La ausencia de ética de las empresas es una de las cuestiones que incomoda a estas generaciones.
‘Millenials’ y ‘centenialls’ son las generaciones que cuentan con el poder de la tecnología. Ambas se enfrentan a un futuro marcado por el cambio climático y los avances tecnológicos.
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Por: Simón Granja Matias
15 de diciembre 2018 , 09:41 p.m.
La generación del milenio y la que llega, conocidos como ‘centennials’ o generación z, se sienten incómodas por el futuro en varios campos: político, medioambiental, económico y laboral. En un entorno en el que tecnologías como la robótica, el internet de las cosas, la inteligencia artificial y la cognitiva han alterado la naturaleza del trabajo, y mientras los trastornos políticos desafían el orden mundial establecido, estas dos generaciones que ya están en el mundo laboral, o apenas ingresan y serán el grueso de la fuerza trabajadora en unos años, anhelan líderes cuyas decisiones puedan beneficiar al mundo y sus carreras.
Tales conclusiones son los resultados de la séptima encuesta anual de Deloitte Millennial, que en su edición 2018 se tituló ‘Millennials decepcionados con el mundo de los negocios, no preparados para la industria 4.0’. Para esta investigación, Deloitte, firma privada especializada en servicios profesionales encuestó 10.455 ‘millennias’ y 1.844 ‘centennials’ en 35 países con el objetivo de profundizar en las percepciones de los encuestados sobre las amenazas y oportunidades en la evolución de un mundo cada vez más complejo.
Entre estas, Alejandra D’ Agostino, socia líder de Capital Humano para Colombia y Perú, resalta como principal hallazgo el cambio que se ha presentado en la percepción que tienen los jóvenes respecto a la ética de las empresas.
Los resultados exponen que en 2014, Deloitte les preguntó a los ‘millennials’ qué pensaban sobre las motivaciones y la ética de los negocios. En cada uno de los próximos dos años, sus opiniones mejoraron bastante significativamente. Sin embargo, los resultados más recientes de la encuesta indican una reversión dramática en todo el mundo, con cada indicador clave en su nivel más bajo en cuatro años. Solo una minoría cree ahora que las empresas se comportan éticamente (48 % contra 65 % el año pasado) y que los líderes empresariales están comprometidos a ayudar a mejorar la sociedad (47 % contra 62 %).
En el caso colombiano, la diferencia es un poco menos marcada pero igual de significativa. En el año 2017, cerca del 70 % creía que las empresas se comportaban de manera ética, mientras que en el 2018, la cifra descendió y ahora es del 53 %. Y en cuanto a si los líderes de las empresas están comprometidos a ayudar a mejorar la sociedad, también cerca del 70 % creía en el 2017 que sí, en contraste con un 50 % en el 2018.
Federico Cortez (18 años), estudiante de ingeniería industrial en la Universidad de los Andes, es un ejemplo de ello. Cree que, en general, las empresas colombianas no tienen un comportamiento ético ni con la sociedad ni con el medioambiente: “En este momento, por ejemplo, estamos viviendo la inmigración de los venezolanos, y se ven casos de empresas que los están contratando para pagarles cinco centavos. Y, en cuanto al medioambiente, creo que sí tienen más conciencia sobre el tema; sin embargo, lo que hacen tiene muy poco impacto”.
Entre estas, Alejandra D’ Agostino, socia líder de Capital Humano para Colombia y Perú, resalta como principal hallazgo el cambio que se ha presentado en la percepción que tienen los jóvenes respecto a la ética de las empresas.
Los resultados exponen que en 2014, Deloitte les preguntó a los ‘millennials’ qué pensaban sobre las motivaciones y la ética de los negocios. En cada uno de los próximos dos años, sus opiniones mejoraron bastante significativamente. Sin embargo, los resultados más recientes de la encuesta indican una reversión dramática en todo el mundo, con cada indicador clave en su nivel más bajo en cuatro años. Solo una minoría cree ahora que las empresas se comportan éticamente (48 % contra 65 % el año pasado) y que los líderes empresariales están comprometidos a ayudar a mejorar la sociedad (47 % contra 62 %).
En el caso colombiano, la diferencia es un poco menos marcada pero igual de significativa. En el año 2017, cerca del 70 % creía que las empresas se comportaban de manera ética, mientras que en el 2018, la cifra descendió y ahora es del 53 %. Y en cuanto a si los líderes de las empresas están comprometidos a ayudar a mejorar la sociedad, también cerca del 70 % creía en el 2017 que sí, en contraste con un 50 % en el 2018.
