que se empiezan a urbanizar y donde suponen el punto de venta más cercano».
Actualmente ya hay más de 8.500 gasolineras con supermercado, según datos de Deloitte. Para Latre, de KPMG, esta tendencia hacia la conveniencia se da en todos los mercados avanzados: «Buscamos sitios donde comprar cerca y cómodo, aunque no compras a precios bajos y eso hizo que durante la crisis cayeran las ventas en este tipo de superficies».
«El consumidor lo que quiere es hacer compras pequeñas en tiendas cercanas donde pueda adquirir a cualquier hora los productos de primera necesidad», coincide Lechuga.
En países como Islandia, por ejemplo, los puntos de venta de alimentación son sobre todo gasolineras. En Estados Unidos hay supermercados con estaciones de servicio incorporadas y no al revés. «Este modelo se ha trasladado a España, donde ya se vende alimentación en todas partes, incluso en las farmacias o en los quioscos», apunta Latre.
Qué puedes comprar
En las gasolineras vemos productos «de bajo coste por unidad, que no implican un compromiso de compra ni son de despensa». Por ejemplo, podemos comprar ensaladas empaquetadas, pero no papel higiénico.
«Es un modelo de convenciencia que se desarrolla como tal: en las zonas donde hay menos supermercados de barrio se impulsa más y donde sí hay una oferta de establecimientos, crece menos», señalan fuentes del sector, que apuntan que en las grandes vías de algunas zonas concretas estas estaciones «son incluso un escaparate turístico» donde se vende producto local, dulces o bebidas típicas de la región.
José Antonio Latre insiste en que las gasolineras se están convirtiendo en espacios que van más allá, con zona de hostelería y servicios, donde puedes comer, lavar el coche, comprar un souvenir o incluso recoger un paquete.
Esta posibilidad es ya factible gracias a la reciente alianza entre Amazon y Repsol para que se puedan recoger los pedidos del gigante del comercio electrónico en las estaciones de la energética.
En este cruce de caminos se han aliado petroleras y cadenas de supermercados. Esto es porque las primeras «necesitan tener esas categorías de la cesta cotidiana de la compra (ya no sólo chicles o caramelos) y unos precios accesibles», según Lechuga.
«Se trata de una alianza natural, pues el distribuidor conoce mejor cómo funciona el negocio de la alimentación y puede lograr más ventajas competitivas que la petrolera», dice Latre.
Alianzas
En este esquema, Carrefour tiene alianzas conCepsa para vender alimentación en sus estaciones de servicio y Repsol acaba de firmar un acuerdo con El Corte Inglés para llevar la marca Supercor Stop&Go a unas 3.500 estaciones de servicio de la energética. También Dia y BP tienen una colaboración similar.
En España hay 11.200 estaciones de servicio «con una gran diversidad en cuanto al tamaño y la ubicación», matiza Latre, y esta heterogeneidad se traslada también a sus supermercados adheridos.
Por eso, no venderá igual la que se ubica en el centro de la ciudad (vende más) que la que está en una carretera comarcal. «Hay una correlación entre la venta de combustible y la de la tienda», dice Latre.
Las llamadas «superurbanas» (situadas en el centro de las ciudades y con acceso a pie fácil) son que las más se pueden asimilar a un supermercado, pues «la compra en tienda (y no el repostaje) es a veces el destino final».
Este tipo de espacios céntricos incluyen hasta servicio de panadería y repostería o de frescos. «Se han profesionalizado los servicios, las tiendas ya no son espacios de la petrolera sino que funcionan como negocio de distribución, de manera independiente», explican fuentes del sector.
Con la restauración ocurre lo mismo: «No todas las gasolineras pueden tener un supermercado, igual que los servicios de restauración serán diferentes en función de la ubicación», dice el experto de KPMG.En carretera podremos, por ejemplo, comer de mesa y mantel mientras que en las zonas urbanas encontraremos como mucho una zona de snacking.
Llenar la despensa en la gasolinera: tres de cada cuatro son también 'súper'
RAQUEL VILLAÉCIJA
Madrid
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Más de 8.500 estaciones de servicio cuentan ya con un espacio donde poder realizar la compra de rutina
Hace una década las estaciones de servicio eran espacios con surtidores que, con suerte, tenían un austero mostrador donde comprar cuatro cosas de consumo ultrarápido o caprichoso:prensa, tabaco, bebidas frías, chicles, caramelos o chocolatinas. Hoy encontramos también fruta, yogures y hasta pienso para mascotas. En la gasolinera ya no paramos sólo para echar combustible. A veces, también repostamos otras cosas:pan, la cena de ese día o comida para el perro.
En apenas unos años el negocio del gran consumo se ha desarrollado de manera importante en estos espacios, tanto en los urbanos como en los de carretera, hasta el punto de que muchos «parecen centros de ocio», ilustra Luis Soler Vázquez-Guillén, socio de Consultoría de Deloitte.
«El sector ha sido capaz de adaptar sus instalaciones, modernizándolas y haciéndolas más amigables. Ha tratado de convertir sus puntos de venta en lugares agradables donde acudir solos o en familia, por motivos de negocio o de turismo, y satisfacer las nuevas necesidades de los usuarios», señala el especialista.
José Antonio Latre, socio de Estrategia de la consultora KPMG España, coincide en esta transformación, pues «por sus propias características, la gasolinera es un formato de conveniencia claro». Este tipo de tiendas son las que están a mano, tienen amplitud de horariosy dan facilidad de compra.
