EL CRACK DEL 2020

POR: LAUREANO TURIENZO ESTEBAN

Son días para los que no estábamos preparados. Nadie. No entraba en el guion vital de cada uno de nosotros.
Estábamos preparados para crisis económicas, salimos de muchas en los últimos siglos. Esto es peor.
Este aislamiento social, que es absolutamente necesario, es también algo para lo que no estamos preparados. Unos días, más días, una semana, más días, más semanas. Es innegociable y debe ser así, pero no estamos preparados. Este aislamiento social masivo, en Europa solo se ha visto en estas dimensiones en momentos de ocupación extranjera o de bombardeos. Y ni siquiera entonces.
El 7 de septiembre de 1940, empezaron a sonar las sirenas. La Luftwaffe bombardeó sistemáticamente Londres durante 56 días seguidos.
El Palacio de Buckingham, las Cámaras del Parlamento, las Calles de Oxford y Regent, Piccadilly fueron gravemente dañados o destruidos. Muchos grandes almacenes fueron afectados: John Lewis, Selfridges, Bourne & Hollingsworth y Peter Robinson.
Bourne & Hollingsworth, uno de los grandes almacenes de la época, y de los más lujosos , fue alcanzado en la noche del 17 de septiembre por varias bombas explosivas que hicieron un gran agujero en el interior de la tienda y dañaron varios pisos. Pero en la mañana de 18 de septiembre, todo el personal acudió al gran almacén, desplegaron grandes banderas de Union Jack para cubrir los daños de la fachada y abrieron al público.
Durante esos días, por las mañanas, la gente paseaba por la calles. Como sucedió en el París ocupado, o en Varsovia, o en Berlin de los últimos días.
Estos días viajarán con nosotros el resto de nuestras vidas, en nuestra memoria colectiva. Y debemos ser conscientes de ello. Esta crisis nos traerá las imágenes vergonzosas de esa peor parte de nosotros, esa parte animal que nos arroja a los supermercados a abastecernos antes que el otro, a aprovisionar nuestros armarios de papel higiénico, antes de que el vecino se nos adelante; pero también sacará nuestro lado más humano y solidario, ese que se emociona desde el balcón al ver que todos los que le rodean aplauden a esos héroes anónimos que cuidan por nuestra salud en los hospitales.
Estamos preparados para comer de latas durante semanas, pero no para enfrentarnos a un mundo sin papel higiénico. Nuestro cerebro nos grita mudamente: “Un mundo sin papel higiénico es un mundo de bárbaros, troglodita, de saqueos a la vuelta de la esquina, de gasolineras colapsadas y de corralitos bancarios. Un país con supermercados sin papel higiénico es un país en principio de quiebra”.
La mayoría de los que aplaudíamos, fuimos los que colapsamos los supermercados. Es humano, es el pánico social, y es el amor dentro de nosotros. Somos seres imperfectos y duales.
Lo que viene es algo que no sufrieron nuestros padres, que fueron educados en experiencias de postguerras, en una sociedad sin ese altavoz orweliano que es internet.
Ahora estamos ante una vida sin paseos, sin copas con los amigos, sin ligues por Tinder, sin misa diaria, sin la cerveza después del trabajo, sin sábado por la tarde de probador en probador, sin futbol, sin baloncesto, sin estreno de cine, sin escalada, sin camping, sin discotecas hasta las 5 de la mañana, sin botellón, sin tantas cosas.
Son dos semanas, tres, cuatro, quizá cinco, quizá seis. El 99% de esta sociedad, no ha estado en su vida, una semana sin salir de casa, salvo que seas muy mayor o que hayas estado enfermo. Y ahora tenemos que hacerlo.
Las páginas porno más populares del mundo, PornoHub o Xhamster han dicho que ofrecerán contenido gratuito durante la cuarentena. La sociedad os lo agradece.  El porno siempre fue el cine de los solitarios.
En las últimas décadas ninguna generación pasó por semanas y semanas con los colegios cerrados y los niños chillando en el salón. Si los adultos no estamos preparados para una vida aislada socialmente, los niños y las niñas simplemente no entienden que sea posible la existencia de un mundo semejante.
Todas las ciudades que han surgido en la historia de la humanidad, se han vertebrado en torno a tres cosas: la guerra, la religión y el comercio. Todos los centros de las ciudades han sido gremiales. Todas las ciudades han pigmentado de tiendas sus calles. Una ciudad con sus tiendas cerradas es una ciudad sin alma.
Una ciudad sin restaurante es una ciudad sin alma.
Una ciudad sin eventos culturales o deportivos, es una ciudad sin alma.
Y ahora nos toca vivir en ciudades sin alma.
Al impacto social del que no saldremos indemnes, está el impacto económico, que llevará seguramente a cientos de miles de personas en este país a un futuro incierto. Y esto hay que decirlo, y estar preparados. Nos avecina uno de los momentos más inciertos de la historia. Al menos de la historia que conoce nuestra memoria reciente.
Si usted observa el comportamiento del Down Jones de las últimas décadas, verá un crecimiento constante, salvo el crack del 2008. Y el de esta semana. Ni siquiera entonces la caída fue tan pronunciada en tan pocos días.

Habrá quiebras de empresas, y una pandemia economíca, si el gobierno no toma hoy las medidas más valientes y drásticas de la historia.
Hace unas horas el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron ha declarado: “Estamos en guerra”. La última vez que un presidente francés pronunció estas palabras fue en noviembre de 2015. François Hollande las dijo en un discurso en el Congreso de Versalles ante el  conjunto de representantes y senadores del Congreso de Versalles. 131 personas habían sido asesinados por el Estado Islámico en las calles de país, y 415 personas resultaron heridas
Macron ayer (no se esperó a hoy), anunció la suspensión de la emisión de las facturas de agua, gas, electricidad y alquileres para las empresas y “una garantía estatal” de 300.000 millones para préstamos bancarios para el sector empresarial, (muchos de ellos retailers, grandes, pequeños y medianos comercios que tendrán que afrontar posiblemente los peores días de sus historias como empresas, como Pymes, como autónomos).  “Ninguna empresa, sea cual sea su tamaño, correrá el riesgo de quiebra. Ningún francés y ninguna francesa quedarán sin recursos”, dijo Macron. Aparte, dotarán una ayuda de 45.000 millones a empresas y trabajadores.
Aparte, entre otras medidas de excepción se incluye la movilización de taxis y hoteles para el traslado y hospedaje de personal sanitario. Pagará el Estado”, explicó.
En estos momentos está reunido el Gobierno en Consejo de Ministros. Esperemos que en unas horas el presidente del Gobierno se dirija a la nación como su émulo francés, y que nuestros políticos estén a la altura del momento histórico, social y económico, al que nos enfrentamos.
Laureano Turienzo. Consultor & Asesor empresas retail
2017-2019: 200 conferencias con más de 50.000 asistentes de 15.000 empresa del Retail, y «one to one» con empresas líderes en 32 países.  He asesorado, o han contratado mis servicios, 7 de los 10 principales retailers de Iberoamérica y más de 80 empresas e instituciones en estos 3 años