Federico Cortez (18 años), estudiante de ingeniería industrial en la Universidad de los Andes, es un ejemplo de ello. Cree que, en general, las empresas colombianas no tienen un comportamiento ético ni con la sociedad ni con el medioambiente: “En este momento, por ejemplo, estamos viviendo la inmigración de los venezolanos, y se ven casos de empresas que los están contratando para pagarles cinco centavos. Y, en cuanto al medioambiente, creo que sí tienen más conciencia sobre el tema; sin embargo, lo que hacen tiene muy poco impacto”.
Los resultados más recientes de la encuesta indican una reversión dramática en todo el mundo, con cada indicador clave en su nivel más bajo en cuatro años
Además de esta falta de confianza en las empresas, en todo el mundo, tres cuartas partes de los jóvenes las ven enfocándose en sus propias agendas en lugar de considerar a la sociedad en general (frente al 59 %), y casi dos tercios dicen que las empresas no tienen más ambición que la de ganar dinero (hasta el 50 %). La mayoría de los ‘millennials’ en todos los mercados están de acuerdo con la afirmación de que las empresas “no tienen ninguna ambición más allá de querer ganar dinero”.
Esta premisa se une al comportamiento ético, pues, en palabras de Federico Montañez (19 años), estudiante de ingeniería electrónica en la Universidad Nacional: “No creo que en su gran mayoría tengan un comportamiento ético, pues solo tienen como objetivo seguir enriqueciéndose en lugar de preocuparse por mejorar la vida de las personas”.
En ello coincide Alejandro Gómez, estudiante de segundo semestre de música en la Universidad del Bosque, quien afirma que más allá de cómo se comportan hacia afuera, en su comportamiento ético interno tampoco son las mejores. “Son muchas las empresas que abusan de sus empleados, los explotan y les pagan miserias. Los ‘callcenters’ son una clara muestra de ello…”, dice el joven de 20 años.
Según el estudio, gran parte de los jóvenes encuestados muestran un marcado deseo de tranquilidad en medio de un entorno social y político fragmentado, con la Industria 4.0 impulsando cambios profundos. Además, afirman sentirse pesimistas sobre las perspectivas de progreso político y social, a lo que se suman las preocupaciones sobre seguridad, igualdad social y sostenibilidad ambiental.
Si bien los trabajadores jóvenes creen que las empresas deben considerar los intereses de las partes interesadas, así como las ganancias, en su experiencia laboral lo que han encontrado es que los empleadores priorizan los resultados finales por encima de los trabajadores, la sociedad y el medioambiente, lo que les deja poco sentido de lealtad hacia sus compañías.
Llegan los ‘centennials’Esta premisa se une al comportamiento ético, pues, en palabras de Federico Montañez (19 años), estudiante de ingeniería electrónica en la Universidad Nacional: “No creo que en su gran mayoría tengan un comportamiento ético, pues solo tienen como objetivo seguir enriqueciéndose en lugar de preocuparse por mejorar la vida de las personas”.
En ello coincide Alejandro Gómez, estudiante de segundo semestre de música en la Universidad del Bosque, quien afirma que más allá de cómo se comportan hacia afuera, en su comportamiento ético interno tampoco son las mejores. “Son muchas las empresas que abusan de sus empleados, los explotan y les pagan miserias. Los ‘callcenters’ son una clara muestra de ello…”, dice el joven de 20 años.
Según el estudio, gran parte de los jóvenes encuestados muestran un marcado deseo de tranquilidad en medio de un entorno social y político fragmentado, con la Industria 4.0 impulsando cambios profundos. Además, afirman sentirse pesimistas sobre las perspectivas de progreso político y social, a lo que se suman las preocupaciones sobre seguridad, igualdad social y sostenibilidad ambiental.
Si bien los trabajadores jóvenes creen que las empresas deben considerar los intereses de las partes interesadas, así como las ganancias, en su experiencia laboral lo que han encontrado es que los empleadores priorizan los resultados finales por encima de los trabajadores, la sociedad y el medioambiente, lo que les deja poco sentido de lealtad hacia sus compañías.