Algo más que combustible
«La incorporación (o ampliación) de la tienda a los espacios de repostaje tiene todo el sentido», pues «añade unas ventas casi sin costes adicionales: El mismo señor que te cobra la gasolina te vende los productos», explica Latre, que matiza que en algunas estaciones de servicio «estas ventas en tienda incluso son más relevantes en términos de margen que las de combustible».
Según datos de la consultora Kantar Worldpanel, ya hay un 48% de consumidores que compra alimentación en las gasolineras, un punto más que en el año anterior (a datos de septiembre de 2017). Realizamos de media unos nueve actos de compra en estas superficies.
Históricamente la tienda de la estación de servicio nació como un complemento a la venta de carburante. Tenían básicamente accesorios para coches. «Eran tiendas feas y sucias y vendían poco más que tabaco y prensa», recuerda Latre.
«Las gasolineras en España han sido un canal prioritario para determinados fabricantes como los de bebidas, especialmente para las energéticas, o de categorías de impulso, como chicles, chocolatinas, snacks», añade María José Lechuga, de la consultora Ipsos.
De quiosco a supermercado
Hoy estas tiendas son mucho más sofisticadas y completas y, según la experta, ya no se utilizan sólo para las compras de capricho en el momento de repostaje, sino que «se está convirtiendo en el canal de conveniencia por excelencia, debido a sus amplios horarios y a que estas tiendas ya no están sólo en las carreteras, sino en el centro de las ciudades o en zonas que se empiezan a urbanizar y donde suponen el punto de venta más cercano».
Actualmente ya hay más de 8.500 gasolineras con supermercado, según datos de Deloitte. Para Latre, de KPMG, esta tendencia hacia la conveniencia se da en todos los mercados avanzados: «Buscamos sitios donde comprar cerca y cómodo, aunque no compras a precios bajos y eso hizo que durante la crisis cayeran las ventas en este tipo de superficies».
«El consumidor lo que quiere es hacer compras pequeñas en tiendas cercanas donde pueda adquirir a cualquier hora los productos de primera necesidad», coincide Lechuga.
En países como Islandia, por ejemplo, los puntos de venta de alimentación son sobre todo gasolineras. En Estados Unidos hay supermercados con estaciones de servicio incorporadas y no al revés. «Este modelo se ha trasladado a España, donde ya se vende alimentación en todas partes, incluso en las farmacias o en los quioscos», apunta Latre.
Qué puedes comprar
En las gasolineras vemos productos «de bajo coste por unidad, que no implican un compromiso de compra ni son de despensa». Por ejemplo, podemos comprar ensaladas empaquetadas, pero no papel higiénico.
«Es un modelo de convenciencia que se desarrolla como tal: en las zonas donde hay menos supermercados de barrio se impulsa más y donde sí hay una oferta de establecimientos, crece menos», señalan fuentes del sector, que apuntan que en las grandes vías de algunas zonas concretas estas estaciones «son incluso un escaparate turístico» donde se vende producto local, dulces o bebidas típicas de la región.
José Antonio Latre insiste en que las gasolineras se están convirtiendo en espacios que van más allá, con zona de hostelería y servicios, donde puedes comer, lavar el coche, comprar un souvenir o incluso recoger un paquete.
Esta posibilidad es ya factible gracias a la reciente alianza entre Amazon y Repsol para que se puedan recoger los pedidos del gigante del comercio electrónico en las estaciones de la energética.
En este cruce de caminos se han aliado petroleras y cadenas de supermercados. Esto es porque las primeras «necesitan tener esas categorías de la cesta cotidiana de la compra (ya no sólo chicles o caramelos) y unos precios accesibles», según Lechuga.
«Se trata de una alianza natural, pues el distribuidor conoce mejor cómo funciona el negocio de la alimentación y puede lograr más ventajas competitivas que la petrolera», dice Latre.
Alianzas
En este esquema, Carrefour tiene alianzas conCepsa para vender alimentación en sus estaciones de servicio y Repsol acaba de firmar un acuerdo con El Corte Inglés para llevar la marca Supercor Stop&Go a unas 3.500 estaciones de servicio de la energética. También Dia y BP tienen una colaboración similar.
En España hay 11.200 estaciones de servicio «con una gran diversidad en cuanto al tamaño y la ubicación», matiza Latre, y esta heterogeneidad se traslada también a sus supermercados adheridos.
Por eso, no venderá igual la que se ubica en el centro de la ciudad (vende más) que la que está en una carretera comarcal. «Hay una correlación entre la venta de combustible y la de la tienda», dice Latre.
Las llamadas «superurbanas» (situadas en el centro de las ciudades y con acceso a pie fácil) son que las más se pueden asimilar a un supermercado, pues «la compra en tienda (y no el repostaje) es a veces el destino final».
Este tipo de espacios céntricos incluyen hasta servicio de panadería y repostería o de frescos. «Se han profesionalizado los servicios, las tiendas ya no son espacios de la petrolera sino que funcionan como negocio de distribución, de manera independiente», explican fuentes del sector.
Con la restauración ocurre lo mismo: «No todas las gasolineras pueden tener un supermercado, igual que los servicios de restauración serán diferentes en función de la ubicación», dice el experto de KPMG.En carretera podremos, por ejemplo, comer de mesa y mantel mientras que en las zonas urbanas encontraremos como mucho una zona de snacking.