Desde que los primeros ‘millenials’ cumplieron la mayoría de edad o empezaron a terminar bachillerato, más o menos desde el año 2003 hasta hoy, los medios de comunicación, los investigadores, los psicólogos, las empresas han hablado sobre las debilidades y fortalezas de esta generación. Muchos se han preguntado ‘¿qué vamos a hacer con los ‘millenials’? Sin embargo, la preocupación ya no debe girar tanto en torno a ellos, pues llegó una generación más retadora y paradigmática: los ‘centennials’ o generación Z.
Como aseguran Iñaki Ortega y Nuria Vilanova en su libro ‘Generación Z, todo lo que necesitas saber sobre los jóvenes que han dejado viejos a los ‘millennials’ ’, “estamos ante la mayor disrupción generacional de la historia, tanto económica como social, no hay dudas. La generación Z va a cambiar el mundo”.
Sin embargo, la sociedad pareciera que aún no ha aprendido y la historia se vuelve a repetir. Así como el mundo no se dio cuenta de que llegaban los ‘millennials’ en su momento, en la actualidad se está viviendo un fenómeno parecido. Para los gerentes de las empresas, los políticos y académicos, los ‘centennials’ con los que están teniendo contacto son unos ‘millennials’ más, pero se equivocan. Hay diferencias significativas.
Aura Cifuentes, experta en el uso de ‘big data’ y ‘open data’ para la toma de decisiones e investigadora del Observatorio de Sociedad, Gobierno y Nuevas Tecnologías de la Universidad Externado de Colombia, realizó el estudio ‘Lo que los líderes colombianos deben saber sobre las nuevas generaciones’.
La experta asegura en su texto que las generaciones se dividen en dos grandes grupos: “antiguas” y “nuevas”. Las primeras son aquellas que nacieron entre 1928 y 1980, periodo en el que se vivieron dos guerras mundiales, cambios democráticos, reivindicación de derechos civiles y movimientos sociales.
“Durante más de cincuenta años, el mundo cambió y evolucionó. Y, aunque hoy por hoy pareciera inverosímil, todo esto sucedió y se desarrolló sin un milímetro de revolución digital”, dice el estudio.
En aquel periodo nacieron y crecieron personas pertenecientes a tres generaciones: la generación silenciosa, los ‘baby-boomers’ y la generación X. Las tres mantuvieron cierta homogeneidad respecto a la política, el estatus profesional anhelado, los sucesos históricos que marcaron sus épocas, el verbo de acción que los caracteriza y su tipología digital.
Como aseguran Iñaki Ortega y Nuria Vilanova en su libro ‘Generación Z, todo lo que necesitas saber sobre los jóvenes que han dejado viejos a los ‘millennials’ ’, “estamos ante la mayor disrupción generacional de la historia, tanto económica como social, no hay dudas. La generación Z va a cambiar el mundo”.
Sin embargo, la sociedad pareciera que aún no ha aprendido y la historia se vuelve a repetir. Así como el mundo no se dio cuenta de que llegaban los ‘millennials’ en su momento, en la actualidad se está viviendo un fenómeno parecido. Para los gerentes de las empresas, los políticos y académicos, los ‘centennials’ con los que están teniendo contacto son unos ‘millennials’ más, pero se equivocan. Hay diferencias significativas.
Aura Cifuentes, experta en el uso de ‘big data’ y ‘open data’ para la toma de decisiones e investigadora del Observatorio de Sociedad, Gobierno y Nuevas Tecnologías de la Universidad Externado de Colombia, realizó el estudio ‘Lo que los líderes colombianos deben saber sobre las nuevas generaciones’.
La experta asegura en su texto que las generaciones se dividen en dos grandes grupos: “antiguas” y “nuevas”. Las primeras son aquellas que nacieron entre 1928 y 1980, periodo en el que se vivieron dos guerras mundiales, cambios democráticos, reivindicación de derechos civiles y movimientos sociales.
“Durante más de cincuenta años, el mundo cambió y evolucionó. Y, aunque hoy por hoy pareciera inverosímil, todo esto sucedió y se desarrolló sin un milímetro de revolución digital”, dice el estudio.
En aquel periodo nacieron y crecieron personas pertenecientes a tres generaciones: la generación silenciosa, los ‘baby-boomers’ y la generación X. Las tres mantuvieron cierta homogeneidad respecto a la política, el estatus profesional anhelado, los sucesos históricos que marcaron sus épocas, el verbo de acción que los caracteriza y su tipología digital.
De 1980 (hay divergencias en las fechas, algunos dicen que desde 1985) hasta la actualidad nacieron los ‘millennials’ y los ‘centennials’. Ambas generaciones son “nativas digitales”. Sin embargo, se diferencian entre sí porque si bien los ‘millenials’ crecieron con internet o vivieron a una edad muy temprana la irrupción de esta tecnología, los ‘centennials’ nacieron en una era completamente digitalizada, en un mundo inalámbrico y con la capacidad de comunicarse con cualquier persona en cualquier parte del mundo de manera inmediata.
En el estudio de Cifuentes se explica que los ‘millennials’ son la primera generación que demuestra que no necesita el sistema. “Estos jóvenes empoderados y apropiados de la tecnología iniciaron un mundo de ‘hackers’ vs. corporaciones, blogueros vs. periódicos, terroristas vs. Estados-nación, ‘youtubers’ vs. estudios de producción, programadores de aplicaciones vs. industrias. Esta manera de pensar generó su tipificación de seres egocéntricos, narcisistas y materialistas”.
Además, como lo sostienen varios sociólogos, los ‘millennials’ son una generación que fue criada con una autoestima muy elevada, pues se les dijo que podían con todo y que podían hacerlo todo. Su crianza es en gran parte la catalizadora de su manera de pensar, trabajar, negociar y crear. Por ello son individuos que confían en sus capacidades y las hacen valer, explica el estudio.
También priorizan todo lo que está relacionado con su personalidad: bienestar, intelecto, ideas, valores, sentimientos, deseos y gustos. Al ser individuos que quieren materializar sus ideas en proyectos concretos y están convencidos de que pueden lograrlo, son creativos, innovadores y autosuficientes.
A los ‘centennials’, por el contrario, Cifuentes los define como “más pragmáticos”. Asegura que su preocupación no es tanto su interés personal y profesional sino la capacidad que tiene la sociedad para satisfacer los intereses de todos. “Para ellos, el colaboratismo y la solidaridad son sus grandes aliados”, asegura la experta. Por ello son los grandes impulsores de conceptos como ‘coworking’, ‘crowdfunding’ y ‘gig economy’.
A diferencia de sus hermanos mayores, los ‘millennials’, están más motivados por interactuar y trabajar con otras personas que por sacar adelante sus proyectos de manera individual. Tienen otro punto a favor, y es que además prefieren esto si se da con personas con una diversidad social, cultural y racial que enriquezca el intercambio de ideas.
Los jóvenes Z pertenecen entonces a una generación que da por desaparecido el trabajo fijo e incluso se plantean reemplazar la educación tradicional por la vocacional. Para ellos, el valor profesional en el futuro no será el ser ultraespecializados en un campo concreto sino ser polifacéticos e hibridar conocimientos de ámbitos distintos.
“Por esta razón, manifestarán su voluntad de apoyar ideas tanto en las urnas o en el trabajo cuando sientan que el ego pasa a un segundo plano ante la vocación de contribuir”, asegura el estudio.
En el estudio de Cifuentes se explica que los ‘millennials’ son la primera generación que demuestra que no necesita el sistema. “Estos jóvenes empoderados y apropiados de la tecnología iniciaron un mundo de ‘hackers’ vs. corporaciones, blogueros vs. periódicos, terroristas vs. Estados-nación, ‘youtubers’ vs. estudios de producción, programadores de aplicaciones vs. industrias. Esta manera de pensar generó su tipificación de seres egocéntricos, narcisistas y materialistas”.
Además, como lo sostienen varios sociólogos, los ‘millennials’ son una generación que fue criada con una autoestima muy elevada, pues se les dijo que podían con todo y que podían hacerlo todo. Su crianza es en gran parte la catalizadora de su manera de pensar, trabajar, negociar y crear. Por ello son individuos que confían en sus capacidades y las hacen valer, explica el estudio.
También priorizan todo lo que está relacionado con su personalidad: bienestar, intelecto, ideas, valores, sentimientos, deseos y gustos. Al ser individuos que quieren materializar sus ideas en proyectos concretos y están convencidos de que pueden lograrlo, son creativos, innovadores y autosuficientes.
A los ‘centennials’, por el contrario, Cifuentes los define como “más pragmáticos”. Asegura que su preocupación no es tanto su interés personal y profesional sino la capacidad que tiene la sociedad para satisfacer los intereses de todos. “Para ellos, el colaboratismo y la solidaridad son sus grandes aliados”, asegura la experta. Por ello son los grandes impulsores de conceptos como ‘coworking’, ‘crowdfunding’ y ‘gig economy’.
A diferencia de sus hermanos mayores, los ‘millennials’, están más motivados por interactuar y trabajar con otras personas que por sacar adelante sus proyectos de manera individual. Tienen otro punto a favor, y es que además prefieren esto si se da con personas con una diversidad social, cultural y racial que enriquezca el intercambio de ideas.
Los jóvenes Z pertenecen entonces a una generación que da por desaparecido el trabajo fijo e incluso se plantean reemplazar la educación tradicional por la vocacional. Para ellos, el valor profesional en el futuro no será el ser ultraespecializados en un campo concreto sino ser polifacéticos e hibridar conocimientos de ámbitos distintos.
“Por esta razón, manifestarán su voluntad de apoyar ideas tanto en las urnas o en el trabajo cuando sientan que el ego pasa a un segundo plano ante la vocación de contribuir”, asegura el estudio.
Los empresarios no están contentos con los recién egresados de las universidades, pues carecen de algunas habilidades del siglo XXI como trabajo en equipo, inteligencia emocional, liderazgo… Además, los jóvenes ‘centennials’ prefieren estudiar en el exterior o por internet que ir a una clase tradicional. Es decir, son las instituciones de educación superior las que están en la mitad de esta transición generacional.
De ahí el especial interés de las universidades por entender estas generaciones.
Luis Fernando Ramírez Hernández, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad de La Salle, asegura que sin duda se trata de una generación con comportamientos menos tradicionales, y eso incluye el cambio de mentalidad acerca del estudio, el trabajo y la familia. “Prefieren modelos pedagógicos menos rígidos, con más apoyo tecnológico y que les dé tiempo para socializar y conocer nuevas culturas”, explica.
Ramírez también afirma que desde las universidades se debe procurar estimular la inteligencia emocional propia de esta generación, lo cual es de gran interés para las organizaciones. Asimismo, promocionar el espíritu de indagación y crítica con miras a la innovación. Por último, prepararlos para afrontar situaciones de movilidad interna y externa que hoy son comunes en las empresas.
Por su parte, Jorge Rubio, vicerrector nacional de Crecimiento y Desarrollo de la Fundación Universitaria del Área Andina, asegura que la forma como se enseña sí debe cambiar, pues las universidades se deben adaptar con metodologías de enseñanza-aprendizaje menos magistrales y más colaborativas, que le generen interés y se adapten a su manera de aprender por medio de las nuevas tecnologías.
“Se busca potencializar habilidades en las que tienen altas capacidades. Se debe personalizar la educación de acuerdo con su interés”, sentencia Rubio.
Precisamente, en el Área Andina tienen un especial interés por adaptarse a este cambio generacional. Aseguran que desde las universidades se les debe preparar para asumir las tendencias del sector real y lo que propone la revolución digital (‘big data’, internet de las cosas), potenciar sus habilidades para adaptarse rápidamente al cambio. Dentro de los currículos académicos se integra el emprendimiento y la innovación, desarrollarles las habilidades del siglo XXI, ofrecer un abanico amplio de certificaciones internacionales en convenio con instituciones de otros países y bilingüismo.
De ahí el especial interés de las universidades por entender estas generaciones.
Luis Fernando Ramírez Hernández, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad de La Salle, asegura que sin duda se trata de una generación con comportamientos menos tradicionales, y eso incluye el cambio de mentalidad acerca del estudio, el trabajo y la familia. “Prefieren modelos pedagógicos menos rígidos, con más apoyo tecnológico y que les dé tiempo para socializar y conocer nuevas culturas”, explica.
Ramírez también afirma que desde las universidades se debe procurar estimular la inteligencia emocional propia de esta generación, lo cual es de gran interés para las organizaciones. Asimismo, promocionar el espíritu de indagación y crítica con miras a la innovación. Por último, prepararlos para afrontar situaciones de movilidad interna y externa que hoy son comunes en las empresas.
Por su parte, Jorge Rubio, vicerrector nacional de Crecimiento y Desarrollo de la Fundación Universitaria del Área Andina, asegura que la forma como se enseña sí debe cambiar, pues las universidades se deben adaptar con metodologías de enseñanza-aprendizaje menos magistrales y más colaborativas, que le generen interés y se adapten a su manera de aprender por medio de las nuevas tecnologías.
“Se busca potencializar habilidades en las que tienen altas capacidades. Se debe personalizar la educación de acuerdo con su interés”, sentencia Rubio.
Precisamente, en el Área Andina tienen un especial interés por adaptarse a este cambio generacional. Aseguran que desde las universidades se les debe preparar para asumir las tendencias del sector real y lo que propone la revolución digital (‘big data’, internet de las cosas), potenciar sus habilidades para adaptarse rápidamente al cambio. Dentro de los currículos académicos se integra el emprendimiento y la innovación, desarrollarles las habilidades del siglo XXI, ofrecer un abanico amplio de certificaciones internacionales en convenio con instituciones de otros países y bilingüismo.
Los recursos que la humanidad tenía disponibles para consumir en el 2018 ya se agotaron, es decir, estamos consumiendo más de lo que deberíamos. Inundaciones, lluvias torrenciales, sequías extremas, aumento de los océanos, entre otros fenómenos que son una realidad y no se detendrán a futuro.
Realidad aumentada, inteligencia artificial, robots, internet de las cosas, entre otros avances son cuestiones ya tangibles que están al alcance de la mano y a futuro serán obsoletas porque seguramente vendrán desarrollos tecnológicos más avanzados. Se trata del cambio climático y del cambio tecnológico, los dos grandes paradigmas que sin duda están marcando y marcarán las nuevas generaciones. Los ‘millennials’, pero aún más los ‘centennials’, llegan al mundo con la misión casi que obligatoria de solucionar los problemas que las generaciones pasadas les dejaron, o por lo menos así lo asegura Marco Peres, director del observatorio donde trabaja Cifuentes.
Ambos les han estado siguiendo la pista a estas dos generaciones que ahora tienen en sus manos el poder de la tecnología, pues son quienes nacieron, les tomaron una foto y la subieron a las redes sociales inmediatamente.
“Los ‘centennials’ van a conocer un mundo muy problemático pero a la vez muy innovador. Van a ser una generación muy colaborativa porque se van a dar cuenta de que para enfrentar tantos desafíos no pueden ser tan individualistas como los ‘millenials’ ”, asegura el experto.
Realidad aumentada, inteligencia artificial, robots, internet de las cosas, entre otros avances son cuestiones ya tangibles que están al alcance de la mano y a futuro serán obsoletas porque seguramente vendrán desarrollos tecnológicos más avanzados. Se trata del cambio climático y del cambio tecnológico, los dos grandes paradigmas que sin duda están marcando y marcarán las nuevas generaciones. Los ‘millennials’, pero aún más los ‘centennials’, llegan al mundo con la misión casi que obligatoria de solucionar los problemas que las generaciones pasadas les dejaron, o por lo menos así lo asegura Marco Peres, director del observatorio donde trabaja Cifuentes.
Ambos les han estado siguiendo la pista a estas dos generaciones que ahora tienen en sus manos el poder de la tecnología, pues son quienes nacieron, les tomaron una foto y la subieron a las redes sociales inmediatamente.
“Los ‘centennials’ van a conocer un mundo muy problemático pero a la vez muy innovador. Van a ser una generación muy colaborativa porque se van a dar cuenta de que para enfrentar tantos desafíos no pueden ser tan individualistas como los ‘millenials’ ”, asegura el experto.
Al ser individuos que quieren materializar sus ideas en proyectos concretos y están convencidos de que pueden lograrlo, son creativos, innovadores y autosuficientes
Marc Prensky, autor estadounidense, fue el primero en acuñar el término de los ‘nativos digitales’. En su momento, los describió como aquellas personas que nacieron entre 1995 y 2015 y crecieron en un mundo ya digitalizado. Sin embargo, un nuevo estudio de Microsoft y de la Unesco identificó que esta generación, aunque se describe a sí misma como experta en tecnología, no lo es tanto. Según la investigación que se realizó en las principales capitales de América Latina, los conocimientos que tienen los jóvenes sobre tecnología son más instrumentales que de trasfondo, es decir, saben cómo usar algunas herramientas, pero carecen de lo que para la Unesco es fundamental, criterio. Según la investigación, es necesario formar a los jóvenes en esta habilidad.
SIMÓN GRANJA MATIAS
Redacción Domingo@simongrma
SIMÓN GRANJA MATIAS
Redacción Domingo@simongrma